15 abr 2007

Estambul: punto de encuentro



Hace un par de semanas -finales de marzo, principios de abril-, estuve en una de las ciudades más legendarias del mundo; Bizancio, la antigua Constantinopla, la capital económica y cultural de Turquía, la patria del premio Nóbel 2006 Orham Pamuk: ¡Estambul!

La ciudad se esparce por dos continentes: es el extremo oriental de Europa y el arranque de Asia; su geografía, como su historia, es heterogénea y complicada. Un puente divide mediante el bósforo a Estambul de Europa de Asia. Es pues, una ciudad de punto de encuentro, ideal para el dialogo.

Turquía es vecino de Rusia, de Irak, de Iran, del Cáucaso y de los Balcanes; es es miembro de la OTAN.

Turquía es un país donde desde que uno llega siente el espíritu del padre de la patria moderna. El mismo Benedicto XVI en su visita reciente al saludarles, dijo “he tenido el gusto de expresar mi más profundo respeto a todos los habitantes de esta gran nación y de honrar, en su mausoleo, al fundador de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk. (1881-938)

Y como si no, gracias a las duras reformas que hizo ese personaje a principios de los años 20 y 30s y claro a los ciudadanos de hoy, y sobretodo al primer ministro Recep Tayyip Erdogan, Turquía es quien es actualmente. Tiene un crecimiento de entre el 6% y el 8%; la inflación, ha caído en los últimos años por debajo del 10%. Y también tiene varias asignaturas pendientes, sobretodo con su pasado.

Atartürk fue el héroe de guerra que en 1922 expulsó de Anatolia a un ejército griego que aspiraba a refundar Bizancio. De los despojos del Imperio Otomano, desmembrado tras la Primera Guerra Mundial, logró construir una nación y devolver el orgullo a sus compatriotas. Y hasta su muerte, en 1938, se empeñó en reformar la sociedad turca para sacarla "del atraso otomano". Y lo hizo – eso si- con mano dura, y mirando siempre a Occidente (igual que Erdorgan, hoy) y así, de un golpe introdujo el código civil suizo, el código penal italiano y el código comercial alemán. Acabó con el sultanato, le retiró al Islam su rango de religión de Estado y lo sometió a estrictos controles; sustituyó el alfabeto árabe por el latino; prohibió la poligamia e impulsó la igualdad de la mujer, que obtuvo el derecho al voto y a la participación política en 1934, mucho antes que en la mayoría de los países europeos.

Turquía es mayoritariamente musulmana, el 95% de la población profesa la religión, aunque conviene señalar que el Islam turco no tiene ningún vínculo con el islamismo internacional y busca la modernidad. El Islam que se practica es el sunní, el 75%; el otro 25% son alevitas, una rama liberal de de los chiíes; los alevíes respetan a la mujer, beben alcohol (no mucho); no practican el Ramadán, no peregrinan a La Meca y no rezan en las mezquitas.

El actual gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, está llevando a cabo un experimento histórico –el de ver hasta qué punto puede ser compatible un Estado laico con el Islam. (mucho tiene que ver que Erdogan junto con el presidente del gobierno español Rodríguez Zapatero discutieron y llevaron al seno de la ONU el documento: Forjando una Alianza de Civilizaciones. (abajo).

La interrogación es si el Islam estará dispuesto a renunciar a su concepto de sociedad y de estado y a reconocer los derechos humanos de las minorías, sobre todo de los alevitas, que no son reconocidos como adeptos a una religión con sus instituciones y su identidad.

No es fácil, pero creo que lo pueden conseguir. La Iglesia católica tardó siglos -hasta en el Concilio Vaticano II- en aceptarlos y especialmente la libertad de culto. Por cierto, el país tiene varias asignaturas pendientes, una de ellas, es la libertad de religión; las minorías de católicos y protestantes no existen, son fantasmas.

Acudí, al igual que decenas personas, entre dirigentes de partidos, de Ongs, y funcionarios de más de 40 países por una invitación de la Young Democratic Leaders Network y concretamente de Tuna BeKlevic, presidente del Powerful Turkiye Party a discutir temas de la política y del mundo de hoy en esa hermosa ciudad puente, ideal para el diálogo.

Dice el profesor Ulrich Beck,que "el mundo en el que cada cultura, cada grupo étnico y su correspondiente jerarquía y creencia religiosa estaban encajados en un lugar geográfico exclusivo, ya no existe." Que, "estas culturas y naciones aparecen indisolublemente entremezcladas unas con otras. (Por lo que) Vivimos en una comunidad de vecinos, mezclados unos con otros, y esto se expresa también a través de una competencia dolorosa por encima de todas las fronteras."

Y bueno el encuentro fue hablar -en ingles y turco- de política, de muros que nos alejan -Palestina e Israel, México EE UU, Pakistan y la India-, de discriminación por diferentes motivos, sobretodo religiosos, de la participación de las Ongs, entre otros más. Y sobretodo de cómo cada quien en su trinchera podemos ayudar a que los cosas mejoren.

¡Fue una experiencia inolvidable!

Ya que tuve no sólo la oportunidad de conocer a esa hermosa ciudad, sino a gente de otras partes del mundo, donde estuvo presente el espíritu de Voltaire: "no estoy de acuerdo con lo dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo"; aunque hay temas que los turcos todavía no se atreven a abordar abiertamente; me refiero al asunto del genocidio armenio.

Orham Pamuk fue sometido a juicio hace poco más de un año. Su pecado haber dicho a un periódico suizo que ya era tiempo de que su país reconociera el genocidio armenio y los derechos culturales de los kurdos: "Treinta mil kurdos y un millón de armenios fueron asesinados en Turquía y nadie se atreve a hablar del tema, salvo yo.", dijo.

Las heridas de la represión del ejército otomano contra la población armenia en 1915 siguen abiertas; el gobierno dice que los armenios fueron víctimas de un conflicto que ellos mismos instigaron, al aliarse con el enemigo ruso en plena Guerra Mundial, que los muertos (rebajan la cifra) se produjeron en un contexto de enfrentamientos civiles y que los musulmanes también sufrieron terribles matanzas a manos de armenios.

Recientemente fue asesinado Hrant Dink, periodista turco de origen armenio a la puerta del semanario Agos, que él dirigía. Dink fue el periodista número 62 en ser asesinado en la historia de Turquía. ¡Afortunadamente hubo una condena unanime!

Dice el escritor y periodista Hugh Pope, que lo que mato a Dink es la incapacidad de la república turca para abordar la cuestión armenia. La Turquia moderna niega la historia, y negarla es ser víctima de ella. Tarde que temprano lo harán, sin duda.

Pero, el encuentro sirvió para conocernos. Creo que falto tiempo para abordar otros temas. Pero, como se dice en México: algo es algo.

Al final de la reunión de tres días emitimos una declaración y decidimos conformar el Forum for Peace and Democracy. En unos días más estará lista la página web.

Gracias a Gustavo Tovar, de Venezuela pude comunicarme con todos; me hizo el favor de traducir a las ingles mis ideas, sin su ayuda hubiera sido un testigo mudo.

Debo señalar que la idea del encuentro en Estambul se debe a un grupo de jóvenes encabezados por Tuna BeKlevic, quien quizó reunir a 100 líderes jóvenes de varia partes del mundo.

Tuna es hoy el presidente del Powerful Turkiye Party; se trata de un partido joven y de jóvenes. Actualmente tienen una red de dirigentes que desean ser ciudadanos del mundo. Mi percepción es que están preparando el terreno para integrase plenamente a la Unión Europea; también van por el poder en los próximos años.

En palabras de ellos, van por un Acuerdo del Futuro Común, convertir a Turquía en un estado de derecho, social, democrático enfocando al humanismo ; buscan el "reparto justo y la paz continua de los estados del mundo y hacer nuestro país un miembro respetado de la sociedad internacional.”

Decidí ir a la antigua Constantinopla de último momento, aunque la invitación me la reiteraron en febrero. Y bueno, es que no soy tan joven -aunque no fui el único, había muchos mayores que yo-, ni en este momento soy dirigente de un partido, ni ministro o secretario de Estado, ni tampoco legislador, como eran los requisitos del encuentro. Quizás la invitación fue debido a que de alguna manera he colaborado en la construcción de ONGs y de más de un partido político en México.

Y decidí ir realmente a muy pocos días del encuentro. Fueron diferentes circunstancias, comente con mi familia, consulte con mi bolsillo, y después una reunión de amigos que me motivaron y sobretodo apoyaron económicamente. Y es que la visita era de tan sólo tres días y había que viajar miles de kilómetros y pagar una fortuna por el boleto de avión (debido a tiempo).

También, debo decirlo, influyó El libro Estambul, Ciudad y recuerdos de Orham Pamuk, que justo por esos días me regalo Juan Eduardo, sin saber que tenía una invitación a visitar esa ciudad. Además, tenía presente la visita de Benedicto XVI en un momento difícil; el líder religioso no sólo decidió ir a esa parte del mundo a buscar a sus 32 mil seguidores, sino a mandar un mensaje de unidad.

¿Y me pregunte? ¿Qué tiene esa ciudad, que tanto llama la atención?

¡Y las respuestas son varias, sin duda!

¡De entrada encontré amigos, y con eso valió la pena asistir!

Nuevamente cito al profesor de Sociología de la universidad de Múnich para decir que "por primera vez en la historia todas las personas, los grupos étnicos y religiosos y las poblaciones tienen un presente común: cada pueblo se ha convertido en vecino inmediato de otro, y las sacudidas en una parte del globo terrestre se propagan a gran velocidad al conjunto de la población del planeta. Pero este presente fáctico y común ni se basa en un pasado común, ni garantiza de ninguna manera un futuro común. Precisamente porque el mundo está “unido” aun sin quererlo, sin votarlo y sin aprobarlo, de repente las contradicciones entre las culturas, los pasados, las distintas posturas y las religiones se hacen patentes. El mundo en el que cada cultura, cada grupo étnico y su correspondiente jerarquía y creencia religiosa estaban encajados en un lugar geográfico exclusivo, ya no existe. Más bien, estas culturas y naciones aparecen indisolublemente entremezcladas unas con otras. Vivimos en una comunidad de vecinos, mezclados unos con otros, y esto se expresa también a través de una competencia dolorosa por encima de todas las fronteras."

Anexo texto de Erdogan y Zapatero:

Forjando una Alianza de Civilizaciones/por Recep Tayyip Erdogan, primer ministro de la República de Turquía, y José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España (EL PAÍS, 13/11/2006).
La historia demuestra que la cooperación armoniosa y la interdependencia positiva entre las culturas y las creencias religiosas dominantes produce generalmente prosperidad para todos, mientras que la confrontación genera pobreza.
Uno de los mayores retos que afrontamos actualmente es revertir la actual interacción negativa y desconexión entre Occidente y el mundo islámico, ruptura que está favoreciendo la involución hacia políticas basadas en la identidad en las que florece el extremismo.
Hoy, en Estambul, la ciudad en la que Oriente y Occidente confluyen, el Grupo de Alto Nivel de Naciones Unidas para una Alianza de Civilizaciones, copatrocinado por España y Turquía, presentará su Informe Final y Plan de Acción al Secretario General de la ONU, Kofi Annan.
La iniciativa para formar una verdadera Alianza de Civilizaciones responde a un amplio consenso entre naciones, culturas y civilizaciones de que todas las sociedades son interdependientes y su desarrollo, seguridad y prosperidad van unidos. El trabajo del prestigioso elenco de personalidades internacionales reunido en el Grupo de Alto Nivel contiene recomendaciones audaces en un amplio número de áreas tales como educación, juventud, migración y medios de comunicación.
El informe diagnostica que el conflicto israelo-palestino es un obstáculo para el que es urgente que la comunidad internacional sea capaz de encontrar una solución justa y digna. El Grupo de Alto Nivel señala otras cuestiones sobre las que también es necesario actuar para que las relaciones entre Occidente y el mundo musulmán puedan ser armónicas. Entre ellas, la eliminación de los dobles raseros, algunas tendencias actuales dentro de nuestras sociedades, el papel de la religión en política, el derecho a la libertad religiosa y el respeto de los Derechos Humanos y del Derecho Humanitario internacional.
Hoy, el Grupo de Alto Nivel va a proporcionar una buena base para que el Secretario General de la ONU pueda proponer ideas e iniciativas ambiciosas a la comunidad internacional antes de que termine su mandato.
Si queremos ser verdaderamente capaces de establecer una amplia coalición que corrija la dinámica actual de desconfianza y sospecha mutuas entre Occidente y el mundo islámico, será necesario desplegar un esfuerzo internacional considerable y prolongado en el tiempo. Y también que escuchemos la no siempre atendida voz responsable de la ciudadanía.
En los próximos meses, Turquía y España se esforzarán para que las palabras del Grupo de Alto Nivel se conviertan en realidades. No podemos permitirnos actuar como meros testigos impasibles mientras se forja nuestro destino. Tomemos el timón y empecemos a llevar a nuestra nave en la dirección correcta.

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