Revista
Proceso
2058, a 9 de abril de 2016..
Zares de la TV
mexicana “despacharon” desde paraísos fiscales/
JENARO VILLAMIL
Ricardo
Salinas Pliego, Alfonso de Angoitia y Remigio Ángel González son tres mexicanos
poderosísimos en las telecomunicaciones de todo el continente. El primero es
propietario de TV Azteca, el segundo es el vicepresidente de Televisa y, el
tercero, es un oscuro multimillonario dueño de decenas de canales televisivos y
de estaciones de radio. Los tres se acercaron a Mossack Fonseca para abrir
empresas fantasma en paraísos fiscales, lo que además volvió a traer a la luz
pública sus modos de operar, las sombrías historias de cómo construyeron sus
emporios y la debilidad de las autoridades ante la seducción de los potentados
de la TV.
La
investigación periodística conocida como #PanamaPapers sacó a relucir a tres
personajes mexicanos que están involucrados con las dos grandes televisoras de
este país y su expansión en América Latina: Televisa y TV Azteca, y a un
personaje al que apodan El Fantasma, Remigio Ángel González González, uno de
los potentados de medios de comunicación más poderosos en Centro y Sudamérica,
pero menos conocido públicamente.
El
menos conocido en México, pero padecido en el resto de América Latina, es
Remigio Ángel González. Nacido en Nuevo León, inició en 1976 su trayectoria
cuando su amiga Margarita López Portillo, hermana del entonces presidente y
directora de Radio, Televisión y Cinematografía, lo envió a trabajar a la
empresa estatal Imevisión, que en 1993 se convertiría en TV Azteca, adquirida
por Salinas Pliego.
González
se vinculó desde los ochenta con el segundo hombre más poderoso de Televisa en
la era de Emilio El Tigre Azcárraga, Guillermo Cañedo de la Bárcena, y hasta
ahora siguen los lazos de negocios y familiares, además de que la fortuna de
González se deriva de “empaquetar” los contenidos de Televisa para la región,
especialmente las telenovelas.
De
la relación con Televisa viene el vínculo con otro exdirectivo de esa empresa,
Guillermo Cañedo White (ver reportaje en la sección “Deportes”). Ellos son los
principales beneficiarios de Global Holding Properties Corporation, registrada
en marzo de 2010 en las Islas Vírgenes Británicas.
Menos
conocido es el vínculo entre González González y Salinas Pliego. En Costa Rica,
al adquirir en 2008 el canal 4, que era originalmente de TV Azteca, el
periodista Miguel Alejandro Gutiérrez escribió que “en su forma de operar (…)
se da una conexión especial entre él y Ricardo Salinas Pliego, el dueño de TV
Azteca” (“Remigio González y el poder de los medios de comunicación”, El
Malviense, 22 de mayo de 2008).
El
emporio de un “Fantasma”
Dueño
de al menos 45 canales de televisión y 68 emisoras de radio en todo el
continente, Remigio Ángel González González aparece como uno de los clientes de
Mossack Fonseca.
El
Fantasma es famoso por adquirir con artimañas legales y testaferros decenas de
medios a los que primero endeuda y luego compra. A través de Mossack Fonseca,
adquirió en marzo de 2010 una compañía que hace honor a su fama y sobrenombre,
denominada Global Holding Properties Corporation.
Esta
compañía fantasma fue radicada por el despacho panameño en las Islas Vírgenes
Británicas, y en ella él mismo aparece como director y apoderado general. La
dirección de la empresa es la misma que El Fantasma tiene en su pasaporte como
domicilio particular, en Miami, Florida, de acuerdo con los propios archivos de
Mossack Fonseca.
Junto
con él aparecen otros directores, como el argentino Carlos Eduardo Lorefice
Lynch, Juan Carlos González Sáenz, regiomontano radicado también en Miami, y el
hondureño Fernando Guido Contreras López.
Según
los documentos filtrados, Global Holdings Properties Corporation se dedica a
“recibir o dar dinero en préstamo con o sin garantía, comprar productos,
mercancías, títulos, valores, acciones y bienes muebles o inmuebles, al contado
o a crédito; abrir o cerrar sucursales u oficinas en cualquier país del mundo;
pignorar, hipotecar, arrendar, ceder, permutar, entregar, gravar y vender
cualesquiera bienes muebles e inmuebles”.
El
perfil de esta compañía coincide con la fama de El Fantasma, que suele abrir
empresas que radican en paraísos fiscales de Panamá y las Bahamas para encubrir
su enorme fortuna, que supera los 2 mil millones de dólares, según
especialistas de Guatemala y Ecuador que han escrito sobre este personaje.
Su
fortuna y emporio los construyó de una manera simple, pero eficaz: se hizo
amigo en los años ochenta de Margarita López Portillo, hermana del expresidente
José López Portillo, y comenzó a figurar como representante de ventas de
contenidos de Televisa para América Central, especialmente en Guatemala, donde
se vinculó con la junta militar de los generales Romeo Lucas García y Efraín
Ríos Montt.
En
1985 apoyó financieramente la campaña del candidato ganador, Vinicio Cerezo, y
en 1999 respaldó a Alfonso Portilla. Como retribución Portilla nombró a su
cuñado, Luis Rabbé, como ministro de Comunicaciones e Infraestructura.
En
menos de una década, González González se convirtió en el zar de los medios en
Guatemala. En 1981, con el apoyo de Televisa fundó la empresa Televideo, y en
2008 le cambió el nombre a Albavisión, en honor a su esposa, Alba. Actualmente
es propietario de seis estaciones de televisión y 13 de radio, a pesar de las
prohibiciones legales que impedían a extranjeros tener medios de comunicación
concesionados.
Eso
nunca ha sido problema para El Fantasma. Ha utilizado sus contactos políticos y
a testaferros para expandir su influencia y poder en toda Centroamérica, donde
se ha apropiado de decenas de estaciones de televisión a través de venderles
contenidos “enlatados” de Televisa y de Hollywood. Una vez que se endeudan con
él, adquiere las estaciones mediante artificios legales y empresariales.
En
Costa Rica es dueño de cinco estaciones de televisión y 11 de radio, y fue
amigo del expresidente Rafael Calderón Fournier. En Nicaragua acapara siete
estaciones de televisión y 12 de radio, gracias a su amistad con Daniel Ortega.
En Honduras posee siete estaciones de televisión y una de radio. En El Salvador
es propietario de dos estaciones de televisión y una de radio.
De
Centroamérica se expandió a Sudamérica, especialmente a Perú, Ecuador y
Paraguay, y más recientemente a Argentina, Chile y Uruguay. En los tres últimos
países su presencia generó fuertes resistencias y protestas de periodistas por
su conocido método de censura informativa.
Amigo
de Alberto Fujimori y también de Alan García, González González comenzó
comprando en Perú los canales 9 y 13, hasta poseer actualmente seis estaciones
de televisión.
En
Ecuador ha consolidado un auténtico oligopolio de medios, el segundo más
importante, ya que posee 17 estaciones de radio, dos medios impresos y una
decena de estaciones de televisión del conglomerado Televicentro. El periodista
Andrés Carrión tuvo su debut y despedida en los noticiarios de la estación tras
denunciar que El Fantasma recibió el apoyo del gobierno de Rafael Correa.
Protestas
en Argentina
En
enero de 2007 adquirió el canal 9 de Argentina. Le compró 80% de las acciones
al empresario Daniel Haddad por más de 30 millones de dólares, y un año
después, se apropió del 20% restante.
La
incursión de González González en la nación sudamericana generó protestas
públicas de los trabajadores de prensa. En enero de 2008, la Unión de
Trabajadores de Prensa de Buenos Aires acusó al empresario de aplicar “métodos
utilizados durante la dictadura militar, al censurar, despedir, filmar,
encerrar e impedir que actúen libremente los delegados de la emisora.
“El
actual dueño de canal 9, de ser un simple vendedor de publicidad y de programas
de televisión de los canales mexicanos, se ha convertido en dos décadas en un
magnate de los medios, comprando la mayoría de ellos en América Central”,
afirmó el organismo gremial (Proceso 1665).
La
prensa argentina manejó como uno de sus posibles socios en la adquisición del
canal 9 a Guillermo Cañedo White, hijo de quien fuera el “hermano mayor” de El
Tigre Azcárraga. Actualmente también posee tres estaciones de radio en
Argentina y cinco en Uruguay, incluyendo el Grupo Sofía y Grupo Sarandí.
En
Paraguay es propietario de dos canales de televisión. En Chile generó una agria
polémica la adquisición de los canales 4 y 2, por su mala fama y sus malas
artes para apropiarse de las estaciones.
Desde
los ochenta, González González, oriundo de Higueras, Nuevo León, se fue a vivir
a Miami, en la lujosa zona de Key Biscayne, después de estar preso en 1987 en el
Reclusorio Oriente (El Universal, 28 de enero 2007). El empresario de teatros y
salas de cine Gustavo Alatriste lo demandó por no pagarle el arrendamiento de
varias salas de cine.
Al
quedar libre se fue a Florida, estableció su compañía en Hialeah, en la misma
zona donde creció la cadena Telemundo, y se volvió un personaje enigmático, al
que no le gusta dar declaraciones, menos que lo fotografíen, y al que pocos
conocen en persona, salvos los mandatarios latinoamericanos.
Cuando
le preguntaron a Alan García, expresidente de Perú, si tenía amistad con
González González, respondió: “Yo sólo conozco un fantasma”.
Su
exsocio Genaro Delgado Parker describió el método del Fantasma de esta manera:
“Nunca ha comprado un canal por las buenas, los endeuda y luego se los apropia
con formas ladinas. Le da la vuelta a la ley. Muchas empresas suyas que radican
en paraísos fiscales como Panamá y Bahamas son las dueñas de deudas de canales
que luego asume y se hace el propietario” (www.deguate.com).
En
el gobierno de Felipe Calderón intentó participar en la “tercera cadena” de
televisión. Comenzó a cabildear con autoridades y legisladores, pero optó por
no pelearse con sus viejos socios de Televisa (Proceso 1665). El empresario fue
buscado por este semanario, pero no respondió a las llamadas.
En
la investigación global, en la que además de Proceso participó Aristegui
Noticias por parte de México, apareció también Alfonso de Angoitia,
vicepresidente ejecutivo de Televisa, como comprador de una empresa al despacho
especializado en la operación de paraísos fiscales.
Considerado
el principal responsable de las finanzas del consorcio, Alfonso de Angoitia
adquirió a través de Mossack Fonseca una sociedad denominada Ucetel
Incorporated, en las Bahamas, y utilizó a una tercera compañía denominada JTC
Corporate Services (Suisse) Limited.
Ante
el escándalo desatado el domingo 3 con la publicación de los #PanamaPapers, De
Angoitia admitió públicamente haber adquirido esta empresa con el propósito de
comprar un departamento y una membresía en un club de buceo náutico, pero
aclaró que “Ucetel jamás fue objeto de depósito, transferencia o movimiento
financiero alguno a través de esa o ninguna empresa”.
La
investigación periodística internacional coordinada por el Consorcio Internacional
de Periodistas de Investigación también sacó a relucir la utilización de dos
empresas offshore por parte de Ricardo Salinas Pliego, una para adquirir obras
de arte en las subastas de Nueva York y Londres, a través de una compañía
radicada en las Islas Vírgenes, denominada Felicitas Holding Limited. La otra,
con un valor de 250 mil dólares, para “poseer activos de un barco” que tuvo
varios nombres, pero fue adquirida por la intermediaria ECS International
Nominees (Isla del Hombre) Limited, y tuvo como “beneficiario y dueño” al
propietario de Grupo Salinas.
En
su respuesta pública, la jefa de prensa de Grupo Salinas, Magdalena Fueyo,
afirmó que “todas las operaciones financieras del señor Ricardo Salinas Pliego
se hacen con estricto apego a derecho. No tenemos comentario respecto a las
especulaciones de Aristegui Noticias”, refiriéndose al portal informativo
dirigido por Carmen Aristegui que publicó originalmente el expediente de TV
Azteca en los archivos de Mossack Fonseca.
No
es la primera vez que Salinas Pliego es acusado de operaciones financieras
dudosas. En enero de 2005 la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC)
encontró culpable al dueño de Grupo Salinas de delitos financieros al obtener
ganancias por 109 millones de dólares sin pagar impuestos y sin rendirle
cuentas a sus accionistas minoritarios. Eso le costó una multa de 10 millones
de dólares y el retiro de sus empresas de la Bolsa de Valores de Wall Street.
Fiel
a su estilo, Salinas Pliego afirmó en aquella ocasión que “las acusaciones de
la SEC son falsas, de mala fe y discriminatorias. Prevaleceremos porque
actuamos correctamente”. Grupo Salinas no ha regresado a cotizar en el mercado
bursátil de ese país.
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