13 ago 2018

Conchita Cabrera, a quien el Señor reveló la espiritualidad de la Cruz/

Conchita Cabrera, a quien el Señor reveló la espiritualidad de la Cruz/
Gaby Ceja
Mujer, esposa y madre de familia, Conchita Cabrera de Armida es ejemplo de la santidad en la época contemporánea. Las obras de la Cruz, el regalo que Dios hizo al mundo a través de ella.
(Primera de cuatro partes)
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
Arquimedios.com.mx

El sábado 9 de junio los Misioneros del Espíritu Santo, la Familia de la Cruz, y México entero despertaron con la buena noticia de que el Papa Francisco había autorizado la beatificación de María Concepción Cabrera de Armida, “Conchita”, firmando el decreto de autenticidad de un milagro concedido en favor de Jorge Guillermo Treviño Gutiérrez, quien durante 15 años padeció esclerosis múltiple y cuya curación inmediata, permanente y médicamente inexplicable, se atribuye a la intercesión de Concepción Cabrera.
El padre Eduardo Ramos Pons, MSpS, y Superior Provincial de los Misioneros del Espíritu Santo en Guadalajara asegura que la noticia llenó de regocijo a la Congregación pues ellos bien conocen el testimonio de vida de Conchita.

“Para nosotros es reconocida como santa, pero que la Iglesia a través del Papa lo confirme es una grandísima alegría. Dios es providente y hace que las cosas sucedan en el momento más oportuno”, asegura.
“El Papa acaba de sacar la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate, sobre un nuevo llamado a la santidad en el contexto del mundo actual, y esta noticia es como agua fresca para nosotros; nos renueva nuestra vocación, le da sentido a nuestra misión.
“Además, nos alegramos con miles de hombres y mujeres laicos que también han ido acercándose a esta espiritualidad y para quienes seguramente esta noticia es un estímulo”.
Cuándo se introdujo la causa
“Conchita murió en 1937. En 1959 se empezaron a recoger todos los testimonios. Así comenzó la primera etapa del proceso, que fue tomar declaraciones a los testigos que la conocieron en vida. Se empezaron a recopilar también todos sus escritos, tanto los íntimos como su cuenta de conciencia que abarca 22,500 páginas manuscritas; otros escritos de ella como por ejemplo, una obra de piedad Eucarística que se llama ‘Ante el Altar’, otra que se llama ‘¿Cómo es Jesús?’; su epistolario conformado por miles de cartas a Obispos, porque estaba muy vinculada con el episcopado de aquel tiempo, a sacerdotes, sobre todo Misioneros del Espíritu Santo, a religiosas de la Cruz, a sus propios hijos, unos casados, un sacerdote y una religiosa. Es hermosísimo, un volumen de ese epistolario que se titula cartas de una madre de familia.
“Ella murió en la Ciudad de México, entonces ahí se inició el proceso diocesano que posteriormente fue enviado a Roma donde se le reconoció como Sierva de Dios”.
La sorpresa al exhumar sus restos
Fue sepultada en la Ciudad de México y en 1974 sus restos fueron exhumados para ser trasladados al templo de San José del Altillo, donde reposan en una cripta.
Pero, al extraer sus restos del panteón del Tepeyac, donde inicialmente fue sepultada, el hallazgo sorprendió al padre Pablo Vera, Msps, pues los restos estaban como Conchita lo había pedido al Señor en un escrito de 1924:
“Anoche tuve una oración muy fervorosa y de afectos vivísimos, la tengo muy presente y voy a vaciarla aquí porque me servirá de desahogo –decía Conchita a su director espiritual-, porque ya no aguanto este corazón que me duele y se me revienta (por la vivencia mística). No padre, en las penitencias no he encontrado descanso sino nuevo ardor.
“Entonces le dije: mi Jesús yo quiero sacrificarme por ti y darme toda a ti con profusión, sin esos mezquinos cálculos de algunas horas, no, mi vida, morir por ti es lo que me arrastra y domina, y quisiera poner en ejecución. ¡Oh, sí yo pudiera exprimirte toda mi sangre, toda mi vida, todo mi corazón!
“Mira Jesús, quiero darte a ti toda la savia, todo el jugo de mi alma y de mi cuerpo. Yo quisiera machacarme como las uvas en el agar, quisiera acercarme por ti, habiéndote ofrecido gota a gota todo lo que soy.
“Si pudiera como en una prensa exprimirme y llenarte un cáliz, dándote con ello un poquitito de consuelo a tu corazón divino, si yo mereciera tan inmensa dicha.
“Quisiera quedar y verme ya, como barro cocido, como hoja seca, como polvo… y ni a los gusanos en el sepulcro dar lo que a ti te pertenece… nada más a ti, vida y aliento de mi alma.
“Oh Jesús, que yo me muera por ti, aunque sea desolada, abandonada, desamparada, crucificada.
“¿Qué es esto mi Jesús? Explícame tú lo que por mí pasa ¿Qué es este vuelo que no me deja ni voltear ni siquiera para atrás? Sin saber casi lo que he sentido, lo que siento y a dónde iré a parar ¿Será que me iré a morir pronto puesto que te tomas tanta prisa con esta pobre alma?”.
“El padre recordó este texto – explica el padre Eduardo- porque el contacto con el aire, hizo que se desprendiera la cabeza de Conchita del tronco… El tronco quedó como en forma de cáliz, su cara quedó como hoja seca, como polvo y sus pies estaban cuarteados, como cuando el barro, la tierra, se secan y se cocen… como barro cocido.
“El análisis durante todo el proceso fue exhaustivo, muy fino. Se busca demostrar en esta etapa, que la persona vivió las virtudes cristianas en grado heroico, es decir, constantemente, de manera habitual”.
¿Quién fue Conchita?
Concepción Cabrera Arias (de Armida) nació en San Luis Potosí el 8 de diciembre de 1862. Su familia tenía cierta estabilidad económica, poseían varias tierras y ranchos.
Su hermano mayor, Octaviano Cabrera fue dueño de varias haciendas, la más conocida, a través de Conchita, es la hacienda de Jesús María.
Al tener una buena posición social, la familia participaba frecuentemente en eventos; fue en un salón de baile, que siendo adolescente, conoció Conchita a Francisco, quien luego sería su marido.
Aunque Conchita siendo hermosa tenía varios pretendientes, ella eligió a Francisco por considerarlo un hombre sencillo y trabajador. El matrimonio se prolongó por 17 años hasta que Francisco murió dejando viuda a Conchita a la edad de 38 años.
En 1893 conoció al padre Alberto Mir, S.J., quien se convirtió en su primer director espiritual, captando de inmediato la estatura espiritual de esta gran mujer.
“Conchita empezó entonces a desarrollar toda su vida interior, un organismo espiritual. Dios providente lo permitió.
“Empieza a desarrollar virtudes que ya tenía como el amor a la Eucaristía y la penitencia”, explica el padre Edurardo Ramos Pons.
Un momento que marcó la vida de Conchita, pero sobre todo la vida de la Iglesia, fue el día que Conchita salió al mercado con la idea de buscar un crucifijo para colgarlo en su pecho y llevar a Cristo cerca de su corazón.
La sorpresa fue que no encontró una Cruz, sino solo el Cristo en postura de crucifixión: “Entonces se le prende a ella una chispa en el alma y asegura: esto es lo que yo andaba buscando, yo voy a ser la Cruz de Jesús. Y así empieza todo un proceso. Es como si Jesús le hubiera cambiado el nombre como ha hecho con tantos hombres a lo largo de la historia, y le dice: Tú serás Cruz de Jesús. La idea es que cuando te vean a ti, me descubran a mí.
“Su itinerario espiritual comienza con cosas muy sencillas. Con un deseo muy grande de Conchita de unirse a Jesús, de complacerlo, de agradarlo.
“Así empieza a estudiar a Jesús, su corazón, su interior”.
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Concepción Cabrera de Armida: Con Jesús grabado en el corazón/
(SEGUNDA DE CUATRO  PARTES)
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
María de la Concepción Loreto Antonia Cabrera Arias Lacavex Rivera fue una laica católica seglar, esposa y madre de familia mexicana, fundadora de las Obras de la Cruz, que con su testimonio de vida y sus obras se ganó la simpatía y respeto de sus contemporáneos y cuyo legado sigue rindiendo frutos mediante la espiritualidad de la Cruz.
En entrevista, el padre Eduardo Ramos Pons, MSpS, y Superior Provincial de los Misioneros del Espíritu Santo en Guadalajara, comparte parte de su vida y obra.
“El 14 de enero de 1894, pide a su director espiritual le conceda el permiso para grabar en su pecho el nombre de Jesús –explica el padre provincial-. Cuando ella visitaba las haciendas veía como marcaban al ganado mediante el hierro candente con las siglas del dueño y a ella le surgió el deseo de expresar así su pertenencia a Jesús.
“El director espiritual con mucha prudencia no se lo permitía, probándola en obediencia, hasta que finalmente le da el permiso y en esa fecha se graba ella el monograma de Jesús. Primero cortando con una navaja y luego cauterizando con hierro a fuego, derribada en el piso, lo único que atinaba a decir era ‘Jesús, salvador de los hombres, sálvalos’. Conchita hizo un acto de amor y de descentramiento, no pensó en ella, ni siquiera en los suyos.
Los amores de Jesús
“Pasado el tiempo, Jesús le va a ir revelando su verdadera misión en la Iglesia y le dice: tú serás eco de mis amores. El amor más grande de Jesús es el amor a su Padre Dios, su deseo infinito de glorificar al Padre, de que brille el plan amoroso de Dios; que haya paz, justicia, verdad. El otro amor de Jesús es su amor humilde a la humanidad.
“Lo que conocemos nosotros como la gracia central en todo el itinerario espiritual de Conchita es la gracia de la encarnación mística.
“La única encarnación real, histórica, que se ha dado del verbo de Dios fue en el santísimo seno virginal de la Virgen María, pero Jesús le revela a Conchita el plan de Dios Padre de que ella, a imitación de la Santísima Virgen María, prolongue en la historia esa presencia de Jesús. Encarnación mística significa engendrar a Jesús en otros; darlo a luz, que Jesús sea conocido, que sea amado, que sea seguido.
Su papel como madre y esposa
Conchita fue una buena madre de familia, pues “eso es otro criterio de verificación de la santidad”, apunta el padre Eduardo Ramos Pons, quien añade que “la santidad jamás nos separa de nuestras responsabilidades históricas. Dice la Iglesia, de nuestros deberes de estado. No se puede ser ‘farol de la calle y oscuridad de la casa’. Desde en vida de Pancho ella dice: ‘a mí nunca me estorbó el amor de mi esposo para amar a Dios. Nunca me alejó de la Eucaristía’.
“Cuando queda viuda, tiene un paquetote: sacar adelante a sus hijos, pero ella con mucho tesón los fue acompañando y formando.
“Contaba con cierto fondo patrimonial porque su esposo fue también un hombre muy trabajador. Conchita, con su hijo mayor Francisco, fundaron la Casa Armida, en la Ciudad de México que se dedicaba a la tipografía, máquinas de escribir, y que hasta la fecha existe, gracias a eso logró sacar adelante a sus hijos en la parte económica.
“Ella, según sus palabras, llevó tres vidas: su vida espiritual y mística, su vida de familia, y la de las obras, en lo que se refiere al apostolado, a colaborar dentro de la Iglesia al servicio de la humanidad.
“Sacó adelante a todos sus hijos, uno de ellos fue sacerdote jesuita, su hijo Manuel, quien como parte de sus votos prometió nunca más volver a ver a su mamá. Otra de sus hijas fue religiosa de una de las congregaciones fundadas por Conchita, Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, es una congregación contemplativa que especialmente ofrecen su vida, oración y sacrificio en favor de los sacerdotes. Otros hijos se casaron y otros fallecieron”.
Su cuenta de conciencia
El padre Eduardo Ramos añadió que la vida de oración de Conchita está consignada en sus escritos, “gracias a la feliz iniciativa de su director espiritual que le pidió que pusiera por escrito los movimientos en su interior, que diera cuenta de lo que sucedía en su alma, por eso se llama cuenta de conciencia”.
“Ahí tenemos páginas extraordinarias de altísima teología. Ella estudió hasta segundo año de primaria, por cuestión de la persecución religiosa y sin embargo no le pide nada a otros escritos teológicos. Es sorprendente como Dios nos da lecciones a través de los sencillos”.
Resaltando la figura del Espíritu Santo
“En la vida de las obras, se interesó por la Iglesia que vivía una sangría por la persecución religiosa, por un lado, pero también la degradación moral que un sector del clero tenía. Estamos hablando de finales del siglo XIX y principios del XX, entonces la mujer era puesta en un segundo plano, y qué sorprendente que una mujer laica fuera el instrumento de Dios para renovar también a la Iglesia desde adentro, porque a veces la tentación es querer cambiar a la Iglesia desde fuera o creerse más que la Iglesia. Conchita lo hace desde dentro guiada por el Espíritu Santo.
P. Félix de Jesús Rougier y Conchita Cabrera
“Por ejemplo, Conchita y el padre Félix de Jesús Rougier, fundadores de los Misioneros del Espíritu Santo, pidieron a los Obispos que México fuera consagrado al Espíritu Santo y los Obispos lo concedieron, siendo nuestro país el primero en ser consagrado al Espíritu Santo.
“Después le solicitaron al Papa que el mundo entero fuera consagrado al Espíritu Santo, no les tocó verlo en vida, pero en 1975, en el Año Jubilar que declaró Paulo VI consagró todo el mundo al Espíritu Santo.
“No es poca cosa porque el Espíritu Santo viene a actuar en medio de lo difícil, de lo oscuro, de lo adverso y del caos, y entonces pedir al Espíritu Santo que nos vivifique, que nos recuerde lo que  dijo Jesús, lo que nos enseñó”.
Conchita habría sido declarada venerable por el Papa, hoy santo, Juan Pablo II, el 20 de diciembre de 1999, y casi dos décadas después, alcanza el grado de beata, peldaño anterior a ser declarada santa para la Iglesia Universal.
Se dice de ella
“Esposa y madre modelo, fue una mística y escritora que abordó prácticamente todos los temas teológicos más complejos sin haber apenas tenido formación (2do. de primaria), y fue un apóstol decidido que, con la inspiración divina, enriqueció a la Iglesia con obras para ayudar a otros en su camino de santidad”. Así lo declaró para Aleteía el padre Carlos Francisco Vera Soto, sacerdote Misionero del Espíritu Santo, congregación fundada por Conchita junto con el padre Felix Rougier.
Su modelo de vida, que debe ser ejemplo para los fieles católicos, permanece vigente pues “tuvo una actitud abierta al Espíritu que la llevó a trabajar siempre por el bien, la fraternidad y la búsqueda de caminos de reconciliación”, aseguró el sacerdote. Por su parte, el ex nuncio apostólico en México, Mons. Christophe Pierre, la ha definido como una mujer ordinaria, una madre de familia, “con una atracción extraordinaria por Cristo y por la Iglesia; una mujer de fe y coherente que se transformó en mística. Su relación con Cristo ha sido una fuente de vida espiritual de valores cristianos”.
También el padre Raniero Cantalamesa, predicador de la Casa Pontificia señaló que la teología de Concepción Cabrera es tan elevada, que los Obispos de la Iglesia Universal deberían regalarla como un don, “primero como santa y después como doctora de la Iglesia”.
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La herencia espiritual de Conchita Cabrera, las obras de la Cruz/
Gaby Ceja
(TERCERA DE CUATRO PARTES)
Generosamente, Dios le regaló a la próxima beata mexicana, la inspiración de las obras de la Cruz, un proyecto que incluye a hombres y mujeres, laicos y consagrados, que quieran seguir y servir a Jesús Crucificado.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez   
Conchita Cabrera de Armida es una laica, esposa y madre de familia que es ejemplo de santidad en el mundo contemporáneo, ha aportado grandes beneficios para la sociedad y para la Iglesia.
Así lo explica el padre Eduardo Ramos Pons, MSpS, y Superior Provincial de los Misioneros del Espíritu Santo en Guadalajara:
“A raíz del monograma que se grabó en el pecho el 14 de enero de 1894, como un gesto de amor de Conchita, el Señor que no se deja ganar en generosidad, le regaló a Conchita, para beneficio de la Iglesia y del mundo, las obras de la Cruz.
“No es iniciativa de Conchita, es una iniciativa de Dios. Dios le empieza a mostrar que habrá estas obras de la Cruz que aunque nacieron en México son para todo el mundo.
“En orden cronológico, la primera es el Apostolado de la Cruz (1895), un grupo de bautizados que se unen a Jesús para, desde la Cruz, ayudar en la causa de la salvación. Es la santificación del dolor; hay mucho dolor en el mundo y entonces Jesús tuvo esta iniciativa.
Él fue el primer apóstol de la Cruz, se acercó a los que sufren, a los acongojados, a los agobiados. Esta no es una obra piadosa para rezar, es una obra apostólica, es lo que el Papa dice: Iglesia en salida.
“El Apostolado de la Cruz es salir al camino, en donde se cruzan las vidas: En el cruce de las enfermedades, en el cruce de las perplejidades; es acercarse al dolor humano. Es para todos los bautizados: Hombres y mujeres, laicos, consagrados, sacerdotes. La primera obra es vivir el sacerdocio bautismal.
“La segunda obra es una congregación religiosa contemplativa. Son religiosas de claustro que su dedicación es la adoración y el sacrificio, día y noche Adoración perpetua a Nuestro Señor. Se llaman Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, es decir, la Cruz chiquita que está clavada en el corazón de Cristo, o sea participar de la pasión interna de Jesús. Ellas nacieron en 1897.
“Después Jesús le inspira a Conchita otra obra, le dice, yo quiero como una liga de seglares, como un contingente que ordenado por mí, me ayuden en la salvación de la humanidad.
“Esa obra se llama Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús. Es decir, vibrar con el corazón de Jesús, conocer los sentimientos del corazón de Jesús, latir sincronizadamente con el corazón de Cristo. Esa es una obra para laicos consagrados en el mundo, o sea los seglares, los que tienen que ayudar a Jesús con las obras del mundo, terrenas: Economía, cultura, política, educación, deporte, recreación, etcétera. Esa nació en 1909.
“En 1912 Jesús le inspira a Conchita otra obra que se llama ahora Fraternidad de Cristo Sacerdote, entonces se llamaba liga apostólica, que significa invitar a la jerarquía de la Iglesia a que también viva esta espiritualidad de la Cruz, a que se transformen en Cristo y hagan posible, por el apostolado y por la pastoral, que todo el género humano se transforme.
“Finalmente la quinta obra, somos los Misioneros del Espíritu Santo, que tenemos como misión promover la santidad en todo el pueblo de Dios, según el espíritu de Cristo Sacerdote y Víctima. Es decir, promover la santidad en el estilo de Cristo, o sea que haya muchos que asuman como suyo el estilo sacerdotal y victimal de Cristo. Esto es, vivir entregando la vida para que otros tengan vida; en otras palabras santificar el mundo.
Los frutos han ido creciendo
“De ese núcleo de cinco obras, han brotado otras 15 asociaciones y movimientos que tocan diferentes carismas y diferentes misiones.
“Por ejemplo, las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad, las Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo, las Hijas del Espíritu Santo, las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, las Oblatas de Santa Martha, las Oblatas de Jesús Sacerdote, así como obras laicales, incluso juveniles como el CEC (Círculo del Espíritu Santo y de la Cruz) que luego se le reconoció también como Círculo de Estudiantes Católicos, o sea se ha buscado que los jóvenes vivan también la espiritualidad de la Cruz en el mundo, de ahí han brotado muchos líderes. Está ahora bajo la dirección del Episcopado Mexicano.
“Están también las Escuelas de la Cruz, que es la Espiritualidad de la Cruz vivida por los campesinos, hombres rudos pero que en el campo se vuelvan también colaboradores de los sacerdotes y los Obispos.
“Esto es un tema abundantísimo. Por eso es un gran regalo esta noticia de que el Papa Francisco haya emitido este decreto con el que reconoce la autenticidad del milagro que se atribuye a la intercesión de Concepción Cabrera de Armida”.
La obra realizada a través de Conchita se ha extendido prácticamente a todo el mundo.
Rumbo a la beatificación
La tradición reciente en la Iglesia es que la ceremonia de beatificación sea en el país de origen del Siervo o la Sierva de Dios, particularmente en el lugar donde se instruyó su proceso, es decir, donde murió. Conchita murió en la Ciudad de México, ahí se inició el proceso, es de esperarse que el lugar sea ahí, cuando el Papa lo establezca, apunta el padre Eduardo Ramos Pons. (La fecha será el 4 de mayo en la Ciudad de México en sede por definir; Semanario 1120, página 23).
“Estamos en México en un momento complicado y sin duda que esta beatificación también es en favor de México”.
En espera de otro milagro
A partir de que se firmó el decreto de aprobación del milagro que la convertirá en beata, se puede pedir su intercesión por otro milagro que la convierta en santa reconocida por la Iglesia universal. “Desde ya. No hay que dormirnos. El padre Félix, que heredó esta espiritualidad de la Cruz, de Conchita, se caracterizó por hacer las cosas de Dios rápido, lo que entendemos que es de Dios hay que hacerlo pronto.
Todavía existen familiares de Conchita, y por supuesto, están invitados a la beatificación.
“No queremos levantarnos el cuello pues finalmente no es por nosotros la beatificación de Conchita, es para la gloria de Dios. Es una mujer profeta, una mujer que trae un inmenso tesoro de Dios para la humanidad de estos tiempos. Es decir, tanta cruz, tanto dolor, tanta pena, tanta adversidad, tantos estados de vida humana indignos que requieren la salvación de Cristo.
“Todos estamos invitados, como Conchita, a ser canales del amor salvador o salvífico de Jesús. Hay que pedir, si tenemos algún enfermo o una necesidad, podemos rezar la novena a Conchita, por ejemplo.
¿Qué de ella, podemos imitar?
“La triada de virtudes de Conchita que podemos imitar son: amor, pureza y sacrificio. No se puede transformar uno en Cristo sacerdote y víctima, sino practicamos el amor puro y sacrificado. Para que nuestro amor sea puro hay que practicar el sacrificio, cosa que no les gusta a muchos en estos tiempos. Sacrificio entendido como el esfuerzo por agradar a Dios; no como un anularse, sino como decía San Agustín, hacer las cosas que a Dios le gustan.
“Conchita decía: No lo que yo, sino lo que Tu… No como yo, sino como Tu… No cuando yo, sino cuando Tu… No donde yo, sino donde Tu…
“Amor, pureza y sacrificio. El principal sacrificio es el de la voluntad, por lo tanto, amor, pureza y sacrificio no se dan sino se practica la humildad y si no se practica la obediencia.
Estas virtudes se convierten en frutos, por la acción del Espíritu Santo y que nos proporcionan la alegría. Hemos ido perdiendo esta característica de la alegría, el buen humor. Los verdaderos santos no son tristes, son pozo de alegría, de buen humor.
“Por eso Jesús en su programa de Reino dijo: felices, dichosos, bienaventurados… porque la alegría está presente y junto con la alegría, la amabilidad. Decía el padre Félix, el 50 por ciento de la santidad, consiste en la buena educación (buenos modales)”.
Finalmente el padre provincial dijo que “ojalá esta gracia, este regalo, que Dios nos concede, sepamos aprovecharlo aquí en México.
“México en muchos sentidos requiere hoy de estos hombres y mujeres luminosos por su fidelidad al Evangelio de Jesucristo. A nosotros nos queda clarísima la responsabilidad de dar a conocer muchísimo más a Concepción Cabrera de Armida. Como dice Mons. Christophe Pierre, ex nuncio apostólico en México, Conchita es la flor de México que exhala el perfume, la fragancia de Cristo sacerdote y víctima, en nuestro país. Laica, mística y apóstol”.
El milagro
“Ese milagro históricamente se realizó el 22 de mayo del año 2008. Providencialmente, era jueves de Corpus Christi, y la curación, es precisamente la curación de un cuerpo, de Jorge Treviño, un regiomontano, que tenía esclerosis múltiple, que entre sus síntomas más gravosos es que se contracturaba todo, una enfermedad muy dramática”.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Señor por mostrarme que tú haces posible lo que para nosotros es imposible. Por intersecion de nuestra hermana y por los méritos de tu Hijo yo, miserable te ruego que se haga en mí tú sacratísima y santísima voluntad. Amén