1 mar 2016

Cañones de ruido para cuidar a “El Chapo“ /Carlos Loret de Mola

 Cañones de ruido para cuidar a “El Chapo“ /Carlos Loret de Mola
El Universal, 1 de marzo de 2016
Cuando se va a dormir, Joaquín Guzmán Loera acostumbra taparse por completo: pasar la cobija por encima de la cabeza y cubrir todo su cuerpo.
Hasta ese hábito pone nerviosos a sus celadores.
Imagino de inmediato un acto del maestro de la magia David Copperfield cuando coloca una tela sobre una guapa modelo y al jalar vigorosamente el trapo ¡pum! ella ya no está. Han de pensar que así se les puede escapar ahora El Chapo.
Por eso, cuando el abogado del líder del Cártel de Sinaloa denunció que no lo dejan dormir en su celda, que lo despiertan cada dos horas y que lo quieren volver un zombi, la Comisión Nacional de Seguridad respondió que en realidad lo despiertan cada cuatro horas para realizarle la “prueba de vida”: cerciorarse que bajo ese bulto escondido en una cobija hay un ser humano, está vivo y se llama Joaquín Guzmán Loera.
Los dos policías federales con perro adiestrado que viven afuerita de la puerta de su celda, donde lo graban las 24 horas, tienen estrictamente prohibido hablar con él. Se ha dispuesto para su vigilancia, a través de video, nuevo personal de monitoreo que rota cada cuatro horas. Esa imagen llega en tiempo real hasta los teléfonos inteligentes de varios funcionarios de alto nivel, quienes me han confirmado esta información.
El Chapo permanece esposado de las manos por la espalda y le quitan las esposas casi sólo para comer e ir al baño. Su salida al patio es a solas, sin ningún otro interno con quien convivir, y ese recreo no es en la explanada general, sino en un pequeño jardín.

Se sabe que lo cambian de celda sin un patrón definido. En los primeros días tras su reaprehensión, era trasladado de una a otra en el pasillo de Tratamientos Especiales del penal del Altiplano. Eran veinte puertas de acero con seguridad reforzada en techos y pisos, según confirmó la autoridad y publicamos en estas Historias de Reportero en la entrega Lo cuidan con perros huele-Chapo, del 18 de enero de este año. Se ha duplicado el número de celdas reforzadas disponibles, pues se habilitó un segundo piso.
A las afueras, las torretas de vigilancia que antes estaban vacías ya tienen francontiradores del Ejército con rifles de largo alcance y cañones de ruido que disparan ondas sonoras capaces de romper el tímpano, además de provocar vértigo a aquellos a quienes apuntan y no se retiran de la zona.
Los cañones de ruido generan 153 decibeles, más que el sonido de un avión comercial a 50 metros de altura. Son de aluminio, en forma casi circular y se apuntan hacia el objetivo para aturdirlo e impedir su actuar. Su potencia alcanza hasta 3 kilómetros de distancia. Fueron diseñados en Estados Unidos tras el ataque en el año 2000 al destructor USS Cole en Yemen por parte de una célula de Al-Qaeda, que provocó la muerte de 17 infantes de Marina.
De esta manera, en el gobierno mexicano buscan protegerse ante la posibilidad de que los asociados del líder del Cártel de Sinaloa orquestaran un ataque armado por aire o tierra contra el penal del Altiplano. Según las fuentes de seguridad consultadas, este cañón podría incluso apuntarse hacia un helicóptero artillado e impedir que sus tripulantes disparen.
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LO ÚNICO QUE QUIERE ‘EL CHAPO’ ES QUE LO DEJEN DORMIR/Ciro Gómez Leyva
El Universal
¿Lo que está pidiendo es que lo dejen dormir?, vuelvo a preguntarle a Emma Coronel, la mujer del Chapo Guzmán. Ha concluido una detallada descripción de la visita que le hizo el sábado en el penal del Altiplano a su, formalmente, concubino. Y asegurado que lo vio “muchísimo peor” que la otra ocasión que pudo estar con él después de la captura del 8 de enero.
—Está muchísimo peor. Muy nervioso, ya no puede dormir. Me dijo que no lo dejan descansar, que se siente muy mal, que no sale a ningún lado, que no hace ninguna actividad, que todo el día lo están vigilando, que no quiere hacer nada, que lo único que pide es descansar.
—¿Lo único que está pidiendo es que lo dejen dormir?
—Nada más. No está pidiendo nada más y nosotros tampoco.
—Déjenme dormir.
—Exactamente —rubrica la joven mujer.
Los abogados del Chapo denunciaron hace dos semanas que los custodios del penal despertaban a su defendido cada dos horas. Las autoridades penitenciarias lo desmintieron, aclarando que no era cada dos, sino cada cuatro horas para comprobar que estuviera vivo. Se amparaban en el reglamento. Concretamente, en el artículo 18 de la Constitución. Pero ahí no hay referencia a las cuatro horas. El último párrafo marca, acaso, “que las autoridades podrán imponer medidas de vigilancia especiales a los internos”.
El reglamento de los Centros Federales de Readaptación Social tampoco explicita tal medida. Por el contrario, prohíbe los procedimientos que “menoscaben la dignidad de las personas” y ordena abstenerse de “realizar actos que violen los derechos humanos”.
Emma Coronel me dijo que al salir del penal del Altiplano el sábado fue a la CNDH a denunciar esta que consideran una grave violación. Tendrían que ganarla. Ni siquiera al Chapo se le puede desquiciar el sueño.
 “Están atentando contra la vida de mi esposo”, concluye. “Si no es así, que expliquen que si lo que están haciendo no es jugar con su salud”.
—¿Jugar con su salud es no dejarlo dormir?
—Precisamente. Lo que estamos pidiendo, que lo dejen dormir, no se me hace algo imposible de conceder.

No debería serlo. Por justicia elemental, por sentido de humanidad y decencia, tendría que concedérsele este derecho al Chapo Guzmán. He aquí otro caso en que, si se aplicara la ley, el gobierno tendría que dar inmediata marcha atrás.
Pero…

MENOS DE 140. Pese a la metralla mediática, los peritos de la PGR insisten: en el basurero de Cocula se pudo quemar a 2 mil personas. ¿Quién los escucha?

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