24 dic 2022

Las columnas política hoy sábado 24 de diciembre de 2022

Confirma UNAM plagio de tesis de Ministra Yasmín Esquivel

A través de un comunicado, la Máxima Casa de estudios explicó, sin citar el nombre de Yasmín Esquivel, que se realizó un cotejo pormenorizado en el que encontraron similitudes entre el texto original y el que en 1987 registró la Ministra, quien aspira a presidir la SCJN en el proceso de renovación que iniciará en la primera semana de enero.

Por ello, el Comité de Integridad Académica y Científica de la FES Aragón, donde Esquivel cursó la Licenciatura, revisará el caso y emprenderá el debido proceso legal en apego a los procedimientos, detalló la Universidad.

Tras darse a conocer elinforme de la UNAM, los integrantes del Grupo Plural en el Senado exigieron la renuncia de la Ministra.

El artículo 95, párrafo 3, de la Constitución establece que para ser Ministro o Ministra de la Corte se debe: "Poseer el día de la designación, con antigüedad mínima de 10 años, título profesional de Licenciado en Derecho, expedido por autoridad o institución legalmente facultada para ello".

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Las columnas política hoy sábado 24 de diciembre de 2022

Guerra de “ahijados” para decidir nuevos consejeros del INE

Bajo Reserva/El Universal

Nos cuentan que quienes no están muy contentos con la Sala Superior del tribunal electoral son los morenistas en la Cámara de Diputados, ya que les revocó la convocatoria para designar a los consejeros del INE que suplirán a Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, Adriana Favela y Roberto Ruiz Saldaña, el próximo año. El tribunal señaló que la Junta de Coordinación Política de la Cámara baja se extralimitó de sus facultades para designar consejeros, no previó la paridad para la designación de la Presidencia del Consejo General del INE y no consideró votaciones separadas para presidente y consejeros. El líder morenista Ignacio Mier dijo con ironía que el tribunal quiere que propongan a ahijados de Claudio X. González o de Lorenzo Córdova. Nos hacen ver que los propuestos por la CNDH, una militante de Morena sin experiencia en temas electorales y un ferviente defensor de la 4T, fueron considerados por la oposición como ahijados de la presidenta de esa comisión, Rosario Piedra. ¿Será que la elección de las autoridades electorales se reduce ya a pleitos de padrinos y ahijados? 

Mil mañaneras… y las que faltan 

Tras cumplirse la transmisión de mil “mañaneras”, Presidencia no dejó pasar la efeméride y mostró sus datos, con corte al día de ayer: 1004 conferencias ordinarias en Palacio Nacional; cuatro de ellas en fin de semana y 104 en los estados de la República; 22 mañaneras extraordinarias, de las cuales cuatro han sido en Palacio Nacional, cuatro en entidades, 10 encabezadas por la ahora exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y cuatro por el actual secretario Adán Augusto López, en las dos ocasiones que el Presidente dio positivo a Covid. Nos cuentan que pese a esas cifras, al presidente Andrés Manuel López Obrador le parecen pocas mañaneras y no deja de insistir en que quiere hacer conferencias los sábados y domingos para que no le coman el mandado los “conservadores” que nunca descansan. 

Amor con amor se paga… caro 

Nos hacen ver que Mario Delgado aún tiene la esperanza de que su regalo de Navidad sea mantener la alianza con el Partido Verde en las elecciones de 2023 en el Estado de México y Coahuila, así como en las federales de 2024. Esto, pese a que la dirigente del Verde, Karen Castrejón, sostuvo que tienen cuadros propios para competir en dichos procesos electorales, mientras que el coordinador legislativo Carlos Puente aseguró que continuarán apoyando el proyecto del presidente López Obrador. ¿Será que los verdes aceptan aquello de “amor con amor se paga”, pero depende qué tan caro? 

No hay vacunas Pfizer para adolescentes 

Ante el incremento de casos de Covid-19, nos dicen, hay un grupo poblacional que ha quedado a la deriva en las campañas de vacunación. Se trata de adolescentes de entre 12 y 17 años de edad, a muchos de los cuales se les han aplicado sólo dos. Resulta que a este sector se le puede suministrar la vacuna Pfizer, pero hace meses que solo está disponible en su presentación pediátrica. Nos cuentan que en los centros de Salud, la única respuesta a quienes acuden a solicitarla es: "¡No hay!"

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Trascendió de MIlenio

Que nuevos sondeos hechos a nivel nacional pusieron a dos alcaldes tamaulipecos entre los mejores evaluados por sus ciudadanos, el panista Chucho Nader de Tampico y el morenista Carlos Peña Ortiz de Reynosa. En esta ocasión, seis de 10 habitantes le dieron respaldo a sus acciones.

Que priistas de Tamaulipas están preocupados por la situación interna del PAN ante las últimas sesiones en el Congreso del estado y el apoyo de legisladoras a Morena, un tema similar a lo sucedido en la anterior campaña con César Verástegui Ostos donde, aseguran, muchos azules jugaron en contra.

Que Movimiento Ciudadano en Tamaulipas prefirió reestructurarse en lugar de competir por el escaño vacante en el Senado. Tanto el coordinador Juan Carlos Zertuche como muchos de los integrantes del organismo político reconocieron que no había condiciones para lanzar un candidato y se esperarán hasta el 2024.

Que a horas de haberse registrado ante el INE en Ciudad Victoria y en plena víspera de Nochebuena, Imelda Sanmiguel vino a confirmar apoyos con liderazgos panistas del sur y especialmente con el alcalde de Tampico Jesús Nader, quien tiene el control político del bastión azul en el puerto. Al parecer la virtual candidata de la Alianza “Va por México” al Senado no quiere perder el tiempo.

Que por lo visto pasó Morena su última prueba de fuego y la unidad no se rompió tras elegirse a José Ramón Gómez Leal como candidato al Senado. Mario López, alcalde de Matamoros, luce sonriente en una foto que se tomaron ambos tras reunirse en aquella frontera, donde según publicó el reynosense en sus redes sociales, su “amigo” lo apoya, le da consejos y van juntos en el nuevo proyecto.

Que Lupita Covarrubias Cervantes se vistió de Santa Clos y llevó una posada navideña a la populosa colonia Morelos de Tampico, donde muchos habitantes ya ni se acordaban de la senadora morenista debido a que rara vez se le ve en este tipo de interacciones con sus representados tamaulipecos, y especialmente con los tampiqueños. _

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La directora de tesis

LINOTIPIA / Peniley Ramírez

en REFORMA

Martha Rodríguez dirigió su primera tesis en la UNAM en 1983. La más reciente, en 2019. Los registros muestran que asesoró unas 513 tesis. En promedio, más de una cada mes, durante 36 años. Una de esas fue firmada por Yasmín Esquivel, actual ministra de la Suprema Corte. Otras tres fueron idénticas o similares, firmadas por otros autores.

Nuestra superheroína no solo era capaz de asesorar tesis a una velocidad inaudita. Al mismo tiempo, era profesora de tiempo completo en la Escuela de Estudios Superiores Aragón, profesora de asignatura en la Facultad de Derecho, trabajaba en un Seminario en la UNAM y en un despacho privado.

Se graduó en 1979 con la tesis "La política social y la justicia social a la luz de la teoría integral". Tres años antes, otro alumno se tituló con la tesis "Política social y justicia social a la luz de la teoría integral".

Esta semana, Rodríguez y Esquivel han estado en una polémica. Comenzó con un artículo de Guillermo Sheridan, académico de la UNAM y una suerte de cazafantasmas de plagiarios en México.

Henio Hoyo también es catedrático en la UNAM. Leyó el artículo de Sheridan y en un par de horas encontró otras tres tesis, la más reciente de 2010, con secciones idénticas a la que presentó Esquivel. Las revisé. Hasta las dedicatorias a las profesoras son copiadas. "Dirigir ese número de tesis no es humanamente posible", me dijo Hoyo.

La tesis de Esquivel, de 1987, es casi igual a otra que se presentó un año antes. Ambas fueron asesoradas por Rodríguez. Quizá, en unos meses, Rodríguez se olvidó de lo que decía la tesis de otro alumno suyo. La de 1986, sin embargo, tiene cuestionarios y trabajo de campo que Esquivel no copió (como también notó El País). ¿Quizá le pareció excesivo a Esquivel incluir entrevistas que no hizo, con personas a quienes nunca conoció? No lo sabemos.

Ambas tecleadas a máquina, la tesis original contiene frases como "he dicho, he notado". Un año más tarde, Esquivel pone "hemos dicho, hemos notado" para luego calcar el resto del párrafo. ¿Quizá el hemos, en lugar del "he" es un reconocimiento de Esquivel (yo, plagiaria, y el autor original de este texto, hemos...)? Tampoco sabemos.

En las últimas horas, plagiaria y asesora han salido a defenderse, pero las tesis no aguantan ni la revisión más despistada. No hay que usar siquiera un programa para detectar plagio. Lo que queda es entender la dimensión del escándalo y sus consecuencias, que ya han caído como efecto dominó sobre la UNAM y la Suprema Corte, dos instituciones clave para la vida pública en México.

Algunas fuentes me dijeron que el artículo de Sheridan es una maniobra del ministro presidente actual, Arturo Zaldívar, para impedir que Esquivel presida la Corte. Otros me aseguraron que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, usó datos que había en fichas de inteligencia del ex-Cisen sobre Esquivel, para beneficiar a otro aspirante, el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. La realidad es que, más allá de esta contienda, la revelación del plagio representa un problema mayúsculo.

Primero, la UNAM debió darse cuenta de que no era normal que una persona asesorara 14 tesis por año, además de tener otros tres trabajos. Rodríguez no pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y solo tiene categoría de profesora asociada A. Otros académicos en el SNI o con mayor categoría reciben presión para dirigir muchas tesis, pero no era su caso. No lo necesitaba.

¿Por qué lo haría? ¿Nadie se lo preguntó nunca en la UNAM? La Universidad comenzó ya una investigación y ayer señaló en un comunicado que "existe un alto nivel de coincidencias" entre la tesis de Esquivel y la de 1986. ¿Qué sigue? ¿Revisarán más de 500 tesis a ver si hubo otros plagios? ¿Qué pasará con todas esas personas que se titularon?

Otro gran problema lo tiene la Corte. Si la UNAM determina que hubo plagio y retiran título y cédula a Esquivel, ¿qué pasará con los casos que ella ha juzgado en su carrera, y en la Corte? ¿Qué pasará con sus votos de ahora en adelante? "Esto va a ser una fiesta. Cualquier litigante que crea que ella le votará en contra un asunto puede promover un impedimento porque están investigándola", me dijo un jurista.

No celebro que la UNAM y la Corte estén en semejante escándalo. Pero celebro que tengamos esta conversación. La UNAM tiene mucho trabajo por hacer. También nuestra clase política, en la que más de uno estará, hoy mismo, revisando su tesis.

@penileyramirez

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Annus horribilis (II)/ Sergio García Ramírez

El Universal,

En mi entrega anterior sobre el annus horribilis que concluye (si acaso concluye) no pude mencionar el atentado contra Ciro Gómez Leyva, testimonio de una terrible realidad en materia de seguridad, pero también —y no menos— de la situación que prevalece donde se cruzan la seguridad y la política. En este cruce nos hallamos todos, víctimas potenciales y victimarios de diversa laya.

La reacción del caudillo fue irracional, como suele ocurrir: descalificó a la víctima y culpó a los adversarios de su gobierno. Esta apreciación oscurece el ambiente, más todavía, y prohíja conductas criminales. Además, revela una baja condición moral en quien debiera ser ejemplo de virtud política y solidaridad humana.

El atentado fue obra de criminales. Obviamente. Pero no se agota en éstos la responsabilidad. También la hay en quien desde la cumbre del poder político (y en su escala descendente, hasta el abismo) ha propalado el odio y la violencia. El sembrador de vientos cosecha tempestades. Y éstas se vuelcan sobre todos.

En 2022 hubo infinidad de informes y declaraciones que mostraron el enorme fracaso del gobierno en el rubro de seguridad pública. Han sido pésimos los resultados de la estrategia adoptada, si la hubo. Falló el Plan Nacional de Paz y Seguridad, con su cauda de implicaciones constitucionales, legales e institucionales.

En ese Plan se advirtió que cuando las instituciones “fallan en su responsabilidad de preservar la vida, la integridad y la propiedad de las personas y las poblaciones, entra en crisis su primera razón de ser (…) y se pone en peligro la existencia misma del Estado”. En la jactanciosa iniciativa de reforma constitucional del 20 de noviembre de 2018, se hizo notar —mirando al pasado— que “el incremento de los índices delictivos (…) destruye el tejido social”. En aquellos días se aseguró que el próximo gobierno recibiría “una seguridad en ruinas y un país convertido en panteón”. Al diagnóstico siguieron las promesas. ¡Vanas promesas!

Hoy, mirando al presente en la víspera del 2023, podemos preguntar: ¿Qué cambió? ¿Dónde está el paraíso prometido? ¿Dónde la recuperación del Estado de Derecho? ¿Dónde la conversión del cementerio en jardín florido? ¿Dónde la declinación de la criminalidad y el imperio de los derechos humanos? ¿Dónde el “nuevo modelo policial”, anunciado en la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, de 2019, que redimiría la acción preventiva del poder público frente a la delincuencia?

Contamos con excelentes informes de organizaciones de la sociedad civil que hacen luz en este mar de sombras. Por ejemplo, los “Hallazgos 2021”, de México Evalúa, y los datos que provee Impunidad Cero. En ambos casos se da cuenta de la gravísima impunidad prevaleciente en todos los órdenes del panorama criminal, que propicia nuevos delitos.

También disponemos de numerosos estudios sobre seguridad y justicia penal, como los reunidos por CEPOLCRIM y por las XXIII Jornadas sobre Justicia Penal, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y la Universidad de Guanajuato, cuyas conclusiones son desoladoras. Agreguemos los espléndidos artículos de Héctor de Mauleón: “Un año de sangre para no olvidar”. Todos ofrecen verdades que entran en colisión con el discurso mañanero, rupestre y ensordecedor.

Pero más allá de informes y estudios recojamos el clamor que se eleva en todo el país: la inseguridad prevalece y pone en jaque la paz y la vida de los ciudadanos. ¿Se trata de una asignatura pendiente, como se dice con eufemismo? No, es un fracaso espectacular que corona el annus horribilis 2022. Ahora preguntemos, con pavor: ¿Y cómo llega el 2023?

Profesor emérito de la UNAM

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Amor en tiempos del Súper 8

Política zoom/Ricardo Raphael

Milenio,

 Tengo la convicción de que nada después fue tan luminoso, nada contenido en videocasete o en archivos digitales. Shutterstock

Casi todo es incierto cuando se conversa sobre historias familiares. Detrás de la niebla del tiempo las piezas de la memoria individual cuadran mal al intentar compartirse sobre la mesa del conjunto.

Un manual contemporáneo de buenas maneras debería prohibir toda disputa sobre el monopolio de la verdad familiar. En una circunstancia así es mejor reconocer que en vez de recuerdos los seres humanos contamos con reinterpretaciones cargadas de subjetividad.

A diferencia de la mía, las generaciones más jóvenes tendrán un registro menos sesgado de su memoria. La revolución digital hará que sobreviva evidencia abundante para despejar dudas futuras en las fiestas familiares.

Pero mi clan de origen se fundó mucho antes de que existieran los dispositivos celulares. Pertenecemos a una prole antigua que tampoco se benefició, al menos no durante la primera década, de la videocasete VHS. 

Sin embargo, tuvimos la suerte de ser retratados en movimiento gracias a un ladrillo gris y negro, de la marca Kodak, en cuyo interior giraba un carrete de celulosa similar al del cine profesional, pero mucho más pequeño.

La primera vez que asistí (conscientemente) a la luna de miel de mis padres fue frente a una pared desnuda que servía para recibir los haces de luz arrojados por un ruidoso proyector de películas Súper 8.

Ahí, mi padre luchaba contra un falso pirata que buscaba cruzarle el vientre con una daga de utilería, mientras mi madre se retorcía de risa, con la piel envidiablemente bronceada, montada sobre una lancha para pasear turistas en la bahía de Acapulco.

Aquel carrete, cuya duración no superaría los tres minutos con veinte segundos, se extravió para siempre. Los recuerdos originales únicamente sobreviven en la mente borrosa de mi padre de ochenta y siete años, quien me asegura que durante la noche de uno de esos días yo habría sido concebido.

Ese rollo se encontraba junto con otros que se extraviaron durante cuatro décadas. A diferencia de las navidades pasadas, este 2022 la fiesta de nuestra memoria será distinta. Resulta que hace unos meses, en el rincón menos esperado de la casa familiar, asomó una caja destinada a la basura. Dentro de ella aparecieron unos treinta circulitos de plástico, color amarillo, en cuyo interior sobrevivieron enrolladas las anécdotas más entrañables de mi infancia.

Está científicamente probado que los recuerdos más escondidos pueden despertar gracias a la música y los olores. Pero ningún recurso podría superar a estos retazos de cine casero.

Mi abuelo paterno murió poco antes de que yo cumpliera dos años y ahora pude volver a verlo. Lo mismo que a la Mamaia, la mujer más dulce según palabras de mi madre, que fue su nieta preferida.

Algunos adultos que marcaron, gigantes, el prólogo de mi primera biografía, aparecen ahí con veinte años menos de los que ahora tengo. También desafían mi edad actual los autos que durante los años setenta del siglo pasado nos llevaban al mar. En el presente me parecen tan antiguos como una carroza tirada por caballos.

Estas bobinas narran la historia de una familia que reía mucho en Navidad y también en cada cumpleaños, por lo menos cuando sus integrantes teníamos encima la luz blanquísima del reflector.

Más feliz que la infancia fue la alegría de mis padres filmando los primeros pasos de sus muchos retoños. Aquella emoción parecía inquebrantable. Según consta en el registro del Súper 8 nada podría haber vencido la ingenuidad compartida por todo el clan. Este material viene hoy a confirmar lo que íntimamente ya sabía: los primeros diez años de mi familia de origen fueron los más felices.

Rebaso ya la cincuentena y mirando de nuevo los gestos amorosos de aquellos años debo reconocer que me he pasado la existencia tratando de recrear aquel cariño cargado de bondad. 

No tengo idea si mis hijos vayan a poder narrar recuerdos tan entrañablemente fundamentales, pero juro, con mi mejor honestidad, que desde que llegaron a este mundo he intentado aportar a su propio acervo la fuerza incomparable que se obtiene cuando uno ha sido amado tal como lo atestiguan esas cintas de nitrato y plástico.

No sería justo echarle la culpa a a la tecnología, pero después de haberme reencontrado con este tesoro, tengo la convicción de que nada después fue tan luminoso, nada contenido en videocasete o en archivos digitales.

Así como el cine sigue siendo un arte insuperable, el cine casero es un recurso superior respecto de cualquier otro que se haya inventado. Quizá se deba a que el Súper 8 era un bien escaso, que solamente podía gastarse en eventos muy especiales y para capturar lo verdaderamente irrepetible.

Acaso también, por el parecido con el séptimo arte, porque hasta los más pequeños asumíamos que, una vez encendido el deslumbrante reflector, todos debíamos ser Elizabeth Taylor o Clark Gable. Basta ver los peinados que, en aquella época, portaba mi madre y sus mejores amigas: todas trabajaban como secretarias y lucían más elegantes que la primera dama.

No puedo, por cierto, decir lo mismo de las corbatas que vestía mi padre. Durante esta cena de Navidad, después de proyectar algunas de las cintas, las defenderá diciendo que eran impecables y los demás habremos de rendirnos con humidad frente a su argumento.

De todo cuanto hallé en esa caja milagrosa hay algo que intentaré, por todos los medios, ahorrarle a mi propia descendencia. Aún hoy me avergüenza verme vestido de ave amarilla con alas de papel crepé bailando durante la fiesta del día de las madres en mi primer año escolar. También me causa rubor el beso de aquella niña que antes de perderse en la niebla del tiempo, me hizo saber –con pudor máximo– que fuera de la familia aguardaba un mundo igual de candoroso. 

@ricardomraphael

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AMLO no debe utilizar violencia verbal contra los periodistas críticos/Juan Pablo Becerra-Acosta

El Universal

Este sábado es Nochebuena y mañana Navidad, lectora-lector, y por tanto yo debería estar tecleando algo más amable, quizá algún tema de soft news, pero no puedo sustraerme de lo ocurrido esta semana, así que apelo a su infinita bondad de hada navideña -o de duende- para que me perdone usted. Y procedo: el lunes pasado, cuatro días después del atentado que padeció Ciro Gómez Leyva, el Presidente de la República recurrió a una peculiar hipótesis: la de un “autoatentado”.

   Veamos:

   1.- En su conferencia mañanera de ese 19 de diciembre, en lugar de tener prudencia, ya que había (y hay) una muy compleja investigación en curso sobre el caso, Andrés Manuel López Obrador aventuró que podría tratarse de un episodio para desestabilizar a su gobierno. La vieja hipótesis del complot, que le ha funcionado con más o menos eficacia a lo largo de los años, la obtuvo de dos fuentes (es un decir): una, las redes sociales, donde varios de los más ultras entres sus afines sembraron la infame idea de que, como Ciro no fue asesinado, se trataría de una confabulación (un “autoatentado”) para perjudicar al Presidente; y dos, un par de colaboradores muy cercanos le vendieron la especie de que podría tratarse de una conjura de sus opositores más recalcitrantes para cimbrar a su gobierno.

   2.- Horas después, en las mismas redes, los fanáticos empezaron a matizar: que no habían querido decir que Ciro hubiera planeado un atentado fake contra él mismo, o que hubiera consentido formar parte de semejante pantomima, sino que “los conservadores” podrían haber planeado el ataque y sacrificar a Ciro, o asustarlo, con tal de crear un profundo caos.

  A ver, cualquier atentado contra una personalidad muy relevante busca no solo asesinar a alguien sino generar terror y por tanto desestabilizar al Estado, sin importar el país donde se ejecute el intento de homicidio. Si además la víctima es un personaje tan conocido como Ciro, evidentemente que la conmoción cimbra el humor social y sacude la estabilidad de la gobernanza. Imagine usted que Anderson Cooper, conductor estrella de CNN, es objeto de un atentado en Estados Unidos, en Washington D.C., dos semanas antes de Navidad. O bien, Sean Hannity, de Fox News. La sensación que prevalecería después de algo así sería de absoluta vulnerabilidad y zozobra, sobre todo en los círculos sociales que frecuentan las redes sociales, los medios de comunicación y la política, y por supuesto que en estos casos son los gobiernos los que suelen pagar los platos rotos en términos de aprobación popular.

   Así, en lugar de apelar a la sobriedad de un Jefe de Estado, el Presidente especuló con esta vileza al día siguiente, martes 20 de diciembre:

  “Por eso, cuando plantean lo de Ciro, de que pudo ser un autoatentado, no porque él se lo haya fabricado, sino porque alguien lo hizo para afectarnos a nosotros, no lo descarto.”

   Bajo esa premisa de gánsteres, está bien, que se investigue el móvil político. Porqué habría que descartarse, pero entonces, y siguiendo el hilo retórico y conspirador del Presidente y los suyos, no solo hay que indagar la vertiente “conservadora” sino que es necesario pesquisar la hipótesis del fuego amigo dentro del lopezobradorismo, desatado en plena guerra de sucesión presidencial para golpear, por ejemplo, a Claudia Sheinbaum y su jefe policial, Omar García Harfuch que, siguiendo la línea argumentativa del sabotaje, no solo se mostraron hasta ahora incapaces de proteger a alguien como Ciro sino de atrapar a los villanos materiales e intelectuales.

   Yo digo que todo esto se trata de efugios presidenciales para distraer sobre un asunto fundamental que he subrayado desde hace tiempo: AMLO no tiene porqué callarse la boca ante ningún tema, pero no debe utilizar violencia verbal contra periodistas críticos ni estigmatizarlos en un país donde el sicariato está al alcance de $5 mil pesos procedentes de cualquier fanático o perverso. Hacerlo es, por decirlo suavemente, una irresponsabilidad inadmisible.

  Dicho todo lo anterior, ahora sí, que cene rico esta Nochebuena, lectora-lector, y que tenga una estupenda y recalentada Navidad.    

jp.becerra.acosta.m@gmail.com 

Twitter: @jpbecerraacosta

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Una nueva historia de plagio/Ricardo Homs

El Universal,

El nuevo escándalo de plagio no tiene precedentes, -pues de comprobarse-, pone en entredicho la autoridad moral de la ministra de la SCJN, Yasmín Esquivel Mossa, para cumplir con sus atribuciones y responsabilidades como garante de la constitucionalidad en nuestro país.

La noticia detonada por el intelectual y académico Guillermo Sheridan puso al descubierto un muy probable caso de plagio de la tesis de licenciatura de la ministra de la SCJN, con la que ella se tituló como abogada en 1987, texto que parece ser copia fiel de la tesis presentada un año antes por Edgar Ulises Báez Gutiérrez en la Facultad de Derecho de la UNAM , así como por otros dos alumnos más, que presumiblemente con el mismo texto se titularon posteriormente.

Debe ser la UNAM quien ofrezca el veredicto definitivo, aunque los documentos exhibidos públicamente, -tanto el de la ministra como el del abogado Báez-, parecen ser idénticos.

Este caso en particular tiene varios aspectos relevantes que considerar.

Primeramente, que la ministra es una de las candidatas para suceder en la presidencia de la SCJN al ministro Zaldívar, con altas posibilidades de lograrlo con base en el apoyo que ella tiene del presidente López Obrador.

A su vez, esto se complica aún más porque ambas tesis fueron dirigidas por la misma académica, Martha Rodríguez Ortiz, con diferencia de un año entre una y otra y presumiblemente se menciona que podría haber otras tres tesis idénticas, lo cual podría constituir, -según Sheridan-, un caso de corrupción, que involucra a la académica que dirigió ambos trabajos.

Otro aspecto importante es que existe el antecedente de que cuando se cuestionó el plagio parcial de la tesis de licenciatura del presidente Peña Nieto, varios destacados líderes de la Cuarta Transformación, -entre ellos la senadora y hoy secretaria general de MORENA, Citlali Hernández-, lanzaron fuertes críticas, como la expresada el 24 de agosto de 2016 por Citlali, secundada por varios destacados morenistas, entre ellos Antonio Attolini y José Merino.

Sin embargo, todos ellos se han tomado su tiempo y hasta el momento de redactarse este artículo de opinión, se mantienen aún sin manifestarse en este caso que atañe directamente a la hasta hoy ministra de la SCJN.

Esto a su vez, terminó siendo aderezado por el presidente López Obrador en su mañanera del viernes 23 de diciembre, al declarar que la definición de su culpabilidad o inocencia debe aportarla la UNAM, institución que otorgó el título universitario hoy cuestionado.

Sin embargo, -fiel a su estilo-, el presidente no desaprovechó la oportunidad de lanzar una cortina de humo, desviando la atención de este caso, al enfilar sus dardos envenenados hacia Enrique Krauze y Guillermo Sheridan, culpándolos del saqueo de las arcas nacionales, lo cual se ha convertido en conducta previsible cuando un asunto lo toma por sorpresa, le afecta y no tiene como defenderlo.

Sin embargo, este escándalo mediático nos refiere una vez más a este rasgo muy propio de nuestra idiosincrasia nacional, que minimiza el plagio de obras intelectuales, igual que el manoseo de los derechos de artistas y creadores e incluso, de obras del ámbito industrial. Este es un país donde la piratería es tolerada pues no se considera delito apropiarse de un intangible.

Mientras en todo el mundo se valora con respeto el trabajo intelectual, en nuestro país se minimizan los derechos de propiedad y por tanto, este se considera un bien de dominio colectivo, que puede ser manoseado por todos.

De este modo vemos como florece la piratería de libros, de películas, así como de música, sin que la autoridad correspondiente intente realizar acciones contundentes para proteger los derechos de los creadores.

¿Qué sucederá en este caso específico que afecta desde muchos ámbitos los intereses de la 4T?

Su impacto es algo impredecible, pues para las autoridades gubernamentales pareciera tratarse de una falta menor, de tipo académico o incluso escolar, equivalente a copiar al vecino durante un examen.

Sin embargo, -desde un punto de vista ético-, impacta la credibilidad de quien tiene la facultad de dictaminar los conflictos más importantes de este país, desde la visión jurídica de la constitucionalidad.

Primeramente, debemos esperar la resolución de las autoridades académicas de la UNAM. Sin embargo, si se consumase como verídica la que hoy es una presunción de plagio, tendría que serle retirado el grado de licenciatura por la universidad que lo avala y al carecer de este requisito fundamental para permanecer en la SCJN, ella debiese renunciar al cargo, con gran descrédito.

Si ella está segura de ser la autora de la obra primigenia de este requisito académico, tiene el derecho a defender su posición y entonces los que se titularon con textos parecidos estarían emproblemados, pero la posición de ella se vería fortalecida.

Sin embargo, si se comprueba el plagio, -después de la defensa que ella ha hecho de la originalidad de su obra-, no tendría disculpa y estaría sujeta a las sanciones que procedan, tanto académicas como jurídicas y su carrera profesional en la impartición de justicia estaría finiquitada.

Sin embargo, la duda que queda en el aire es: si el plagio se consuma a partir del dictamen de las autoridades académicas… ¿hasta dónde sería capaz de meter las manos por ella, el presidente López Obrador?

Independientemente del aprecio y simpatía que nuestro presidente pueda sentir por ella, está el antecedente de la amistad que desde hace muchos años le une con el esposo de la ministra, el empresario de la construcción, el ingeniero José María Riobóo.

EL PEOR PATRÓN

Los gobiernos en México son pésimos patrones y ello les resta autoridad moral para exigir a las empresas del sector privado el cumplimiento de sus responsabilidades laborales.

El ejemplo que deben proyectar las instituciones gubernamentales respetando los derechos aborales de sus trabajadores debe ser el principal sustento de la autoridad moral del Estado Mexicano en este ámbito.

Hoy han acaparado la atención de los medios de comunicación las protestas de los médicos residentes de los hospitales de PEMEX, quienes no han recibido el aguinaldo correspondiente, sino una gratificación mínima, que resulta ofensiva.

No es un problema nuevo que los derechos laborales de los trabajadores al servicio del Estado Mexicano sean pisoteados, pero sí que, en el contexto de un gobierno humanista, -como se ha definido la 4T a sí misma-, tampoco se respeten.

Desde el inicio de esta administración vimos que con el objetivo de generar ahorros muchos trabajadores del sector público fueron despedidos sin cubrir los parámetros legales de una liquidación justa.

En este gobierno vemos una gran incongruencia: una gran generosidad para con los beneficiarios de los programas de asistencia social, pero en contraste una impresionante insensibilidad para respetar los derechos de la burocracia, así como de todos los que participan en el sector productivo.

Es incomprensible que los derechos de la gente de casa, trabajadores del estado-, estén por debajo de los beneficiarios de la seguridad social.

Sin embargo, cada vez es más evidente que la generosidad exhibida en los programas de seguridad social llevan un fin: generar una vinculación de agradecimiento entre los beneficiarios de estos programas y el gobierno que otorga estos beneficios. Evidentemente el objetivo final es capitalizar ese agradecimiento en votos, durante las elecciones.

QUÉ NECESIDAD

Nadie le ha explicado al presidente López Obrador que sus opiniones personales, privadas, íntimas, no deben ser externadas públicamente, pues ante la comunidad internacional se convierten en una postura política del Estado Mexicano.

Su expresión crítica respecto a “los moditos” del presidente Biden al dar la bienvenida a América al presidente Zelensky, -de Ucrania-, revela falta de sensibilidad diplomática.

Los norteamericanos al referirse coloquialmente a su propio país lo nombran América, no obstante que este sea el nombre de todo el continente. De este modo el eslogan de campaña de Donald Trump siempre fue “Will make America great again”.

Seguramente el presidente López Obrador no se dio cuenta que Donald Trump había tomado este concepto mucho antes.

El caso de nuestra relación con Perú es todavía más lamentable pues ya concluyó con la vergonzosa expulsión de nuestro embajador en ese país por la intromisión directa de nuestro presidente, calificando de ilegal al actual gobierno de la presidenta Dina Boluarte y exigiendo la restitución del presidente Castillo en el cargo.

Podríamos considerar que nuestro canciller, -Marcelo Ebrard, quien sí entiende de política exterior-, está tan ocupado por quedar bien con su jefe, -pretendiendo ilusamente ser el candidato de MORENA-, que ha descuidado su rol como asesor del presidente en las relaciones internacionales.

¿A usted qué le parece?

Facebook: @Ricardo.Homs1

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Ministra consentida, ministra plagiadora/Jorge Triana

Ell Universal

El ceño de esta administración se ha marcado por la impudicia y han perdido todo asomo de vergüenza defendiendo lo indefendible, esgrimiendo abiertas mentiras como verdad. Tristemente hoy no sorprende que avalen a plagiarios a puestos de decisión; para ellos será una nimiedad tras su respaldo al robo, mentiras y corrupción que sus actos supuran. El máximo tribunal de la nación, quién debiese dar ejemplo de rectitud y apego a la legalidad, tiene como una de sus cartas fuertes a presidirle a una plagiaria con conflicto de interés en sus funciones: Yasmín Esquivel Mossa, “la ministra contratista”, —esposa de José María Rioboó uno de los empresarios y contratistas favoritos del presidente desde tiempos de la jefatura de gobierno del otrora Distrito Federal—  aspira a sustituir a Arturo Zaldívar el próximo dos de enero. La concreción de su pretensión sentenciaría a la Corte a una militancia explicita a parte del gobierno y un golpe fatal a la honorabilidad de la institución que en supuesto vela por el cumplimiento de la ley.

 

La ministra contratista ha quedado evidenciada, la tesis con la cuál obtuvo su titulo de licenciatura en la Universidad Nacional Autónoma de México, es una vil calca, una copia total con tenues diferencias reducidas a la dedicatoria y al nombre de la susténtate. Guillermo Sheridan, mediante un reportaje en el portal Latinus, dejo al descubierto la deshonestidad intelectual de la ministra, quien no actuó en soledad, pues según el relato de los hechos lo hizo en complicidad de su directora de tesis, quien dirigió el trabajo original un año antes del presentado por Esquivel y posteriormente volvió a avalar el mismo bajo otras autorías: cuatro personas tituladas con el mismo proyecto de tesis. 

 

La UNAM ha anunciado un estudio pormenorizado del caso mediante el Comité de Integridad Académica y Científica. No se requiere un análisis exhaustivo y ni un software sofisticado para identificar lo que claramente es un plagio total: indicé, párrafos enteros, citas y notas al pie de página lo certifican, y el contraste esta al alcance de todos en el sitio web que alberga las tesis de la universidad. La máxima casa de estudios no puede empeñar su prestigio a causa de complicidad con el poder, la mínima sanción a efectuar es el retiro del grado académico. De por medio se encuentra el aval que ha dado al expedir miles de títulos a mexicanos, que confían en su calidad institucional y que ha sido pagada con impuestos de todos. 

 

Por decencia la ministra debiese pedir una disculpa pública y renunciar a su encargo. Ha fallado al puesto conferido y lastimado la buena reputación, probidad y honestidad indispensables constitucionalmente para el cargo. Es predecible que ello no pasará, en esta administración se avala el robo intelectual y el presidente lo defiende, así lo mostró López minimizando el hecho, calificándolo de un “error cualquiera” dándole un respaldo abierto a la delincuente intelectual, y así lo hizo también en el pasado al defender a Gertz Manero, Fiscal General de la República a quien se le comprobó plagio, así como a José Antonio Romero Tellaeche, director del CIDE. En ambos caso, se cumplió la expectativa: nada.

 

Hasta ahora la ministra se ha defendido con respuestas escuetas y absurdas, dignas de vergüenza para el nivel de cargo que ejerce, denunciado ‘complot y misoginia’, aludiendo a cartas de recomendación de sus antiguos maestros que abundan en una falsa probidad académica. La ministra contratista es de alta toxicidad para la justicia de este país, su papel en la Corte se ha reducido a un simple alfil gubernamental sin criterio propio, que alinea sus proyectos a los intereses del gobierno; así lo hizo ver al exonerar a Pío López Obrador, al votar en contra la inconstitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica, al avalar el decreto militarista y al ser partidaria de la prisión preventiva. Y en meses próximos  será partícipe de la votación que definirá la aplicación de la legislación referente a la adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena y del bodrio que llaman “reforma electoral”, con anticipación el predecible su posición.

 

No le basta ser la burla de una justicia que debiese ser imparcial, independiente y objetiva. Hoy busca presidir la Corte sin las credenciales para hacerlo, pero que no se olvide que aceptar un cargo para el cual no se esta preparado también es corrupción.

 

Sin más, que estos hechos y lo malo que nos rodea no nos robe la oportunidad de ser felices, de festejar con quienes queremos y la esperanza de un año mejor. Gracias al diario ‘El Universal’, por su ardua labor informativa y a los lectores por ser parte. ¡Felices fiestas a todos!

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Mi compañero de cuarto/Jorge Ramos Ávalos

en REFORMA..,

Para Laura, Andrés y Bruno.

Mi hermano Alejandro se nos acaba de ir. En tres días. Fue una leucemia fulminante. Apenas cuando los doctores lo empezaban a tratar, su cuerpo no dio más. Estaba invadido por unos malditos leucocitos que no paraban de multiplicarse. No sabemos qué le provocó ese cáncer. Fue al hospital por lo que creíamos era una influenza muy terca y ya no salió.

Él era el alegre en una familia donde no bailamos ni cantamos mucho. El segundo de cuatro hermanos y una hermana, siempre fue el travieso, el indispensable en las fiestas y reuniones familiares, el más generoso con su tiempo y su sonrisa. Sicólogo de profesión, era un gran escuchador y un maestro del consenso.

Ahora que hago cuentas, Alex fue mi compañero de cuarto durante 24 años. De niños siempre compartimos cuarto, al igual que calzones y calcetines. Nuestras dos camas, en forma de L, estaban sobre una peluda alfombra naranja y ahí nos encontrábamos cada noche hasta que me fui a vivir a Estados Unidos. Conozco su respiración -y él mis ronquidos- mejor que nadie.

Sé que sigo hablando de él en presente y no borro su último texto para sentirlo cerca. Él me puso mi primer apodo: Pote. Suponemos que viene de potrillo -porque yo corría mucho de niño- y Alex solo lo acortó y alegró. Él muy pronto hizo las paces con la vida, le exprimió cada pedacito y se tiraba unas siestas envidiables.

Si el éxito en la vida se mide por el número de amigos, Alex ganó. En su inesperado funeral estuvieron todos esos amigos que hizo en la primaria y que se han seguido reuniendo varias veces al mes durante décadas. Nunca he recibido abrazos más apretados, con los hombros inundados de lágrimas, que los que me dieron los amigos de Alex en su velorio.

Alex odiaba ir al doctor y le angustiaba esperar los resultados de exámenes médicos. Por eso me lo imagino en su cama de terapia intensiva, rodeado de doctores y aparatos, preguntándose lo que le iba a pasar mientras abría sus pestañotas sobre esos ojos azules.

Pero hasta el final, me cuentan mis hermanos, estuvo convencido de que iba a salir adelante. Así era él. Había vencido la polio de niño -con la ayuda de una cabeza rota de una estatuilla de San Martín de Porres, según la leyenda familiar- y ahora se preparaba para su siguiente batalla. "Sigan hablando de mí", me dijo riéndose, en la que sería nuestra última llamada.

"¿Qué pasa cuando uno se muere, Alfredo?". Si alguien puede contestar esa pregunta es Alfredo Quiñones, un amigo de la familia y uno de los neurocirujanos más talentosos del mundo. "No sé lo que pasa cuando uno se muere", me dijo en el funeral y tomándome de los hombros con sus manos milagrosas, "pero sí sé que cuando el cerebro muere, hay una energía que se escapa, que ya no está ahí".

En esa energía que se escapa se basan todas las religiones. Cuánto quisiera yo tener fe en momentos como este. Sin embargo, me intriga la biología: Alex murió a los 63, casi a la misma edad que nuestro papá.

Su muerte me sorprendió mientras volaba de Miami a la Ciudad de México. Un frío texto, al aterrizar, me rompió las esperanzas de verlo con vida o, al menos, de despedirnos. Desde entonces, he estado tarareando los versos de Elegía -la canción de Serrat con letra de Miguel Hernández- y me siento un poco menos solo y triste. El arte sana:

"No hay extensión más grande que mi herida... / Y siento más tu muerte que mi vida... / No perdono a la muerte enamorada, / no perdono a la vida desatenta...".

Todos perdimos algo con la muerte de Alex. Pero nunca he escuchado un llanto más desgarrador que el de mi mamá, en la noche, sentada sobre su cama, luego de un largo día de pésames. Nada se compara con el dolor por la pérdida de un hijo o una hija. "¿Es verdad lo que ocurrió?", me preguntaba ella, entre sollozos.

Alex murió como hubiera querido; en un día de fiesta, mientras millones en el planeta celebraban el triunfo de Argentina en el mundial de futbol. Estoy seguro que hasta hubiera hecho una broma al respecto.

Escribo todo esto porque no sé hacer otra cosa para paliar el dolor. Pero lo que sí sé es que, tras una fuerte pérdida, Alex -mi inolvidable y relajiento compañero de cuarto- nos hubiera empujado a todos a celebrar con más fuerza la vida, la familia, los amigos y esta Navidad.

@jorgeramosnews

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El fantasma de García Luna/Jorge Volpi

en REFORMA

Han pasado 17 años -17 años- y es como si nada hubiera cambiado. En 2005, Genaro García Luna, entonces director de la Agencia Federal de Investigaciones, y Luis Cárdenas Palomino, su brazo derecho, realizaron uno de los montajes más escandalosos y arteros de que se tenga noticia con el objetivo de inculpar a Florence Cassez e Israel Vallarta de tres secuestros. Ambos afirmaron que Cassez y Vallarta habían sido detenidos en flagrancia mientras mantenían secuestradas en el rancho Las Chinitas a tres personas -Cristina Ríos Valladares, su hijo Christian y Ezequiel Elizalde-, y luego intentaron involucrarlos en los secuestros de otras tantas -entre ellas, Valeria Cheja, Shlomo Segal y Raúl Ramírez Chávez, el esposo de Cristina-, inventando para el efecto una peligrosa banda, el Zodiaco.

Pese a que en febrero de 2006 una investigación de Yuli García para el programa de Denise Maerker reveló que la transmisión televisiva de Televisa y TV Azteca fue un montaje; pese a que un juez acreditó que tanto Israel como Florence fueron incomunicados por más de 24 horas -y él, torturado con saña- antes de ser presentados ante un juez; pese a que las investigaciones de Anne Vigna, Léonore Mahieux, Emmanuelle Steels y José Reveles volvieron evidentes las incontables irregularidades del proceso; pese a que Florence fue liberada por la Suprema Corte a causa del efecto corruptor que determinó que era imposible saber la verdad; pese a que cinco familiares de Israel fueron detenidos y torturados por formar parte de la inexistente banda del Zodiaco y tres de ellos ya han sido absueltos; y pese al revuelo causado por Una novela criminal, primero en su versión novelística y luego como serie de Netflix; pese a todo ello, insisto, la historia fraguada por García Luna y Cárdenas Palomino se mantiene incólume, como si a fuerza de repetir una mentira durante 17 años terminara por convertirse en certeza.

"En el caso del C. Israel 'V', esta persona se encuentra procesada ante la Autoridad Judicial Federal por seis casos de secuestro que son independientes uno del otro, siendo el sexto de ellos en el que se le encontró en plena flagrancia delictiva, ya que los seis casos de referencia ocurrieron en circunstancias de modo, tiempo y lugar diferentes y con distintas víctimas".

Estas palabras no provienen de García Luna y Cárdenas Palomino -el primero acusado de nexos con el narco y pendiente de juicio en Estados Unidos; el segundo, detenido por torturar a Mario Vallarta, el hermano de Israel-, sino de la Fiscalía General de la República de Alejandro Gertz Manero, y evocan unas muy parecidas pronunciadas hace unos meses por Adán Augusto López, el secretario de Gobernación, pero es como si los anteriores se las hubieran dictado al oído. Estas afirmaciones no solo son equívocas, sino que siguen al pie de la letra el expediente obscenamente manipulado por policías, ministerios públicos y jueces corruptos. Vallarta jamás fue detenido en flagrancia: afirmar que el montaje fue eso, como hacen hoy la FGR y la Segob, es adherirse a la AFI de Fox y a la Secretaría de Seguridad Pública de Calderón. Por si fuera poco, esta flagrancia no aplicaría solo al sexto secuestro, sino a los tres del montaje: este discurso solo preserva las mentiras ensambladas desde 2005. Sorprende que funcionarios afines a la 4T, en teoría enemiga de Loret y compañía, no hagan otra cosa que secundarlos.

El propio López Obrador afirmó que, de estar autorizado, le concedería el indulto a Vallarta y sostuvo que lo ocurrido en estos días le sonaba a "chicanada". Peor: en el burdo juego de acusaciones y deslindes entre la FGR, la SG y el Poder Judicial, en el que tienen el descaro de echarle la culpa a Israel por sus 17 años en prisión preventiva, constatamos que el fantasma de García Luna sigue muy vivo entre quienes hoy se muestran incapaces de liberar a alguien que fue torturado y sometido a un juicio cruel e injusto. El propio Presidente se ha dado cuenta, gracias a este caso, de que no ha conseguido la menor transformación de nuestro sistema de justicia. Mantener a Israel en la cárcel equivale a pactar con Calderón y García Luna.

@jvolpi


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