20 may 2011

Reacción de Netanyahu califica de "indefendible" la propuesta de Obama

Netanyahu califica de "indefendible" la propuesta de Obama sobre las fronteras de 1967
El primer ministro israelí reacciona con dureza al discurso del presidente de EE UU
ENRIC GONZÁLEZ - Jerusalén –
El País,  19/05/2011;
En Oriente Próximo ya se han escuchado muchos discursos sobre "nuevos comienzos" y sobre las buenas intenciones de Estados Unidos. El que ha pronunciado hoy Barack Obama no será, probablemente, de los más recordados. Ha sido especialmente tibio al abordar la cuestión israelo-palestina, pero la simple mención de las fronteras previas a 1967 como base para un acuerdo (un principio ya respaldado por Clinton y Bush) ha bastado para enfurecer a la derecha israelí y al primer ministro, Benyamin Netanyahu, quien ha calificado de "indefendibles" esas fronteras. Ha sido un mal augurio para la reunión que Obama y Netanyahu tenían previsto mantener mañana en la Casa Blanca.
Benyamin Netanyahu contemplaba la cita con Obama como una simple formalidad. Su vista estaba puesta en el discurso ante el Congreso estadounidense, el día 24, y en los entusiastas aplausos que iba a recibir de la mayoría republicana y de no pocos congresistas demócratas con donantes y electores judíos. Cuando Netanyahu ha afirmado esta noche que Palestina no podía crearse a costa de territorio israelí no sólo ha implicado que los territorios ocupados, que incluyen Jerusalén oriental, pertenecen a Israel: ha lanzado un mensaje resistencialista a su electorado.
La "línea verde" establecida en el armisticio de 1949, es decir, la frontera (que entonces separaba Israel de Jordania) vigente hasta la guerra de 1967, ya fue la base de las fallidas negociaciones de Camp David en 2000. En 2004, George W. Bush escribió una carta a Ariel Sharon en la que calificaba de "irrealista" un "completo retorno a las líneas del armisticio de 1949" y señalaba que dichas fronteras debían adaptarse con "intercambios mutuamente acordados". Exactamente lo mismo que ha mantenido el Cuarteto (Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y ONU) estos últimos años y lo que el propio Obama planteó en su discurso de El Cairo, hace dos años, al referirse a la llamada Iniciativa Árabe.
Obama no ha propuesto nada nuevo, nada que alterara el "statu quo" tras el colapso de las negociaciones de paz en septiembre pasado. Ni siquiera ha mencionado la necesidad de que Israel dejara de colonizar los territorios ocupados, como establece la Hoja de Ruta del Cuarteto y como él mismo exigía meses atrás. Pero el Gobierno israelí da por amortizado al actual presidente de Estados Unidos y prefiere cerrarse en banda, con la esperanza de que a principios de 2013 haya en Washington un presidente republicano más favorable a sus intereses. Obama y Netanyahu se llevan mal personalmente y la coalición derechista que gobierna Israel se ha habituado a considerar enemigo al presidente estadounidense. El diputado Danny Danon, miembro del Likud de Netanyahu, ha dicho hoy que Obama había adoptado "el plan de Yasir Arafat para la destrucción de Israel".
Tzipi Livni, jefa de la oposición y líder de Kadima (el partido más votado en las últimas elecciones), ha declarado por el contrario que las propuestas de Obama resultaban convenientes para Israel y que el gran problema era el inmovilismo de Netanyahu.
Las reacciones han sido las previsibles. Las de siempre. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha reunido a su círculo interno y ha telefoneado a otros líderes árabes antes de expresar oficialmente una opinión. Bastaba hablar, sin embargo, con algunos dirigentes palestinos para captar el habitual escepticismo, denso desde que Obama vetó una resolución de la ONU que condenaba la colonización de Cisjordania y reforzado hoy por su anuncio de que por más que lo aprobara la asamblea general de la ONU, Washington no piensa reconocer en septiembre al Estado palestino. Hamás ha calificado el discurso de "trampa".
En un nivel más popular, muchos árabes han creído detectar el aroma de la hipocresía ante la exigencia de que el libio Muamar Gadafi y el yemení Alí Abdulá Saleh abandonaran ya el poder, mientras seguía ofreciéndose al sirio Bachar el Asad la posibilidad de erigirse en líder de las reformas democráticas en cuanto terminara de masacrar a sus conciudadanos. También ha impresionado que en un discurso sobre la democratización del mundo árabe Obama no mencionara ni de pasada a Arabia Saudí, con un régimen más represivo que el de Irán. Esa omisión ha evocado la tradicional sospecha de que el suministro de petróleo importa más en Washington que el ansia de libertad de millones de árabes.
Obama fija las fronteras de 1967 como base para el acuerdo entre palestinos e israelíes
El presidente estadounidense presenta un plan de ayuda económica para Oriente Próximo y el norte de África y muestra su apoyo a los procesos de transición en la región.- El mandatario critica la represión en Libia, Siria e Irán
ANTONIO CAÑO | Washington 19/05/2011
Barack Obama anunció ayer una nueva estrategia de Estados Unidos en el mundo árabe cuya "máxima prioridad" será el apoyo a las reformas democráticas y presentó una propuesta de diálogo a israelíes y palestinos bajo el principio de seguridad por territorios sobre la base de las fronteras de 1967. Con esta iniciativa, el presidente norteamericana revisa el papel jugado por su país durante décadas en Oriente Próximo y trata de evitar el rumbo de colisión que ha tomado el conflicto palestino-israelí.
El esperado discurso de Obama representa una ruptura definitiva con los líderes autoritarios de la región, hasta ahora tolerados o respaldados por Estados Unidos, y marca también una significativo distanciamiento respecto a Israel, al que le exige el reconocimiento de los derechos palestinos en las condiciones en las que estos los demandan, es decir, con la creación de un Estado dentro de todo el territorio ocupado militarmente en la guerra de los Seis Días. "Las fronteras de Israel y Palestina deberían de estar basadas en las línea de 1967, con intercambios mutuamente aceptados", manifestó. Aunque no presentó específicamente un plan de paz, Obama estableció las fases en las que se debe de hacer esa negociación, dejando los delicados problemas de la capitalidad de Jerusalén y el regreso de los refugiados palestinos para una segunda etapa.
Al mismo tiempo, exigió a los palestinos garantías para la seguridad de Israel y, sin condenar el acuerdo de gobierno entre la Autoridad Palestina y Hamás, advirtió que esta organización deberá aceptar el derecho a la existencia del Estado judío. También pidió que los palestinos renuncien al propósito unilateral de que la Asamblea General de la ONU vote en septiembre sobre el reconocimiento de su Estado. "Eso no creará un Estado palestino", afirmó.
El discurso sirvió, principalmente, para enviar al mundo árabe el mensaje de que la Administración norteamericana observa su política con ojos completamente diferentes desde el levantamiento popular que comenzó en Túnez y la muerte de Osama Bin Laden. "Estados Unidos tiene que usar toda su influencia para alentar las reformas en la región. Nuestro mensaje es simple: si asumen el riesgo de las reformas, tendrán el pleno apoyo de Estados Unidos".
Obama aludió a que su país ha llevado hasta ahora una estrategia que definió como "estrecha", únicamente centrada en la lucha contra el terrorismo, la vigilancia del comercio de petróleo y la protección de Israel, sin tener en cuenta las necesidades de los propios ciudadanos árabes. "Esto ha alimentado durante años la sospecha de que Estados Unidos defendía sus intereses a sus expensas", reconoció.
Es hora de cambiar ese orden. "Después de décadas de aceptar el mundo como era en Oriente Próximo, tenemos una oportunidad de conseguir el mundo como debería de ser", afirmó. Eso significa, añadió, que "apoyamos las reformas económicas y políticas en Oriente Próximo y norte de África que sirvan para satisfacer las legítimas aspiraciones de los ciudadanos corrientes. Nuestra máxima prioridad deberá de ser la de trasladar eso a acciones concretas por todos los medios diplomáticos, económicos y estratégicos en nuestro poder".
Obama manifestó que esas reformas no deben consistir únicamente en la celebración de elecciones. Admitió que no todos los sistemas deben de calcar el modelo de democracia representativa de EE UU, pero precisó que son imprescindibles la creación de "instituciones que respondan ante los ciudadanos" y el reconocimiento de los derechos esenciales, como el de libre expresión y acceso a la información, incluido Internet. "Tenemos la oportunidad de demostrar", señaló, "que los valores norteamericanos están más cerca del vendedor ambulante de Túnez [en referencia al personaje que se inmoló para desencadenar las protestas] que del poder descarnado de los dictadores".
El presidente estadounidense pronosticó que el movimiento popular en marcha "no podrá ser frenado con represión" ni demagogia y afectará a muchos países de la región. "Dos líderes han caído ya; otros más pueden seguirles", dijo. Criticó duramente la represión en Libia, en Irán y en Siria, contra cuyo presidente ha aprobado sanciones económicas, pero también en países aliados de Washington, como Yemen y Bahrein. No mencionó directamente a Arabia Saudí, que tiene tropas en Bahrein, pero afirmó que ha pasado el tiempo de "dirigentes que tratan de dirigir hacia afuera las demandas de sus pueblos".
Obama señaló que esta era una oportunidad para que Estados Unidos recuperase "un sentido de humildad" sobre su liderazgo: "Al fin y al cabo no fueron los americanos los que salieron a la calle en Túnez o El Cairo". Pero, dentro de esa limitación, prometió que su Administración redoblará los esfuerzos para ayudar a fortalecer una sociedad civil en el mundo árabe y a llevar al primer plano a los jóvenes profesionales frustrados por la falta de oportunidades en sus países.
Como parte de ese esfuerzo, Obama mencionó un plan de varios millones de dólares de ayuda económica a Túnez y Egipto y que se extenderá y servirá como incentivo para otros países que apuesten por las reformas democráticas. Dijo que había solicitado al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional que presenten un programa de asistencia en la próximo cumbre del G-8 en Francia, donde se decidirá el proyecto.
Este discurso es el comienzo de una dura ofensiva diplomática norteamericana que proseguirá hoy con una reunión en la Casa Blanca entre Obama y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Netanyahu, que ofrecerá su propio plan el lunes próximo en un discurso ante el Congreso, no acepta las líneas de 1967 como base de negociación porque considera irrenunciable la soberanía israelí sobre los asentamientos en los territorios ocupados. "Israel tiene que actuar con audacia para conseguir una paz duradera", declaró ayer Obama.
Los grupos palestinos rivales Fatah y Hamás firman su reconciliación
El acuerdo, rubricado hoy en El Cairo, dará paso a un Gobierno de coalición y a elecciones antes de un año
AFP / EL PAÍS | El Cairo / Madrid 03/05/2011
Fatah y Hamás, las dos grandes facciones palestinas, han rubricado hoy en El Cairo su reconciliación, cuyas líneas maestras fueron ya avanzadas el pasado 27 de abril por las dos partes. La firma de este acuerdo pondrá fin a una enconada enemistad que en 2007 provocó una guerra civil y debería dar paso a la formación de un Gobierno de coalición y la celebración de elecciones antes de un año.
En 2007, Fatah y Hamás se disputaron por las armas el Gobierno palestino. Desde entonces, la brecha política entre Cisjordania, donde gobierna la Autoridad Palestina de Fatah, y Gaza, bajo el Gobierno de Hamás, no ha dejado de crecer. Israel, que al igual que EE UU y la UE considera terrorista a Hamás, avisó al conocer el acuerdo la semana pasada que el pacto impediría cualquier negociación de paz para Oriente Próximo en el futuro. En cambio, los expertos consideran el pacto imprescindible con vistas a cualquier negociación dirigida al establecimiento de un Estado palestino.
Once facciones palestinas se unieron hoy en El Cairo al documento de reconciliación y acuerdo nacional palestino. En presencia de responsables egipcios, el resto de facciones suscribieron este documento, un día antes de la ceremonia de la firma del acuerdo que tendrá lugar en El Cairo.
Un responsable del izquierdista Partido del Pueblo, Walid al Awad, ha dicho a los periodistas que las 11 facciones rubricaron por separado el acuerdo de reconciliación. "A día de hoy, todas las facciones, incluidas Fatah y Hamás, han firmado el acuerdo", ha subrayado Al Awad, que ha señalado que mañana tendrá lugar "la celebración oficial para anunciar el acuerdo".
La elaboración de este documento se remonta al inicio de las negociaciones para alcanzar la reconciliación, que quedaron interrumpidas en 2009 cuando Fatah firmó el acuerdo preparado por Egipto y Hamás lo rechazó alegando que se habían introducido arreglos a última hora sin su consentimiento.
Los dirigentes de las 11 facciones palestinas que rubricaron hoy el texto llegaron la víspera a la capital egipcia para participar en la celebración de mañana. Estas facciones, provenientes tanto de la franja de Gaza como de Cisjordania, incluyen a partidos izquierdistas, Yihad Islámica y también a figuras independientes.
En El Cairo se encuentra también el jefe de la oficina política de Hamás, Jaled Meshal, que llegó a la capital egipcia el pasado domingo, mientras que hoy se espera la llegada del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahumud Abbas. Hamás entró en contacto con las distintas facciones en Damasco y en Gaza para que se unieran al acuerdo. El pacto establece la formación de un Gobierno provisional integrado por tecnócratas y la celebración de elecciones dentro de un año.

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