11 mar 2015

Resulta que sí, que el presidente sí tiene amigos!/Ricardo Alemán

 Resulta que sí, que el presidente sí tiene amigos!/Ricardo Alemán
El Universal, 11 de marzo de 2015
Dijo Peña: “Tengo claro que el Presidente de México no tiene amigos, el Presidente de México está comprometido con un único interés...
 El lunes 10 de septiembre de 2012, durante la comida de Los 300 Líderes más Influyentes de México –en el Museo de Antropología–, el presidente electo, Enrique Peña Nieto, arrancó un nutrido aplauso de la concurrencia, con una declaración que pareció esperanzadora.

 Dijo Peña: “Tengo claro que el Presidente de México no tiene amigos, el Presidente de México está comprometido con un único interés: el avance de la República, los beneficios para todos los mexicanos. Éste es el criterio que habrá de normar mi actuación, éste es el compromiso y por ello estaré trabajando, entregado en toda mi capacidad en lo que ha sido mi experiencia y mi trayectoria política al servicio de México”.
 Por eso, al día siguiente –en el Itinerario Político del 11 de septiembre–, aquí dijimos que “la saludable promesa de que el gobierno de Peña Nieto no será de amigos, no sólo fue bien recibida por la nutrida concurrencia, sino que muchos de ellos recordaron de inmediato a Felipe Calderón. ¿Por qué? Porque el encuentro con “Los 300” pareció un deslinde claro de Peña Nieto entre lo que será su gobierno, frente al de Calderón, en donde prevalecieron los amigos”.
 A la distancia queda que no se cumplió la promesa del presidente electo. Y es que ayer una mayoría calificada de senadores eligió a Eduardo Medina Mora como Ministro de la Corte, a propuesta de su amigo y compadre; el segundo que impone al Máximo Tribunal. El primero fue Alfredo Ortiz Mena, cuyo primer trabajo sucio fue exonerar a la secuestradora Florence Cassez. ¿Cuál será el primer trabajo socio de Medina Mora?

Pero el problema no termina con la designación de Medina Mora como Ministro de la Corte, por el Senado. En realidad el “dedazo presidencial” es una crisis de Estado que involucra a los Tres Poderes de la Unión; corresponsables de la simulación, imposición y complicidad para convertir en Ministro de La Corte a un amigo del presidente.

Parece que un buen día Medina Mora despertó deseoso de ser Ministro de la Corte. Le comunicó su deseo a su amigo, el jefe del Ejecutivo, quien a través de un grosero dedazo cumplió el deseo de su amigo y lo propuso al Senado una terna con “dos bultos” para simular. Los Senadores del PAN y del PVEM aceptaron el capricho presidencial y, a cambio de pingües beneficios, palomearon a Medina Mora.

Al final, la cabeza del Poder Judicial, la Suprema Corte, aceptó la imposición. De esa manera intervinieron en el capricho presidencial los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. ¿Y la división de poderes? ¿Y la independencia de los poderes? ¡Eso a quien le importa! Lo importante es que el presidente si tiene amigos. Y que es generoso con sus amigos.

Pero la historia no termina ahí. Lo que pocos saben es que Medina Mora ya había estado “en los cuernos de la luna”, pero su impericia política le hizo perder el premio mayor. Resulta que en su primer viaje internacional como presidente electo, al Reino Unido, Enrique Peña le propuso a su amigo y embajador, “Lalo” Medina Mora, ser el titular de Relaciones Exteriores. Torpe, Medina Mora le dijo al presidente electo que “la mejor noticia sería estar cerca de nuestros hijos”.

Los hombres del presidente entendieron la respuesta de Medina Mora como la solicitud para ser embajador de México en Estados Unidos, a donde estudiaba un hijo de Medina y un hijo de Peña Nieto. Entonces el presidente electo complació a su amigo y lo hizo embajador de México en Washington.

Tener un amigo así, no tiene precio, dirá Medina Mora. Al tiempo. 

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