20 dic 2014

Fin al fuero! Alejandro Marti

El poeta comunista Eraclio Zepeda Ramos, Medalla Belisario Domínguez, quien antes tomó las armas y ha vivido en Cuba, China y la antigua Unión Soviética, que por experiencia propia, él sabe cómo terminan esos excesos, así lo alertó el lunes en el Senado.
Alejandro Martí García, en 37ª Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Los Pinos, a 19 de diciembre de 2014
Con su permiso, señor Presidente.
Distinguidos miembros del Consejo de Seguridad.
Señoras y señores:

Recientemente miles de personas han salido a las calles en forma pacífica a manifestarse, al menos es la cuarta ocasión en los últimos cuatro sexenios que hay manifestaciones populares en materia de seguridad y justicia.
El común denominador de todos los que se manifiestan independientemente de cómo lo verbalicen es demandar: orden, justicia, seguridad y crecimiento con oportunidad para todos.
Qué más noble reclamo ante el derecho que a los ciudadanos les confiere un país democrático.
Es claro, que existen grupos de diversa índole que aprovechan la oportunidad de ante una muy digna manifestación para generar el caos, la anarquía y el desorden.
No hay duda, que lo que buscan es aumentar la percepción que la violencia no está siendo controlada.
Pero también es claro que somos muchos más los que pacíficamente y con propuestas reclamamos los mismos derechos de manera corresponsable.
Entendemos que en la desgracia del caso Iguala, el Gobierno Federal tuvo que actuar supliendo las carencias y omisiones de algunas autoridades del Estado de Guerrero, asumiendo también los costos ´políticos que esto representa, se lo reconozco, señor Presidente.

Hoy es día de que cada quien en todos y cada uno de los órdenes de Gobierno cumpla y asuma con su responsabilidad.
Orden y más orden pedimos los ciudadanos. El orden genera entendimiento entre gobernantes y gobernados, las reglas claras, las responsabilidades definidas y las consecuencias precisas.
El reclamo ciudadano, es la vigencia y la aplicación irrestricta de la ley, para lograr el Estado de Derecho que toda democracia exige.
El poeta comunista Eraclio Zepeda Ramos, Medalla Belisario Domínguez, quien antes tomó las armas y ha vivido en Cuba, China y la antigua Unión Soviética, que por experiencia propia, él sabe cómo terminan esos excesos, así lo alertó el lunes en el Senado.
Por grande que sea el dolor, el crimen no se combate con más crimen, la arbitrariedad, la violencia, la destrucción de instituciones y propiedades de particulares, y el acoso a los trabajadores y a la ley, al grado de poner en peligro su propia integridad es inaceptable.
Hoy cuestiono, con base en lo expresado por el poeta Eraclio Zepeda, cuáles son las consecuencias para quien golpea a un policía en nuestro país, hasta causarle daño cerebral, consciente de que no habrá autoridad que lo impida.
Los derechos humanos deben imperar mientras no afecten a los humanos derechos.
Todos en las manifestaciones también reclamamos justicia, digno es el exigir al sistema judicial como poder independiente que se regule, porque éste no puede ser juez y parte, no hay duda que debe de actuar conforme a la ley, pero con la sensibilidad suficiente, porque este país hoy es un país de víctimas.
La tarea de los jueces, es impartir justicia en base a la ley, hoy se abocan a aplicar estrictamente la ley sin importar la justicia.
Los ciudadanos estamos hartos de tanta impunidad, hartos de juicios que no son ni prontos ni expeditos, y lo peor de todo, liberaciones, amparos y demás formas para liberar a delincuentes.
Los abogados de los criminales conocen más los vericuetos legaloides que nuestros Ministerios Públicos, que por cierto, están rebasados por la cantidad de trabajo.
En aras del debido proceso nuestros jueces y magistrados atropellan a las víctimas liberando al criminal y no reponiendo el proceso como debería de ser.
En México no basta el sufrir como víctima, sino también se sufre cuando se libera al victimario.
Muestras existen de sobra en nuestro país, algunas tristemente célebres como el amparo liso y llano con el que se liberó a la secuestradora Cassez; y no digamos hoy del olvidado, pero muy reciente y muy vergonzoso, caso de Caro Quintero.
Ejemplos sobran y cada día generan más impunidad. Impunidad aprovechada por los delincuentes liberados, que se vuelven cada vez más sanguinarios y crueles, al sentirse intocables.
Urgen policías dignos, sí, y que también a ellos se les respeten sus derechos humanos. Ministerios públicos bien preparados, abogados tanto de oficio como independientes colegiados, con códigos morales estrictos y castigos ejemplares en caso de violarlos.
Jueces, Magistrados y ministros, con un sistema de supervisión y regulación que impidan las atrocidades del descuido, incompetencia o corrupción.
Señores miembros del Consejo Nacional de Seguridad:
Un tema olvidado, y que es verdaderamente urgente, es la reforma integral al Sistema Nacional Penitenciario.
Decía Gustav Radbruch, si se desea conocer la esencia de una sociedad, se deben conocer sus instituciones penales, como sus códigos y sus cárceles.
¿Cómo están nuestras prisiones?, ¿Tenemos coordinación municipal, estatal y federal?, ¿Tenemos los mismos estándares?
Para todos es conocido que de ahí opera la propia delincuencia. El secuestro, la extorsión, la corrupción y las drogas.
Las cárceles federales pueden pasar el examen, pero las estatales y municipales, salvo algunas ejemplares excepciones, son cuarteles generales para todo tipo de delincuentes.
Está demostrado que donde hay cárceles malas, el índice de delincuencia sube.
También, todos reclamamos seguridad.
Mucho se ha logrado, sin duda. Mucho se ha invertido, desde luego. Contamos hoy con una Policía Federal y una recién formada Gendarmería que se ha dado con atino y con mucha inversión.
Sin embargo, esta institución no representa más del 10 por ciento de las fuerzas policiales del país. Si bien es cierto que hay municipios ejemplares, con buenos Presidentes Municipales y muy buena policía, hay municipios en que las policías ya no sólo permiten la actuación a organizaciones delictivas, sino que están a su servicio.
Estas organizaciones ya no paran en la compra de la policía, sino que van a la cabeza, a los Presidentes Municipales y, por ende, a los directores de seguridad del municipio.
Señor Presidente:
Usted instruyó el mando único estatal que todos esperábamos. Sin embargo, la sociedad organizada está ávida de advertir y coadyuvar a que esto se realice rápidamente, sí, pero contemplando la múltiple acepción que el caso requiere.
También, se reclama crecimiento con oportunidades para todos en un país que, lamentablemente, todavía esto no existe. La falta de oportunidades y la frustración que genera la pobreza, fomenta, también, la delincuencia.
Sin una transición al Estado de Derecho, las modernizaciones económicas y políticas quedarán incompletas, y el desarrollo del país será más lento y desigual.
Usted, señor Presidente, ha propuesto una Ley Anticorrupción que contempla la creación de un fiscal anticorrupción, nombrado por el Senado, pero se necesita algo más para combatir este mal endémico enraizado desde La Colonia.
Es fundamental entender que no podemos pretender limpiar a nuestro país de la corrupción y la impunidad, sino empezamos por nuestra propia casa.
Un Legislador recientemente lo dijo en tribuna: Es hora de poner fin al fuero.
Empecemos en nuestra casa, empecemos ya, porque si no lo hacemos ya, abrimos la posibilidad de que las libertades sigan tutelando la impunidad y que la democracia se prostituya en el altar de las ganancias. Todos, somos sabedores de que el tema no es trivial, porque cada acto de corrupción le resta a los ciudadanos riqueza o calidad de vida.
Los temas que reclamamos los ciudadanos son, hoy: orden, justicia y seguridad con crecimiento. Quizá esto opaca las históricas reformas que usted ha encabezado; pero, también, representan la oportunidad histórica, porque sabemos que usted es hombre de compromisos y que, bajo su liderazgo, estamos con usted.
El tiempo se agota. La desesperación crece, pero hoy pueden ser un parteaguas. Estamos seguros que la estadista se crecerá ante la adversidad, y genere, de la crisis, el inicio firme de la recomposición estructural, conductual y moral de nuestro amado México.
Hoy, más que nunca, debemos unirnos, todos, en torno a este primordial proyecto que la ciudadanía demanda.
Muchas gracias.

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