27 abr 2014

Se canoniza a la persona, no las decisiones del Pontificado

Se canoniza a la persona, no las decisiones del Pontificado
  Frente a las polémicas sobre la canonización de Papa Wojtyla, respondió, de alguna manera, él mismo hace 14 años, en ocasión de la beatificación de Pío IX y Juan XXIII
 ANDREA TORNIELLI
VATICAN INSIDER, CIUDAD DEL VATICANO
 El domingo 3 de septiembre de 2000, al celebrar la ceremonia para la proclamación de cinco nuevos beatos (dos de los cuales eran Papas: Mastai Ferretti y Roncalli), Juan Pablo II pronunció palabras que son muy actuales hoy. Wojtyla dijo que «la santidad se vive en la historia, y ningún santo está exento de las limitaciones y los condicionamientos propios de nuestra humanidad». Añadió que «al beatificar a un hijo suyo, la Iglesia no celebra opciones históricas particulares realizadas por él; más bien, lo propone como modelo a la imitación y veneración por sus virtudes, para alabanza de la gracia divina que resplandece en ellas». Expresiones con las que se respondía a las polémicas relacionadas con la beatificación de Pío IX y con las decisiones que tomó  durante los años del Resurgimiento italiano.

 Juan Pablo II subrayó que con la beatificación, «es precisamente su santidad lo que reconocemos hoy:  santidad que es relación profunda y transformadora con Dios, construida y vivida en el compromiso diario de adhesión a su voluntad». Pero sin que esto quisiera decir «beatificar» (o «canonizar») todas las decisiones que el futuro beato o santo tomó, dado que ningún santo «está exento de las limitaciones y los condicionamientos propios de nuestra humanidad».
 Papa Wojtyla no podía imaginarse que esas expresiones, con las que respondió indirectamente a los que continuaban considerando controvertido el comportamiento de Pío IX, podrían ser aplicadas hon en día a su figura. No han faltado en los últimos días comentarios críticos sobre algunos aspectos del Pontificado de Wojtyla, en particular vinculados con la gestión de las finanzas (el siempre presente IOR) y al escandaloso caso del padre Marcial Maciel Degollado, el religioso fundador de los Legionarios de Cristo que abusaba de sus seminaristas y que tenía una doble vida.
En particular sobre este último caso, la rapidez del proceso de beatificación no ha permitido afrontar de manera profunda cada uno de los aspectos de la historia y de los vínculos que se instauraron entre el mismo Maciel con varios personajes del entorno wojtyliano. Pero sería un error pensar que la canonización, es decir el reconocimiento por parte de la Iglesia de que la persona elevada a los altares vivió santamente y que hoy se encuentra con Dios, representa también la canonización de todo lo que hizo, de las decisiones tomadas. Sobre todo frente a un Pontificado tan largo como el del ya casi “san” Juan Pablo II.

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