8 ago 2006

Purificar la vida pública

Y esta es el discurso de ayer de AMLO en la asamblea realizada a las afueras del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) donde llamó a purificar la vida pública del país.
Amigas y amigos:
Después de escuchar al licenciado Porfirio Muñoz Ledo y a Ricardo Monreal, creo que ha quedado clara nuestra postura acerca de esta primera resolución del Tribunal. No hace falta hablar mucho, sólo notificarle a los integrantes del Tribunal, a los magistrados, sólo notificarles, de manera respetuosa, que no aceptamos el recuento parcial, que el pueblo de México no quiere sólo una pequeña parte de la verdad. No queremos, como lo dije ayer, un diezmo democrático.
Queremos democracia al 100% en nuestro país. De modo que vamos a mantener nuestra demanda del conteo total. Vamos a mantener la consigna del voto por voto, casilla por casilla.
Hacemos otro llamado a los integrantes del Tribunal para que reconsideren su decisión, que piensen que nada se va a resolver con esa determinación legalista, estrecha, que no atiende la demanda en lo general, que no atiende la necesidad que tenemos todos los mexicanos de conocer realmente cuál es el resultado de la elección.
El Tribunal tiene que actuar, desde luego, con apego a la Constitución, tiene que sujetarse a esas normas. Todos los integrantes del Tribunal, creo yo, son constitucionalistas, saben desde luego que las constituciones fundacionales en nuestro país se han elaborado no por la concesión graciosa de los hombres en el poder, sino por los movimientos sociales que ha habido en nuestro país.
La Constitución de 1824 es el fruto de la lucha por la independencia de nuestro país. La Constitución de 1856 es también fruto del movimiento de los liberales para hacer valer reformas fundamentales en nuestro país. Y la Constitución de 1917 es el fruto de la lucha del pueblo de México por la justicia y por la democracia, por esas dos grandes demandas: sufragio efectivo y justicia social.
Por eso los magistrados tienen que tomar en cuenta cuál es el proceso histórico que deben atender para tomar sus decisiones. No puede un constitucionalista ver nada más la casilla y estar pensando en una parte del problema. Esa es una visión muy corta, muy estrecha, que no tiene nada que ver con las demandas fundamentales, históricas, de nuestro pueblo. Ellos tienen que levantar la mira, dar una respuesta a la exigencia de democracia en nuestro país.
No se puede aceptar que un Tribunal Electoral, un Tribunal político, un Tribunal para la democracia actúe, como aquí se ha dicho, como si se tratara de una Agencia del Ministerio Público y se reduzca todo a una relación individual, cuando ellos tienen que resolver a partir del derecho colectivo, a partir del interés general. Eso es lo que les pedimos a los magistrados del Tribunal. No es posible que las instituciones en nuestro país sigan sometidas al poder del dinero, sigan sometidas a los que se creen amos y señores de México. Es un momento histórico fundamental el que estamos viviendo, porque nos toca resolver en definitiva este asunto.
Si permitimos la imposición, entonces vamos a estar aceptando la democracia simulada, la democracia de mentira, la democracia para justificar el mando, el predomino de unos cuántos. Vamos a combatir eso porque lo que queremos los mexicanos es una democracia verdadera, una democracia real. Lo que queremos es una democracia con dimensión social. No es nada más los votos, es que en cada voto hay un ciudadano, hay un ser humano esperanzado para que haya justicia en nuestro país. Eso es lo que estamos defendiendo.
Vuelvo a hacer el llamado a los magistrados, todavía es tiempo para rectificar. Dicen que nosotros no respetamos a las instituciones. Yo quiero aclarar a ustedes: nosotros sí queremos que haya instituciones fuertes en nuestro país, no queremos que sigan las instituciones en manos de hombres sin decoro. No estamos en contra de las instituciones, estamos en contra de quienes tienen en sus manos a las instituciones y que no han sabido actuar con rectitud, con patriotismo, no han sabido estar a la altura de nuestro pueblo.
Yo hago una pregunta a todos los mexicanos, para hacer a un lado la hipocresía, la simulación: ¿Desde cuándo en México no se da el hecho de que una institución actúe en favor de una causa justa, en favor del interés general? ¿Se acuerdan ustedes de un hecho así? Siempre las instituciones han estado sometidas al dinero y al poder. Hace dos días, cuando iba a resolver el Tribunal, salió el presidente de la Suprema Corte de Justicia, rompiendo todas las formalidades, a hacer una declaración precisamente el día que iba a resolver el Tribunal, diciendo que no se iban a permitir presiones, diciendo de que se iba a aplicar la ley, de manera por lo menos imprudente de parte del presidente de la Suprema Corte de Justicia, dando línea, respaldando la decisión que seguramente ya habían tomado los magistrados del Tribunal.
Qué distinto es cuando una institución pone por delante el interés general. Pero, repito, no hay desgraciadamente antecedentes de ese tipo. Recuerdo nada más que he leído lo que pasaba en la época de la República restaurada, en donde sí había división, equilibrio de poderes y en donde el Poder Judicial actuaba con rectitud y en donde no se dejaban someter los jueces, los magistrados, los ministros, a otros poderes, mucho menos a poderes informales, a los poderes de los potentados. Ahora no se ve eso.
Lo último que vimos, lo dije en el Zócalo, fue aquella decisión histórica de un juez, cuando le da la razón de un laudo a los trabajadores y eso da pie a la expropiación petrolera. ¿Pero cuál otro hecho? ¿Cuándo ha habido justicia? ¿Cuándo los jueces, magistrados, ministros, han hecho justicia, han hecho valer el poder constitucional para proteger a los ciudadanos? Todo es la negociación en corto con los abogados de los poderosos para resolver querellas que tienen que ver con los intereses creados, pero cuando se trata del interés colectivo, no hay ninguna solución a las demandas que se plantean.
Con todos estos antecedentes, para ubicar el momento que estamos viviendo, es que hacemos de nuevo el llamado a los integrantes del Tribunal: no deben dejar pasar la oportunidad histórica de reivindicar a las instituciones y que ellos sean los primeros en iniciar el proceso de transformación en nuestro país, a partir de la renovación de las instituciones.
¿Qué va a pasar si ellos convalidan la imposición? ¿Qué va a suceder? Vamos a mantener nuestro movimiento, va a mantenerse la resistencia civil pacífica el tiempo que sea necesario y ya no sólo va a ser el reclamo por el recuento de los votos, vamos a iniciar el movimiento para transformar a las instituciones de nuestro país.
No vamos a quedarnos con los brazos cruzados. No vamos a permitir, que se oiga bien y que se oiga lejos, no vamos a permitir que siga triunfando el dinero sobre la moral y sobre la dignidad de nuestro pueblo.
Se acabó.
Vamos a la transformación de nuestro país y eso se va a dar de una manera o de otra. Vamos a cambiar esa realidad de injusticia y de opresión que tanto daño le ha hecho a nuestro país. Vamos, aunque no les guste a nuestros adversarios lo voy a decir, vamos a purificar la vida pública, vamos a llevar a cabo una renovación tajante, una verdadera transformación de México.
¿Estamos de acuerdo en eso? No nos vamos a rendir. Están apostando, nuestros adversarios, y se van a equivocar, están apostando al desgaste. Lo dije ayer, lo repito ahora: no nos vamos a cansar de pensar como somos y de actuar como somos, ese cansancio no se va a presentar en el movimiento, puede haber cansancio físico pero no vamos a cansarnos de ser como somos.
Vamos a seguir adelante. No les va a funcionar tampoco el ambiente, la política de linchamiento en medios de comunicación. Nos pueden decir lo que quieran y manden, nosotros vamos a defender nuestros principios y nuestros ideales. No tenemos una ambición estrecha. Vamos pensando en la transformación del país como un objetivo superior, por nosotros y por los que vienen detrás de nosotros, por nuestros hijos.
Yo sólo les pido que sigamos actuando con responsabilidad, como lo hemos venido haciendo, que no caigamos en ninguna provocación, no necesitamos para nada usar la fuerza bruta porque tenemos la razón y se va a hacer valer la justicia más temprano que tarde. Por eso este es un movimiento pacífico, no violento. Miren cuántos somos, es lunes, hicimos ayer el llamado, no hay dinero, no tenemos espacios suficientes en medios de comunicación y aquí estamos y cada vez vamos a ser más.
Vamos hacia adelante, amigas y amigos. Mañana tenemos nuestra asamblea de todos los días en el Zócalo, a las 7 de la noche. Muchas gracias por su apoyo, por su respaldo. Yo no voy a traicionar al pueblo de México. Prefiero dejar a mis hijos pobreza pero no deshonra. Vamos hacia adelante. No vamos a permitir la imposición. México no merece un Presidente espurio, un Presidente ilegítimo. México necesita un Presidente con autoridad moral y con autoridad política para iniciar las transformaciones del país.
Para los que nos acusan de intransigentes les decimos que nada más den a conocer, así como están dale y dale y dale con lo del Paseo de la Reforma, que den a conocer así, dale y dale y dale, que le ofrecimos al candidato de la derecha que si aceptaba el recuento de todos los votos y si el resultado le favorecía nosotros íbamos a aceptar ese resultado y que se iban a terminar las movilizaciones. ¿Pero qué respuesta hubo? Nada, absolutamente, porque anda ahí de cínico diciendo que ganó. ¿Por qué, si dice que ganó, se niega a la transparencia?
El que nada debe, nada teme. No tiene autoridad moral. Bien lo decía ese gran Presidente Benito Juárez: “El triunfo de la reacción es moralmente imposible”. Y parafraseando a Juárez podemos decir: El triunfo de la derecha es moralmente imposible. Muchas gracias, amigas y amigos.

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