7 may 2017

Miles de pandillas estadunidenses, socias del Cártel de Sinaloa

Revista Proceso 2114, 7 de mayo de 2017
Miles de pandillas estadunidenses, socias del Cártel de Sinaloa/
J. JESÚS ESQUIVEL
Vender drogas al menudeo en Estados Unidos les reporta cuantiosas ganancias a los narcotraficantes mexicanos, aunque éstos no pongan nunca un pie al norte de la frontera. Son las pandillas locales las que hacen ese trabajo y, además, se encargan de que las huellas de los cárteles, como el de Sinaloa o el de Jalisco Nueva Generación, se borren y sea más difícil para el gobierno estadunidense fincarles cargos. Esos grupos criminales, que operan en cada ciudad de la Unión Americana, no tienen lazos indisolubles con nadie: simplemente se venden al mejor postor.
WASHINGTON.- “La sombra del Cártel de Sinaloa (del Pacifico)  está en todo el país; este grupo criminal es casi el dueño absoluto de los mercados de la heroína, la cocaína, la mariguana y las metanfetaminas en más de dos tercios del territorio (estadunidense) sin estar físicamente aquí. Son los pandilleros (locales), sus operadores, quienes les han dado el éxito a los narcotraficantes de México”, explica un integrante del Departamento de Seguridad Interna (DHS) de Estados Unidos.
El funcionario, quien acepta hablar con Proceso a condición del anonimato, confirma desde el gobierno de Donald Trump lo que ya se había dicho extraoficialmente: el creciente control de la distribución y venta de drogas en Estados Unidos por parte del Cártel de Sinaloa se debe a su colaboración con las agrupaciones criminales locales, una gigantesca red de pandillas que transportan, distribuyen y venden las drogas al menudeo.

Esgrimiendo los documentos y los mapas de las redes de distribución y venta de drogas que el gobierno de Donald Trump le atribuye a la mafia sinaloense, el funcionario del DHS presenta además un panorama que califica de “demoledor” para su país: “Otros cárteles, como el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), están siguiendo los pasos del de Sinaloa y ya cuentan con sus propios ejércitos de pandilleros”.
Los análisis de inteligencia del Departamento de Justicia –proporcionados a Proceso para una “rápida revisión y elaborados por la Administración Antidrogas (DEA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI)– son una radiografía del territorio estadunidense, donde la presencia del Cártel de Sinaloa se propaga como un cáncer.
La alianza de este cártel –dirigido ahora por Ismael, El Mayo, Zambada; los hijos de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, y los vástagos del Chapo Guzmán– con las pandillas y agrupaciones criminales de Estados Unidos no es inquebrantable: las mafias locales se venden al mejor postor.
Los aliados
En uno de los mapas elaborados por la DEA se señala que en el estado de Washing­ton, especialmente en la ciudad de Seattle, el Cártel de Sinaloa distribuye y vende heroína y metanfetaminas por medio de las pandillas somalíes y asiáticas.
“Los somalíes son distribuidores y vendedores muy importantes para el Cártel de Sinaloa en Seattle. Los jefes de estas pandillas jamás han puesto un pie en México ni conocen a los capos del cártel; son simplemente intermediarios que reciben un porcentaje por su participación en la venta y distribución de narcóticos al menudeo”, resalta en la entrevista el funcionario del gobierno de Trump.
“En Chicago, Boston, Nueva York y Filadelfia la mafia rusa y las pandillas irlandesas también colaboran con el Cártel de Sinaloa en la venta de heroína, metanfetaminas y cocaína. El cártel mexicano no tiene límites”, insiste el funcionario.
La relación entre los capos mexicanos y los pandilleros de Estados Unidos data de los setenta. Según investigaciones de la DEA y el FBI, esa colaboración criminal arrancó en Ciudad Juárez, desde donde se empezó a meter mariguana a El Paso, Texas, gracias a la colaboración de los narcotraficantes mexicanos con la pandilla estadunidense que sigue operando ahí hasta la fecha: Barrio Azteca.
Los análisis de inteligencia de las agencias federales estadunidenses concluyen que en Estados Unidos son decenas de miles las pandillas dedicadas a transportar, vender y distribuir todo tipo de narcóticos. No tienen alianzas indisolubles con ningún cártel mexicano, trabajan para el que les pague mejor. Y es por ello que ahora el CJNG compite con el de Sinaloa por el control del mercado estadunidense.­
Los informes de inteligencia indican que el promedio de ganancia de los pandilleros en su relación con el narcotráfico mexicano es de 250 dólares por cada mil que reciben en mercancía para transportar, vender y distribuir al menudeo.
“Los pandilleros conocen todos los recovecos de las calles de los barrios que dominan en las distintas ciudades del país; son, en su mayoría, ciudadanos estadunidenses de muchos orígenes: anglosajones, afroamericanos, hispanos, asiáticos, rusos, irlandeses, haitianos, africanos o italianos, además de otros nacidos en el extranjero”, establece el funcionario entrevistado.­
En las fronteras sur de California, Arizona, Nuevo México y Texas las pandillas que colaboran con grupos del narcotráfico mexicano son hispanas. “El ser bilingües y tener un perfil como el de los mexicanos les facilita la comunicación con los narcotraficantes del Cártel de Sinaloa y de otros grupos. Estos pandilleros se encargan de guardar las drogas en narcobodegas de la frontera sur, así como del transporte y la distribución a distintos puntos del país por medio de otras pandillas y agrupaciones criminales”, explica.
Las pandillas locales tienen la obligación de pagarle al cártel mexicano la cantidad acordada por el precio al mayoreo. Luego se encargan de diseminar la mercancía en paquetes pequeños para entregarla a otros distribuidores o vendedores de distintos puntos de Estados Unidos, que a su vez pulverizan más el cargamento para finalmente vender los estupefacientes al menudeo en las calles.
“Es una larga cadena de colaboración sin alianzas y sin compromisos, lo cual hace más difícil nuestro trabajo para identificarlos. Esto al Cártel de Sinaloa, y a otros, como el CJNG, les conviene, porque sus huellas van desapareciendo y sus líderes están tranquilamente en México, esperando el dinero de la venta sin arriesgar nada”, admite el alto funcionario.
“Crimen organizado urbano”
La relación entre los cárteles y las pandillas, pese a no tejer alianzas exclusivas, tiene un seguro. Uno violento.
Los análisis de inteligencia del gobierno de Trump indican que “si un pandillero intenta burlarse de los narcotraficantes mexicanos, haciendo perdedizo un cargamento de droga o el dinero, es ejecutado, sea por integrantes de otra pandilla o por los de su propia organización, pues a ellos se les carga el adeudo”.
Los documentos mostrados a Proceso indican asimismo que otro método de castigo a los pandilleros que pretenden timar a los narcos mexicanos es pasando información –vía llamadas anónimas– a la policía sobre las actividades criminales del individuo. Una vez en prisión el pandillero es asesinado. Los grupos criminales estadunidenses asociados con el narcotráfico mexicano tienen bajo su control a la población de casi todas las cárceles estatales y municipales.
“En Atlanta, la Mafia Rusa y sus pandillas tienen una gran presencia y control de la distribución de heroína y otras drogas. Los rusos están asociados con el Cártel de Sinaloa y su ‘firma’ se ha registrado en varias ejecuciones o desapariciones de criminales por asuntos de narcotráfico”, enfatiza el funcionario del DHS.
Las bandas criminales, los pandilleros y los clubes de motociclistas que están metidos en el negocio del narcotráfico en Estados Unidos son etiquetados por las agencias federales como “crimen organizado urbano”.
Los documentos de inteligencia estipulan que “la relación entre los cárteles mexicanos y las pandillas hace a los primeros más versátiles en términos del trasiego de las drogas y menos expuestos a caer en redadas policiales”.
La invisibilidad del Cártel de Sinaloa en Estados Unidos, gracias a su relación con el crimen organizado urbano de ese país, les permite a sus jefes deslindarse más de la distribución, venta, violencia y lavado de dinero.
No obstante, el Departamento de Justicia, mediante los criminales estadunidenses que captura por delitos relacionados con el narcotráfico, sigue elaborando causas judiciales cada vez más voluminosas contra los grandes capos, como El Mayo Zambada y los hijos del Azul y del Chapo.
Jack Riley, jefe de Operaciones de Inteligencia de la DEA, en entrevista para la elaboración del libro Los narcos gringos (Grijalbo, 2016), afirmó que “ubicar a cada una de las pandillas que existen en Estados Unidos sería como buscar una aguja en un pajar; porque ni las mismas autoridades saben exactamente cuántas son”.
Pero las estadísticas sobre los niveles de criminalidad en Estados Unidos muestran una realidad diferente. El funcionario del DHS sostiene que todos los pandilleros que hay en Estados Unidos, “sin excepción”, desean colaborar con el narcotráfico mexicano.
“Al observar dentro de Estados Unidos para identificar el problema del tráfico de drogas se descubre que no hay cárteles de base, sino pandilleros que son cómplices, sustitutos e incondicionales de los narcotraficantes mexicanos. Los cárteles fueron muy astutos al crear relaciones de negocios con las entidades criminales estadunidenses”, aceptó Riley.
El FBI calcula que por lo menos 1 millón 400 mil personas integran las más de 33 mil pandillas que operan en Estados Unidos. En su sitio en internet destaca 13 de estas agrupaciones por su alto nivel de peligrosidad e involucramiento en el tráfico de drogas: Calle 18, Florencia 13, Barrio Azteca, Juggalos, The Almighty Latin King Nation, Bloods, Crips, MS-13, The Trinitarios, Hermanos de Pistoleros Latinos, The Mexican Mafia, The Mongols y The Vagos.
El Departamento de Justicia, en los informes de inteligencia elaborados para el caso de la relación del Cártel de Sinaloa con el crimen organizado urbano de Estados Unidos, incluye a varios clubes de motociclistas: Hell’s Angels, Mongols, Outlaws, Sons of Silence y Gipsy Jokers, Free Souls, The Breed, Iron Horsemen, Brother Speed, Devil’s Disciples, Diablos, Los Bandidos y Los Cossacks.
Respecto al CJNG y su relación con las pandillas, los informes de inteligencia del gobierno de Trump apuntan a una asociación con criminales en la Costa Oeste con la llegada de la heroína blanca mexicana a varios estados, como Nueva York, Massachusetts, Nueva Jersey, Connecticut, Virginia, Maryland y Washington DC.
El CJNG compite en asociación con pandillas asiáticas, irlandesas y rusas para arrebatarle ese mercado no sólo al Cártel de Sinaloa, sino también a los narcotraficantes de Asia, quienes hasta hace un par de años dominaban el mercado de la heroína blanca en esa zona.
“La competencia por el mercado de la heroína y de las metanfetaminas entre el Cártel de Sinaloa, los asiáticos y ahora el CJNG en la Costa Oeste nos está complicando el trabajo. La relación de criminales mexicanos con Estados Unidos es día a día más complicada y amplia, pero hasta hoy el Cártel de Sinaloa es el que más ventaja tiene”, concluye el funcionario del DHS.


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