29 oct 2014

Lanzamiento incómodo en el Rey de los Deportes


Lanzamiento incómodo en el Rey de los Deportes/ Por Alejandro Álvarez Urías.
Ocurrió en Los Mochis, Sinaloa, México.
 “Es probable que ni al estadio se te permita entrar...”. Joaquín Vega Inzunza, presidente del Club Cañeros de Los Mochis.
 ¡Batazo la pelota va para atrás, va para atrás, va para atrás Home Ruuuuunnn!...

Llegó octubre y con él las emociones de la Liga Mexicana del Pacífico, las jugadas, los aficionados, los batazos, el picheo, los ídolos, otra vez los aficionados, el terreno de juego, el umpire limpiando el home plate, el receptor con su aditamento que lo hace invencible, los patrocinadores (bastantes) en las casacas de cada escuadra, la pelota, sus costuras, los bates, el doble play, el bat quebrado, los aficionados bebiendo cervezas, los jueves de damas gratis, las damas gratis, la barda, los precios elevados, las mascotas, las fotografías, el estadio, el viejo aficionado que prefiere quedarse en casa escuchando el radio, la radio, los cronistas…
Jesús Álvarez Palafox cronista deportivo con más de 20 años dentro de la pelota invernal, ex–compañero de grandes del micrófono en el noroeste del país; Octavio Ibarra, Simón Gámez y Héctor Islas, ha sido vetado del estadio Emilio Ibarra Almada, la casa de Los Cañeros de Los Mochis en la Liga Mexicana del Pacífico, la razón (cito textual): “No podemos darle micrófono a alguien que nos hace daño”, Joaquín Vega Inzunza, presidente del Club Cañeros de Los Mochis.
El daño del que se le “acusa” al cronista es haber exigido el pago de su trabajo como reportero del periódico El Diario de Los Mochis, propiedad de Joaquín Vega, padre de Vega Inzunza.
A mediados del 2014 Álvarez Palafox junto a otros diez ex trabajadores de El Diario de Los Mochis entre reporteros, editores, fotógrafos y diseñadores, decidieron reunirse para exigir les pagaran un adeudo de casi 10 quincenas de sueldo, al no recibir respuesta por parte de la empresa acudieron a instancias legales.
Al mismo tiempo ejercieron presión por medio de la protesta pública, el 7 de junio día de la tan mencionada, abusada, distorsionada y siempre festejada Libertad de Expresión, junto a monumento erguido como homenaje a esta y en compañía de sus colegas, levantaron pancartas en las que se exigía el pago.
Al parecer esto no fue del agrado ni del dueño del diario ni de su hijo, se sintieron ofendidos, un patrón al que se le ofende cuando se le exige el pago. 
“Rodado por tercera, levanta el tercera base, suelta hacia la inicial y cae el primer out por la ruta 5-3.”
El proceso legal continuó con pocas probabilidades de solución a favor de los trabajadores, a pesar de que los abogados de buena fe de la Junta de Conciliación y Arbitraje repetían que el trabajador casi siempre gana, casi.
Con el fin de agilizar las cosas y llegar a buenos términos la empresa decidió entablar plática con Álvarez Palafox y tres trabajadores más que estaban dispuestos a desistir de la demanda a cambio de que se les pagaran las quincenas adeudadas, como gente civilizada y preparada ambas partes aceptaron.
Sin embargo, para Palafox como es conocido en el medio, en agosto le llegarían represalias por su actuar –que según de los empresarios fue incorrecta-, se le negaría primero su derecho de trabajador en la crónica deportiva, segundo su acreditación por parte del club Cañeros como periodista deportivo y tercero (de nuevo cito a Vega Inzunza) “es probable que ni al estadio se te permita entrar”.
Es difícil imaginar que en un país como el nuestro (próspero, moderno, incluyente, etc.) una persona frene a un trabajador. La empresa radiofónica que transmite los juegos de Los Cañeros al parecer no tiene autonomía para contratar cronistas, o el club se siente con la autoridad de decidir a quiénes deben contratar las empresas que concesiona o de plano la calidad del trabajo ofrecida por el cronista en cuestión no es la idónea (por aquello de lo fácil y barato que resulta contratar a alguien sin experiencia).
Imaginémonos por un momento en un país ficticio, con gente ficticia y sucesos ficticios, en donde el dueño de un equipo de béisbol (ficticio también) le dice al dueño de una empresa radiofónica (puede ser o no ficticia aquí entra el criterio del lector) a la que le ha otorgado la concesión para que transmita los juegos (por consecuencia ficticios también) a quién puede contratar y a quién no, el dueño lo obedece sólo por el hecho de que no hacerlo le quitará la concesión o porque como empresario que es entiende sus necesidades y sus sentimientos-sobre todo estos últimos-.
Al día siguiente el encabezado de un periódico (ficticio también) dice: Yo pago, yo mando, mis jugadores, mi estadio, mi pelota yo decido quien entra y quien no. Sólo imagínelo.
“Listo el picher ya presenta, lanzamiento para el home, batazo la pelota se va de hit.”
Cada empresa, cualquiera que esta sea, tiene la libertad y el derecho de contratar a quien resulte más apto para la vacante-el requisito para ocupar la vacante no necesariamente obedece a la calidad-, así funciona, lo que a veces no le queda claro al empresario son las necesidades de los trabajadores que hacen funcionar su empresa.
Lo que no puede hacer un empresario deportivo es negarle el derecho de cubrir una nota a un reportero de su ramo, como evento público cualquiera puede acceder a un estadio de béisbol.
La incipiente democracia en la que vivimos nos ha a traído cambios, que aunque se noten muy poco o a veces no se noten, han permitido expresarnos abiertamente comparándolo con períodos anteriores, prueba de ello entre otros, las redes sociales, aunque falta mucho por avanzar no debemos retroceder sobre los escalones ganados.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente…
Es discriminación, es censura, es represión. 
Meses atrás miraba a los periodistas marchar por las calles de esta ciudad, protestando con pancarta en mano contra lo que llamaron la Ley Mordaza, otra vez –como cliché- mencionando a la libertad de expresión.
“Lanzamiento para home…swing abanica y se poncha termina el juego, el marcador…”
-Aquí ya no pudimos saber cómo quedó el marcador final del juego porque le quitaron el micrófono al cronista-.
Hoy, no he leído, escuchado o visto a algún medio de comunicación local –de Los Mochis, Sinaloa– apoyar a Jesús Álvarez Palafox, sólo he escuchado a foráneos, como a Fernando Ballesteros en “Puro Beisbol
http://www.purobeisbol.mx/?columna=niegan-acceso-a-periodista-en-estadio-machi-y-petit-en-la-lmb,  a Alfonso Juárez en la columna Tirabuzón que se publica en El Noroeste, además de el comentario de Ricardo Alemán en el programa  La Otra Opinión que se trasmite en el DF en el grupo Imagen en 90.5 de FM. También voces de solidaridad en las redes sociales como su hermano Fred Alvarez y la de Alejandro Aguerrebere, narrador en TVC Deportes, y columnista en Houston Astros y en el espacio, entre otros.
 Gracias.
Afortunadamente Alvarez Palafox  tiene espacios en varias webs especializadas como en su modesta pagina http://www.squeeze-play.com
¡Pero le pegaron en donde más le duele! No tiene micrófono
La afición de Los Cañeros no dicho nada. Esta  callada, quizá no se ha dado cuenta.
Lástima.
Bien dice el poeta Whalt Whitman :
 “No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso....”
Ahora el cronista narra el partido de beisbol desde su casa a sus hijos y nietos.
Diría el poeta Octavio Paz, yo escribo hablo conmigo, hablo contigo.
El cronista lanzado es mi padre.
Alejandro Alvarez, politólogo, teatrista y aficionado al béisbol.




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