Columna PLAZA PÚBLICA / Hipótesis sobre Diego
Miguel Ángel Granados Chapa
Reforma, 9 junio 2010.- Conforme pasan los días sin que se reaparezca Diego Fernández de Cevallos -de quien formalmente no se tiene noticia desde el 14 de mayo por la noche- aumentan el número y la variedad de las conjeturas, las versiones sobre el significado de la desaparición del ex candidato presidencial, acerca de la identidad e intenciones de quienes se lo llevaron y en relación con el paradero del relevante político.
Algunas tienen importancia por la coherencia de la explicación, otras por su procedencia. Este último es el caso, por ejemplo, de la difundida por Fauzi Hamdan, una de las personas más próximas, profesional y personalmente a Fernández de Cevallos. Fue Diego mismo quien llevó al ahora rector de la Escuela Libre de Derecho a la política, como candidato externo a una diputación, en 1991. Fueron después juntos al Senado, donde fue visible y sensible la confianza que el coordinador de la fracción panista dispensaba a quien, por lo demás, era también socio en su despacho.
Para Hamdan, fue un grupo de poder el que se llevó a Fernández de Cevallos. Dijo a Carmen Aristegui que "se ve claramente, por todas sus acciones externas y señales, (que se trata) de un gran poderío, de una gran organización, de grandes recursos. No sé si haya algún contenido ideológico en este grupo, pero podría haberlo". Desechó, por lo tanto, la tesis del secuestro meramente mercenario. Conocedor del entramado de los negocios del Jefe Diego, su afirmación aproxima, y avala en cierto sentido, otras hipótesis que suponen que por la libertad del panista eminente se pagará no sólo dinero sino también información cuya entrega significaría una especie de baldamiento, pues disminuiría las amplias capacidades de movimiento y acción que hasta ahora ha ejercido el aspirante presidencial en 1994.
En más de un sentido coinciden el dicho de Hamdan, y sus implicaciones, con la exposición hecha por Antonio Navalón, la más completa publicada en torno de la desaparición más sonada en lo que va de este siglo. La conjetura importa por quien la origina y por quien la difunde. La fuente sería "un secretario", cuyo nombre no se menciona y discretamente se busca nublar, pero que sólo puede ser el de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna. Permite suponerlo el vasto aparato de inteligencia que "el secretario" puede manejar, capaz de tener intervenidos teléfonos públicos en número tal que haya permitido localizar aquellos desde donde los captores de Diego hicieron su primera llamada. El poderío de quienes tienen consigo al Jefe sería en cambio de tales dimensiones que remitieron a "el secretario" fotos de los agentes que envió a la imposible tarea de tomar huellas digitales en aparatos utilizados todos los días, aun con el auge de la telefonía celular, por cientos de personas.
Las fotos llegaron acompañadas de un mensaje: "una sola vulneración más del acuerdo y verán la ejecución de Diego en vivo y en directo". El acuerdo aludido es el de los captores y la familia, que mantiene al margen a ciertos medios colaboradores y fuera de la indagación a las autoridades. A ese acuerdo ha faltado "el secretario", quien "supo que el Estado no se podía retirar aunque lo ordenara el Presidente, entendió la necesidad de saber quién se lo había llevado y decidió investigar y cumplir con su deber".
A partir de ese momento el cruce de mensajes se realiza en templos guanajuatenses, pista que a un investigador serio, como no parece serlo "el secretario", habría ya conducido a precisar el paradero si no de Fernández de Cevallos sí al menos de quienes lo mantienen cautivo. Se negocia un doble pago: dinero en efectivo "y material del que se están haciendo" los captores. Se ha pactado cubrir "50 millones de dólares o 550 millones de pesos pagados en una sola entrega. El dinero se está recaudando. Hay quien ha estado dispuesto no sólo a colaborar con el silencio, el retiro o con mirar hacia otra parte, sino poniéndole dinero a la charola" (El Universal, 7 de junio).
Antonio Navalón pudo haberse ganado perfectamente la confianza del "secretario" que le habría confiado las anteriores informaciones. Disfruta un sitio de privilegio en el ambiente político y periodístico mexicano. Operador de Felipe González cuando éste encabezó el gobierno español, aprovechó la estrecha relación del PSOE, el partido entonces en el poder, con el vasto imperio mediático de Jesús de Polanco, y cuando González fue vencido por José María Aznar, Navalón fue nombrado delegado de Prisa en México y como tal es responsable de la edición mexicana de El País (que ahora circula adosado a un poco significativo diario tabloide especializado en economía). Gestiona los asuntos de ese cargo en un amplio despacho en el Paseo de la Reforma donde se graban las emisiones del programa Sobremesa, dirigido por Navalón, y difundido por TV UNAM, el canal de los universitarios. Escribe además en El Universal y tiene acceso a políticos y funcionarios de alto nivel.
Sintetizo, en fin, la muy coherente hipótesis forjada por un legislador eminente, con experiencia académica y profesional en criminalística y seguridad pública, y quien se allegó datos de la averiguación oficial. No llega a usar la palabra autosecuestro pero subraya que no se escuchó el motor del vehículo en que se habrían llevado a Diego, ni tampoco se registraron huellas de su rodamiento. Si no se tomó nota de esas señales, reflexiona, es porque no las hubo, pues la presunta víctima habría llegado como se sabe pero quizá no fue llevado como se supone.
Cajón de sastre
Hoy miércoles sí sesionarán las salas primera y segunda de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a diferencia de lo que erróneamente afirmé anteayer. El receso acordado para que los ministros estudien el proyecto de dictamen presentado el jueves por el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea se extiende sólo a los días en que sesiona el pleno: lunes, martes y jueves. La naturaleza de los asuntos que se abordan en las salas no permite la suspensión de las tareas que le son propias, pues de las decisiones de los ministros dependen en ocasiones tramos de procedimientos penales, civiles, administrativos, que no pueden ser modificados. Su carga de trabajo, además, haría impertinente la diferición de asuntos previstos para el día de hoy. Como dicen que dice el alcalde de Lagos: aquí se corrige cuando se comete un error y cuando no, no.
miguelangel@granadoschapa.com
***
Diego: rescate en la iglesia / Navalón
El Universal 7 de junio de 2010;
Tres semanas desde que se lo llevaron. Tres mensajes. Una vulneración de oro después de que el grupo de profesionales —tan profesionales como el licenciado Fernández de Cevallos—, que se lo llevó se puso en contacto con la familia: el gobierno fuera; la familia pidió y el gobierno concedió.
Hubo un secretario que supo que el Estado no se podía retirar aunque lo ordenara el Presidente, entendió la necesidad de saber quién se lo había llevado y decidió investigar y cumplir con su deber.
La primera comunicación fue desde una cabina telefónica; el secretario que tenía intervenidos los teléfonos detectó el número y mandó a la policía a sacar huellas. Dos días después se recibían las fotos de la policía tomando las huellas desde el teléfono público junto con un mensaje: una sola vulneración más del acuerdo y verán la ejecución de Diego en vivo y directo.
A partir de ese momento, la relación entre la familia y los secuestradores ha sido a través de mensajes que se recogen en iglesias de Guanajuato.
La familia y los negociadores saben que el licenciado está vivo por este periódico que tiene en las manos, las fotografías facilitadas permitieron establecer claramente su condición y estado de salud, al menos aparente.
La negociación económica está terminada. Las pruebas recibidas por los negociadores sobre el valor ya no de la vida de Diego, incalculable, sino del material del que se están haciendo provocó acelerar el trato y cerrarlo.
En este secuestro —del que no se sabe nada, pero que empieza a ser muy público—, las magnitudes económicas parecen claras: 50 millones de dólares o 550 millones de pesos pagados en una sola entrega. El dinero se está recaudando. Hay quien ha estado dispuesto no sólo a colaborar con el silencio, el retiro o con mirar a otra parte, sino poniendo dinero a la charola; sería conveniente saber quiénes y por qué.
Se trata de un secuestro modélico: ha sido posible que se convierta en privado, que las autoridades se aten de manos y no digan nada por salvar a la víctima, aunque el costo sea el propio Estado y que los secuestradores tengan los nervios de acero como para fotografiar a los miembros de la SSP sacando las huellas dactilares desde donde hicieron la llamada.
Con la negociación terminada y en fase de recaudación, en cualquier momento, como dicen las malas lenguas, coincidiendo con la inauguración del Mundial, este extraño secuestro podrá ser resuelto. Que así sea.
P.D. Si a usted le parece que todo esto es demasiado preciso o, como la semana pasada, muy impreciso, considere que estamos en una situación en la que saben lo que pasa, pero no quieren que se sepa… Lo cierto es que esta vez la Iglesia de Guanajuato es el canal del milagro de Diego.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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