19 may 2009

!El Grupo"

"Si los plagiarios son narcos, mejor hacerse a un lado”/Reportaje
Milenio Diario, /1905//2009;
Juan Pablo Becerra-Acosta
El Jefe rechaza que la organización funja como grupo de ajusticiamiento

Aunque irregulares, las acciones de El Grupo tienen el apoyo de las autoridades federales y estatales, reitera el líder de la organización en la entrevista con MILENIO. “Solos no podemos, pero tampoco ellos; al final lo que cuidamos es no convertirnos en una brigada blanca”
A veces, para El Grupo —comando justiciero parapolicial que ante la impunidad delictiva ha combatido secuestradores en al menos cinco entidades del país y es financiado por empresarios, comerciantes y profesionistas de altos recursos económicos— la justicia del Estado no es suficiente.
A veces no basta investigar, cazar, detener, interrogar —incluso torturar— y entregar delincuentes para que sean consignados por las autoridades. A veces, ante la brutalidad de los secuestradores, violadores y asesinos, la justicia llega… de otras formas.
Y esas maneras perturban a algunos de quienes financian sus actividades.
—Cuéntenos lo de la cárcel, lo que le ocurrió a un preso y sentenciado por secuestro, violación y homicidio de una joven, y las reacciones de algunos empresarios… —se le pide al jefe operativo de El Grupo.
—Como grupo me he enfrentado con que unos empresarios me citan un día en la noche y me dicen: “Vienen todos y necesitamos que te presentes”. Uta, y yo, ¿ahora qué chingaos hice? Y entonces un líder empresarial empezó a hablar: “¿Qué tienes que ver (azota la mano contra un periódico imitando al empresario) con esto? ¿Qué tienes qué ver con estos güeyes que se acaban de morir en la cárcel y que están aquí en el periódico?” Eran los cabrones que secuestraron, violaron y mataron a (…) y que la apuñalaron 15 veces, cabrón. Y se murieron todos cuando intentaron salir de la cárcel. “¿Qué tienes que ver (azota la mano otra vez en el periódico)?” Ahí, enfrente de todos. ¿Qué quería demostrar ese cuate? ¿Qué yo mato gente? ¿Entonces qué, si yo mato gente, no te me acerques?
—¿Y quién los mató?
—No, pues yo les dije: ‘Dios… Dios es grande. Dios es un chingón. ¡Es un chingón!’.
—Pero Dios… —no deja concluir la frase.
—Te voy a contar… estos hijos de puta igual se murieron con las mismas puñaladas que le metieron a (…). Decía en el periódico: “Se murieron con 15 puñaladas los asesinos de (…), que a su vez murió con 15 puñaladas”. Entonces, yo les dije a los empresarios: “Dios es grande. ¡Chinguen a su madre todos ustedes!”, los que protestaban, que no eran todos…
El líder operativo de El Grupo enciende un cigarrillo, inhala, reflexiona, y explica:
—El mensaje es: ‘Tú te metes con una mujer protegida por El Grupo, tú la violas, tú la matas y yo voy tras de ti, te meto al pinche bote, te sentencio 40 años… ¡y luego te mueres, cabrón!” Al empresario le dije: “¿No lo entiendes? Los que tienen hijas lo entienden”. Entonces: “Chinga tu madre, mi querido empresario”.
Le da otra calada profunda al cigarro, y concluye:
—Y cuando necesitan resolver los problemas, entonces sí, me mandan a mí, al vengador anónimo, al Grupo… Ahora la mayoría participa porque ellos creen en esto. Los resultados son demasiado fuertes para no creer. Saben que tenemos experiencia. Tal vez al principio no todos confiaron en nosotros, pero después de 10 secuestros resueltos ya sabían quiénes éramos y sabían que habíamos sido muy exitosos en traer de regreso a las víctimas.
—Pase lo que pase, al final los apoyan…
—Nos apoyan porque no tienen opción. A veces pienso... a veces les digo a los que protestan: “Ustedes quieren que el jefe de El Grupo sea bonachón, que le toque la puerta a los secuestradores (golpea una mesa de madera como si golpeara una puerta) y les diga: ‘Ay cabrón, ya entrégame al cabrón, ¿sí?’” ¡Para estar en esta pinche mesa y hacer esto tienes que ser un hijo de puta! Mentalmente tienes que ser un hijo de puta, no te queda otra. Y ser un hijo de puta para que, después de que agarras a putazos a un cabrón, puedas llegar a tu casa y acariciar a tu familia…
Otra pausa, otra inhalación de humo.
—No es fácil…
—Te puedo decir que está de la chingada. La adrenalina sube de grado… Uno se puede volver loco. Hay gente de El Grupo que ha caído. Poco a poco me he quedado con menos gente, con gente más selecta porque tienen miedo: nos han matado a un chingo, a policías infiltrados, a gente nuestra…
—¿Tienen miedo de qué, de las venganzas?
—Pues sí, estamos en la rayita… Como dicen: “Tú eres el único que tienes los güevos para ir y te vale un carajo”. Y la verdad, pues sí. Yo no amenazo: yo cuando digo una cosa El Grupo la va a cumplir…
El Grupo opera muchas veces de forma clandestina, pero la mayor parte de sus acciones de inteligencia, de establecimiento de redes telefónicas, de seguimiento de delincuentes y de operativos para atraparlos son realizadas en conjunto con los cuerpos policiales federales, estatales y municipales de los sitios en los que funciona, afirma su líder operativo. Y esos mandos policiales saben de sus estrategias, de sus métodos...
—Esta manera dura de interrogar a los secuestradores antes de entregarlos a la policía, o con la policía presente, ¿es la única forma de sacar información fuerte, pesada? —se le pregunta a El Jefe, quien habla de las técnicas para lidiar con los plagiarios.
—Es la única efectiva. No hay otra. Pero en etapas. Normalmente hay tres formas de sacar información. Una es sicológica: “Si tú me dices todo, te voy a ayudar, y a los demás nos los chingamos. Aquél ya dijo que tu eres el jefe”. Y vas con el otro y le dices: “No, pues aquél dice que tú eres el jefe, entonces, si tú me das la información, no toco a tu esposa, no toco a tus hijos”. Hay ciertos arreglos. Lo vas a ver en el video que te voy a dar, ahí se manejó esa situación y (menciona el apodo de un secuestrador) habla hasta por los codos…
—Otra…
—La segunda sí es a putazos y madrazos, fuerte. Interrogatorios a base de mucha… pues sí, tortura… Pero más que tortura, es miedo al cabrón que te está agarrando a putazos.
—Y ahí sí suelta la sopa a todo mundo…
—Pues no creas, hay muchos que se amarran…
—¿Sí?
—(Un famoso secuestrador) se amarró en eso (….) Cuando lo agarramos, dije: “Este güey no va a hablar”. Se los dije (a los mandos policiales federales). “Ya lo tenemos aquí arriba (en las oficinas policiales federales) y aquí no lo podemos madrear, cabrón”, le decía yo a (alto mando). Y ahí es donde se utiliza la tercera forma: el teatro. “Déjamelo tantito” le decía yo, “ahí tenemos a su esposa, déjame a la pinche esposa un ratito”. Y (el mando policial federal) me decía: “No, que la chingada, pinche (…), estás muy enojado, los vas a putear”. Y yo le decía: “No, aquí no podemos, tú tranquilo”.
Bebe agua El Jefe, camina, vuelve, se sienta y narra:
—Ahí es donde se utiliza la tercera forma, el teatro. Esa vez me dejaron en un cuarto a la novia, la desnudamos toda a la pinche vieja, traje al (delincuente) encadenado, y le dije: “Ahí está tu pinche vieja, ya la viste toda desnuda; oquei, ahorita nos la vamos a coger todos, cabrón”. Entonces lo volví a regresar y fui con la vieja y le dije: “Mira, yo no te quiero tocar, no te quiero putear, no te quiero hacer daño, pero quiero que tus gritos convenzan a este hijo de puta de que lo estoy haciendo y te voy a soltar, y créeme que sí te suelto, porque sé que tú no estas metida, pero los gritos que vas a tener que dar ahorita tienen que convencerlo”. Y empezó a gritar: “¡Me está violando este hijo de puta!”… Y el otro dice: “Oquei, ¿qué quieren?” Entonces le dije (al mando policial): “Filmen ahí a través del vidrio y déjenme entrar”. Y le digo al cabrón: “Te chingaste a cinco empresarios, tu puta pinche voz, no hay nadie en este mundo que tenga la pinche voz igual que la tuya de ogro, pendejo. O sea no hay para dónde moverte. La pinche vieja, tu vieja, está ahí y me la voy a volver a coger y se la van a coger todos. Les cortaste el dedo a dos cabrones. Como no te puedo cortar el dedo de la mano, te corto el del pie”…
El Jefe le quitó una bota al secuestrador y pidió un hacha de incendios, cuenta, con voz que no cambia de entonación:
—Me acuerdo que me dijo (el mando federal) bien asustado: “Estás loco (…)”. Y yo: “No pasa nada, no se lo voy a cortar, tranquilo, pero que vea que tengo el hacha el cabrón, y los dedos de su pie en la mano”. Entonces, el hijo de puta empezó a hablar hasta por los codos y lo filmamos todo. Esa filmación la editamos, se la mandamos a (un periodista) y la pasó en la televisión. Este güey (el secuestrador) usaba tarjetas normales, no robadas. El hijo de puta pensaba que nadie lo iba a agarrar: traía una American Express a su nombre, el cabrón…
Podría pensarse que El Grupo no tiene mucha prudencia. Ni límites. Pero no es así. Sus miembros también temen. Le temen al narco. Cuenta El Jefe:
—El problema es que hoy los secuestros, por ejemplo en (el estado norteño del país), ya son de narcos, de zetas. Y no es nada más miedo al armamento, sino que con estos güeyes es diferente: el riesgo que llevas en esto es alto. Cuando empiezas a hacer redes (telefónicas y de seguimiento fotográfico) y empiezas a encontrarte que los del secuestro son sicarios, narcos, si se dan cuenta te matan en tres segundos, estás muerto. O el policía que se involucre conmigo, está muerto. Entonces, cuando yo siento que hay narcos dentro de un secuestro, normalmente nos hacemos a un lado. Se lo dejamos a las autoridades…
—¿Cómo definir al Grupo? Muchas veces trabaja clandestinamente, pero en la mayoría de ocasiones funciona a la par de la autoridad. ¿Es una simbiosis de ciudadanos y policías?
—Así es. Tienes que trabajar con la autoridad. Al final, solo no puedes, como ellos no pueden solos… Pero lo que hay que cuidar es que no caigamos en que esto es una brigada blanca. Déjame explicarte…
—¿No es brigada blanca?
—No es una brigada blanca…
—¿Es una brigada negra?
—Yo digo que es gris, si le quieres poner un color. No puede ser una brigada blanca porque no salimos a ejecutar por conservar el poder de unos caciques políticos o económicos. Aquí vamos contra los delincuentes, contra monstruos. Yo lo que digo es que en todo este lío lo primero que tienes que tener en tu mente es esto: “Lo hago, no por venganza, lo hago por justicia”. Eso es primero…
—Digamos que es una brigada justiciera gris…
—Sí, pero no exactamente, porque trabajas con las autoridades, y si a mí las autoridades me aseguran que el cabrón al que voy a agarrar lo voy a entregar y lo van a dejar 40 años en la cárcel y va a sufrir el hijo de puta, no tengo ningún problema…
—¿Y si no?
—Y si no, tenemos que hacer algo…
—Matarlo…
—Pues sí. Le das un balazo en la cabeza y (hacemos parecer que) cayó en un enfrentamiento. No te queda otra, porque si la misma policía está involucrada, si la misma policía lo va a soltar, o los jueces, ¿cómo paras eso?
—¿Eso es lo que explicaría que en cierto momento los interrogaran, los madrearan y, eventualmente, como se dio hace años en (un estado norteño), los colgaran de los cojones?
—Sí…
—¿Cómo le llamaríamos a esto que empieza a ocurrir? ¿comandos ciudadanos-policiales?
—Pues ojalá existan más, que esto se replique, aunque se necesitaría una capacitación muy fuerte, con ética, con moral. Que tengan mucho cuidado, porque la línea de brigada blanca, de ir a matar cabrones… En (otro estado) se creó un grupo muy secreto, ajeno a nosotros, y están matando cabrones a lo loco, porque es bien fácil llegar y matar cabrones. No necesitas mucha investigación para llegar y decir: “En ese lugar están vendiendo droga y ahí hay cuatro pendejos que son malos”. Y entonces llegan estos cabrones con metralletas y los matan. Eso es una brigada blanca. Nosotros no hacemos eso. Yo no hago eso. Para agarrar secuestradores necesitas un grupo supercerrado, supercapacitado, que investigue bien, que documente bien, que compruebe bien y eso se hace con muchísima lana y con mucha fuerza moral.
—Entonces, ustedes suplen las carencias de la policía, del Estado…
—Sí. Esto no puede ser un grupo de poder en manos de un cabrón sin ética que piense en eso: que es un grupo de poder con beneficio político o empresarial para eliminar al contrario. Nosotros no queremos ni puestos ni mandos ni pertenecer a ninguna policía, no queremos que nos reconozcan públicamente… Yo existo porque, con excepciones, tenemos una policía fallida. Una policía que, salvo ciertos grupos, no puede (contra la delincuencia). Tú pagas impuestos para que el gobierno te proteja y el gobierno no lo hace. Así de simple…
—Hay información de que esto se está repitiendo más allá de ustedes…
—Ojalá se repita. Ojalá funcione y tenga la capacidad para resolver el problema, pero si es un detonador para que la gente haga brigadas blancas y maten al primero que pase en la esquina... no sé si me explico… Yo le pregunté a un cabrón que se vengó: ‘Estás seguro 100 por ciento que son ellos? ¿Tú mataste a estos ojetes y estás seguro de que ellos violaron, chingaron y mataron a la hija de (un empresario) y no te los inventó un pinche policía?’ Ese es el punto…
—¿Qué sienten al final?
—Bueno, cuando agarras a todo el pinche grupo y les pones en su madre, tu propio grupo y el de policías con los que operamos, pues ellos se sienten con la adrenalina bien. Se sienten bien de que hicieron su trabajo, de que los agarramos y les rompimos la madre, aunque no salgas en la tele, porque la mayoría de las veces salen otros que no son los que realmente los agarraron. No se puede… Fíjate: el mejor cumplido que me han hecho luego de una operación del Grupo es esta: un policía volteó y me dijo: “Ojalá pudiéramos clonarte, cabrón, para tener aunque sea cuatro o cinco como tú”. El asunto es no enfermarte de ese poder…
—¿Se arrepiente de madrear cabrones, de que algunos hayan muerto?
—Nooo… De esos, no.
—¿Cómo explica esto para usted?
—Pienso que alguien nos puso en este pinche camino para no dejar las cosas como están. Somos odiados o queridos, aquí no hay medias tintas. Yo le puedo mentar la madre y mando a chingar a su madre a un empresario que proteste, pero el cabrón sabe que necesita de mí porque le pueden secuestrar a un familiar y que El Grupo sí lo resuelve...
—¿Entonces qué es esto? ¿Justicia anónima?
—Así debe ser…
Claves
Plagian a sacerdote
El vicario general de la diócesis de Tehuacán, Puebla, Benito Leobardo Arroyo Romero, fue secuestrado el domingo pasado. A petición de la jerarquía católica local, el gobierno poblano optó ser discreto en torno a la investigación.
De acuerdo con representantes de la diócesis, los plagiarios exigieron un rescate de 2 millones de pesos, versión que no fue confirmada ni desmentida por la Procuraduría General de Justicia del estado. De tales hechos no existe denuncia.
El vicario es el segundo ministro en importancia del catolicismo local.
México/Juan Pablo Becerra-Acosta

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"El Grupo pone en riesgo la gobernabilidad de México"
Milenio Diario, 19/05/2009;
Reporteros: Angélica Mercado, Liliana Padilla, Fernando Damián y David Saúl Vela
México/Redacción

Ex gobernadores, legisladores y dirigentes partidistas, contra su operación fuera de la leySenadores piden que se le reclute; eso ya fracasó en Colombia: ONG.
Ex gobernadores, legisladores, dirigentes partidistas y organizaciones civiles vinculadas con el tema de la seguridad expresaron su preocupación por la existencia de un grupo parapolicial dedicado
a perseguir, interrogar y ejecutar a secuestradores.
Alejandro González, Felipe González y Ricardo Monreal, ex mandatarios de Aguascalientes, Baja California y Zacatecas, respectivamente, consideraron “peligrosísimo” que una organización armada opere al margen de la ley y pidieron a las autoridades que investiguen y frenen sus actividades.
César Cámacho Quiroz y Juan Francisco Rivero, presidentes de las comisiones de Justicia y de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, advirtieron que el Estado mexicano no puede tolerar y menos auspiciar la operación de grupos parapoliciacos.
Por separado, representantes de organizaciones niveles como los consejos para la Ley y los Derechos Humanos y Ciudadano de Justicia y Paz Penal sostuvieron que ejercer la justicia por mano propia sólo generará ingobernabilidad y aseguraron que en Colombia esta práctica ya fracasó.
El panista Felipe González y el ecologista Arturo Escobar señalaron que si son gente adiestrada se les incorpore a las instituciones como asesores o auxiliares del Ministerio Público. “Si son gente experta harían mucho bien dentro de los grupos que están dedicados a perseguir a los miserables secuestradores”, señaló González.
“Nunca oí hablar de ellos, ni siquiera cuando fui gobernador de Aguascalientes, pero tratándose de gente organizada que se toma la ley por su propia mano y es capaz de matar es necesario que se les frene”, añadió.
El ecologista Escobar rechazó pactar con esos grupos, “pero si ya están organizados, aprovechemos su organización para presionar a la autoridad, para presionarnos a nosotros, los servidores públicos, a dar resultados en materia de seguridad”.
Por separado, Alejandro González Alcocer, presidente de la Comisión de Justicia del Senado y ex gobernador de Baja California, dijo que nunca ha oído de esos grupos parapoliciacos.
“No tengo idea de su actuación. Si opera una cosa así es totalmente ilegal y no debería existir, pero habría que ver qué elementos se tienen para aclarar el punto.”
Anarquía y más violenciaEn la Cámara de Diputados los legisladores priistas César Camacho Quiroz y Francisco Rivera Bedoya, presidentes de las comisiones de Justicia y de Seguridad Pública, señalaron que la existencia de El Grupo pone en entredicho la capacidad del gobierno para combatir el secuestro y encamina al país a un escenario de anarquía y violencia.
Sin embargo, reconocieron que la decisión de tomar la justicia por mano propia evidencia la desesperación de la sociedad ante la falta de resultados en la lucha contra el crimen organizado.
Camacho Quiroz, ex gobernador del Estado de México, sostuvo que la operación del organismo parapoliciaco confirma que la autoridad ya fue rebasada por la violencia. “El Estado mexicano no puede tolerar ni auspiciar
la existencia de esos grupos y la forma más efectiva de acabar con esa tentación es ofrecer resultados a la sociedad en la lucha contra la delincuencia”, sostuvo
José Antonio Ortega, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, consideró que “tomar la justicia en propia mano” propiciará problemas de ingobernabilidad y sostuvo que esta experiencia ya se aplicó en Colombia con resultados contraproducentes.
“La experiencia de grupos paramilitares en Colombia es muy amarga, porque esos grupos terminaron desviándose y siendo parte del crimen organizado”, dijo.
Por su parte, Fernando Ruiz Canales, presidente del Consejo para la Ley y los Derechos Humanos, aseguró que la PGR debe perseguir al Grupo, pues de contrario se generará una descomposición social. “Sería tanto como decirle a la gente: ‘ármate, busca delincuentes y mátalos’”, refirió.
La secretaria general del PRD, Hortensia Aragón, calificó de injustificable la creación de este grupo parapoliciaco aun cuando las corporaciones del país hayan sido infiltradas por la delincuencia.
Angélica Mercado, Liliana Padilla, Fernando Damián y David Saúl Vela
México/Redacción
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“Ninguna prueba de que exista esa célula”
Milenio Diario, 19 de mayo de 2009
Procurador Medina Mora Foto: Octavio Hoyos Ni la PGR ni la SSP federal tienen conocimiento de la existencia y operación de El Grupo, organización parapoliciaca que persigue a secuestradores, pero no por orden del Ministerio Público, sino a petición de empresarios, comerciantes y profesionistas.
Consultados sobre el tema, funcionarios de ambas dependencias señalaron que la representación social de la Federación no ha iniciado alguna averiguación previa, pues carece de elementos para hacerlo.
Indicaron que los dichos del El Jefe son solamente eso, dichos, pues el Ministerio Público federal no tiene pruebas de la existencia ni operación de los parapolicías.
Sin embargo, dijeron estar abiertos a recibir información que pueda contribuir a la indagatoria de sus actividades.
También se buscó la opinión de autoridades de otras instituciones federales, pero subrayaron que a ellos nos les compete este tipo de asuntos, sino a las dependencias encargadas de perseguir delitos y procurar justicia.
El Grupo surgió hace 12 años, luego de que empresarios, comerciantes, profesionistas, algunos académicos, todos padres y madres de familia, gente de clase media alta y alta, decidieron poner freno la ola delictiva.
Por ello convinieron en estructurar y financiar un grupo de protección que pudiera negociar con secuestradores para no perder sus patrimonios con el pago de millonarios rescates, pero que también tuviera capacidad para realizar trabajos de inteligencia y seguimiento de campo para capturar e interrogar plagiarios.
El Grupo ha operado en al menos cinco estados. Uno del norte, tres del centro y uno del sureste. Quienes lo financian tienen diversas ideologías y religiones.
México/Rubén Mosso

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