Revista
Proceso,
2035, 8 de noviembre de 2015.
El
GIEI se reposiciona/GLORIA
LETICIA DÍAZ
En
el arranque de la segunda fase de trabajo del Grupo Interdisciplinario de
Expertos Independientes (GIEI) creado por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) para indagar sobre la desaparición forzada de los 43
estudiantes de Ayotzinapa, sus integrantes advierten sobre la manipulación
mediática y el doble discurso del gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Fuimos
invitados por el Estado mexicano, seguimos siendo invitados por el Estado y
confiamos en la decisión del Estado; en la medida en que esté invitando y
mantenga el apoyo, nosotros vamos a seguir cumpliendo nuestras funciones. Los
ataques personales no nos afectan”, comentó Cox.
Y
aprovechó el momento para salir al paso de señalamientos de Samuel González
Ruiz, mano derecha de la presidenta de la organización Alto al Secuestro,
Isabel Miranda de Wallace, quien en septiembre sostuvo ante medios que él
recibía “sueldo de los financiadores de las propias organizaciones del señor
Emilio Álvarez Icaza (secretario ejecutivo de la CIDH) en el estado de
Guerrero; ahí –dijo–, se manifiesta un conflicto de interés”.
Entre
las organizaciones supuestamente fundadas por Álvarez Icaza, González mencionó
el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) –que no ejerce el litigio
internacional ni está relacionado con el caso Ayotzinapa– y el Centro de Derechos
Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, que representa a los padres de los
desaparecidos y fue fundado por jesuitas. Ambas organizaciones están en la
Ciudad de México.
“Sólo
aclarar –expuso Cox–; por ahí se dijo que yo recibía fondos de ONGs y la última
vez que yo recibí ese tipo de fondos fue en 2000, de Human Rights Watch, a las
organizaciones que (González) mencionó no las conocía.”
En
su posicionamiento sobre las características de la segunda etapa de su mandato,
los expertos independientes se refirieron al tratamiento mediático que las
instituciones mexicanas han dado a algunos aspectos del caso, como la presunta
identificación de los restos de un segundo normalista en el basurero de Cocula,
Jhosivany de la Cruz, y del estado de salud de uno de los heridos, Aldo
Gutiérrez.
Del
primer asunto, los integrantes del GIEI se quejaron ante la PGR del “manejo
inadecuado” ante los medios, toda vez que “el cotejo de ADN muestra que no se
trata de una identificación plena, sino con una probabilidad moderada o baja
debido a que se trata de un caso abierto, contrariamente a la información
difundida públicamente” a partir de un resto óseo aparecido en el río San Juan
y enviado a la Universidad de Innsbruck.
Sobre
la situación de Aldo Gutiérrez, reprobaron la actuación de la Comisión
Ejecutiva de Atención a Víctimas en la difusión en boletines de prensa de la
visita de neurólogos de Costa Rica y Cuba, propuestos por el GIEI, para
analizar la salud del joven en estado de coma.
Lamentaron
que “la difusión de los resultados preliminares se hizo sin informar a los
familiares, ni al GIEI, de que se iba a realizar un documento escrito que fue
repartido a diferentes instancias y se difundió públicamente”.
El
martes 3 algunos medios publicaron el dictamen de los médicos Calixto Machado y
Mauricio Chinchilla sobre el “extenso daño encefálico” que padece Gutiérrez
Solano, provocado por el disparo de arma de fuego en la cabeza la noche del 26
de septiembre de 2014.
Para
los integrantes del GIEI, la divulgación del documento “es particularmente
delicado en este caso por el incumplimiento de reglas establecidas y el enorme
impacto de los hechos”.
Sobre
las nuevas reglas de operación del GIEI, lamentaron que los 151 tomos del caso
hayan sido trasladados de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
Delincuencia Organizada a la Subprocuraduría de Derechos Humanos apenas el
jueves 5.
Pese
al compromiso de crear una unidad de investigación para el caso en el acuerdo
firmado en Washington el 19 de octubre, Ángela Buitrago explicó que esta
dependencia “va a tener cuatro funcionarios, pero se han proyectado 33”, de ahí
que “las gestiones para reiniciar la investigación con el nuevo equipo han
tenido un retraso ajeno a la voluntad del GIEI, lo que no ha permitido avanzar
con la nueva unidad de trabajo”.
Los
obstáculos
Los
expertos recordaron que no han sido atendidas todas las solicitudes de
información realizadas desde marzo de 2015, y enlistaron algunas “líneas a
investigar” en la segunda etapa: pedir asistencia jurídica internacional para
investigar el caso del quinto autobús; evaluar los datos de telefonía de los
estudiantes y los presuntos implicados, e investigar el control de información
del C-4.
Asimismo,
piden tomar declaraciones de otros miembros de fuerzas de seguridad de la zona;
integrar los informes de inteligencia existentes; ampliar la investigación
financiera de los detenidos; sistematizar las investigaciones sobre otros
desaparecidos en la zona para ubicar el modus operandi de los perpetradores;
evaluar las denuncias de los detenidos sobre presuntos malos tratos o tortura,
de los cuales la Comisión Nacional de los Derechos Humanos tiene al menos 50
quejas.
Sugieren
también completar el mapa de fosas utilizando tecnología adecuada, así como
realizar cateos tomando en cuenta “trayectos y lugares a los que pudieron haber
sido conducidos los normalistas, más allá de las fosas”, y recopilar
información con otras organizaciones de víctimas de la región.
Consideran
“clave” recabar información sobre hornos crematorios ante “la presencia de
restos humanos quemados y/o cremados en la zona del basurero de Cocula y a las
bolsas encontradas en el río San Juan”, ya que hasta ahora al GIEI sólo se le
han proporcionado datos de crematorios privados.
Por
cierto, el GIEI “no considera necesario hacer un nuevo estudio en el basurero
de Cocula”, como lo planteó la PGR, pues el experto José Torero ya demostró la
“imposibilidad de dicha acción en tiempos y circunstancias señalados en las
declaraciones de varios inculpados”.
De
insistir en el peritaje, los miembros del GIEI apuntaron que los expertos
seleccionados para realizar el nuevo estudio deben tener “el mayor nivel
científico y experiencia internacional en investigaciones complejas sobre
dinámica de fuego, grandes explosiones o casos de alto impacto”.
Aun
cuando el GIEI proporcionó una lista de nueve científicos que cumplen con esas
características, todavía “no se ha hecho el proceso de selección final de los
expertos para participar”.
Los
expertos independientes también hicieron propuestas a la PGR “sobre los
objetivos del peritaje, la documentación previa que debe ser utilizada, los
criterios sobre el tiempo, la organización de la visita, el trabajo de campo y
la realización de su informe”, y recordaron a la dependencia que el Equipo
Argentino de Antropología Forense (EAAF) “está realizando un peritaje sobre si
el fuego en el basurero de Cocula, mismo que deberá ser tenido en cuenta como
parte de las evidencias científicas”.
Los
expertos revelaron que entre el 26 de agosto y el 11 de septiembre pasados la
PGR tomó declaraciones a 11 militares del 27 Batallón sin notificarles de ello
con antelación. l
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