14 mar 2009

¡Cambios en Cuba?

¿Cambios en Cuba?/Óscar Espinosa Chepe, economista y periodista cubano
Publicado en EL PAÍS, 12/03/09;
Una fuerte conmoción se produjo en Cuba el pasado 3 de marzo, cuando algunos vicepresidentes y ministros fueron relevados de sus cargos. Entre los aspectos más impactantes del relevo resalta que los sustitutos, incluidos varios militares, son personas del entorno de Raúl Castro, en detrimento del círculo de Fidel. Parece que finalmente podrían comenzar los imprescindibles cambios económicos, aunque su magnitud y efectividad son inciertas.
A diferencia de movimientos anteriores, donde lo fundamental era el aval político, ahora se aprecia la conjunción del factor político con la experiencia y el dominio de sectores, mediante la promoción de varios viceministros o personas que en lo militar atendían las áreas asignadas. Resulta significativo que con la sustitución de Otto Rivero como vicepresidente del Consejo de Ministros termine el programa de la Batalla de Ideas, creado y dirigido personalmente por Fidel Castro.
En particular sobresale la salida de Carlos Lage, hasta ahora vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y Felipe Pérez Roque, canciller, muy cercanos a Fidel Castro, aunque este último, en una “reflexión”, diga que “los remplazados nunca los propuse yo” y los califique como “personajes indignos” sin ofrecer motivos para calificaciones tan fuertes. Esto choca con que ambos trabajaron durante años en el Grupo de Apoyo del Comandante y que en el nombramiento de Pérez Roque se adujo en la nota oficial que era “el más fiel intérprete de las ideas de Fidel”.
La radical remoción crea condiciones para los “cambios estructurales y de conceptos” prometidos por el nuevo presidente el 26 de julio de 2007, aunque no significa la garantía de emprenderlos. También facilita un eventual diálogo con la Administración Obama, antes difícil con un canciller agresivo y representante de un Fidel Castro siempre entorpecedor del entendimiento con Estados Unidos.
Debe subrayarse el fuerte deterioro de la situación económica, social y política de Cuba durante los últimos 20 años de Periodo Especial, empeorada por los tres huracanes de 2008 y los efectos de la crisis mundial, que ha deprimido los precios de los productos exportables, principalmente el níquel, y reducido los decisivos ingresos por concepto de turismo y remesas. La situación podría incluso agravarse si se perjudicaran las vitales subvenciones de Venezuela a causa de las dificultades en esa nación por la caída de los ingresos del petróleo.
Los resultados económicos en 2008 fueron muy malos, con una situación muy difícil en las finanzas externas. El déficit en el intercambio de bienes llegó a 10,7 miles de millones de dólares, cifra récord, con una relación entre exportaciones e importaciones de 1 a 4, según fuentes oficiales. Esto fue el factor fundamental para un crecimiento extraordinario del déficit en cuenta corriente en la balanza de pagos de 2,7 miles de millones de dólares, y el aumento de la deuda externa a 19,2 miles de millones de dólares, sin considerar la acumulada con el antiguo bloque soviético.
También se agravaron radicalmente la situación de las finanzas internas, debido al incremento del déficit presupuestario al 6,7% del sobredimensionado PIB cubano, y el deterioro del nivel de vida de la población, reflejado en la reducción del consumo en 4,4%, lo cual es compatible con la disminución de la circulación mercantil minorista en 4,8%. El salario medio mensual creció en sólo 1,5%, mientras la inflación lo hizo en más de 4,0%, según CEPAL, indicador que en realidad podría ser superior.
Esos datos denotan un complicado panorama económico, reflejado ya en el empeoramiento de las relaciones con empresas extranjeras, algunas de las cuales se han retirado de Cuba por el impago de compromisos, lo cual se agravará en cuanto la crisis mundial impacte con mayor fuerza a una economía sin reservas ni planes para hacerle frente.
La búsqueda por Raúl Castro de socios económicos y comerciales para aminorar la dependencia de Venezuela, evidenciada en los dignatarios recibidos, las visitas por él realizadas a Rusia, Angola y Argelia, y el acercamiento a mecanismos de integración y a países de América Latina, con particular énfasis en Brasil, probablemente no tendrán resultados significativos por las dificultades que esas naciones atraviesan, incluida China, por la crisis mundial. Por otra parte, las compras, fundamentalmente de alimentos, a EE UU, quinto socio en el comercio total en 2007, aumentaron un 59,0% en 2008, para alcanzar 710 millones de dólares, y podrían ascender si se eliminaran paulatinamente las restricciones del embargo, particularmente en las formas de pago de Cuba, y finalizaran las restricciones de viajar a la isla a los estadounidenses.
En el aspecto político, Raúl Castro también se enfrenta al deterioro del apoyo de los cubanos, que inicialmente se esperanzaron con sus promesas de cambios y de eliminación de lo que él llamara “prohibiciones absurdas” al asumir el poder el 24 de febrero de 2008. Si bien el recambio en base a dirigentes afines a su pragmatismo crea mejores condiciones para el próximo congreso del Partido Comunista, es urgente brindar beneficios a los cubanos crecientemente escépticos ante el discurso oficial. Demorar las transformaciones es una receta para el suicidio político y el aumento del peligro de conmociones sociales.

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