8 jul 2009

¿Igual que en 2012?

Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
Con la mira en 2012
Excélsior, 6 de julio de 2009
Para Alfredo Harp Helú,un abrazo solidario.
Al momento de escribir estas líneas no hay aún resultados de los comicios de ayer pero no se espera una sorpresa: si hay algo que se sabe ya desde días atrás es que nadie tendrá una mayoría en la Cámara de Diputados y mucho menos la necesaria para impedir vetos presidenciales. Tendremos una nueva correlación de fuerzas, con movimientos en el Congreso y los estados pero, sobre todo, lo que habrá que analizar es cómo actuarán con base en ello los partidos de cara al proceso que, en los hechos, empezó en cuanto cerraron las urnas: la búsqueda del poder en 2012.
Si estimamos que la diferencia entre el PRI y el PAN es de escasos tres a cinco puntos porcentuales, independientemente de que la misma se ampliará en el número de diputados, tendremos un escenario prácticamente igual al de 2003, incluido un PRD que no puede pasar de 20% e inmerso en dolorosa lucha interna, como estaba aquel año, pero ahora mucho más descarnada.


En 2003, el PRI se equivocó y perdió la oportunidad de regresar a Los Pinos en 2006. Se equivocó en la designación del candidato, pero antes lo había hecho al propiciar una ruptura que podría haber sido mucho más transitable y, sobre todo, porque entró en un esquema de confrontación con el gobierno que le impidió abonar el terreno para un regreso con confiabilidad. Si en julio de 2005 había ganado el Edomex con más de 50% de los votos, un año después cerraba la peor elección de su historia con un Roberto Madrazo que apenas si alcanzaba 22 puntos y sólo 104 diputados en el Congreso.
El priismo no parece estar dispuesto a transitar por ese mismo camino en este trienio. Siempre se debe considerar, como ha ocurrido desde 1994 a la fecha, que el priismo ha mostrado una indudable capacidad de autosabotaje, al boicotear, por ambiciones internas, sus posibilidades: así ocurrió con Colosio y luego con Zedillo; con la campaña de Labastida, boicoteada por Madrazo, y luego la de éste marcada por la ruptura tanto de Elba Esther Gordillo como de los principales dirigentes del llamado TUCOM. Ahora el PRI asume 2012 con Enrique Peña Nieto en un rol protagónico, Manlio Fabio Beltrones con una capacidad de operación indudable, Beatriz Paredes buscando reposicionar a su ala más nacionalista. Cualquiera de los tres puede ser una opción e incluso algunos ya consideran que si se confirman los resultados previstos en Nuevo León, por allí podría asomar Rodrigo Medina, como una versión regiomontana de Peña Nieto. Y, además, se quitaron de encima, fuera cual haya sido el resultado en Sonora, la posibilidad de que la ruptura la catalizara una hipotética precandidatura de Eduardo Bours. Son muchas opciones que se dan en un marco de excesiva ambición política. Los priistas deberán demostrar que pueden sortear sin rupturas ni descalificaciones ese proceso.
Pero la búsqueda de una candidatura sin objetivos políticos claros tampoco tiene razón de ser. Le pasó al priismo entre 2003 y 2006. Rechazó la reforma fiscal a costa de una fuerte ruptura interna, no quiso abordar reformas importantes en el terreno de seguridad y justicia ni de energía, y azuzó el voto del miedo… en su contra. Para radicales y para mirar al pasado ya estaba López Obrador. Con opciones de un cambio moderado, apareció Felipe Calderón y desplazó la imagen de continuidad que generaba Santiago Creel. ¿Qué podían ofrecer entonces un Madrazo y un PRI atrincherados en sus posiciones, combatiendo en dos frentes, con enfrentamientos internos y externos?
El PRI tendrá que apostar a buscar una ruta de acuerdos que incluso faciliten su hipotético regreso al poder. Ya antes de 2000, el PAN se opuso por razones coyunturales a impulsar reformas fiscales y energéticas con Zedillo y, luego de esas elecciones, fue el PRI el que le negó apoyo al gobierno de Fox para las mismas. No pueden los partidos y el gobierno repetir ese error: nada será más importante en los meses que vienen como reconfigurar el sistema fiscal y darle una vuelta de tuerca al sistema energético. Las reformas aprobadas en la actual Legislatura han demostrado ser insuficientes y no otorgan al Estado los instrumentos necesarios para afrontar la crisis en la que estamos inmersos. Debe haber reformas fiscales y energéticas ahora que acaban de pasar las elecciones y cuando el horizonte de 2012 aún está relativamente lejano. Concluido el primer periodo ordinario de esta Legislatura las cosas se comenzarán a complicar inevitablemente, entre otras razones porque el recorte presupuestal para 2010 afectará a todos, los gobiernos, los partidos y la ciudadanía.
El PRI deberá afrontar con seriedad ese desafío al comprender que lo que no haga ahora dejará al país en peores condiciones de gobernabilidad, en la hipótesis de que regrese al poder en 2012. El gobierno y el PAN deberán saber que, sin esos acuerdos, no podrán garantizar plenamente esa misma gobernabilidad, aunque piensen, erróneamente, que la posibilidad del enfrentamiento con el priismo les puede dar mayores oportunidades en la próxima elección (la historia nos enseña que cuando se dan esos enfrentamientos los que ganan son otros, léase López Obrador en 2006).
Ya analizaremos en otra oportunidad las opciones del gobierno, pero esa búsqueda de acuerdos se torna más importante porque el PRD lamentablemente influirá muy poco en esta Legislatura, sobre todo en los primeros meses. El perredismo tendrá que trabajar en sus conflictos internos y afrontar la casi inevitable división que genera el lopezobradorismo en sus filas. Y mientras no resuelva ese conflicto, no podrá tener una estrategia legislativa coherente. En tanto que el PRD resuelve sus problemas, los acuerdos o los disensos se darán entre el PRI y el PAN con su respectivo aliado, el Verde con los primeros y Nueva Alianza con los segundos.
***
Columna del martes corrije las cifras, dice:
"Los resultados del domingo deben ser abrumadores para el panismo y el gobierno. El triunfo del PRI fue mucho más allá de las estimaciones previas y obligará a tomar medidas de fondo. El presidente Calderón debe recordar en estos días los errores que cometió su antecesor en 2003, en unos comicios que tuvieron resultados menos dolorosos para el panismo que los de anteayer: ahora se perdieron unos 70 diputados, casi todos las entidades federativas, así como ciudades que desde hace años estaban en poder del PAN, esta vez con alguna ganancia adicional en el DF y el triunfo en Sonora, que supo a muy poco. En aquel momento, el presidente Fox cayó en un estado de abatimiento porque había sido convencido, con encuestas mal realizadas en Los Pinos, de que podría ratificar la mayoría en el Congreso y tardó varios meses en replantearse una estrategia que jamás dio frutos. También olvidó que al día siguiente de la elección intermedia comienza la búsqueda de la Presidencia y el gobierno se limitó a impulsar la candidatura de Santiago Creel, opciones que fueron superadas por un Calderón que aparecía entonces como un outsider en la lógica foxista. Finalmente, no apostó con toda la fuerza posible por la búsqueda de acuerdos y quedó como rehén de la disputa interna del PRI. Y tampoco hizo una suerte de refundación de su gobierno con base en las nuevas necesidades políticas, a base de realizar cambios de fondo en su gabinete..."

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