Espeluznante!
Al menos 26 personas han muerto y más de 24 han resultado heridas tras un tiroteo registrado ayer domingo en una iglesia Cristiana en Sutherland Spring, una pequeña localidad ubicada a 48 kilometros de San Antonio, Texas.
La tragedia comenzó sobre las 11:30 hora local cuando un hombre vestido de negro de nombre Devin P. Kelley, entró al templo armado con un rifle Remington R-15, y disparó a la gente que estaba rezando; mató a 23 de sus víctimas dentro de la parroquia, a otras dos la abatió fuera y una perdió la vida camino del hospital.
En el servicio religioso participaban unas 50 personas, de los 683 habitantes del pueblo; el asesino mató al 4,2% de su población.
Tras la masacre el asesino se escapó en un vehículo, un vecino - un feligrés que estaba armado- lo persiguió y disparó con su rifle, empero, el tirador logró escapar del lugar en coche y apareció muerto en el vehículo en una carretera cercana. No se ha precisado si murió por los disparos del vecino o si se suicidó.
El periodista de la BBC en Estados Unidos Peter Bowes precisó que, según un testigo, el hombre disparó al menos 20 ráfagas después de entrar a la iglesia.
El último ataque de esta envergadura en una iglesia estadounidense ocurrió en Charleston, Carolina del Sur en junio de 2015. Dylan Roof, un joven blanco, entró en una iglesia de Charleston y mató a tiros a nueve personas afroamericanas en el que fue considerado uno de los peores crímenes de odio. Roof fue condenado a la pena de muerte.
El tiroteo ocurre apenas un mes después del peor ataque con un arma en la historia de EU, en Las ¡Vegas, Nevada, que resultó en la muerte de 60 personas y más de 500 heridos.
Las reacciones son muchas..
El FBI se ha trasladado a la zona del incidente para asistir en la investigación.
El presidente Trump, de gira por Japón, escribió en Twitter que está al tanto de la situación. "Que Dios bendiga a la gente de Sutherland Springs".
Carrie Matula, una testigo, explicó a NBC que los disparos procedían de un arma semiautomática. “Es una comunidad pequeña así que todo el mundo tenía mucha curiosidad sobre qué estaba pasando. Yo me encontraba a 45 metros de la iglesia”, afirmó.
A la escena de los hechos acudieron también servicios de emergencia, incluyendo helicópteros para trasladar a heridos a distintos hospitales de la zona.
Las fuerzas de seguridad ordenaron a los residentes que no saliesen de sus casas hasta que la situación estuviese completamente bajo control.
El Centro Médico Connally Memorial, a pocos minutos de la iglesia, comunicó a medios estadounidenses que había recibido varias víctimas del tiroteo, pero rechazó decir cuántos.
La de hoy es la quinta masacre con armas de fuego con más muertos en la historia de EU Unidos y pone una vez más sobre el tapete el debate nacional en torno a la regulación del acceso de civiles a armas de fuego.
El último ataque de esta envergadura en una iglesia estadounidense ocurrió en Charlesto, Carolina del Sur en junio de 2015. Dylan Roof, un joven blanco, entró en una iglesia de Charleston y mató a tiros a nueve personas afroamericanas en el que fue considerado uno de los peores crímenes de odio. Roof fue condenado a muerte.
El tiroteo ocurre apenas un mes después del peor ataque con un arma en la historia de EU, en Las ¡Vegas, Nevada, que resultó en la muerte de 60 personas y más de 500 heridos.
Las reacciones son muchas..
El editor de un periódico local describió la parroquia como una congregación local y rural, como cualquier otra las zonas rurales de Texas. "Simplemente una pequeña iglesia de pueblo americano donde la gente acude para reunirse y celebrar".
El gobernador del Estado, Greg Abbott, ha ofrecido sus condolencias y calificó el ataque como un “acto del mal”. A través de un mensaje en Twitter, Abbott también agradeció las labores de la policía y aseguró que las autoridades divulgarán más detalles en las próximas horas.
El senador republicano y excandidato presidencial, Ted Cruz, también expresó en las redes sociales su solidaridad con las víctimas.
"Nunca te esperas que pase algo así. Mi corazón está roto", dijo a la prensa el concejal Albert Gómez.
Carrie Matula, una testigo, explicó a NBC que los disparos procedían de un arma semiautomática. “Yo me encontraba a 50 metros de la iglesia”, afirmó
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Sube a 26 cifra de muertos en tiroteo en iglesia de Texas
Associated Press, 5 DE NOVIEMBRE DE 2017
SUTHERLAND SPRINGS, TEXAS, EE.UU.
Un hombre con vestimenta negra tipo militar y con un fusil de asalto abrió fuego dentro de una iglesia en una pequeña comunidad del sur de Texas el domingo, mató a 26 personas e hirió a por lo menos otras 16 en un incidente que el gobernador catalogó como el tiroteo masivo más mortífero en la historia del estado. Las edades de las víctimas fatales van de los cinco a los 72 años.
Las autoridades no identificaron al agresor durante una conferencia de prensa del domingo, pero otros dos funcionarios -uno federal y otro policiaco- lo identificaron como Devin Kelley. Ambos hablaron con The Associated Press bajo condición de anonimato debido a que no tenían autorización para discutir la investigación.
El funcionario federal reveló que Kelley vivía en un suburbio de San Antonio y no parecía estar vinculado a grupos terroristas. Agregó que los investigadores revisan las publicaciones de Kelley en las redes sociales días antes del ataque, incluyendo una en que parecía mostrar un arma semiautomática AR-15.
En un breve comunicado, el Pentágono confirmó que el sospechoso había prestado servicio en la Fuerza Aérea “en algún momento”. Ann Stefanek, vocera de la Fuerza Aérea, indicó que los registros muestran que Kelley prestó servicio en el área de Preparación Logística en la Base Holloman de la Fuerza Aérea en Nuevo México de 2010 hasta su licencia. La fecha y circunstancias en que dejó el servicio no han sido reveladas por el momento.
En la conferencia de prensa, el agresor fue descrito como un hombre de raza blanca de veintitantos años que llegó totalmente vestido de negro, con uniforme táctico y un chaleco antibalas, a una gasolinera frente a la Primera Iglesia Bautista cerca de las 11:20 de la mañana.
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Los tiroteos más sangrientos de Estados Unidos
Nota de AMANDA MARS/ El País, Washington 5 NOV 2017 - 17:05 CST
-Las Vegas, 2017, 58 muertos. Nadie sabe aún por qué lo hizo. El 1 de octubre, Stephen Paddock, un jubilado adinerado de 64 años, disparó desde la habitación de su hotel al público que asistía a un concierto de música country en Las Vegas y mató a 58 personas. Casi 500 resultaron heridas. Al entrar en su cuarto, la policía se encontró un arsenal y a Paddock muerto de un disparo. Se había suicidado.
-Orlando, 2016, 49 muertos. La matanza de la discoteca Pulse fue un golpe a la comunidad gay, que formaba la principal clientela del lugar. El 12 de junio un joven de 29 años llamado Omar Mateen abrió fuego con su rifle de asalto y acabó con la vida de casi medio centenar de personas. Hirió a otras 53.
-San Bernardino (California), 2015, 14 muertos. El 2 de diciembre Syed Farook, de 28 años, nacido en EE UU, y a su esposa, Tashfeen Malik, de 27 años, de origen pakistaní, mataron a 14 personas en un centro de servicios sociales para discapacitados donde los trabajadores celebraban una fiesta de Navidad. El Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) dijo que los asesinos eran seguidores suyos. Habían dejado tras de sí tras de sí bombas que debían ser activadas por control remoto, pero fallaron.
-Newton (Connecticut), 2012, 27 muertos. Más allá de los números, es una de las matanzas grabadas a fuego en la memoria de los estadounidenses porque la mayor parte de víctimas eran niños. Ocurrió poco antes de Navidad, el 14 de diciembre, un joven entró en la escuela de primaria Sandy Hook y disparó 154 balas. Con ellas mató a 20 menores y seis adultos.
-Virginia, 2007, 32 muertos. El 16 de abril Seung-Hui Cho, un estudiante de 23 años, comenzó a disparar en el campus universitario de Virginia Tech y se llevó por delante a 27 estudiantes y cinco profesores antes de suicidarse.
-Texas, 1991, 23 muertos. Otro episodio inexplicable en el que un ciudadano entra en un local y de forma arbitraria se pone a disparar a todo el que se mueve. Fue Jon Hennard, de 35 años, que se presentó en una cafetería de un pueblo llamado Killeen y ejecutó con calma y precisión, según los testigos, a un total de 23 personas.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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