Lecciones de un
litigio/GRACIELA RODRÍGUEZ MANZO
Revista
Proceso # 1921, 24 de agosto de 2013
El
Comité de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas notificó el
pasado jueves 22 a Proceso que la denegación de acceso a todas las boletas de
la elección de 2006 tiene por finalidad garantizar la integridad del proceso
electoral en una sociedad democrática, y que constituye una restricción
necesaria para proteger el orden público acorde a la ley, así como para hacer
efectivos los derechos político-electorales, sin que dicha decisión implique
una vulneración del derecho a la información.
De
acuerdo con la notificación, dicha negativa procede porque existe un mecanismo
legal para verificar el recuento de votos, porque se facilitan las actas de
escrutinio y cómputo redactadas por ciudadanos que se seleccionan al azar en
cada casilla, porque es preciso preservar la integridad de esa información y
porque resulta muy complejo proveer el acceso a todas las boletas de la
elección de 2006.
Con
esta determinación se ha puesto fin a la inquebrantable lucha de Proceso por
conocer la verdad, real y no oficial, de lo acontecido en los comicios
presidenciales de 2006.
Como
parte del equipo que ha defendido esta causa, no puedo sino confesar mi
profunda tristeza por el resultado y mi frustración por la inexistente
oportunidad de llevar al director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda,
frente al Comité de Derechos Humanos para que compareciera de viva voz ante sus
integrantes. No obstante, siento orgullo y agradecimiento profundo por ser
parte de esta batalla, que a lo largo de los años sufrió el abandono de muchas
personas que en un inicio la secundaron.
También
importa compartir que la lucha por el acceso a las boletas ha dejado enseñanzas
y avances fundamentales. El comité ha dado la razón a Proceso en cuanto a la
procedencia de este mecanismo universal de protección de los derechos para
plantear un caso que no obtuvo reparación dentro del país y que tampoco fue
corregido en su momento por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En
otras palabras, no ha compartido los argumentos empleados por la representación
del gobierno en el sentido de que las personas solamente podemos elegir entre
el Sistema Interamericano y el Sistema Universal para buscar garantía a
nuestros derechos humanos. Lo que eso significa es que en diferentes causas
para reivindicar derechos, para obtener verdad, justicia y reparación, todas
las personas de México tienen a su alcance dos vías sucesivas.
Se
trata de dos mecanismos que no son excluyentes, puesto que permanece la
oportunidad para que el Comité de Derechos Humanos conozca de los casos en los
cuales la Comisión Interamericana no favoreció una demanda. Más allá de este
asunto de acceso a las boletas, se espera que el mensaje que envía el comité
sea bien recibido por la comisión, como un aliciente para esmerarse en su
trabajo de la defensa de los derechos de las personas.
Reconocido
todo ello, es también trascendente poner de manifiesto nuestra peculiar
realidad. Detrás de la decisión del comité se encuentra la creencia, la
percepción generalizada, de que en México se vive una democracia funcional. No
hay otra manera de explicarse que en esa instancia se justifique la negativa de
acceso a las boletas como un medio para garantizar la integridad del proceso
electoral en una sociedad democrática. Ahora resulta que no tener la
oportunidad directa de verificar a nuestras autoridades electorales, para poder
fiscalizarlas y exigirles rendición de cuentas, protege a nuestra democracia.
En
su voto particular concurrente, el señor Gerald L. Neuman, miembro del aludido
comité, arguye que además de la complejidad de organizar el acceso a tan
voluminosa información como es la totalidad de las boletas de la elección
presidencial de 2006, también se justifica la negativa por la confusión que se
suscitaría si todo ciudadano tuviera derecho a efectuar un recuento privado.
No
obstante, sin ese acceso no se explica cómo las personas podemos criticar la
manera en que se realizan nuestras elecciones sobre la base de información que
ya ha sido difundida, a menos que sólo podamos hacerlo con datos oficiales.
Finalmente,
si examinar todas las boletas de una elección presidencial hace que sea
extremadamente difícil para un Estado atender una petición como la de Proceso,
queda sin embargo abierta la puerta para buscar en el futuro acceso parcial a
tales documentos, a imagen del muestreo que de hecho ha puesto en marcha el
propio Instituto Federal Electoral. Aunque sea un mínimo espacio para no dejar
que nuestra democracia sea solamente la de versión oficial. l
*
Presidenta de Litiga, Organización de Litigio Estratégico de Derechos Humanos.
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