25 feb 2013

Motu proprio de Benedicto XVI


Benedicto XVI concede a cardenales facultad de adelantar el cónclave
Este lunes 25 de febrero de 2013 se ha publicado el Motu proprio de Benedicto XVI -fechado el día 22 de febrero-, en el que se establece una serie de modificaciones para la elección de su sucesor, entre las que destaca la facultad que otorga el Pontífice a los cardenales para adelantar el inicio del cónclave.

Al presentar el documento, Federico Lombardi, Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, dijo que los cardenales decidirán la fecha del inicio del cónclave en las primeras congregaciones generales. Es posible que la fecha no se decida en la primera de ellas.
 En el texto, el Santo Padre precisa que bajo "ningún cardenal elector podrá ser excluido de la elección ya sea activa o pasivamente, por ningún motivo o pretexto, con lo que queda firme lo prescrito entre los números 40 al 75 de la Constitución Universis Dominici gregis" del Beato Juan Pablo II.
Benedicto XVI establece -igual que como lo dijera Juan Pablo II- además que "desde el momento en que la Sede Apostólica esté legítimamente vacante, se esperen 15 días antes de comenzar el cónclave" pero concede al Colegio de Cardenales "la facultad de anticipar el inicio del cónclave si se tiene la presencia de todos los cardenales electores; así como la facultad de postergar, si existiesen motivos graves, el inicio de la elección por algunos días. Sin embargo, transcurridos como máximo 20 días desde el inicio de la Sede vacante, todos los cardenales electores presentes deben proceder a la elección". (igual que Juan Pablo II)
 El documento señala además que "todo el territorio de la Ciudad del Vaticano e incluso la actividad ordinaria de las oficinas en su ámbito deberán ser reguladas, en dicho periodo, de modo de asegurar la reserva y el libre desarrollo de todas las operaciones relacionadas a la elección del Sumo Pontífice".
 "En particular se deberá proveer, también con la ayuda de los prelados clérigos de cámara, que los cardenales electores no tengan contacto con nadie durante este periodo en la Domus Sanctae Marthae en el Palacio Apostólico Vaticano".
 El Papa señala que todas las personas que "por cualquier motivo y en cualquier momento conozcan lo que directa o indirectamente concierne a los actos propios de la elección y, en modo particular, de lo que respecta a los escrutinios relacionados a la elección misma, están obligadas al secreto estricto con cualquier persona extraña al Colegio de Cardenales electores: por tal motivo, antes del inicio de la elección, deberán prestar juramento".
 Una infracción a esta disposición conllevará a la "pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica".
El Papa señala que todas las personas que "por cualquier motivo y en cualquier momento conozcan lo que directa o indirectamente concierne a los actos propios de la elección y, en modo particular, de lo que respecta a los escrutinios relacionados a la elección misma, están obligadas al secreto estricto con cualquier persona extraña al Colegio de Cardenales electores: por tal motivo, antes del inicio de la elección, deberán prestar juramento".
 Una infracción a esta disposición conllevará a la "pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica".
La 'Normas Nonnullas' fue explicada a los periodistas acreditados en la Sala de Prensa del Vaticano por el portavoz, padre Federico Lombardi; por el obispo Pier Luigi Celata, actualmente vice camarlengo. Ayudaron con traducciones y precisaciones en idiomas dos comunicadoes, el monseñor español José María Gil Tamayo y el sacerdote estadounidense Thomas Rosica.
“Encuentro este motu proprio de una gran sabiduría y de gran comunión eclesial y jurídica” opinó el bispo Pier Luigi Celata, al abordar el motu proprio de Benedicto XVI que "fue publicado para poner algunas precisaciones a la constitución apostólica Universi Dominici Gregi".
“Es una segunda intervención del pontífice -dijo el vice camarlengo- al precisar que la primera fue en el 2007, cuando decidió cambiar el número de la mayoría necesaria para elegir a un nuevo papa, que pasó de la mitad más uno de los votos a los dos tercios de las preferencias de los cardenales electores”.
Otra indicación del documento papal es que si el número de cardenales es una cifra no divisible por tres, o sea múltiple de tres, se complica matemáticamente la división de los dos tercios de los votos para elegir el pontífice. Por lo tanto para evitar cualquier confusión indicó que se piden “al menos de dos tercios de los sufragios de electores presentes y votantes”.
Se precisa que que la única forma válida de elección es la del escrutinio y señala que para ella "se requiere al menos los dos tercios de los votos, computados sobre la base de los electores presentes y votantes".
Si las votaciones "no tuvieran éxito" se establece "que se dedique un día a la oración, a la reflexión y al diálogo". En las siguientes votaciones "tendrán voz pasiva solo los dos nombres que en los escrutinios precedentes hayan tenido el mayor número de votos".
"Una vez que se tiene canónicamente la elección, el último de los cardenales diáconos llama en el aula de la elección al Secretario del Colegio de Cardenales, al Maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias y a los dos ceremonieros, entonces el Cardenal Decano o el primero de los cardenales por orden de ancianidad, a nombre de todo el Colegio de los electores pide el consenso del elegido con las siguientes palabras: ¿Aceptas tu elección canónica de Sumo Pontífice? Y apenas reciba el consenso le pregunta: ¿Cómo quieres ser llamado? Entonces el Maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, con función de notario y teniendo como testigos a los dos ceremonieros, redacta un documento acerca de la aceptación del nuevo Pontífice y el nombre que ha asumido".


MOTU PROPRIO
Una traducción no oficial, de la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio del Santo Padre Benedicto XVI sobre algunas modíficaciones relativas a la elección del Romano Pontífice fechada el 22 de febrero:
 “Con la Carta apostólica “De aliquibus mutationibus in normis de electione Romani Pontefici”, dada como Motu Proprio en Roma el 11 de junio de 2007 en el tercer año de mi pontificado, he establecido algunas normas que, abrogando las prescritas en el número 75 de la Constitución apostólica “Universi Dominici gregis” promulgadas el 22 de febrero de 1996 por mi predecesor el beato Juan Pablo II, restablecían la norma sancionada por la tradición, según la cual para la elección válida del Romano Pontífice se requiere siempre la mayoría de dos tercios de los votos de los cardenales presentes.
Considerada la importancia de asegurar el mejor funcionamiento de cuanto atañe, si bien con relieve diverso, a la elección del Romano Pontífice, en particular una interpretación y actuación mas cierta de algunas disposiciones, establezco y prescribo que algunas normas de la Constitución apostólica “Universi Dominici gregis” y cuanto yo mismo dispuse en la Carta apostólica más arriba mencionada se sustituyan con las normas que siguen:
 35. Ningún Cardenal elector podrá ser excluido de la elección, activa o pasiva, por ningún motivo o pretexto, quedando en pie lo establecido en los números 40 y 75 de esta Constitución.
 37. Establezco, además, que desde el momento en que la Sede Apostólica esté legítimamente vacante los Cardenales electores presentes esperen durante quince días completos a los ausentes; dejo además al Colegio de los Cardenales la facultad de anticipar el comienzo del Cónclave si consta la presencia de todos los cardenales electores, como la facultad de retrasar, si hubiera motivos graves, el comienzo de la elección algunos días.. Pero pasados al máximo veinte días desde el inicio de la Sede vacante, todos los Cardenales electores presentes están obligados a proceder a la elección.
 43. Desde el momento en que se ha dispuesto el comienzo del proceso de la elección hasta el anuncio público de que se ha realizado la elección del Sumo Pontífice o, de todos modos, hasta cuando así lo ordene el nuevo Pontífice, los locales de la Domus Sanctae Marthae, como también y de modo especial la Capilla Sixtina y las zonas destinadas a las celebraciones litúrgicas, deben estar cerrados a las personas no autorizadas, bajo la autoridad del Cardenal Camarlengo y con la colaboración externa del Vice Camarlengo y del Sustituto de la Secretaría de Estado, según lo establecido en los números siguientes.
Todo el territorio de la Ciudad del Vaticano y también la actividad ordinaria de las Oficinas que tienen su sede dentro de su ámbito deben regularse, en dicho período, de modo que se asegure la reserva y el libre desarrollo de todas las actividades en relación con la elección del Sumo Pontífice. De modo particular se deberá cuidar, también con la ayuda de los Prelados Clérigos de Cámara, que nadie se acerque a los Cardenales electores durante el traslado desde la Domus Sanctae Marthae al Palacio Apostólico Vaticano. 
46.,Párrafo 1.-Para satisfacer las necesidades personales y de la oficina relacionadas con el desarrollo de la elección, deberán estar disponibles y, por tanto, alojados convenientemente dentro de los límites a los que se refiere el n. 43 de la presente Constitución, el Secretario del Colegio Cardenalicio, que actúa de Secretario de la asamblea electiva; el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias con ocho Ceremonieros y dos religiosos adscritos a la Sacristía Pontificia; un eclesiástico elegido por el Cardenal Decano, o por el Cardenal que haga sus veces, para que lo asista en su cargo.
 47. Todas las personas señaladas en el num. 46 y en el num. .55, párrafo 2 de la presente Constitución que por cualquier motivo o en cualquier momento fueran informadas por quien sea sobre algo directa o indirectamente relativo a los actos propios de la elección y, de modo particular, de lo referente a los escrutinios realizados en la elección misma, están obligadas a estricto secreto con cualquier persona ajena al Colegio de los Cardenales electores; por ello, antes del comienzo del proceso de la elección, deberán prestar juramento según las modalidades y la fórmula indicada en el número siguiente.
 48. Las personas señaladas en el num. 46 y en el num.55, párrafo 2 de la presente Constitución, debidamente advertidas sobre el significado y sobre el alcance del juramento que han de prestar antes del comienzo del proceso de la elección, deberán pronunciar y subscribir a su debido tiempo, ante el Cardenal Camarlengo u otro Cardenal delegado por éste, en presencia de dos Protonotarios apostólicos de Número Participantes, el juramento según la fórmula siguiente:
 Yo N. N. prometo y juro observar el secreto absoluto con quien no forme parte del Colegio de los Cardenales electores, y esto perpetuamente, a menos que no reciba especiales facultades dadas expresamente por el nuevo Pontífice elegido o por sus Sucesores, acerca de todo lo que atañe directa o indirectamente a las votaciones y a los escrutinios para la elección del Sumo Pontífice.
 Prometo igualmente y juro que me abstendré de hacer uso de cualquier instrumento de grabación, audición o visión de cuanto, durante el período de la elección, se desarrolla dentro del ámbito de la Ciudad del Vaticano, y particularmente de lo que directa o indirectamente de algún modo tiene que ver con las operaciones relacionadas con la elección misma.
 Declaro emitir este juramento consciente de que una infracción del mismo comportaría para mí la pena de la excomunión “latae sententiae” reservada a la Sede Apostólica.
 Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano.
 49. Celebradas las exequias del difunto Pontífice, según los ritos prescritos, y preparado lo necesario para el desarrollo regular de la elección, el día establecido, según lo previsto en el num. 37 de la presente Constitución, no más allá del vigésimo- los Cardenales electores se reunirán en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, o donde la oportunidad y las necesidades de tiempo y de lugar aconsejen, para participar en una solemne celebración eucarística con la Misa votiva “Pro eligendo Papa” (19). Esto deberá realizarse a ser posible en una hora adecuada de la mañana, de modo que en la tarde pueda tener lugar lo prescrito en los números siguientes de la presente Constitución.
 50. Desde la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, donde se habrán reunido en una hora conveniente de la tarde, los Cardenales electores en hábito coral irán en solemne procesión, invocando con el canto del Veni Creator la asistencia del Espíritu Santo, a la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico, lugar y sede del desarrollo de la elección. Participan en la procesión el Vice Camarlengo, el Auditor General de la Cámara Apostólica y dos miembros de cada uno de los Colegios de Protonotarios Apostólicos de Número Participantes, de los Prelados Auditores de la Rota Romana y de los Prelados Clérigos de Cámara.
 51. Párrafo 2.- Por tanto, el Colegio Cardenalicio, que actúa bajo la autoridad y la responsabilidad del Camarlengo, ayudado por la Congregación particular de la que se habla en el n. 7 de la presente Constitución cuidará de que, dentro de dicha Capilla y de los locales adyacentes, todo esté previamente dispuesto, incluso con la ayuda desde el exterior del Vice Camarlengo y del Sustituto de la Secretaría de Estado, de modo que se preserve la normal elección y el carácter reservado de la misma.
 55.-Párrafo 3.- Si se cometiese y descubriese una infracción a esta norma, sepan los autores que estarán sujetos a la pena de excomunión “latae sententiae” reservada a la Sede Apostólica.
 62. Abolidos los modos de elección llamados per acclamationem seu inspirationem y per compromissum, la forma de elección del Romano Pontífice será de ahora en adelante únicamente per scrutinium.
 Establezco, por lo tanto, que para la elección válida del Romano Pontífice se requieren los dos tercios de los votos, calculados sobre la totalidad de los electores presentes y votantes
 64. El procedimiento del escrutinio se desarrolla en tres fases, la primera de las cuales, que se puede llamar pre-escrutinio, comprende: 
1) la preparación y distribución de las papeletas por parte de los Ceremonieros, llamados al Aula junto con el Secretario del Colegio de Cardenales y con el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias- quienes entregan por lo menos dos o tres a cada Cardenal elector; 
2) la extracción por sorteo, entre todos los Cardenales electores, de tres Escrutadores, de tres encargados de recoger los votos de los enfermos, llamados Infirmarii, y de tres Revisores; este sorteo es realizado públicamente por el último Cardenal Diácono, el cual extrae seguidamente los nueve nombres de quienes deberán desarrollar tales funciones;
 3) si en la extracción de los Escrutadores, de los Infirmarii y de los Revisores, salieran los nombres de Cardenales electores que, por enfermedad u otro motivo, están impedidos de llevar a cabo estas funciones, en su lugar se extraerán los nombres de otros no impedidos. Los tres primeros extraídos actuarán de Escrutadores, los tres segundos de Infirmarii y los otros tres de Revisores.
70. Párrafo 2.- Los Escrutadores hacen la suma de todos los votos que cada uno ha obtenido, y si ninguno ha alcanzado al menos los dos tercios de los votos en aquella votación, el Papa no ha sido elegido; en cambio, si resulta que alguno ha obtenido al menos los dos tercios, se tiene por canónicamente válida la elección del Romano Pontífice.
75. Si se realizaran en vano los escrutinios que se indican en los números 72, 73 y 74 de la indicada Constitución, téngase un día dedicado a la oración, la reflexión y el diálogo; en las siguientes votaciones, observado el orden establecido en el número 74 de dicha Constitución, solamente tendrán voz pasiva los dos nombres que en el escrutinio precedente hayan obtenido la mayoría de los sufragios, sin apartarse de la norma de que también en estas votaciones para la validez de la elección se requiere la mayoría cualificada de al menos dos tercios de los sufragios de los Cardenales presentes y votantes. En estas votaciones los dos nombres que tienen voz pasiva carecen de voz activa.
87. Realizada la elección canónicamente, el último de los Cardenales Diáconos llama al aula de la elección al Secretario del Colegio de los Cardenales, al Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y a dos Ceremonieros; después, el Cardenal Decano, o el primero de los Cardenales por orden y antigüedad, en nombre de todo el Colegio de los electores, pide el consentimiento del elegido con las siguientes palabras: ¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice? Y, una vez recibido el consentimiento, le pregunta: ¿Cómo quieres ser llamado? Entonces el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, actuando como notario y teniendo como testigos a dos Ceremonieros, levanta acta de la aceptación del nuevo Pontífice y del nombre que ha tomado”.
Este documento entrará en vigor inmediatamente después de su publicación en “L'Osservatore Romano”.
Esto decido y establezco, no obstante cualquier disposición contraria.
Dado en Roma, al lado de San Pedro, el día 22 de febrero, en el año 2013, octavo de mi pontificado.



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