31 oct 2011

Monterrey: ¿bombas entre narcos?

Monterrey: ¿bombas entre narcos?
La detonación de cuatro coches bomba por parte de los cárteles del Golfo y de Sinaloa para atacar a Los Zetas tiene en vilo a la capital de Nuevo León.
Milenio Semanal, 2011-10-30 |
(Redacción)
 Rodeado de detalles inverosímiles, la explosión del cuarto coche bomba en Nuevo León sigue sacudiendo a Monterrey por la potencia de la detonación y la escalada de la violencia en el área metropolitana, ya no en un municipio rural, como ocurrió con el primer atentado de ese tipo en el estado.
Para las autoridades federales y estatales los grupos criminales que combaten a Los Zetas en Nuevo León cargaron este coche bomba con mayor poder, detonándolo frente a un taller que utilizaba el grupo criminal rival tras atraer allí a un convoy militar. El primer estallido ocurrió frente a la sede de la Policía de General Zuazua, municipio rural al norte del estado, el 17 de diciembre de 2010, acompañado por la posterior aparición de un comunicado firmado por los cárteles de Sinaloa y del Golfo advirtiendo que tenían otros 10 autos bomba para utilizarlos contra policías y funcionarios corruptos. El 17 de enero de 2011, exactamente un mes después, otros dos autos con explosivos estallaron frente a los edificios de la Policía de San Nicolás de los Garza y Linares, ambos con alta presencia de Los Zetas; en el primero, la anterior jefa de plaza, Verónica Mireya Moreno Carreón, era al mismo tiempo miembro de la corporación policiaca. Las detonaciones apenas tuvieron fuerza para destruir el vehículo y causar algunos daños a los edificios y otras unidades automotoras cercanas.
La segunda explosión con potencia ocurrió la madrugada del 20 de octubre pasado, cuando un Tsuru cargado con Emulgel, explosivo utilizado en la minería, estalló mientras una patrulla de tres vehículos militares seguían un automóvil Jetta con hombres armados. El explosivo no dejó heridos, pero fue suficiente para dañar la fachada del taller mecánico NG, propiedad de Noé García González, de 43 años, ligado a secuestros, extorsiones, robo de autos y otros delitos, y quien la semana anterior había sido asesinado en Santiago durante una cena. Los explosivos se activaron mediante un teléfono celular, al igual que en el atentado en General Zuazua y en otros más ocurridos en Ciudad Juárez, Chihuahua, y en Matamoros y Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Sin dar detalles, el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz y el vocero de Seguridad, Jorge Domene Zambrano, se limitaron a confirmar la versión del particular como blanco, pero sin descartar el ataque a los militares. “Hay líneas de investigación donde aparentemente el (propietario) del taller fue privado de la vida hace un par de días y por allí está esa línea trabajando. Ésa es una, y la otra es la coincidencia del paso de los militares, pero la que tiene mayor detalle hasta ahora es la del dueño del negocio”, expresó Domene Zambrano en entrevista.
LA CARNE ASADA DONDE TODO EMPEZÓ
Noé García González asaba carne la noche del domingo 16 de octubre frente a un depósito de su propiedad en Santiago, Nuevo León, con amigos, con su pareja y con su hijo de 17 años. El grupo se divertía frente al Depósito Salazar, en el kilómetro 7.5 de la carretera a Laguna de Sánchez, a la altura de la Comunidad La Nogalera, un paraje boscoso frecuentado por los regiomontanos como paseo de fin de semana. Esa noche un comando armado asesinó con disparos de armas de fuego a García González y dejó heridos a su hijo adolescente, quien murió al poco tiempo de llegar al hospital, y a Ana Salazar Salazar, de 23 años, pareja de García González, quien narró que a las 21:30 horas arribó en camionetas un grupo de sujetos armados, quienes discutieron con el dueño del depósito y luego abrieron fuego. En el lugar quedó el cuerpo de García González junto a una camioneta Ford Expedition.
Según la Procuraduría General de la República (PGR), después del tiroteo los contrarios prepararon el coche bomba para detonarlo frente al taller NG, propiedad del asesinado, y para ello llamaron la atención de un convoy militar. Cuando la explosión ocurrió el local estaba vacío. El objetivo de los enemigos criminales del grupo al que pertenecía García González era que sus rivales se enteraran de que el taller era centro de operaciones de la delincuencia, versión sin confirmar que sólo se había difundido a través de mantas; lo mismo ocurrió en el Casino Royale, donde grupos contrarios a Los Zetas fueron quienes inicialmente difundieron los nombres de los autores intelectuales y materiales del atentado.
LA PRIMERA VERSIÓN
La jornada laboral en Monterrey inicia a las cinco de la mañana. A esa hora el grueso de los obreros, operarios y técnicos de la aún industriosa ciudad van rumbo a las plantas donde trabajan. Con la última penumbra de la madrugada las calles están transitables, pero solas, y aún se percibe la tensa tranquilidad de una ciudad que es teatro de operaciones en la guerra contra el crimen organizado. Esa hora fue escogida por una banda delictiva, a la fecha no identificada oficialmente, para detonar un coche bomba, pero sólo luego de atraer a una patrulla militar que circulaba por la avenida Revolución, una de las principales arterías que comunican el sur de Monterrey con la zona centro.

Varios sujetos, a bordo de un auto Jetta, se ostentaron armados frente un convoy militar que se desplazaba por las calles de la colonia Ladrillera, una zona popular donde generalmente no se reportan enfrentamientos. Los pistoleros hicieron que el personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) los siguiera, pero el entrenamiento y el ser veteranos de las batallas por las calles de Monterrey les hicieron sospechar que el vehículo de los presuntos criminales no aceleraba para perderlos. Al doblar por Ricardo Covarrubias y Avenida Revolución, sobre la lateral de un paso a desnivel, los militares se convencieron de que los llevaban a una emboscada: sin poder desviarse frenaron y escucharon el estallido.
Los mandos militares al frente de la unidad relataron que los sujetos armados, quienes escaparon, los guiaron hasta la zona donde estaba el explosivo. Esa versión se mantuvo hasta que la PGR filtró la relación con el dueño del taller ejecutado cuatro días antes.
 “SALCHICHAS” EXPLOSIVAS
El Emulgel es el nombre comercial de un explosivo que se utiliza para minería, y empresas como Cemex y otras dedicas a extraer piedra caliza son usuarios legales y comunes del producto. Se les llama “salchichas” a los paquetes del material por la forma que tienen. En esa ocasión fueron los cárteles unidos de Sinaloa y del Golfo quienes se atribuyeron el atentado que dejó lesionadas a dos personas: con una carta subida al Blog del Narco ambos grupos advirtieron que para los policías coludidos con Los Zetas tenían otros 10 coches bomba listos.
Además del caso en Nuevo León, de julio de 2010 a la fechan se han confirmado siete atentados con coches bomba en Ciudad Juárez, Chihuahua; Ciudad Victoria, Tamaulipas, y Tula, Hidalgo.
El coche bomba, mensaje para el Ejército: Stratfor
Para la firma privada de inteligencia Strategic Forecasting, Inc., (Stratfor) Los Zetas plantaron el coche bomba detonado el 20 de octubre como un mensaje para el Ejército: “…Los Zetas se sienten presionados por la creciente presencia militar en el noreste de México. El mensaje puede tener la intención de enviarle una advertencia al Ejército para que se retire. Por lo menos, dado el bajo nivel táctico, sin duda hará dudar a los militares mexicanos y lo pensarán dos veces antes de perseguir aparentes vehículos de Los Zetas en el territorio controlado por ese cártel”, asevera Stratfor. El reporte indica que quien armó la bomba usó una carga pequeña, sin metralla: “La pequeña carga explosiva y la escasa fragmentación nos indican que la emboscada estaba diseñada no tanto para causar una masacre como para enviar un mensaje. Los cárteles mexicanos tienen una historia de secuestros, torturas y asesinatos de personal militar, por lo que normalmente no les importa matarlos”, concluye.
El análisis “Diseccionando el Bombazo de un Cártel en Monterrey”, publicado en el sitio web de la firma (http://www.stratfor.com) contradice la principal línea de investigación de las autoridades mexicanas; el reporte no menciona las líneas de investigación que revelaron la Procuraduría General de la República (PGR) y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), las cuales se inclinaron por que el bombazo fue diseñado para llamar la atención sobre el taller usado por un grupo criminal rival como centro de operaciones.

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