Columna sin Rodeos..
Educación, promoción y
represión/DIEGO FERNÁNDEZ DE
CEVALLOS
Milenio, 12/05/14
La Lógica enseña que
La causa de la causa es causa de lo causado y no debe olvidarse cuando nos
referimos a la cosa pública. Ataquemos de raíz nuestros males, no solo sus
efectos. Si el gobierno persigue al crimen organizado y éste cada día es más
violento; si los despidos de miles de policías y las persecuciones de ex
gobernadores, alcaldes, jueces, magistrados, líderes, empresarios y demás
parecen un cuento de nunca acabar, es una ocurrencia de Perogrullo reducir todo
a la corrupción y a la impunidad. Estos males endémicos —que no se pueden dar
el uno sin el otro—constituyen la primera explicación de lo que sucede, pero no
nos engañemos: la causa de lo causado es la pérdida de valores sociales, éticos
y políticos, sin los cuales se corrompe el ciudadano y se pudren las
instituciones. De los valores religiosos, que nos platiquen los ministros de
los cultos.
Nadie puede negar que
el crimen organizado —a pesar de muertos, encarcelados y extraditados— sigue
haciendo de las suyas, entre ellos (los grupos delincuenciales) y contra la
sociedad; sabemos que a los sacerdotes pederastas sus superiores los remueven o
los mandan a meditar; los negocios de empresarios privados con funcionarios
públicos no son esporádicos; los maestros disidentes cobran por dar cursos de
barbarie; es permanente el paisaje televisivo de chusmas que agreden a policías
y a ciudadanos en festín de montoneros; las fosas clandestinas reducen
clientela a los panteones municipales. Esta realidad obliga a:
UNO.- Emprender una
gran cruzada educativa y cultural encabezada por el gobierno, con el apoyo de
la sociedad y con la invaluable participación de los medios de comunicación,
para evitar que niños y jóvenes vivan la violencia desde sus hogares y lograr
que se forjen en el amor, en el honor, en el deber, en el verdadero valor, en
el estudio, en el trabajo, en las virtudes cívicas y en sus responsabilidades
sociales. De no llevar a cabo esta urgente y noble tarea México seguirá
padeciendo generaciones perdidas, inútiles y violentas, para las que no
alcanzarán cárceles ni tumbas clandestinas.
DOS.- La clase
dirigente debe asumir sin dilación su compromiso de apoyar al gobierno frente a
docenas de millones de seres humanos que no buscan caridad y que merecen
oportunidades.
TRES.- El gobierno
debe entender, de una vez por todas, que sus acciones educativas y de promoción
deben ir acompañadas de su responsabilidad represiva. Así, con todas sus
letras. Para los disidentes: respeto, tolerancia y atención; para los
violentos: represión.
No me refiero a un
gobierno autoritario, déspota, asesino, violador de derechos humanos; hablo de
un gobierno que ejerza responsablemente el monopolio de la fuerza contra los
violentos —sean ricos o pobres, fuertes o débiles—, pues al no hacerlo termina siendo
él causa de lo causado; resulta culpable de la depredación social y los
crímenes también son suyos.
Juntos, sociedad,
gobierno y medios de comunicación, podemos evitar que lo peor esté por venir.
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