Por qué invitó a Trump? ¿Por qué se paralizó frente a él? ¿Por qué suavizó los insultos de Trump al decir que eran "malinterpretaciones"? ¿Lo asustó el bully de Trump?
Cómo Peña Nieto se encogió/Jorge Ramos Ávalos
Reforma, 03 Sep. 2016
¿En qué estaba pensando el presidente de México, Enrique Peña Nieto,
cuando invitó a Donald Trump a Los Pinos? Estaba pensando, por supuesto, en que
le podía ganar. Pero calculó muy mal. Este será uno de los puntos más bajos de
su Presidencia. Y eso es mucho decir después de Ayotzinapa, Nochixtlán, la Casa
Blanca, el depa de Miami y más de 57 mil muertos.
Trump se fue de México sin dar una disculpa y sin cambiar, en lo más
mínimo, su plan migratorio. Fue vergonzoso ver a Peña Nieto callado e inmóvil
en su propia casa mientras Trump tomaba el control de la conferencia de prensa
y escogía a los periodistas que le hacían preguntas en inglés. Trump dijo que
sí habían hablado sobre el muro pero no sobre quién lo iba a pagar. Y Peña
Nieto, que sabía que eso no era cierto, se quedó callado. Ese fue el día en que
Peña Nieto se encogió y se convirtió en presidentito.
Cuando Trump terminó su show le dio la palabra a Peña Nieto. Ahí, ya sin
un texto que leer, insistió en que su responsabilidad era "defender al
pueblo de México". Pero, irónicamente, no lo hizo. Dos horas y media
después del encuentro, Peña Nieto sacó un tuit diciendo que al principio de la
reunión le dejó claro a Trump que México no pagaría por su muro. Entonces, ¿por
qué no se atrevió a desmentir a Trump en público durante la conferencia de
prensa?
Eso no es diplomacia. Eso es falta de carácter y liderazgo. No, Peña
Nieto no representa a millones de mexicanos que son muy distintos a él.
Peña Nieto nos ha puesto a los mexicanos a jugar al psicólogo. ¿Por qué
invitó a Trump? ¿Por qué se paralizó frente a él? ¿Por qué suavizó los insultos
de Trump al decir que eran "malinterpretaciones"? ¿Lo asustó el bully
de Trump?
Fue una reunión entre dos de las personas más odiadas por los mexicanos,
tanto en México como Estados Unidos. Peña Nieto tiene la mayor desaprobación
-74%- de un presidente mexicano desde 1995, cuando Reforma empezó a medirlo. En
cuanto a Trump, el 73 por ciento de los latinos en Estados Unidos lo considera
un racista, según una encuesta de Univision. Tal para cual.
¿Por qué se juntan los impopulares? Porque, en el fondo, quieren que la
gente los quiera y están dispuestos a tomar altos riesgos. Peña Nieto no acaba
de salir de las acusaciones de corrupción, plagio e incompetencia y necesitaba
un fuerte golpe de timón. Presentarse como el defensor de los mexicanos frente
al ogro de Trump le hubiera dado muchos puntos. Y Trump está en medio de una
controvertida campaña y perdiendo en las encuestas.
Eso explica la reunión. Pero salió tan mal que esa misma noche en
Phoenix, Arizona, Trump insistió en que construiría un muro de 1,900 millas en
la frontera y que los mexicanos lo pagarían aunque ellos no lo supieran. Hasta
ahí el éxito de la diplomacia mexicana.
Al final, Trump se salió con la suya y Peña Nieto fue el loser.
Trump aprovechó la situación al máximo. Fue la primera vez que se reunía,
como candidato, con un Presidente y demostró que estos encuentros de alto nivel
pueden arreglarse en solo unas horas, no meses. Además, ejercitó
internacionalmente su ya famosa terquedad. Usó a Peña Nieto, como lo tituló con
buen ojo el Reforma, y se fue sin una herida.
El verdadero muro de Trump está en su cabeza. Él quiere aislar a Estados
Unidos del mundo y preservar su tradición anglosajona. Por eso el muro y su
lucha contra los inmigrantes latinoamericanos, por eso su rechazo a los
tratados de libre comercio y su desdén por las organizaciones planetarias.
Pero la apuesta de Trump es muy arriesgada. Él cree que puede ganar sólo
con el voto de los estadounidenses blancos y yo creo que se equivoca. Ya no hay
suficientes votos blancos en Estados Unidos como para ganar la Casa Blanca. Sin
afroamericanos, latinos y asiáticos se acabó la fiesta. En dos meses veremos si
tuvo la razón.
Peña Nieto, por su parte, desaprovechó una oportunidad única para cambiar
la narrativa de su fallida Presidencia. El patriotismo, tanto en política como
en el futbol, debe ser utilizado en muy contadas ocasiones. Pero en este caso
Peña Nieto tenía todo el derecho -y el apoyo de millones de mexicanos- para mostrar
su indignación y enojo frente a Trump.
No lo hizo. Le faltó... todo.
@jorgeramosnews
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