El Papa: “También algunos prelados son corruptos”

  El Papa: “También algunos prelados son corruptos”

 DOMENICO AGASSO JR

Vatican Insider, ROMA, 17 de junio de 2014

El día después de haber afirmado que “la corrupción de los poderosos la pagan los pobres”, el papa Francisco ha “rugido” --por otra parte como tantas otras veces en el último periodo-- contra esta “plaga”, señalando también a “algunos prelados”. Cuando una persona “entra” en la “vía de la corrupción”, “quita la vida, usurpa y se vende”, se aprovecha de los inocentes “con los guantes blancos, sin mancharse las manos”, ha dicho en la homilía en la Casa de Santa Marta, como recoge Radio Vaticano.

 “El corrupto irrita a Dios y hace pecar al pueblo”. No solo: el corrupto “es uno que mata, que roba”, se no pedirán perdón, les espera “la maldición de Dios”, porque “explotan a los inocentes”. El Papa Francisco lanza de nuevo su denuncia contra la corrupción reflexionando sobre la Primera Lectura de hoy, el martirio de Nabot –narrado en el último Libro de los Reyes-- asesinado por voluntad del corrupto rey Acab que se apropió de su viña. El profeta Elías, ha anotado el Papa, dice que el corrupto Acab se “vendió”. Es como si “dejase de ser una persona y se convirtiera en una mercancía”, “compra y vende”: “Esta es la definición: ¡es una mercandía! Después que hará el Señor con los corruptos, sea cual sea la corrupción... Ayer dijimos que había tres tipos, tres grupos: el corrupto político, el corrupto que hace negocios y el corrupto elcesiástico. Los tres hacen mal a los inocentes, a los pobres, ¡porque son los pobres que pagan la fiesta de los corruptos! La cuenta va a ellos. El señor dice claramente lo que hará: “Haré que venga sobre ti un gran desastre. Todo varón de tu casa morirá, sea esclavo o libre (…) porque has hecho que Israel peque”.

 “¡El corrupto –continúa-- irrita a Dios y hace pecar al pueblo!”. Jesús, ha continuado, lo ha dicho claramente: aquellos que “hacen escándalo es mejor que se tiren al mar”, el corrupto “escandaliza a la sociedad, escandaliza al pueblo de Dios”. El Señor anuncia entonces el castigo para los corruptos “porque escandalizan, porque explotan a aquellos que no pueden defenderse, esclavizan”: “Te deborarán las aves del cielo”.

 El corrupto, ha continuado Francisco, “se vende para hacer el mal, pero él no lo sabe: él cree que se vende para tener más dinero, más poder”. Pero, reitera el Papa, en realidad “se vende para hacer el mal, para matar”. Por esto, advierte: “Cuando nosotros decimos: 'Este hombre es un corrupto; esta mujer es corrupta'... parémonos por un momento: ¿Tu tienes las pruebas?”. Porque, ha evidenciado el Papa, “decir a una persona que es corrupta” es decir que “está condenada, es decir que el Señor la ha echado”. “Son traidores los corruptos, incluso más. La primera definición del corrupto es uno que roba, que asesina. La segunda: ¿qué les espera a los corruptos? Esta es la maldición de Dios, porque han explotado a los inocentes, a quienes no pueden defenderse y lo han hecho con los guantes blancos, desde lejos, sin ensucidarse las manos. La tercera cosa: pero ¿existe una salida, una puerta de salida para los corruptos? Si, “cuando oyó estas palabras, Acab se rompió las ropas, se puso un saco en su cuerpo y ayunó. Dormía con el saco y caminaba con la cabeza baja. Comenzó a hacer penitencia”. Ésta, ha subrayado el Papa, “es la puerta de salida para los corruptos, para los políticos corruptos, para los empresarios corruptos y para los eclesiásticos corruptos: ¡pedir perdón!”.

 Y ha añadido, “al Señor le gusta esto”. Dios “perdona, pero perdona cuando los corruptos” hacen “lo que ha hecho Zaqueo: “He robado, Señor. ¡Daré cuatro veces lo que he robado!”.

 Y cuando nosotros leemos en los periódicos que este es un corrupto, que aquel otro es un corrupto –ha exhortado después Francisco-- que ha hecho tal o cual corrupción y que la comisión va una parte o a otra, y tantas cosas de algunos prelados, como cristianos nuestro deber es pedir perdón por ellos y que el Señor les de la gracia de arrepentirse, que no mueran con el corazón corrupto...”. “Condenar los corruptos, si”, ha concluido el Papa, “pedir la gracia de no transformarnos en corruptos, si” y “¡también rezar para su conversión!”.

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