Columnas de Poder

Columna Juegos de Poder/Leo Zuckermann

Excélsior, 4 de mayo de 2010

Unción a las reformas

Terminó otro periodo ordinario de sesiones del Congreso. Hubo muchas iniciativas de reformas trascendentales. Algunas fueran aprobadas por la Cámara de Senadores, pero no por la de Diputados, como las leyes de Seguridad Nacional, Antisecuestros, y de Protección a los Datos Personales. Otras fueron aprobadas por los diputados, pero no por los senadores, como las leyes de Competencia, o la de Salud Pública para combatir la obesidad. Otras nunca llegaron al Pleno de ninguna de las dos cámaras para su aprobación como las reformas política, laboral, fiscal o de medios de comunicación. En suma, otro periodo legislativo de mucho ruido y nada de nueces.

Incluso se congelaron reformas que contaban con un amplio consenso como la de derechos humanos. En el periodo ordinario pasado, los diputados aprobaron esta reforma constitucional. En este periodo que acaba de terminar, los senadores la mejoraron. Pero, como el Senado introdujo cambios a la versión original, la iniciativa tuvo que regresar a los diputados para que éstos aprobaran las modificaciones hechas. Todo estaba listo para una votación de gran consenso, por lo menos de la mayoría calificada de dos terceras partes que se necesita para enmendar la Constitución. Sin embargo, esta reforma también se atoró en la Cámara de Diputados.

De acuerdo con Jesús Zambrano, vicepresidente de esta Cámara, a quién entrevisté ayer, la reforma la pararon los diputados mexiquenses. ¿Por qué?, le pregunté. El legislador perredista me contestó que no sólo esta reforma, sino todo el trabajo legislativo, está taponado por la división que existe entre el PRI de los senadores, liderado por Manlio Fabio Beltrones, y el PRI de los diputados, liderado por los gobernadores, en particular por Enrique Peña Nieto, el del Estado de México. No se ponen de acuerdo.

Sospecho que la división de los senadores y de los diputados del PRI no es tanto por diferencias ideológicas sino por la carrera presidencial. Tanto Beltrones como Peña Nieto andan tratando de llevar agua para su molino. Además, los priistas están en el negocio de defender a muchos grupos de interés a los que les conviene el statu quo: los que rechazan las reformas y presionan para que se queden en el congelador. Más aún, muchos priistas piensan que pueden ganar la próxima elección federal de 2012 nadando de muertito, es decir, sin mover nada el statu quo.

A lo mejor tienen razón. Pero, entre que son peras o son manzanas, el hecho es que, una vez más, las reformas de gran calado se atoraron. Y es previsible que se hayan atorado para el resto del sexenio.

Dicen los políticos que este periodo ordinario de sesiones se vio muy contaminado con las múltiples elecciones que se llevarán a cabo el 4 de julio. Los partidos no podían negociar en el Congreso cuando en 12 estados se están dando hasta con la cubeta. El mismo presidente Felipe Calderón así lo reconoció ayer implícitamente.

Pero el siguiente periodo ordinario estará contaminado por la discusión del paquete económico del gobierno. Así sucede siempre durante septiembre-diciembre. Los legisladores se concentran en la Ley de Ingresos y en el Presupuesto de Egresos. Los dineros públicos son su prioridad; todo lo demás pasa a un segundo plano.

Entonces tendríamos que esperar hasta el siguiente periodo, es decir, el que comienza en febrero de 2011. Pero ahí la contaminación vendrá de las elecciones de julio de ese año que incluyen la joya electoral más importante de toda la República: el Estado de México. Amén que para el año que entra la sucesión presidencial estará ya muy caliente. Luego vendrá el periodo septiembre-diciembre de 2011 con otro paquete económico. Y ya para 2012 todo el mundo estará pensando en la elección federal de ese año.

En conclusión, las reformas trascendentales están muy enfermas, al borde de la muerte en el lecho del Congreso, y necesitan un verdadero milagro que las resucite durante este sexenio.