14 oct 2012

Cautela en Washington/J. Jesús Esquivel

Cautela en Washington/J. Jesús Esquivel
Revista Proceso # 1876, 14 de octubre de 2012
WASHINGTON.- Si bien aplaudió a las autoridades mexicanas por la presunta eliminación del líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, la DEA se deslinda: “Nosotros no participamos absolutamente en nada, no fuimos nosotros quienes ubicaron al criminal abatido”, dice a Proceso un agente de la agencia antidrogas que trabaja en la zona de la frontera norte de México y quien por razones de seguridad pide el anonimato.

El domingo 7, la Secretaría de la Marina Armada de México (Semar) informó que sus hombres abatieron a tiros al Lazca y a uno de sus acompañantes cuando asistían a un partido de beisbol llanero en la localidad de Progreso, en el estado de Coahuila, en un incidente que, según las autoridades mexicanas, fue fortuito.

El lunes 8 los medios informativos de México destacaron que, de acuerdo con la Marina, uno de los dos hombres abatidos el día anterior en el poblado coahuilense presuntamente era el líder de Los Zetas. Horas después la institución ratificó que, tras comparar las huellas dactilares del cadáver con las que el Ejército tenía en su base de datos, podía asegurarse que El Lazca sí cayó en el enfrentamiento del domingo 7.
Pero las dudas afloraron no obstante lo declarado por la Semar, sobre todo porque algunas características del supuesto cadáver del capo no coinciden con los datos de la ficha elaborada por el gobierno de México ni con la de la DEA.
“Lo increíble es que se hayan robado el cadáver. Este hecho vergonzoso provoca dudas sobre su identidad, aunque efectivamente se haya dado muerte a Lazcano Lazcano”, apunta el agente de la DEA consultado por el corresponsal.
La ficha del gobierno mexicano estipula que El Lazca tenía 1.60 metros de estatura, pero la DEA anota que medía 1.76 metros. Lo cierto es que el cadáver robado medía 1.80 metros, de acuerdo con la información de la propia Semar.
“No vimos el cadáver ni pudimos comparar las huellas dactilares de éste con las que teníamos del Lazca en nuestros archivos. No tenemos otra alternativa más que creerle al gobierno de México”, subraya el agente entrevistado.
Tras el robo del cadáver del presunto jefe de Los Zetas, Proceso consultó varias fuentes del gobierno de Estados Unidos. Una de ellas, que trabaja en una agencia federal en Laredo, Texas, sostiene que después de que los marinos hicieron el anuncio oficial de la muerte del Lazca, los sistemas de inteligencia de Washington en México “parecían dar por confirmada” la baja del jefe zeta.
“Si tuviéramos que marcar las posibilidades de su muerte en una escala, diría que estamos en 90% de probabilidad –comenta–. Además, hay un hecho muy extraño de suma importancia: la plaza de Nuevo Laredo está muy calmada y callada. Nuestras fuentes de inteligencia nos dicen que se debe a que el Cártel de Los Zetas se está reagrupando por la baja de un alto mando.”
Y aun cuando la organización está reconfigurando sus mandos por la presunta baja de uno de sus líderes, el gobierno de Estados Unidos se muestra preocupado, pues, según la fuente, los sicarios de ese grupo “pueden reaccionar con más violencia cuando designen al sucesor del Lazca”.
Comenta que si bien la agencia en la que labora considera que Miguel Ángel Treviño, El Z-40, asumirá todo el control del cártel, “el gobierno mexicano tiene que estar muy bien preparado y listo para confrontar la reacción”, sobre todo en el norte de Nuevo Laredo, ciudad identificada como la sede de las operaciones de Los Zetas.
Al darse a conocer el anuncio oficial de la muerte del Lazca en el “operativo fortuito” de la Marina, el gobierno de Barack Obama se abstuvo de comentar la noticia. Ni la DEA ni el Departamento de Estado mencionaron el tema.
No fue sino hasta cuatro días después cuando el vocero de la DEA, Rusty Payne, distribuyó un breve comunicado, escrito con un lenguaje cauteloso: “El presidente mexicano Felipe Calderón y su secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, han confirmado la muerte del líder del Cártel de Los Zetas, Heriberto Lazcano”.
Y aun cuando la agencia felicitó a las autoridades mexicanas “por su reciente serie de éxitos en abatir los liderazgos de las organizaciones criminales trasnacionales que operan en México”, en ningún momento dejó entrever que el gobierno estadunidense avalaba la confirmación de la identidad del cadáver.
La DEA no aludió al operativo en el que elementos de la Semar supuestamente mataron al Lazca. Se limitó a señalar que “con la muerte de Lazcano el gobierno de México ha capturado o asesinado a 25 de las 37 figuras del crimen más buscadas”.
Bajo la condición de que no se dé a conocer su identidad, un funcionario del gobierno mexicano comenta a Proceso que la cautela de la DEA, y en general del gobierno de Obama, se justifica ante los recientes ridículos en que han incurrido las autoridades de México al anunciar golpes a las estructuras de poder de los cárteles que han resultado acciones equivocadas.
“Era casi imposible que la DEA reaccionara confirmando la muerte del Lazca –dice–. La DEA aprendió su lección cuando el 21 de junio (de este año) la Marina informó sobre la detención del joven Jesús Alfredo Guzmán Salazar, presunto hijo del Chapo (Joaquín Guzmán Loera, jefe del Cártel de Sinaloa), e inmediatamente se apresuró a aplaudir al gobierno mexicano por el golpe.
“De manera muy vergonzosa, 24 horas después de aplaudir la detención, la DEA desmintió la noticia y aclaró que el joven arrestado no era el hijo del Chapo.”
Consultadas por este semanario, las autoridades de los dos países involucradas en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado no ocultan su perplejidad por el robo del cuerpo del presunto líder zeta.
“Es inaudito lo que pasó con el cadáver. No se entiende por qué la Marina –la institución más respetada, la que más golpes ha dado al narcotráfico– haya descuidado el cadáver”, comenta el funcionario mexicano.
Y añade: “Tomando en cuenta que cuando mataron a Arturo Beltrán Leyva (el 16 de diciembre de 2009) en un operativo en Cuernavaca, lo primero que hicieron fue resguardar el cadáver e incluso tomarse fotos, muy criticables por cierto, con el cuerpo abatido. La única explicación al error del domingo (7 de octubre) es que (los marinos) no sabían a quién habían matado”.
En las agencias estadunidenses, según las fuentes consultadas, no dudan que la supuesta baja del Lazca pudiera debilitar al grupo criminal, aun cuando El Z-40 –quien “estaba en disputa abierta con Lazcano Lazcano”– lo remplace, por lo que, dicen, el gobierno de México debe aprovechar para fortalecer su estrategia contra el cártel.
“Creo que este es el momento oportuno para darle un golpe muy duro y efectivo a Los Zetas en las plazas donde aparentemente ejercen su dominio. Por lo que ocurre en Nuevo Laredo, se podría deducir que (sus integrantes) están confundidos y que esto puede causar una escisión en sus estructuras de mando que no le convendría a nadie.
“El gobierno mexicano tiene que analizar muy bien la situación para sacar ventaja de ello”, agrega el funcionario estadunidense que trabaja en Laredo.
Las fuentes consultadas hacen hincapié en otro de los aspectos que el gobierno de México debe tomar en cuenta: que con la presunta muerte del Lazca y el supuesto debilitamiento de Los Zetas, el único beneficiado de manera natural es el Cártel de Sinaloa, liderado por El Chapo Guzmán

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