19 jun 2011

El 'sexting', ¿síntoma de un trastorno sexual?

El 'sexting', ¿síntoma de un trastorno sexual?

La historia del congresista demócrata Anthony Weiner ha abierto un debate en EE.UU. por este tema, que es cada vez más común en las redes sociales

La Vanguardia, Vida | 18/06/2011 -
Washington. (EFE).- La historia del congresista demócrata Anthony Weiner ha abierto un debate en EE.UU. sobre el 'sexting', la cada vez más común costumbre de enviar imágenes subidas de tono, y la posibilidad de que sea la punta del iceberg de un trastorno sexual.
La dimisión de Weiner el jueves, tras dos semanas de polémica por la aparición de fotos y mensajes sexuales que envió a través de la red social Twitter, estuvo precedida de un redoble de tambor: el anuncio
de que se sometería a un tratamiento para acabar con ese comportamiento.
La búsqueda de ayuda profesional parece normal en el caso de una figura pública a la que ese tipo de conducta le ha costado su carrera, pero para muchos, se trata de una medida desproporcionada para una tendencia aparentemente inofensiva y bastante generalizada.
Al menos el 6 % de los estadounidenses mayores de 18 años han enviado alguna vez imágenes sexualmente sugerentes por mensajes de texto, con un desnudo parcial o completo, y el 15 % las han recibido, según un reciente informe del centro de investigación Pew.
La conducta de Weiner puede no haberle conducido a cometer una infidelidad física, pero sí denota una carácter compulsivo comparable al que muestran los alcohólicos y los adictos a las drogas o al juego, según el fundador del Instituto de Rehabilitación Sexual de Los Ángeles (California), Robert Weiss.
"Como para quien siente el deseo de beber o de jugarse unas monedas, la adicción al sexo no se trata en realidad del acto físico. Quienes la padecen pasan mucho más tiempo pensando en el proceso de persecución que en el propio acto", dijo a Efe.
Weiss, que ha escrito varios libros sobre "cibersexo" y ha tratado a cientos de adictos a esa conducta, calcula que entre el 5 % y el 10 % de los hombres y el 2 % de las mujeres de Estados Unidos practican el 'sexting' con cierta regularidad.
Aunque la investigación en este terreno es "escasa", el experto cree que esa tendencia no tiene por qué ser síntoma de una adicción sexual, siempre que sea una "demostración natural y esporádica de la sexualidad", al igual que "quien se emborracha de vez en cuando no tiene por qué ser un alcohólico".
En muchos casos, en realidad, se trata más bien de "una decisión poco inteligente, o poco reflexionada", como la que tomó Weiner al lanzar sus fotos en la red, donde la información se extiende como la pólvora.
En Estados Unidos ya existen negocios especializados en borrar el rastro de desprestigio que puede dejar ese tipo de conducta impulsiva, como MyReputation.com, que por 130 dólares al año se ofrece a eliminar de la red los deslices de los más despistados.
Pero cuando, como en el caso de Weiner, la adicción lleva a poner en riesgo repetidamente la reputación y la vida personal, se convierte en indicio de un problema emocional que necesita tratamiento, asegura Weiss.
El proceso consiste, en primer lugar, en "analizar la conducta sexual de la persona y comprobar que no tenga otro tipo de problema mental", aunque, en un 90 % de los casos, el comportamiento nace de "la tendencia a ignorar problemas emocionales" o a "una infancia en la que se evitaba el contacto físico".
"Weiner no ha sabido explicar por qué actuó como lo hizo porque lo más probable es que ni siquiera él lo entienda", aseguró Weiss.
El siguiente paso, tras la terapia psicológica, es "proporcionar las herramientas necesarias para evitar recaer en lo mismo", aprender a calmarse y a buscar comportamientos que satisfagan la tentación, dado que el deseo de reincidir "le acompañará el resto de su vida".
Ante ese panorama, Weiner parece decidido a redimirse de la conducta que le ha costado su asiento en el Congreso, pero no faltan quienes le piden que haga de su capa un sayo y aproveche que está en boca de todos para hacer de ello una nueva carrera.
Como ya hizo el actor David Duchovny al protagonizar una serie sobre un adicto al sexo meses después de reconocer su propio problema, el congresista tiene la oportunidad de olvidarse de la terapia y aceptar, en cambio, el puesto de trabajo que le ha ofrecido el magnate de la industria pornográfica Larry Flynt.
***

Unas fotos indiscretas en Twitter amenazan la carrera de un demócrata prometedor

Anthony Weiner reconoció que había enviado mediante la red social imágenes de él -semidesnudo- a seis mujeres

Internacional |
La Vanguardia,

07/06/2011 - 01:03h
Francesc Peirón | Nueva York
Corresponsal
Anthony Weiner, congresista demócrata por el estado de Nueva York, pasó ayer un rato amargo. Incluso se le escaparon algunas lágrimas. Compareció para reconocer que había enviado por Twitter fotografías de él –semidesnudo– a seis mujeres. Lo reconoció después de una intensa campaña en los tabloides y en internet, foros en los que él negó haber sido el autor del envío. Ayer, se vio obligado a pedir disculpas a su mujer –de la que, dijo, no se separará– a la familia y a la la prensa. Weiner, un congresista prometedor y aspirante a la alcaldía de Nueva York, insistió en que no dimite.
“He venido aquí para asumir toda la responsabilidad por lo que he hecho”, afirmó con voz temblorosa. “He cometido un terrible error”, continúo. “Mentí porque estaba avergonzado”. Insistió, sin embargo, que no dejará su cargo. “Sería algo absurdo”, remarcó. Sin embargo, Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la cámara de representantes, anunció que se abrirá una investigación. Weiner dijo que consultó con Pelosi previamente a la rueda de prensa.
Big Government, un sitio web conservador, publicó este lunes una nueva fotografía que Anthony Weiner  envió a una mujer no identificada. Es un retrato de pecho masculino. La imagen anterior, la que provocó el origen de este revuelo, apareció hace unos días. Ahí se ven unos calzoncillos -de tipo bóxer-, puesto en su sitio, donde se les supone que han de estar. El usuario tampoco se identifica.
Cuando los tabloides –en especial The New York Post- empezaron a publicar esta historia, el congresista dijo que el de las fotos tal vez era él, sólo tal vez. Pero de lo que no tenía duda alguna es de que él las hubiera enviado. Nada de nada. Ayer se derrumbó el castillo de arena que se había montado. “Jamás tuve relación física con esas seis mujeres”, subrayó.
Aseguró que su esposa sabía de sus relaciones digitales antes de que se casaran, cosa que sucedió hace no mucho tiempo, con los Clinton como mentores. Pese a ese conocimiento , el grueso de sus disculpas se las dedicó a ella. “Me ha dicho que tenía que dar este paso y que me quiere”, sostuvo.
Su vida paralela, el harem de las seis jovencitas,  se hundió en Twitter, aunque indicó que todo empezó en Facebook. Es una más que evidente demostración de que en las redes sociales no sólo se hacen revoluciones.

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