19 jun 2011

Monsiváis

Monsiváis
Evocan amigos su voz
Por Julieta Riveroll
Reforma, 18-Jun-2011).-
A las siete de la mañana, una vez que había "devorado" los periódicos, el escritor Carlos Monsiváis (1938-2010) llamaba a sus amigos por teléfono para comentar los últimos acontecimientos del País o hablar -a veces mal- de las amistades en común.
Sostenía conversaciones telefónicas a diario con el caricaturista Rafael Barajas "El Fisgón", la antropóloga Marta Lamas, el economista Rolando Cordera, el ambientalista Iván Restrepo, los periodistas Jenaro Villamil y Jesús Ramírez Cuevas, y el filósofo Bolívar Echeverría, fallecido también el año pasado, y su esposa, la especialista en letras inglesas Raquel Serur.
"Echo de menos sus llamadas para comentar las noticias del día, las barrabasadas de la clase política o de los empresarios. Sus pifias, su racismo, su ignorancia, todo eso que destacaba Carlos con una capacidad y una mordacidad impresionantes. Esa interlocución, ese trato privilegiado, lo extraño mucho", confesó Ramírez Cuevas.

Atrás quedaron también las comidas dominicales, celebradas cada quince días, en las que un grupo de amigos, encabezado por Monsiváis, pasaba revista a la agenda nacional y cultural de México, ya fuera en el restaurante André, en la casa del escritor José María Pérez Gay o en la cafetería del Palacio de Bellas Artes.
"Mi vida personal se ha empobrecido sin Monsiváis. Era una fuente de riqueza", admitió Serur a un año del fallecimiento de su amigo, que se cumple mañana, 19 de junio.
En esas reuniones, el cronista solía dejar boquiabiertos a los asistentes, pues gracias a su memoria prodigiosa lo mismo citaba frases filosóficas que poemas y canciones, y a la vez enriquecía los trabajos académicos o periodísticos de los presentes.
"Siempre aportaba un elemento nuevo, una referencia histórica, un libro, un dato preciso que podía ayudar a ver con otros ojos los fenómenos", explicó Ramírez Cuevas.
Antes de que fuera hospitalizado en abril de 2010 por una fibrosis pulmonar, Monsiváis se veía los sábados en la cafebrería El Péndulo, de la Zona Rosa, con moneros como "El Fisgón" y Helguera, el periodista Javier Aranda Luna y otros amigos que compartían con él nuevas ediciones de libros de arte o literatura, relató Villamil, quien llegaba a recibir ocho o más llamadas telefónicas diarias del autor.
"El Fisgón" extraña los recorridos por la Plaza del Ángel para comprar antigüedades, y Alejandro Brito, director del suplemento Letra S, las tardes domingueras en las que se la pasaba viendo cine con Monsiváis.
"Gracias a Carlos yo pude conocer a muchos autores, me pude acercar a muchos libros y a una gran cantidad de directores de cine. Carlos era una fuente inagotable de conocimiento de lo que se estaba haciendo en otros países. Y si lograba dialogar con los jóvenes, se debía a que siempre estaba renovándose", comentó Brito.
Varios de los amigos de Monsiváis coincidieron en que las causas que abanderó siguen vigentes gracias a sus líderes: Lamas en el feminismo, Brito en el movimiento gay, Villamil en el periodismo crítico, Fernando del Paso y Octavio Rodríguez Araujo en la defensa del estado laico, y Javier Sicilia en los derechos de la ciudadanía.
El cronista no sólo fue el acompañante "crítico" de algunos de estos y otros activistas e intelectuales, sino que se convirtió en el símbolo de esos movimientos, opinó Brito.
"Pensar que una sola persona pudiera encarar (personificar) todas las causas es imposible. En eso Carlos era único e irrepetible. Lo podía abarcar casi todo, pensando en términos de movimientos sociales y manifestaciones culturales de las minorías", agregó.
La ausencia de Monsiváis pesa primordialmente en el periodismo, donde ponía de relieve qué clase de políticos gobiernan el País. Se echa de menos, concordaron sus amigos, su mirada crítica sobre México.
"Extrañamos la agudeza y la profundidad, una combinación muy difícil de alcanzar, de su crítica de la realidad social y del comportamiento de los hombres y mujeres del poder", señaló Cordera.
Falta un pensador como Monsiváis, afirmó la escritora Margo Glantz, con una gran conciencia crítica y una gran capacidad de síntesis.
"Esa voz crítica se ha diversificado, pero no se ha extinguido", advirtió Serur. "Es difícil que en una sola personalidad se reflejen tantas facetas de la vida del país. Esa voz única y múltiple que era él se ha perdido".
Así lo dijo
"Extraño su enorme sentido del humor, su capacidad de análisis de todos los acontecimientos y su solidaridad con los menos afortunados".
Elena Poniatowska Escritora

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