25 jul 2017

El No Cartel de Tlahuác...; investigación apunta a

Bajo Reserva/El Universal
El político que no vio a El Ojos
“Confía, pero verifica”, así dice un famoso proverbio ruso que bien podría aplicar Morena. Luego de la lección que la diputada veracruzana Eva Cadena le dio al partido, la dirigencia morenista debiera pensar dos veces antes de cerrarse a investigar al jefe delegacional de Tláhuac, Rigoberto Salgado, quien está a cargo de la demarcación donde la organización criminal liderada por el capo abatido, conocido como El Ojos, sentó sus reales. Nos comentan que no se trata de violar el principio de presunción de inocencia, pero resulta, por lo menos inverosímil, que el jefe delegacional no haya advertido de la presencia de la banda criminal que, entre otras cosas, controlaba a centenares de mototaxis y que sembró el terror en la delegación a su cargo. También se antoja inexplicable que el funcionario no haya solicitado ayuda a la Federación para tratar de acabar con la violencia generada por esa organización criminal. Salgado es el político que no vio a El Ojos.
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Pepe Grillo/La Crónica
Preocupantes secuelas en Tláhuac. Muerto el perro no se acabó la rabia.
La rabia sigue. Adquirió forma de cadeneros armados que se reservaron el derecho de admisión al funeral de El Ojos y amedrentaron a la prensa.
La rabia continúa y ya se menciona incluso el nombre del sucesor de El Ojos, se trata de un rufián apodado El Cholo, tan cruel uno como el otro.
Para que las cosas comiencen a cambiar se requiere desmontar la red de complicidades al interior del gobierno delegacional, que hasta el momento no se ha tocado; desaparecer la red de halconeo a bordo de mototaxis; y cerrar las rutas de abastecimiento de droga proveniente de Guerrero.

Mientras el mercado de la droga continúe al alza, aguardan su turno otros Ojos, Cholos o como se apoden los nuevos perros rabiosos.
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Itinerario Político /Ricardo Alemán
Milenio
¡Tiene la razón Mancera! ¡No es cártel de Tláhuac!
De nuevo la percepción como verdad y como razón periodística. Percepción que atropella la presunción y la confirmación de hechos.
De nuevo el remedo del Hamlet de Shakespeare: “Ser o no ser…”.
Y es que antes que indagar, verificar o presumir —antes llamaban reportear a esa vieja costumbre—, se desató la fiebre de “la percepción” y “la especulación”.
Que si es o no un “cártel” de drogas el grupo mafioso de El Ojos, que opera en Tláhuac; que si solo se trata de una pandilla en crecimiento o —de plano— que si estamos en presencia de un vulgar grupo delictivo grandote.
Y claro que importa la nomenclatura —como importa diferenciar entre la percepción y la presunción—, porque a partir del molde que permite saber la forma y el fondo del grupo criminal, se sabrá el método para perseguirlo y abatirlo.
Cuando muchos se indignan porque Miguel Mancera “presume” que la banda de El Ojos no es un “cártel” que opera en la capital del país —sino que son narcomenudistas—, otros “perciben” que “¡como chingados no…!” son un “cártel” si tiene toda la “pinta” de “cártel”.
¿Es o no es un “cártel”…? ¡Esa parece ser la cuestión!
Sobre todo cuando ya cargaron sobre la imagen de Mancera y sobre sus afanes presidenciables “la percepción” de que algo oculta. “Mentirosillo”, engaña a los ciudadanos al “presumir” lo que toda la sociedad “percibe”: que la capital se inunda con cárteles criminales, más que inundarse de agua en tiempos de lluvia.
Pero vale regresar a los que saben. Dice José Elías Romero Apis que las de Tláhuac —en plural— “son cuadrillas de malandrines dedicados al narcomenudeo y no compañías directivas del narcotráfico”. Es decir, son vulgares “vendedroga”.
El especialista explica que en México, el crimen organizado “lo hemos entendido fundamentalmente como narcotráfico”. Y aclara que el concepto de crimen organizado se refiere “a la estructura de grandes grupos dedicados a actividades ilícitas, establecidas como grandes corporaciones de carácter agropecuario, industrial, comercial y financiero, a través de las cuales se ocultan operaciones financieras”.
Además, la “forma corporativa implica una estructura directiva, cuadros operativos, acervo tecnológico, ciclos de financiamiento, relación con otras corporaciones criminales, programas de expansión, jefaturas de proyectos…”.
Y concluye que en México, igual que en todo el mundo, “el mercado callejero —que es lo que realiza El Ojos— no tiene que ver con la organización rectora” del crimen organizado. Es decir, Tláhuac nada tiene que ver con un “cártel”. (Excélsior, 24/0717).
Otro conocedor, Raúl Carrancá, dice que un “un cártel requiere una fuerte organización con un vasto mercado que derruya fronteras, dependiente del tráfico de drogas y cuyo efecto es la competencia con otros cárteles. Hablo de un amplio mercado sometido a ese tráfico, lo cual no existe en la capital. Es indudable, por supuesto, el consumo de drogas —previo tráfico— a que se haya sujeta una parte de la población, situación propia de toda gran ciudad. De allí el narcomenudeo”. (El Heraldo, 24/07/17).
El siguiente paso es una mirada a los hechos. Tocamos puertas y algunos responsables del operativo en Tláhuac explicaron que se trata —porque sigue viva la investigación— de un trabajo conjunto de meses —que involucra al gobierno federal y al capitalino— que no era la primera ocasión que estaban cerca de El Ojos y que por esa razón —para evitar filtraciones, porque la banda de El Ojos tiene control de la autoridad delegacional de Tláhuac— no participó ninguna autoridad del GDF y menos la policía capitalina.
La punta de la madeja fue la familia de El Ojos y funcionarios de primer nivel de la delegación Tláhuac, algunos de los cuales participan en las actividades de trasiego. Miguel Mancera siempre estuvo enterado del operativo y conoció intentos previos que resultaron frustrados debido a filtraciones que alertaron al objetivo: El Ojos.
Cuando El Ojos pretendía salir del país —para lo cual renovó su pasaporte—, se prendieron todos los focos rojos y se diseñó el operativo para su detención. Por cierto, La Marina Armada participó solo para resguardar el perímetro. Los que llegaron a la casa de El Ojos fueron efectivos federales, que fueron recibidos a balazos.
Se esperaba una reacción aún más violenta, sobre todo por el elevado número de “vendedroga” y soplones de la organización de El Ojos. Por eso, el día del operativo, y las 24 horas siguientes, existió vigilancia especial en las inmediaciones de la PGJDF, la SSP y se cancelaron los actos de Miguel Mancera.
La investigación apunta al delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado, y miembros de su familia.
¿La conclusión? ¡Tiene razón Mancera, el de Tláhuac no es un cártel! Les guste o no.
Al tiempo.
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Cuando los narcos se repartieron la Ciudad de México/Héctor De Mauleón
El Financiero
La madrugada del 6 de octubre de 2010 una familia fue asesinada en el Ajusco. Muy cerca de las cuatro de la mañana un grupo de hombres que portaban el uniforme de la Policía Federal irrumpieron en el domicilio de Clemente Sánchez Pérez. Lo mataron a las puertas de su casa.
Luego extrajeron a una mujer y a tres jóvenes y los subieron a una Lincoln Navigator. Eran la esposa y los hijos de Clemente Sánchez Pérez. Los encontraron acribillados a las siete de la mañana dentro de la misma camioneta en la que se los habían llevado.
Adentro había una cartulina firmada por “La Nueva Administración”.
La policía recogió más de 200 casquillos. En el domicilio del crimen había drogas y varias básculas. Los Sánchez Pérez habían sido detenidos cuatro años antes en posesión de cientos de grapas de cocaína. Eran conocidos como Los Oaxacos y manejaban la distribución de drogas al sur de la ciudad.
Su muerte había sido decretada dos días antes en una reunión celebrada en el Pedregal de San Nicolás, en la delegación Tláhuac. A dicha reunión habían asistido viejos operadores del cártel que dirigía Arturo Beltrán Leyva, el Jefe de Jefes.
Beltrán Leyva controló un extenso corredor de drogas que comienza en Acapulco, pasa por Morelos y termina en la Ciudad de México. Sus principales operadores fueron Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, y Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio.
Pero Beltrán Leyva quedó tendido, en diciembre de 2009, a las puertas de un departamento de lujo en el edificio Elbus, en Cuernavaca.
Sus operadores, La Barbie y El Indio, tuvieron diferencias con los sucesores de Beltrán —en especial con su hermano Héctor, apodado El H—, y decidieron formar su propio grupo, el Cártel del Pacífico Sur.
La organización duró poco. El Indio fue detenido por el Ejército tras una balacera en la que murieron 19 sicarios, en Huixquilucan, Estado de México, el 22 de abril de 2010.
La Barbie cayó en manos de la Policía Federal cuando, según el parte oficial, tres vehículos rebasaron a alta velocidad a una patrulla. La patrulla alcanzó a las unidades y les marcó el alto. Se bajó un hombre fornido, rubio, de tez blanca. Era La Barbie. La fecha de su detención: el 30 de agosto de 2010.
Los operadores de aquel grupo que se hacía pedazos y que, según informes del gobierno federal, se reunieron en el Pedregal de San Nicolás, eran Óscar Osvaldo García Montoya, El Compayito; Emilio Chamorro Almazán, alias El Tejón, así como Mario y Alberto Pineda Villa (hermanos de María de los Ángeles Pineda, la mujer del alcalde de Iguala, José Luis Abarca).
En esa reunión, los operadores de Beltrán acordaron crear una nueva estructura, llamada “La Nueva Administración”, y apoderarse de la distribución de drogas en la Ciudad de México. El pimer paso fue asesinar a los narcomenudistas más relevantes del sur: Los Oaxacos.
De acuerdo con autoridades federales, “La Nueva Administración” no tardó en fracturarse a consecuencia de desacuerdos entre los jefes. Óscar Osvaldo García Montoya, El Compayito, persistió sin embargo en el intento de controlar la capital del país.
Sus incursiones fueron rechazadas por el grupo criminal que ya desde entonces, con la protección de autoridades policiacas, dominaba la capital del país: la Unión Tepito.
García Montoya optó por afincarse en las zonas que ya tenía controladas desde los tiempos de Arturo Beltrán, y en la que había logrado imponerse con la colaboración de un ex agente de la Policía Federal Preventiva, Eznel Cortés Jiménez, El Teniente (detenido en juio de 2010).
Esas zonas eran las delegaciones: Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta, Magdalena Contreras, Tlalpan y Coyoacán.
García Montoya bautizó a su organización con este nombre: La Mano con Ojos, porque según él “todo lo controlaba y todo lo veía”.
La Mano con Ojos fue el germen de lo que hoy llamamos el Cártel de Tláhuac, una organización que logró afianzarse al sur de la ciudad de las únicas dos maneras posibles: a través de la violencia y con la protección de las autoridades.
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Narcopolítica en Tláhuac/
Estrictamente Personal/Raymundo Riva Palacio
El Financiero
El operativo contra narcomenudistas en Tláhuac está tomando un giro político que afectará a la izquierda social que encabeza el jefe de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Inesperado para muchos, pero anticipado por las autoridades, las líneas de investigación abiertas desde principio de año contra el grupo criminal de Felipe de Jesús Pérez Luna, apodado “El Ojos” y abatido por comandos de la Marina el jueves pasado, conducen al delegado morenista Rigoberto Salgado y a su familia, sobre quienes la Marina, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, están determinando si no tienen nada que ver con ese grupo, o si fueron parte del entramado de protección institucional de los delincuentes.
 Salgado, quien de acuerdo con funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México se ha mostrado muy nervioso desde la operación contra los narcomenudistas, fue llamado este lunes por la secretaria General de Gobierno capitalino, Patricia Mercado, para dar su versión sobre lo que está sucediendo en Tláhuac. No se sabe el resultado de esa conversación, enmarcada en el ámbito político, no dentro de las averiguaciones criminales. El delegado, quien el viernes defendió a los mototaxistas de Tláhuac, decenas de ellos al servicio de Pérez Luna, tiene sin embargo, razones más profundas por las que debe estar preocupado, como la bonanza de él y de su familia desde que asumió la jefatura delegacional, y el uso de recursos de origen sospechoso para su campaña electoral.
 Dos de las razones más notorias, porque pudieron ser seguidas por todos los habitantes de la delegación, es la forma como en sólo dos años las casas donde viven Sandoval y su madre, tuvieron remodelaciones notables. La casa de su madre, una propiedad menor de 200 metros cuadrados y dos pisos, como es el estándar en la delegación para quienes se encuentran dentro de los rangos de clase media, se amplió con un lote que se convirtió en jardín, y con un tercer piso que parece un solario. La casa del delegado sufrió alteraciones más importantes. De una pequeña propiedad de un piso, se convirtió en una de tres pisos con una escalera de caracol y vigilada por una decena de cámaras en el exterior. Los ingresos del delegado no justifican ese tipo de obra, y tendrá que explicar de dónde salió el dinero para tan importantes modificaciones.
 Pero quizás lo más importante, de acuerdo con funcionarios, es un restaurante que hasta antes de ser delegado ocupaba un pequeño local en Tláhuac, sin muchas posibilidades de sobrevivir. Ahí llegó a trabajar un sobrino que, según las pesquisas preliminares, tiene parentesco con Pérez Luna. Ser familiar de un delincuente no hace a nadie delincuente también. Pero en el caso del restaurante, el establecimiento creció físicamente a tener en la actualidad un tamaño casi el equivalente a cinco casas y que, además, abrió dos sucursales en Querétaro. Los vecinos de Tláhuac denunciaron en su momento en la prensa que el restaurante había recibido recursos de la Delegación para expandirse, pero Sandoval lo negó.
El crecimiento del restaurante llamó la atención a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, que está revisando los movimientos de dinero de ese negocio, mientras que las unidades de Inteligencia de la Marina y la policía capitalina están rastreando quiénes y de dónde abastecían el producto, a fin de establecer o descartar si a partir de los suministros, se pudieron haber enviado cargamentos de droga para la banda de Pérez Luna. Hasta el momento todas son hipótesis de trabajo, iniciadas por el crecimiento extraordinario de un pequeño negocio que sólo creció en los dos últimos años, a la llegada del sobrino de Sandoval. Las sospechas de las autoridades tienen raíces en los vínculos del grupo de narcomenudistas que los ligan al Cártel de los hermanos Beltrán Leyva, que operan principalmente en la costa del Pacífico, y a Dámaso López, el “Mini Lic”, que encabeza una facción del Cártel del Pacífico, asentado en Sinaloa.
 Sandoval tiene mucho que explicar a las autoridades, no sólo las políticas, sino las judiciales y financieras, sobre el origen de los recursos para hacer tantas obras privadas, y aclarar de una forma menos retórica, sobre su señalada participación en el restaurante donde trabaja su sobrino. No tiene muchos espacios de acción. Hay información en poder de las autoridades que apuntan a que la policía en Tláhuac brindaba protección a Pérez Luna, quien a su vez inyectaba recursos al Gobierno delegacional para ampliar la impunidad.
 La banda de “El Ojos” está relacionada con cuando menos 29 asesinatos en los tres últimos años, incluidos a policías capitalinos, en varias delegaciones, además de comercializar mariguana, cocaína en piedra y solventes en ocho delegaciones. Urge al delegado que se deslinde de los presuntos vínculos con la banda de narcomenudeo sobre la cual siguen las operaciones para destruirla en su totalidad. Pero no sólo debe preocuparse él. López Obrador, candidato seguro en la contienda presidencial, debe observar con detenimiento lo que sucedió en Tláhuac y actuar.
 La línea de investigación sobre recursos financieros de origen oscuro que presuntamente llegaron a la campaña de Sandoval, provienen de una empresa que también registra movimientos irregulares en otras delegaciones morenistas. No actuar rápidamente tendría tener consecuencias para su  candidatura. Pero defenderse con el ataque, como ha sido su estilo, lo ayudará menos. En el caso de Tláhuac no hay una embestida política en su contra; es un caso de narcopolítica en construcción, del cual debe deslindarse inmediatamente.
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El asalto a la Razón/Carlos  Marín
Milenio
“Narcodeudos” en el funeral
La socialización del delito que se manifiesta en varias regiones del país, y a la que se suman cada vez con mayor descaro amplias capas de la población, se manifestó ayer con el masivo coreo de un lema propio de manifestantes en favor de causas justicieras: “¡Se ve, se siente/ Felipe está presente!/ ¡Se ve, se siente/ Felipe está presente!/ ¡Se ve, se siente…”.
Así, centenares de compinches, beneficiarios, simpatizantes y familiares del sujeto apodado El Ojos que acudieron a su entierro en el panteón civil de San Lorenzo Tezonco, Iztapalapa, no tuvieron el menor empacho en comportarse como si el duelo fuese por la muerte de un personaje ejemplar.
La catadura del cortejo en torno del, por lo visto, Héroe de Tláhuac, se retrata en el hecho de que, cuando la policía capitalina detuvo a dos que llevaban armas y droga, cinco de sus contlapaches trataron de impedir la captura, o en la agresividad del gremio de mototaxistas contra reporteros, fotógrafos y camarógrafos.
Parodiando a esos afligidos: El Ojos vive/ el narconegocio sigue…
cmarin@milenio.com
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Osorio Chong es precandidato muy fuerte en el PRI/JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO
SDPnoticias.
@jlca007
Reviso encuestas publicadas la semana pasada en varios medios de comunicación.
En todas ellas el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong aparece como primero o segundo precandidato presidencial del PRI.
En algunas lo ubican muy cerca de José Narro y en otras arriba del secretario de salud.
Vi ayer un cartón en Reforma donde aparece una “tabla de posiciones” sobre la carrera presidencial. Creo que el cartonista trató de reflejar el desorden que existe en el país ya que todos los punteros de los diferentes partidos se ven muy desaliñados.
En primer lugar en el mencionado cartón está un Andrés Manuel López Obrador muy cansado y todo despeinado.
En la segunda posición está Margarita Zavala con una cara bastante compungida. Tal vez sea por el crecimiento que ha mostrado en las últimas semanas Rafael Moreno Valle.
Y en el tercer sitio el titular de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, al que le carga todos los signos de enojo del respetable.
En las encuestas que revisé efectivamente López Obrador tiene una ventaja considerable sobre sus opositores y es el competidor mejor posesionado rumbo al 2018, hasta el momento.
El tercer sitio en las encuestas a las que me refiero lo mantiene el PRI. Casi regularmente con Osorio Chong como el priísta que más aceptación tiene entre la militancia de su partido.
El segundo lugar que otorgan esos sondeos, y que otorgan al PAN,  trae ahora variaciones muy interesantes:
a)                     El PAN presentaba hasta hace un mes una competencia entre Margarita Zavala y Ricardo Anaya. Con Margarita sacando 5 puntos de ventaja cuando menos a Ricardo Anaya.
b)                     En las últimas dos semanas el PAN presenta en las encuestas a Rafael Moreno Valle en primer lugar. Coinciden los sondeos en dar 6 puntos de ventaja al poblano Moreno Valle sobre la esposa de Felipe Calderón.
Los números de la encuesta publicada por Reforma el pasado domingo presentan al PRI con 17% de intención de voto en la pregunta de ¿por quién votaría usted si hoy fueran las elecciones?
Al PAN le otorga un 23%.
Pero el PVEM trae 5 puntos. El Verde, seguro coaligado del PRI en el 2018, más el PANAL, que no figura en la tabla del Reforma, pero que está ubicado en otras encuestas con 3 puntos, le sumarían al PRI 8 puntos con los que llegaría a 25%. Es decir, 2 más que los 23 del PAN.
Y tanto encuestas como cartones, que son bastante informales por supuesto, pero que reflejan un sentir de grupo a general, ubican a Osorio Chong como el candidato de la militancia.
A unos días de que el PRI celebre su asamblea nacional, uno de los puntos de debate que plantean los “reformistas” como Ulises Ruiz es el de los candados.
Y en esa tesitura, sin considerar el escenario de que el PRI se ligara a un candidato ciudadano postulado por un partido como el Verde o el Panal, escenario que está dibujado para el importante secretario de hacienda José Antonio Meade, el candidato de la militancia sería Miguel Ángel Osorio Chong superando con más de cinco puntos al doctor José Narro Robles.
Narro es un priísta respetable.
Pero desde su posición en la Secretaría de salud no puede construir los amarres que sí puede lograr Osorio.
Un secretario de gobernación tiene la posibilidad de acercamiento con gobernadores y líderes sociales que serán factores claves en la decisión del PRI a la hora de nominar su candidato presidencial.
Roy Campos me mandó un interesante cuestionario.
Lo respondí no solo por la amistad que me liga desde hace muchos años a Roy, sino porque me llevó en automático a pensar que el PRI no arriesgará en su pretensión de mantener el poder en las elecciones del 2018.
Y al contestar el cuestionario de Roy Campos percibí para el PRI solamente dos perfiles:
1.El de la militancia representada por Miguel Ángel Osorio Chong.
2.El ciudadano que quitara al PRI todos los negativos con los que viene cargando en los últimos años, un perfil que solo cumple a cabalidad José Antonio Meade.
Todo lo anterior vale solo como una lectura a tiempo.
EN TIEMPO REAL
1.- Interesante la columna de ayer en 24 Horas de Adrián Trejo sobre la condición de Miguel Ángel Yunes Linares en el caso de su protagonismo en el caso Duarte. Cito a Adrián en su columna El Otro Yunes: ¿Alguien de la Secretaría de Hacienda le ha echado un ojo a la forma en la que se ejercen los recursos públicos en Veracruz? ¿No? Pues se están tardando.
 Son ya muchas las voces que denuncian, entre ellas las del senador priista Héctor Yunes, que el actual gobernador se ha pasado al Congreso local por el arco del Triunfo y se dedica a “administrar’’ –es un decir, desde luego- los recursos públicos de manera unipersonal.
Apenas el 21 de marzo pasado, la Secretaría de Hacienda autorizó al Gobierno veracruzano la renegociación de su deuda que, hasta ese momento, sumaba 41 mil 501 millones 725 mil dos pesos, así como otros cuatro mil 52 millones 312 mil 182 pesos de obligaciones contractuales que tiene el estado en bonos a plazos de 20 años.”
Alguien en Hacienda debe responderle a Adrián Trejo.
2.- José Antonio Meade se sigue convirtiendo en el secretario de las buenas noticias dentro del gabinete peñista. El Secretario de Hacienda dice que este año habrá sorpresa positiva en las finanzas públicas. Meade afirma que se mantendrán las coberturas petroleras; que los fondos de estabilización amortiguarán choques externos y que espera buenos resultados en la renegociación del TLCAN. Lectura obvia: Meade sí quiere ser candidato presidencial y anda en campaña.
3.- El gobernador de Guanajuato sigue tratando de tapar el sol con un dedo. La violencia en la entidad está alcanzando cifras muy preocupantes. El último fin de semana Guanajuato se llevó el primer lugar nacional en ejecuciones. Entre asesinatos y descuartizados, la entidad reportó más de ¡20! casos únicamente entre sábado y domingo. Y mientras la entidad se baña en sangre, Miguel Márquez se la pasa promoviendo a su delfín Diego Sinuhé, quien no se ve con los espolones suficientes para ganarle a Fernando Torres Graciano la candidatura panista al gobierno.
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 El centro territorial/ /Rafael Cardona
La Crónica
Discutir si en la Ciudad de México hay o no cárteles del narcotráfico, en el sentido alemán de la palabra: (kártell, Organización de empresas de una rama de producción con el fin de dominar el mercado en forma de monopolio) o se trata de un grupo de bien organizados delincuentes tan autónomos como la universidad donde expenden —entre otros lugares, obviamente—, sus productos, resulta ocioso e improductivo.
No sirve de nada pasarse el tiempo hablando huevadas cuando la realidad sobrepasa los méritos de la discusión.
Pero una de las características de los grupos de la delincuencia organizada dedicados al tráfico de drogas es el dominio de su territorio. También sucede esto en casos como los del llamado triángulo poblano, donde los huachicoleros reinan, mandan y sustituyen a la autoridad hasta en la distribución de beneficios sociales.
Pero si el control del mercado y sus rutas es necesario, exhibir su poderío y dominio también es necesario. Por eso la noticia difundida ayer, entre otros diarios por Crónica, es tan preocupante como los bloqueos posteriores a la incursión de la Marina, y confirma lo ya dicho en esta columna: Tláhuac se le ha ido de las manos a la administración de la Ciudad de México y sus “autoridades” delegacionales son títeres o cómplices.
Dejémoslos a ellos escoger el campo donde se desempeñan. Pero no están actuando con legitimidad política (tampoco el partido por el cual llegaron al cargo), ni responsabilidad administrativa.
Esta crónica de Ana Espinosa es reveladora:
“…Aun muerto, Felipe de Jesús Pérez, El Ojos, sigue siendo el jefe del cártel de Tláhuac-Chalco, o por lo menos eso fue lo que se observó ayer en sus funerales…
“Y es que los Pérez Luna siguen siendo la única autoridad en la colonia Nopalera.
“Ellos mismos fueron los que decidieron qué se hacía y lo que no en los alrededores de la casa de la mamá —calle Falstaff y Juan Bautista— ¿Y la autoridad?, muy lejos de ahí —a más de un kilómetro a la redonda—.
“Durante todo el día sólo se observaron patrullas sobre la Avenida Tláhuac, a diez calles de donde se encontraba la carpa amarilla, que fue instalada para que nadie pudiera observar lo que ocurría en el velorio de don Felipe.
“Por la tarde, pasó un helicóptero de la SSP cerca de la zona, pero nada más.
“En tierra, los sicarios del capo —hombres mal encarados, tatuados y con pistolas al cinto, siempre cubiertas por las playeras— fueron los que controlaron los accesos.
“Toda persona desconocida era increpada, corrida o amenazada con pistola.
“‘Acá no tienes nada que hacer, a la chingada de aquí’, le decían a todo el curioso que se paraba a tratar de observar.
“En ambos costados de la calle Falstaff había hombres armados resguardando el lugar donde se estaba velando El Ojos, señor muy querido por muchos habitantes de la demarcación y odiado por sus enemigos.
“Algunos vecinos —que al principio se negaron a contar sobre lo acontecido, pero que después se soltaron de la lengua—, dicen estar cansados de la agresividad y prepotencia de los narcomenudistas y contaron a Crónica que desde la mañana un grupo de hombres pasó a avisarles a cada uno:
“‘Ni se asomen porque se los va a cargar la chingada’, y ‘Aguas con lo que graban con el celular’.
“En la colonia, grupos de mototaxistas recorrían la zona, haciendo su función de halcones.
“Iban cubiertos con la capucha de sus sudaderas y lentes oscuros que impedían reconocerlos.
“LA ÚLTIMA AYUDADITA. La madre de Felipe esperó más de tres días a que le fuera entregado el cuerpo de su hijo, llevado desde el jueves pasado al Instituto de Ciencias Forenses para que se le practicara la autopsia.
“A decir de algunos familiares del capo, que pidieron no mencionar su nombre, “por eso de que no son bien vistas las borrega (delatores)”, la “jefecita” —Martha Luna, su nombre real— pidió ayuda al delegado Rigoberto Salgado para agilizar los trámites”.
“‘Y es que nos habían informado que, por las investigaciones, el cuerpo del patrón, sería el último que iban a entregar’, soltó uno de sus trabajadores.
“Luego de unas horas de espera y después de corroborar su parentesco, la señora Martha recibió el cadáver”.
—Rigoberto Salgado, ¿delegado político?
—No, gestor forense, para servir a usted…
rafael.cardona.sandoval@gmail.com
elcristalazouno@hotmail.com
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