28 abr 2014

Diá de fiesta en Roma y el mundo, hay nuevos Santos


Habemus nuevos Santos!/Fred Alvarez Palafox
Publicado en La Otra Opinión, 28 de abril de 2014;
“Beatos Ioannem XXIII et Ioannem Paulum II Sancots esse decernimus et definimus, ac Sanctorum Catalogo adscribimus…”.
Con la lectura de la fórmula propia del rito de canonización, este domingo 27 de abril  el papa Francisco declaró santos a San Juan Pablo II y San Juan XXIII, en una ceremonia histórica y sin precedentes en la que estuvieron reunidos cuatro Pontífices; los dos nuevos santos, el papa emérito Benedicto XVI, y Jorge Mario Bergoglio, más conocido como Francisco.

Eran las 10:15 horas de Roma- 3:15 horas de México- y ante una Plaza de San Pedro con lluvia y un profundo silencio Francisco presidió a Misa en la que se rezaron las letanías de los santos y en la que el coro y la multitud han entonado los himnos dedicados a ambos.
Cerca de 800,000 personas participaron en ceremonia de canonización, según datos de la Oficina de Prensa del Vaticano; se estimó que medio millón de personas se concentró en la Plaza de San Pedro y las vías adyacentes, mientras que otras 300 mil personas siguieron el acto a través de las distintas pantallas gigantes distribuidas por la ciudad de Roma.
Francisco escuchó el pedido del Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos,- Ángelo Amato-, quien de acuerdo al rito de la canonización, solicito tres veces que se declare santos a Juan Pablo II y a Juan XXIII...
Tras escuchar la “tertia petitio”, el papa pronunció la fórmula de la canonización con la que Juan Pablo II y Juan XXIII han sido declarados santos en este Domingo de la Misericordia, la misma ocasión en la que en el año 2005 falleció el Papa polaco.
Esta es la fórmula en español que leyó el papa para declarar santos a San Juan Pablo II y San Juan XXIII:
“Por honor de la Santísima Trinidad,
exaltación de la fe católica
y el incremento de la vida cristiana,
por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo
y de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y nuestra
luego de una adecuada deliberación
y tras frecuente oración pidiendo la asistencia divina
y habiendo recibido el consejo de muchos de nuestros hermanos obispos
declaramos y definimos Santos a los Beatos
Juan XXIII
y Juan Pablo II
y los inscribimos en el libro de los santos
y establecemos que en toda la Iglesia ambos sean devotamente honrados
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Con estas palabras, Francisco canonizó a los dos pontífices, ante una multitud que ha expresado su alegría y devoción con un fuerte aplauso.
Al finalizar la Misa – y antes de recitar el Regina Coeli- Francisco agradeció a los cardenales y obispos de todas partes del mundo presentes, a las delegaciones, a los organizadores y a los fieles llegados para estas "jornadas memorables".
Dijo a los fieles y a los peregrinos presentes en la plaza de San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas,
¿Antes de concluir esta fiesta de la fe, ¡deseo saludar y dar las gracias a todos vosotros!
Doy las gracias a los hermanos cardenales y numerosos obispos y sacerdotes de todas partes del mundo. Mi reconocimiento va a las delegaciones oficiales de tantos países, venidos para homenajear a dos Pontífices que han contribuido de forma indeleble a la causa del desarrollo de los pueblos y de la paz. Un agradecimiento especial va a las Autoridades italianas por la preciosa colaboración.
¡Con gran afecto saludo a los peregrinos de la Diócesis de Bérgamo y de Cracovia! Queridísimo, honrad la memoria de dos santos papas siguiendo fielmente sus enseñanzas.
Agradezco a todos aquellos que con gran generosidad han preparado estas jornadas memorables: la diócesis de roma con el cardenal (Agostino) Vallini, el ayuntamiento de Roma con el alcalde Ignacio Marino, las fuerzas del orden y las varias organizaciones, las asociaciones y los numerosos voluntarios. ¡Gracias a todos!
Mi saludo va a todos los peregrinos -aquí en la Plaza de San Pedro, en las calles adyacentes y en otros lugares de Roma-, como también a todos los que están unidos a nosotros mediante la radio y la televisión; y gracias a los dirigentes y trabajadores de los medios de comunicación, que han dado a tantas personas la posibilidad de participar.
A los enfermos, a los ancianos, hacia los cuales los nuevos santos estaban particularmente cercanos, llegue un saludo especial.
Y ahora nos dirigimos en oración a la Virgen María, que san Juan XXIII y san Juan Pablo II han amado como sus verdaderos hijos...”
El Regina Coeli  o Reina del Cielo se reza en el tiempo pascual. (Es una instrucción establecida desde 1742 por Benedicto XIV).
A continuación el papa besó las reliquias de los dos santos; una de ellas es un pedazo de piel de Juan XXIII i y la otra un poco de sangre de Juan Pablo II, ambos contenidos en finos relicarios, iguales, obra de los orfebres Claudio y Piero Savi.
Los relicarios de los nuevos santos fueron colocados una mesa a la izquierda del altar.
Tras dar la bendición, el papa saludó a los 24 Jefes de Estado y de gobierno presentes, entre ellos, al primer ministro italiano Matteo Renzi, a los reyes de España, Juan Carlos y Doña Sofía, a los
reyes de Belgica, Paola y Alberto II, al primer ministro irlandés, Enda Kenny, el presidente libanés, Michel Sleiman,  el polaco Bronislaw Komorowksi, el presidente de Hungría, Janos Ader, al presidente de Ecuador Rafael Correa.
Estaba en la ceremonia con la representación del Presidente Peña Nieto su señora esposa  Angélica Rivera, quien compartió en su red social –de acuerdo a la revista Quién-, fotos de la ceremonia y escribió: “Es un verdadero honor para mi haber asistido, en representación de mi esposo, el Presidente Enrique Peña Nieto, a la ceremonia de canonización de dos papas de la Iglesia Católica: Juan Pablo II y Juan XXIII.”
También estaba ahí en la ceremonia - otra vez, como en el incio del pontificado de Francisco- el polémico e indeseable presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe.
Francisco saludó a cada uno de los representantes des 93 delegaciones que estuvieron en Roma, se tardó 40 minutos a saludar a todos, alguno de ellos aprovecharon para tomarse fotos –selfiés- con Francisco.
Después del saludos, se subió al papamóvil y recorrió una repleta plaza de San Pedro y la Vía de la Conciliación. Por cierto, al comienzo del trayecto el papamóvil se detuvo y se subió el alcalde de Roma, Ignazio Marino, que saludó con un cordial apretón de manos al pontífice.
Después el papa continuó su recorrido en el jeep blanco y circuló por un carril libre de la Via de la Conciliación, la avenida que une Roma y Ciudad del Vaticano, para poder saludar a los peregrinos.
El pontífice llegó hasta el final de la avenida, casi hasta el Castel Sant'Angelo, para poder saludar así a las decenas de miles de personas que  abarrotaron San Pedro.
Un día de fiesta para los católicos del Mundo.
Por cierto, al finalizar la ceremonial la Basílica de San Pedro permaneció abierta hasta las 22 horas para que os fieles pudieran ingresar a las tumbas de los nuevos santos.
A las pocos minutos ya surgía un templo con el nombre de San Juan Pablo II, se trata de un pequeño templo del barrio pobre de Alagados, en Salvador de Bahía, Brasil.
Seguramente aquí en México surgirán varios iglesias con el nombre de los nuevos santos.

Datos duros:
La ceremonia religiosa quizá fue vista por 2,000 millones de personas en todo el mundo; estuvieron en el acto solemne 24 jefes de Estado y de Gobierno, así como representantes de 93 países de todo el mundo.
La ceremonia considerad ya histórica fue cubierta por 2 mil 259 periodistas de 64 nacionalidades.
La Plaza fue adornada con 30 mil rosas rojas, amarillas y blancas traídas y donadas por Ecuador.
Francisco Concelebró la misa solemne –que fue en latín- junto a 150 cardenales y 700 obispos.
Y aunque la misa fue en latín, hubo en el servicio religioso varias intervenciones –como las lecturas- en diversos idiomas-. En sumo  hubo un ambiente de gran recogimiento y oración.
Fue impresionante ver por TV a miles de personas arrodilladas, en silencio, al final de la celebración eucarística, cuando 700 sacerdotes dieron la comunión.

Hubo celebraciones en todo el Mundo.
En México hubo – a eso de las 3 de la mañana- entre mil 500 y dos mil personas  en la catedral de México para participar en una Misa simultánea a la ceremonia de canonización.
Y a las 12 horas en La Basílica de Guadalupe hubo un servicio religioso de Acción de Gracias donde se develó una placa por San Juan Pablo II, justo en la estatua que existe afuera de la Basílica.
“La Iglesia católica que peregrina en México, unida al júbilo de la Iglesia universal, vivirá este acontecimiento histórico y de gracia en las 91 arquidiócesis, diócesis y prelaturas que la conforman, con vigilias de oración, conferencias y diversos eventos que culminarán con la celebración de la santa Misa. En algunos lugares se expondrán para la veneración de los fieles algunas reliquias de los nuevos santos.”, reza un comunicado.
El representante diplomático de la Santa Sede, Christophe Pierre, develó la placa con motivo de su canonización. En la lámina se escribió la frase que el mismo papa acuñó durante su primera visita a este país en 1979, desde el mismo recinto: "México, siempre fiel".
Al término de la misa de acción de gracias, trasladaron la reliquia de primer grado del papa Juan Pablo II de la nave central del templo guadalupano al columbario de la Plaza Mariana, donde permanecerá.
El nuncio fue acompañado por el presidente y el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, cardenal Francisco Robles Ortega y Eugenio Lira Rugarcía, respectivamente, además del rector del santuario, Enrique Glennie.
El nuncio apostólico se dirigió a cientos de feligreses que llenaron la Basílica  y recordó el acercamiento particular que tuvo el papa Juan Pablo II con este país. “¡Qué privilegio hemos tenido nosotros, hombres y mujeres de México, al haber tenido la oportunidad de ver y aprender, en Juan Pablo II, cómo se cree y cómo se ama verdaderamente.”
A la mayoría de feligreses se les entregó una bandera blanca y amarilla, la de la Santa Sede. Previo y después de la misa en Basílica repitieron en coro: “Juan Pablo, segundo, te quiere todo el mundo”.
El nuncio no dijo nada de Juan XXII, pero debemos recordarle que fue ese hombre el que primero se fijo en México al nombrar a su primer cardenal. José Garibi Rivera,

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