6 oct 2008

Lo personal y lo real

Lo personal y lo real/Carlos Montemayor
Publicado en la revista Proceso (www.proceso.com.mx) No. 1666, 5 de octubre de de 2008;
En el número anterior, Proceso publicó un adelanto del libro Luis Echeverría Álvarez: Entre lo personal y lo político, que Rogelio Cárdenas Estandía preparó con base en 14 entrevistas sostenidas con el expresidente. En los pasajes publicados, Echeverría reitera la versión oficial que desde el movimiento estudiantil hasta el día de su muerte difundió el también expresidente Gustavo Díaz Ordaz: que el movimiento estudiantil fue fomentado, sostenido y armado por agentes comunistas de la Unión Soviética y de Cuba. Sorprende que el expresidente Echeverría insista en esa versión cuarenta años después de la masacre de Tlatelolco y con varios documentos políticos y de inteligencia estadunidense ya desclasificados. Según Rogelio Cárdenas Estandía, estas fueron las palabras textuales de Echeverría sobre el movimiento del 68, ambiguas, intencionalmente erráticas al mezclar tiempos, países y verdades a medias:
Fue un acontecimiento muy complicado, los jefes de los muchachos, con la embajada soviética atrás, los cubanos un poco metidos, manejando a los líderes y un gran entusiasmo juvenil, como ocurrió en el mundo. Influyó mucho Francia en el mundo.
-Habla usted de injerencia soviética.
-Las investigaciones demostraron después que, por la Guerra Fría que había entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, la política exterior soviética había intervenido, de acuerdo con las circunstancias, en México, en Nicaragua, Argentina, Chile y en general en América Latina. Se supo, también, que los Estados Unidos, seguramente la CIA, habían intervenido en Europa para que la doctrina comunista no interviniera (en la región)...
-¿De qué manera, según su versión, los soviéticos apoyaron a los estudiantes?
-Hay que recordar que todo comenzó con un enfrentamiento muy local en la Ciudadela, entre dos escuelas, la prevocacional 6 y la Escuela Preparatoria Isaac Ochoterena... Inmediatamente comenzó el problema juvenil, mucho muy en serio, porque estaban listos para eso.
-¿Quiénes eran los que estaban listos? ¿Y para qué?
-El pleito juvenil de la Ciudadela fue inspirado y organizado por los Comités de Huelga, cuyos líderes tenían mucha influencia soviética; fueron armados por la embajada soviética para causarle un problema a los Estados Unidos.
-Dice usted que Cuba participaba también.
-Sí, en parte porque Cuba ya tenía una enorme influencia de la Unión Soviética. Después de que la Revolución Cubana triunfó, comenzó a proyectarse hacia Latinoamérica y aquí también. Este movimiento del 2 de octubre del 68 recibió una gran ayuda de los cubanos que habían hecho su revolución y la querían en toda América Latina. Las cosas no son simples.
En efecto, las cosas no son simples. O mejor, como lo he dicho en distintos contextos, la guerra no es simple. Tiene un discurso pacifista, una esmerada justificación moral, un agresivo rostro para postularse como la única verdad. Se requiere atravesar y evaluar una compleja red de versiones políticas o económicas, o en ocasiones religiosas y culturales. Los discursos del Poder van oscureciendo su naturaleza, su desenvolvimiento, su motivación, los rastros de su movilidad. Este velo discursivo cubre cada paso de la guerra, cada uno de sus hechos.
"Las cosas no son simples", dijo, pues. Quizás al expresidente Echeverría no le ha informado aún su gente de confianza que gran parte de la documentación de Estados Unidos que fue secreta en 1968 ha dejado de serlo ahora. Por gestiones de la llamada Comisión Especial del 68, en efecto, compuesta por diputados de nuestra LVII Legislatura, en septiembre de 1998 el gobierno de Estados Unidos desclasificó 30 documentos de su política exterior vinculados con el movimiento estudiantil del 68. Algunos de ellos se refieren directamente a la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco. Un memorándum enviado por Walt Rostow a la Casa Blanca el 5 de octubre de 1968 muestra que la versión oficial que aún reitera Luis Echeverría no es cierta:
You ask about the extent to which the Cuban Communist on other foreign groups were involved in the Mexican riots this week. The CIA analysis attached (Tab A) concludes that the student demonstrations were sparked by domestic politics, not musterminded by Cubans or Soviets. Their primary role was restricted to supplying some money to student.
CIA believes the weapons employed by the students could have been obtained locally. Although they did not start the trouble, Mexican Communist, Trotskyists, and Castroites all capitalized on the disorders once they began end tock active parts.
(Usted pregunta en qué medida los comunistas cubanos u otros grupos extranjeros están involucrados en los disturbios mexicanos de esta semana. El análisis de la CIA [véase cuadro A] concluye que las manifestaciones estudiantiles surgieron por conflictos políticos domésticos y no por manipulaciones de cubanos ni de soviéticos. El papel fundamental de éstos últimos se redujo a la aportación de algún dinero a grupos estudiantiles.
La CIA cree que las armas empleadas por los estudiantes se pudieron haber obtenido localmente. Y aunque no iniciaron el conflicto, los comunistas mexicanos, troskistas y castristas capitalizaron los disturbios una vez iniciados y han tomado parte activa).
La CIA asentó que el conflicto se originaba en contradicciones nacionales y no por la intervención cubana o soviética, según el gobierno mexicano argumentaba. Sin embargo, la CIA creyó también, equivocadamente, como el gobierno mexicano lo afirmaba, que los francotiradores del 2 de octubre eran estudiantes, pero señaló que las armas de "los" francotiradores se habían obtenido en México y que no las habían proporcionado los soviéticos ni los cubanos, como el gobierno mexicano lo aseguraba.
El mismo día 5 de octubre la CIA recibió un addendum al anterior reporte, donde se establecía que
Where is no hard evidence that either the Cuban or Soviet embassies in Mexico City masterminded the current disturbances despite repeated allegations to that effect by the Mexican Government. We have unconfirmed reports that they have given moral and possibly some financial assistance...
Despite the participation of many Communist groups in the disorders (...) has no firm evidence that the Communist instigated the present crisis. As in other countries, the extremists have capitalized on the disorders.
(No hay una evidencia segura de que la embajada cubana o la soviética de México hayan creado los disturbios actuales a pesar de las reiteradas afirmaciones del gobierno mexicano en este sentido. Tenemos informes no confirmados de que ellas han dado sólo un apoyo moral y posiblemente financiero...
A pesar de la participación de muchos grupos comunistas en los disturbios [se suprime media línea] no hay una firme evidencia de que los comunistas instigaran la presente crisis. Sin embargo, como en otros países, los extremistas han capitalizado los disturbios.)
En la misma nota del 5 de octubre Walt Rostow muestra, en cambio, que el FBI poseía en México un grupo de inteligencia más imaginativo y, por ello, más irresponsable y peligroso:
An FBI report (Tab B) asserts that a Trotskyist groups initiated the sniper fire at the police and army from prepared positions in various apartment building, and they were responsible for touching off the bloodabed. This so called "Olimpic Brigade" reportedly obtained automatic weapons from Cuban and Guatemalan extremist organizations and plans acts of sabotage during the Olympic games.
(Un reporte del FBI [véase cuadro B] asegura que un grupo trotskista inició el fuego de francotiradores contra la policía y el ejército desde posiciones ya preparadas en varios edificios de departamentos y que ellos fueron responsables del estallido sangriento. Este grupo, llamado "Brigada Olimpia", reportan, obtuvieron armas automáticas de organizaciones extremistas cubanas y guatemaltecas y planean actos de sabotaje durante los juegos olímpicos.)
Ante una aventurada afirmación como ésta (confundir, particularmente, a los soldados y policías de la Brigada Olimpia con una organización de estudiantes) es difícil asegurar quiénes eran más peligrosos en 1968, si los cuadros de inteligencia del FBI o los francotiradores del general Gutiérrez Oropeza.
Además del adelanto del libro comentado de Cárdenas Estandía, Proceso incluyó en su número anterior otra nota de Tomás Domínguez, "Prisionero de sus palabras". En ella se consigna la respuesta del expresidente Echeverría a la pregunta que Cárdenas Estandía le planteó sobre su participación en la masacre del Jueves de Corpus del año 1971. La respuesta fue también sorprendente por su inexactitud intencional; ahora resulta ingenua, para ser moderados, por su desinformación real o fingida. Atribuye, claro, la responsabilidad al entonces regente del Departamento del Distrito Federal, Alfonso Martínez Domínguez:
"-¿Qué acciones estaba autorizado para tomar?
-El responsable era el regente del Distrito Federal, que había llamado a las policías. Por eso le pedí la renuncia.
-Cuando usted habla del 68 menciona que la orden para que interviniera el Ejército provino del presidente, sin embargo, asegura que en el 71, como presidente, usted ni era responsable ni ordenó nada.
-No, fue el jefe del Departamento del Distrito. Yo como presidente le pedí la renuncia por la falta de habilidad para controlar el movimiento, y salió; era muy amigo mío..."
Echeverría esgrime también el viejo argumento de que tanto en el 68 como en el 71 vivíamos en plena Guerra Fría, por lo que detrás de cada acto estaba el KGB y la CIA.
En este asunto tampoco tiene el ex presidente Echeverría una suficiente información sobre los documentos desclasificados por el gobierno de Estados Unidos, ni, por supuesto, del imborrable artículo que el ingeniero Heberto Castillo publicó en la revista Proceso número 136 del 11 de junio de 1979, "Alfonso Martínez Domínguez: La matanza fue preparada por Luis Echeverría". No me referiré ahora a tal artículo, sólo a documentos desclasificados.
En el año 2007, al preparar las notas para la producción Halcones, terrorismo de estado del Canal 6 de julio, leí casi cuarenta informes que el entonces embajador estadunidense en México, Robert McBride, envió en 1971 a las oficinas centrales en Washington. El primer documento refiere que el
new mexican fonmin Rabasa telephoned ambassador to request USG assistance in arranging for a special observation and training program for selected mexicans in police work and crowd control [...] Embassy was visited yesterday (January 4) by colonel Manuel Diaz Escobar Figueroa and captain Rogelio Flores Berrones to discuss this program. Díaz Escobar said that group would be interested in learning as much as possible about all phases of metropolitan police activity. Although he showed special interest in crowd control, dealing with student demonstrations, and riots. They would also be interested in training in physical defensive tactics and hand to hand combat. According to Embassy information, Díaz Escobar is a colonel in Mexican army, and, among other things, is also currently in charge of a group of individuals known as the Halcones.
(Rabasa, el nuevo ministro mexicano del exterior, telefoneó al embajador solicitando al Gobierno de Estados Unidos ayuda para diseñar un programa especial teórico y de entrenamiento para un grupo selecto de mexicanos en tareas policiacas y control de multitudes [...] Visitaron ayer (enero 4) la Embajada el coronel Manuel Díaz Escobar Figueroa y el capitán Rogelio Flores Berrones para discutir el programa. Díaz Escobar dijo que el grupo se interesaría en aprender cuanto fuera posible acerca de todas las facetas de la actividad de la policía metropolitana... Aunque mostró especial interés en el control de masas, particularmente en relación con manifestaciones estudiantiles y motines. Se interesan también en el entrenamiento de técnicas de defensa personal y combate cuerpo a cuerpo. De acuerdo con información de la Embajada, Díaz Escobar es un coronel del Ejército Mexicano y, entre otras cosas, está actualmente a cargo de un grupo de individuos conocidos como los Halcones.)
A continuación el embajador McBride enlista los grupos que Díaz Escobar desea que se entrenen en Estados Unidos para que a su regreso a México se les ubique en "posiciones importantes". Según la Embajada, tales "posiciones" serían:
(possibly for later assignment to police department or possibly as sub chiefs of Halcones). Group is entirely outside regular federal district police department and their ages would indicate that these men might be used to lead and train the Halcones."
([posiblemente para más tarde asignarlos al departamento de policía o posiblemente como subjefes de los Halcones]. El grupo está absolutamente fuera del departamento regular de policía del distrito federal y sus edades indicarían que estos individuos podrían ser usados para dirigir y entrenar a los Halcones.)
Muchos meses después, en octubre del mismo año de 1971, los sucesos sangrientos del Jueves de Corpus están vivos en la preocupación del embajador McBride. Dice:
Foreign secretary Rabasa discussed with me yesterday subject of mexican police training in United States. He was quite relaxed about possibility of connecting this training with events of june 10. He said that of course it would be unfortunate if this subject were again raised in the press.
Rabasa said that both he and president Echeverria were fully aware of the nature of our police training program and of course continued to recognize that sending Mexican students there had been as the result of Mexican initiative.
(El secretario del exterior Rabasa trató conmigo ayer el tema de la policía mexicana entrenada en Estados Unidos. Él está totalmente despreocupado sobre la posibilidad de que conecten este entrenamiento con los acontecimientos del 10 de junio. Dijo que por supuesto sería desafortunado que el tema surgiera de nuevo en la prensa. Rabasa afirmó que tanto él como el presidente Echeverría estaban totalmente conscientes de la naturaleza de nuestro programa de entrenamiento policial y que por supuesto siguen reconociendo que el envío de estudiantes mexicanos ha sido resultado de la iniciativa mexicana.)
La investigación que prometió Luis Echeverría a la sociedad mexicana sobre la masacre del 10 de junio de 1971, horas después de consumados los hechos, era en verdad más sencilla de lo que parecía. Hubiera bastado con dar seguimiento a las instrucciones que él mismo dio al Canciller de su gabinete y al coronel Manuel Díaz Escobar Figueroa.
Cuando el movimiento estudiantil tomaba las calles de la ciudad de México en 1968, los estudiantes desconocían las fuerzas campesinas y populares que alzadas en armas habían iniciado ya su ruta independiente de reivindicación social y política. Tanto las juventudes comunistas, que rebasaron los límites ideológicos y estratégicos del Partido Comunista, como los movimientos campesinos en lugares como Chihuahua y Guerrero (que desde 1966 a la primera mitad de 1968 habían establecido contactos que se prolongaron por varios años y favorecieron intercambios de estrategias, integración de combatientes y aportación de armamentos) constituyeron un proceso de cambio independiente y anterior (y también, por supuesto, posterior) al movimiento del 68. La guerrilla en el estado de Guerrero como PDPL, después como PROCUP-PDPL y finalmente como EPR, tuvo una dinámica propia. Por ello no se puede considerar al movimiento estudiantil del 68 como el origen automático de movimientos radicales y armados, ni afirmar que los estudiantes estaban listos para matar y derrocar al presidente Díaz Ordaz, aunque la aportación política al desenvolvimiento del país del movimiento estudiantil fue mayúscula.
Si bien los movimientos insurgentes en México no tuvieron una vinculación orgánica con el movimiento del 68, el Estado mexicano, en cambio, sí formuló con rapidez una estrategia de contrainsurgencia que tuvo vastos alcances en la historia interior e inmediata de México: la guerra sucia.

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