4 may 2014

Apremia a una juez del DF para convivir con su hija menor


 Apremia a una juez del DF para convivir con su hija menor
LA REDACCIÓN
Revista Proceso # 1957, 3 de mayo de 2014
PALABRA DE LECTOR
En semanas recientes han difundido en diversos espacios los logros alcanzados a nivel mundial por parte de la SCJN, como una distinción otorgada por parte de la ONU. Lo primero que me asalta ante tales noticias es la indignación y el desconsuelo.
Esto, porque la juez segunda en Materia Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), Miriam Olimpia Lozano, atropella el interés superior de mi menor hija y los derechos del suscrito de recibir justicia en equidad e igualdad de género.

Tal situación es patente ante los múltiples incumplimientos en que ha incurrido la madre de mi hija, al omitir presentarla a convivir con el suscrito en el Centro de Convivencias del TSJDF, por más de 18 fines de semana, sin que la juez le haya impuesto ni una multa, aun cuando ella misma estableció que por cada omisión de ese tipo aplicaría como medida de apremio una multa por 15 mil pesos.

Por si fuera poco, se ha negado a decretar una vía más eficaz, como el arresto o la amonestación, pese a que yo continúo presentándome en el Centro de Convivencia Familiar Supervisada todos los sábados y domingos con la esperanza de convivir con mi hija, sin que esto ocurra.

Lo más que ha hecho es ordenar que se restituyan las convivencias que no se produjeron por cuestiones atribuibles a la madre de mi hija, supuestamente en aras del interés superior de dicha menor, sin que ello redunde en resultados.

Es indignante el grado de insensibilidad de la juez, ya que tanto mediante escritos diversos como en breves audiencias se le ha solicitado que aplique medidas más firmes, que están estipuladas en los artículos 62 y 73 del Código de Procedimientos Civiles vigente para el Distrito Federal, consistentes en recurrir al arresto o a la amonestación en caso de incumplimiento de las órdenes judiciales.

Ahora bien, el hecho de solicitar como medida de apremio un arresto o una amonestación sólo tiene como finalidad ejercer coerción para que tanto mi pequeña como el suscrito dejemos de ser sujetos de la violencia familiar, psicoemocional y psicosocial que la madre de mi pequeña ejerce sobre nosotros.

Pese a todo, la juez violenta los derechos de mi hija y vulnera las garantías individuales del suscrito, exhibiendo con ello la simpatía que tiene con las personas de su mismo género (mujeres) y la desigualdad con la que trata a los varones. Asimismo, dicha servidora pública evidencia insensibilidad, fastidio y desdén, actitud con la que atiende a mi abogada y al suscrito, ya que nos concede un mínimo de tiempo para ser escuchados.

Los mexicanos no merecemos que nos apabullen con noticias oficiales que están alejadas de la realidad. Entiendo que mi caso no es el único y que, como este asunto, hay miles en los cuales los supuestos impartidores de justicia son tibios, negligentes y cómplices de atropellos.

Soy padre, y lo único que pido es que no se viole mi derecho a ejercer mi paternidad; mi hija es una niña deseada y ambos tenemos derecho a convivir. (Carta resumida.)

Atentamente

José Luis Hernández Jiménez

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