24 feb 2013

Los dominios del Cártel de Sinaloa


Los dominios del Cártel de Sinaloa*
Revista Proceso,, 24 de febrero de 2013
LA REDACCIÓN
Baja California. La vertiente del Cártel de Sinaloa que encabeza Ismael Zambada García es la que hace frente a los retos que aún representa la organización de los Arellano Félix, sobre todo en Tijuana.
 Tamaulipas. El Cártel de Sinaloa intensificará sus ataques en Nuevo Laredo y Ciudad Victoria contra Los Zetas, con el apoyo del Cártel del Golfo.
 Chihuahua. El de Sinaloa mantendrá su comportamiento de desafío en Ciudad Juárez, Chihuahua, y Nuevo Laredo y Ciudad Victoria, Tamaulipas.
 Durango. El Cártel de Sinaloa encara a Los Zetas, los Beltrán Leyva y el Cártel de Juárez porque sus territorios son parte de los accesos al Triángulo Dorado y a las rutas hacia los mercados de consumo estadunidenses a través de Ciudad Juárez.

Guerrero. En esta plaza el ala del Chapo presuntamente se enfrenta a la organización de Los Zetas-Beltrán Leyva y a los grupos escindidos de ella.
Veracruz. El Chapo lucha en esta plaza con múltiples enemigos, principalmente Los Zetas.
Jalisco. Desde la muerte de Ignacio Coronel Villarreal, el Cártel de Sinaloa no ha logrado consolidar su presencia en ese territorio, aunque mantiene su presencia a través del Cártel de Jalisco Nueva Generación. Hay una fuerte presión en la frontera con Michoacán, en particular con los restos de las fuerzas de los Coronel, que intentan seguir controlando la producción de metanfetaminas. Los Zetas-Beltrán aprovechan esa falta de consolidación de los del Cártel de Sinaloa.
Michoacán. Se señala que dicho cártel hizo una alianza con La Familia Michoacana y Los Valencia para usar las vías terrestres estatales para el tráfico de drogas y apoyo logístico. No se piensa que pueda durar mucho tiempo.
Colima y Nayarit. El Cártel de Sinaloa enfrenta los desafíos de los Beltrán Leyva y Los Zetas. Estas entidades cuentan con un amplio litoral que les permite abastecerse vía marítima de los insumos necesarios para el procesamiento de drogas sintéticas, así como de rutas para acceder a la región productora de enervantes del Triángulo Dorado.
Sinaloa. Los del Cártel de Sinaloa se confrontan con Los Zetas-Beltrán Leyva por las rutas hacia el Triángulo Dorado.
Sonora. En esta entidad, la pugna con los Beltrán Leyva y el Cártel de Juárez es por el acceso a Baja California y Estados Unidos para llevar enervantes y armas.
Coahuila. Disputa con Los Zetas en la Comarca Lagunera, específicamente en los accesos que desembocan en la zona metropolitana de Monterrey.
Nuevo León. El desafío es la estructura Los Zetas-Beltrán Leyva. En ese estado el Cártel de Sinaloa mantiene actividades de bajo perfil, como las relacionadas con el lavado de dinero.
Quintana Roo y Yucatán. Se pelea por el control de accesos clave para trasladar clorhidrato de cocaína.
Campeche, Chiapas, Oaxaca y Zacatecas. El Cártel de Sinaloa no tiene un dominio determinado, pero usa los territorios de estas entidades para recibir cargamentos de cocaína que provienen de Centro y Sudamérica.
*Fuente: PGR.
Sus rutas y alianzas en Colombia
RAFAEL CRODA RAFAEL CRODA
Advertida por el presidente Juan Manuel Santos, la Policía Nacional de Colombia abrió una investigación para detectar la presencia y el modus operandi del Cártel de Sinaloa. Así, se encontró que la organización delictiva opera en tres departamentos del país y ha tejido alianzas con una de las bandas criminales locales en la zona del Pacífico. Consultados al respecto, varios investigadores advierten acerca de los riesgos que ello implica, pues temen que los operadores del Chapo en Colombia se involucren en la lucha de las mafias locales que se disputan el control de las rutas del narcotráfico.



BOGOTÁ.- Frente a las versiones de que El Chapo Guzmán y sus seguidores operan en Nariño y otros departamentos, el presidente Juan Manuel Santos ordenó al jefe de la Policía Nacional de Colombia (PNC), general José Roberto León Riaño, y a la fiscalía iniciar una investigación para hacer frente a los narcotraficantes mexicanos.

El jueves 14, al encabezar un consejo de seguridad en el departamento de Tumaco, Santos señaló: Existen “rumores (sobre) la posible presencia de miembros de los cárteles mexicanos aquí en el departamento de Nariño” y por ello “le dimos instrucción al señor director de la policía para que, junto con la fiscalía, investiguen bien si hay lugar para creer que esos rumores puedan ser ciertos.

“No tenemos conocimiento de ninguna información concreta, pero me dicen varias personas que los rumores son crecientes, de la presencia de los cárteles, en particular el de Sinaloa, en algunas zonas del departamento de Nariño, cosa que por supuesto combatiremos y no permitiremos por ningún motivo.”

La presencia aquí del Chapo y su cártel es algo más que un rumor, según fuentes de inteligencia de la PNC consultadas por el reportero. Gracias a las alianzas con organizaciones locales, el Cártel de Sinaloa –también conocido como Cártel del Pacífico– logró establecerse en el país y hoy tiene presencia en tres regiones desde el año pasado:

Los Llanos Orientales, una extensa zona de sabanas tropicales al sureste de esta capital; el suroccidental departamento de Nariño, y Buenaventura, en el estratégico puerto de acceso del Pacífico colombiano, ubicado 341 kilómetros al suroccidente de Bogotá, aseguran a Proceso los entrevistados.

Uno de ellos, vinculado a una investigación de la PNC, asegura incluso que “hay un intento del Cártel de Sinaloa por obviar intermediarios y acercarse a las fuentes primarias de producción y tráfico de drogas en Colombia”.

El mismo jueves 14, agentes de inteligencia e investigadores de la PNC se desplazaron a la zona y detectaron que en Nariño, colindante con Ecuador, y en el puerto de Tumaco –que se utiliza para embarcar cocaína hacia Centroamérica y México por el Pacífico–, los narcos mexicanos controlan los cultivos de hoja de coca y los laboratorios instalados en ese entorno para procesarla.

A finales de 2012 llegaron a Nariño varios narcotraficantes mexicanos y de inmediato se pusieron en contacto con los jefes locales de Los Rastrojos, la banda que disputa el mercado de las drogas a Los Urabeños. Los encuentros han dejado decenas de muertos, dicen los lugareños.

De acuerdo con la PNC, los mexicanos son miembros del Cártel de Sinaloa y “entran y salen del país”; con el apoyo de Los Rastrojos, dicen los agentes consultados, supervisan en forma directa los cultivos de la hoja de coca y los laboratorios en los que ésta se procesa, algunos de los cuales se localizan en territorio ecuatoriano. Según ellos, la salida de los cargamentos se efectúa por el puerto de Tumaco.

“Vemos una intención del Cártel de Sinaloa de asumir la supervisión y el control de todo el proceso: la producción, el procesamiento y el transporte de la droga desde Colombia”, dice uno de los policías consultados.

Los enviados del Chapo –“gerentes del narcotráfico más que pistoleros”, según la PNC– se desplazan por el corredor que va de Tumaco al municipio de Ipiales, frontera con Ecuador, ubicado a unos 178 kilómetros al sureste del puerto.

“Es una zona de mucha conflictividad delictiva y un corredor estratégico para el narcotráfico por las salidas que tiene la droga hacia el Pacífico y Ecuador y porque ahí tenemos cultivos y laboratorios. Los mexicanos buscan el control de toda la cadena”, dice al reportero uno de los entrevistados.



La guerra



Con su propuesta, el presidente Santos busca evitar que El Chapo y sus personeros se establezcan en el país y se involucren en la guerra que protagonizan Los Rastrojos y Los Urabeños, consideradas por la policía como las más poderosas bandas criminales –Bacrim, como se denomina a los remanentes de los grupos paramilitares de extrema derecha desmovilizados la década pasada tras combatir a la guerrilla colombiana y que ahora se dedican al narcotráfico.

“Hasta ahora los cárteles mexicanos no han participado en la guerra de las Bacrim y no queremos que eso suceda. Hasta ahora se han limitado a hacer alianzas, pero no sería difícil que, tarde o temprano, si siguen operando en Colombia, acaben involucrados en esa guerra. Es lo que mayormente queremos evitar, que se conviertan en un factor más de violencia”, dice uno de los policías al reportero.

Según estimaciones policiacas, en 2012 las Bacrim cometieron 2 mil 500 asesinatos, la mayoría producto de su disputa por el control del narcotráfico. Sus integrantes tienen experiencia militar y suelen combatir en las zonas urbanas y rurales de más alta criminalidad. De hecho son el principal factor de violencia en el país, aun por encima del conflicto armado interno.

“Lo que menos queremos es ver al Cártel de Sinaloa en la guerra de las Bacrim”, considera un investigador de la PNC.

Hasta ahora no hay elementos para afirmar que esa organización mexicana del narcotráfico esté involucrada en hechos de violencia en Colombia, pero se investiga si tuvo algo que ver con 15 homicidios registrados en la región nariñense de Ipiales entre finales de diciembre y principios de enero pasado, agrega.

Al parecer, todos eran presuntos delincuentes que participaban en la cadena de procesamiento y transporte de cocaína. De acuerdo con las autoridades se trató de un ajuste de cuentas y de una reorganización de la logística de la narcoactividad en esa zona.

Los investigadores de la PNC han establecido que, además de Nariño, existe presencia del Cártel de Sinaloa en el puerto de Buenaventura, el principal del Pacífico colombiano, y en los Llanos Orientales, en el departamento de Meta, al sureste de Bogotá.

Diferentes unidades de la PNC, entre ellas la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin), la Dirección Antinarcóticos (Diran) y la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol), participan en las pesquisas para determinar si los hombres del Chapo o de otros cárteles mexicanos operan en otros puntos del país.

En Buenaventura, los investigadores de la PNC tienen informes de que sicarios del Cártel de Sinaloa verifican la salida de embarques de cocaína a través de ese puerto que mueve más de la mitad de la carga marítima del país. Las primeras denuncias fueron hechas por pobladores mediante la Defensoría del Pueblo, organismo equivalente a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México, y desde el mes pasado la policía comenzó sus averiguaciones.

Los investigadores detectaron que los narcotraficantes mexicanos se vincularon con La Empresa, brazo armado de Los Rastrojos en Buenaventura, que controla la actividad criminal en el puerto y se encarga “de contaminar” con cargamentos de droga enviados a México.

“En Buenaventura hay una lucha por territorio entre La Empresa y Los Urabeños (enemigos acérrimos de Los Rastrojos), y tenemos información de que el Cártel de Sinaloa ha tenido contacto con los dos bandos, lo que nos lleva a creer que se anticipan conflictos”, asegura uno de los investigadores.

La violencia criminal en Buenaventura ha generado el desplazamiento de unas 4 mil personas en los barrios más conflictivos, donde, según reportes de inteligencia policiacos, hay casas que son utilizadas para descuartizar a las víctimas de los diferentes bandos y arrojarlas luego al mar. Esa ciudad del Pacífico colombiano es un territorio fértil para el conflicto, ya que el desempleo llega a 64% y ocho de cada 10 personas vive en la pobreza.

“La población está llena de miedo, la gente no se atreve a decir nada”, sostiene el obispo de Buenaventura, Héctor Epalza.

Para la policía, Los Urabeños –que tradicionalmente han trabajado con el cártel mexicano de Los Zetas– están desplazando a Los Rastrojos del puerto de Buenaventura y han cooptado a varios jefes de La Empresa.

Esta nueva correlación de fuerzas, puntualizan los investigadores, está llevando al Cártel de Sinaloa a establecer alianzas con Los Urabeños, lo que podría orillar a la organización del Chapo a tomar partido en la guerra de las Bacrim.

El año pasado Los Rastrojos perdieron a sus principales jefes, entre ellos Diego Pérez Henao, Diego Rastrojo, capturado por la policía, y los hermanos Luis Enrique, Javier Antonio y Juan Carlos Calle Serna, Los Comba, antiguos pistoleros del Cártel del Norte del Valle. Los dos primeros se entregaron a la justicia estadunidense, mientras que el tercero fue capturado en Ecuador y deportado a Colombia.

Los Llanos
 El tercer punto de Colombia en que la PNC detectó la presencia del Cártel de Sinaloa es la fértil región ganadera de los Llanos Orientales, donde se cultiva y procesa la hoja de coca y donde también operan otras dos Bacrim.

Ambas se escindieron del Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia (ERPAC), un remanente de los paramilitares. Una facción la lidera desde prisión Eduardo Alonso Suárez, Calamisco –mote que se ganó el día en que nombró así al fusil ruso Kalashnikov, el conocido AK-47–, a través de su lugarteniente apodado Mostrico; la otra la encabeza Martín Farfán Díaz González, Pijarvey, fundador de un bloque narcoparamilitar denominado Libertadores de Vichada, el cual tiene una alianza con los enviados del Cártel de Sinaloa, según la PNC.

“Pijarvey les maneja las rutas a los mexicanos y ellos las supervisan”, dice la fuente consultada.

En este caso, precisa, El Chapo hace negocios con Pijarvey a través de sus enviados, aunque no participa en forma directa en la guerra que libra contra Calamisco. Según la fuente policiaca, los integrantes del bloque Libertadores de Vichada manejan para el narcotraficante mexicano las rutas marítimas y aéreas de los Llanos Orientales al Caribe.

“Ellos hacen conexión en San Andrés con la banda de Los Mellos –de los hermanos Mario y Amaury Smith, dos lancheros convertidos en capos capturados en enero pasado en Panamá y Honduras, respectivamente–, quienes se encargan de llevar los cargamentos de cocaína vía marítima a las costas centroamericanas, y a las del Golfo de México por aire, desde Venezuela”, explica el investigador consultado por Proceso.

De acuerdo con él, la investigación está en su etapa inicial y tiene como objetivo establecer las zonas del país donde se ha detectado presencia de cárteles mexicanos para proceder contra ellos.

Un operativo relacionado con estas indagaciones permitió detener en Bogotá, el miércoles 20, al narcotraficante colombiano Jorge Luis Blanco Rodríguez, socio de Pijarvey, uno de los organizadores de la logística en los envíos de cocaína al Cártel de Sinaloa, según la policía.

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