14 jul 2016

Enrique Ochoa Reza en las columnas, hoy

Columnas políticas hoy, 14 de julio de 2016...?
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Bajo Reserva/ El Universal
Confección del mensaje de Ochoa Reza
Ahora que le hablamos del mensaje del nuevo líder tricolor, nos comentan que las ideas fuerza de sus cuartillas fueron confeccionadas en el equipo de una de sus muy, pero muy cercanas amigas: la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu. En este espacio, le dimos a conocer que doña Claudia fue de las entusiastas asistentes al Auditorio Plutarco Elías Calles, para ser testigo de la unción de su amigo, con el que también se identifica generacionalmente. Y nos comentan que Enrique Ochoa Reza llegó a las oficinas centrales del PRI con un texto que, en gran parte, salió de las instalaciones de la Cancillería. ¿Será que la diplomacia mexicana será la redactora del proyecto electoral del joven dirigente?
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Será?/24 Horas.
A revisión, la nómina del PRI
En su primer día como dirigente del PRI, Enrique Ochoa llegó pidiendo el organigrama y la plantilla de trabajadores de todas las oficinas de la sede del tricolor en Insurgentes Norte. No dejó lugar a dudas; habrá una reestructura total. Además, giró instrucciones para conformar una agenda de trabajo con grupos clave y, de inmediato, integrar el equipo que estará en su círculo más cercano para luego entrar a la selección de los  hombres y las mujeres que formarán parte del Comité Ejecutivo Nacional. ¿Será?
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 Templo Mayor de Reforma/
POR CIERTO que Enrique Ochoaya empezó a operar en serio y hoy tiene programada una cena en Monterrey, ni más ni menos que con los capitanes del llamado Grupo de los 10, que agrupa a las más grandes empresas de Nuevo León.
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TRASCENDIÓ/Milenio
Que el nuevo dirigente del PRI, Enrique Ochoa Reza, comenzará en el Estado de México su gira de 100 días por el país en busca de retroalimentación de las bases priistas… y de que lo conozcan.
Esa entidad, donde habrá elecciones el próximo año, será donde pondrán todas las baterías, por lo que será común ver a Ochoa Reza y a las figuras del CEN del PRI de visita en el bastión del presidente Enrique Peña Nieto y de uno de los presidenciables, Eruviel Ávila.
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Confidencial/El Financiero
El Consejo Político Nacional que eligió a Enrique Ochoa como presidente del PRI funcionó como termómetro de aprobación a posibles candidatos. Ana Lilia Herrera, recién nombrada secretaria de Educación del gobierno mexiquense y aspirante a suceder a Eruviel Ávila, arrancó una ovación al ingresar al salón Plutarco Elías Calles. José Antonio Meade, uno de los presidenciables, también partió plaza y demostró que está aprendiendo a hacer eso que llaman campaña. Lo mismo ocurrió con Aurelio Nuño, quien no se cansó de saludar a todos los que se encontró.
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Si sale Nuño entra AMLO/ Pablo Hiriart
Uso De Razón
El Financiero
La andanada contra Nuño. ¿Por qué?
Los acuerdos SEP-SNTE no van a servir de nada porque los desconoce la CNTE.
El SNTE agrupa a la inmensa mayoría de los profesores del país, pero es pacífico. Con sus mañas de sindicato grande, pero pacífico.
La CNTE es una pequeña minoría, pero violenta.
Y en nuestro país el gobierno, del color que sea, se dobla cuando presionan los violentos.
Aquí se le hace más caso a las minorías bravuconas que a las mayorías civilizadas.
El SNTE planteó a la Secretaría de Educación Pública la necesidad de revisar los exámenes de la reforma educativa y adaptarlos a las realidades regionales del magisterio.
Lo anterior no compromete a la reforma, sino que es una adaptación de las pruebas.
La SEP dijo que sí, y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa también consideró viable la demanda.
Con ello el SNTE busca adecuar un instrumento de la reforma y quitar presión sobre profesores de estados marginados.
Pero la CNTE va por la derogación de la reforma educativa. No habrá otra salida al conflicto si no la echan abajo.
Pueden estar sentados muchos meses, pero de esas mesas de diálogo no va a salir nunca una solución porque el conglomerado AMLO-CNTE busca anular al gobierno.
Al caerse la reforma educativa, el gobierno tendría una suerte de vida vegetativa hasta finalizar el sexenio y entregarle el poder a López Obrador.
Si el gobierno se raja ante esa minoría violenta, todo lo demás caerá por añadidura. No habrá de otra: AMLO, presidente.
Mientras dialogan la CNTE y la Secretaría de Gobernación, los integrantes de esa minoría rijosa tienen sin clases (ya llevan dos meses) a los alumnos de Oaxaca.
Ayer tomaron por asalto el Congreso del estado de Michoacán, donde realizaron actos vandálicos.
En Guerrero, atacaron las instalaciones del SNTE en Chilpancingo.
Al estado de Oaxaca le fue bien ayer: sólo hubo diez bloqueos, uno de ellos al aeropuerto de la capital.
Es que anteayer hubo 20 bloqueos. Los maestros de la CNTE irrumpieron en un hotel donde sesionaban funcionarios del Instituto Estatal de Educación, a quienes sacaron a empujones, les aventaron huevos en la cara al grito de “¡perros!”, “¡traidores!”.
Bueno, con ellos es la mesa de diálogo en la Secretaría de Gobernación, en la que no se resuelve nada porque ambos saben que no hay punto de arreglo.
O sí podría haberlo: que el gobierno se eche para atrás con la reforma, doble las manos ante los violentos y se conforme con sobrevivir de aquí al fin del sexenio, mientras toma posesión el candidato de la CNTE.
Menos que eso la CNTE no va a aceptar.
Del otro lado la alternativa sería desgastar al movimiento magisterial de la Coordinadora, exhibirlo en su mentira central que es la “privatización de la educación”, y no volver a cometer errores de operación como fue el desalojo de Nochixtlán.
Y la sociedad tiene que ejercer presión para que el gobierno actúe en defensa de las mayorías y del interés general.
Vamos a ver qué opción sale triunfante de este dilema.
Pero, ojo: el día que veamos a Nuño salir derrotado del edificio de la SEP, preparémonos porque el siguiente cuadro es la entrada de López Obrador a Palacio Nacional.
Twitter: @PabloHiriart
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2018: el presidente ya dio color/ Raymundo Riva Palacio
Estrictamente Personal
El Financiero
La semiótica es una arma poderosa en la política del presidente Enrique Peña Nieto. Con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a casi tres mil 500 kilómetros de distancia hablando sobre niños en la ONU, el jefe de Los Pinos habló en el auditorio Plutarco Elías Calles del PRI a través de imágenes. Este 12 de julio no será una fecha para olvidar, porque Peña Nieto, se puede argumentar, hizo la primera definición para la sucesión presidencial en 2018. El presidente se decantó por su alter ego, Luis Videgaray, secretario de Hacienda, quien hace más de una década lo introdujo al mundo de las ideas y lo volvió adicto a su inteligencia. Peña Nieto utilizó la unción de Enrique Ochoa como líder nacional del PRI para dejar claro a sus militantes el camino a seguir en el año y medio que falta para oficializar la candidatura presidencial.
El presidente ratificó que los priistas gritan mucho y se doblan pronto. Protestaron contra la imposición de Ochoa, pero a diferencia de la ruptura de la Corriente Democrática, en 1987, ya no tienen los arreos para enfrentarse a su Tlatoani. Aceptaron a Ochoa, fríos como dicen las crónicas periodísticas, pero sin oposición. El presidente, no obstante, los aplastó. No importa lo que digan. Las cosas son a su manera. Puso al secretario de Educación, Aurelio Nuño, y al de Desarrollo Social, José Antonio Meade, a que escoltaran la marcha triunfal de Ochoa. Mandó refuerzos con los secretarios de Economía, Ildefonso Guajardo, de Turismo, Enrique de la Madrid, y de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu. Todos de la primera línea de batalla de Videgaray.
A Nuño, sin ser éste su mentor –al diputado Enrique Jackson, también en el auditorio priista, le corresponde la autoría–, le abrió las puertas del paraíso peñista en la campaña presidencial y en Los Pinos. Meade, su único par en el gabinete, es más que su alma gemela; son un binomio simbiótico desde hace más de dos décadas. De la Madrid, educado en las mismas universidades de la élite financiera peñista, es producto de la gracia del secretario de Hacienda. Y Ruiz Massieu se ganó su confianza desde que coincidieron como diputados hace tres legislaturas, que le sirvió de plataforma para trabajar con la actual administración. 
Peña Nieto, para enviar un mensaje adicional de respaldo, envió a su director de Comunicación Social, Eduardo Sánchez, quien entró al auditorio en el grupo de poder de Los Pinos acompañado de Dionisio Meade, padre del secretario de Desarrollo Social, quien fue colocado  –sin tener porqué haber sido–, en una posición de honor en la zona del presídium. Al arropamiento presidencial y hacendario, Peña Nieto añadió figuras mexiquenses. En la primera línea, el mejor amigo de Videgaray entre los gobernadores, el mexiquense Eruviel Ávila, y su gran amortiguador, el secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza. Tras, a su primo, el diputado Alfredo del Mazo. Ochoa estaba bien custodiado en su unción, que pareció más el pretexto para una definición del presidente sobre lo que trae en mente para 2018.
Videgaray ha dicho en privado que no le alcanzaría el músculo –no son estas sus palabras, por supuesto– para la candidatura presidencial, porque la revelación de que su casa de descanso en Malinalco fue producto de una operación inmobiliaria realizada por la constructora Higa, de Juan Armando Hinojosa, su amigo e íntimo del presidente, generó una percepción de conflicto de interés que no podrá ser borrada y que tampoco está resuelta en la opinión pública. Sin embargo, las señales que mandó Peña Nieto muestran indiferencia a ese déficit. La cargada por Ochoa es en realidad una cargada adelantada por Videgaray. Del secretario de Gobernación no se apuren, lo envió lejos de la Ciudad de México. 
Ochoa es producto del presidente, pero construido por Videgaray, quien lo guió en sus tiempos de estudiante en el ITAM y le dio su primer trabajo en el Estado de México. Su dependencia jerárquica era reconocida dentro de la Comisión Federal de Electricidad. No podía respirar tranquilo pensando que en cualquier momento lo llamaría Videgaray para alguna cosa. Incluso mantenía una guardia hasta las tres de la mañana, ante la sola posibilidad que el secretario de Hacienda lo llamara. Vivía para él; vibraba de nervios por él.
La cargada hacendaria que marchó junto a él por los pasillos del Plutarco Elías Calles define hasta este momento la sucesión presidencial dentro del PRI. Peña Nieto no tiene que decirle nada a Osorio Chong, porque los signos políticos se encargaron de subrayarle que él no está en el corazón del presidente para 2018. La política, debe pensar Peña Nieto, no es lo que el país necesita. Lo que urge, para él y su legado, es la consolidación de sus reformas y que la historia lo juzgue por esos méritos.
La señal cantada este martes lleva a Peña Nieto al escenario de Miguel de la Madrid en la sucesión de 1987: no era la política, sino la transformación de la economía lo que necesitaba el país. Por tanto, no sería su candidato Manuel Bartlett, secretario de Gobernación, sino Carlos Salinas, secretario de Programación, quien ideológicamente estaba comprometido con su proyecto de nación. En el caso de Peña Nieto, no es Videgaray quien está comprometido con el proyecto reformador, sino Peña Nieto quien se subió a ese diseño de país. La cargada hacendaria con Ochoa, hasta ahora, apoya el argumento.
Twitter: @rivapa
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Llegó tarde el “Maestro Limpio”/Ricardo Alemán
Milenio 
Cuando Enrique Ochoa Reza, nuevo presidente del PRI, leía su primer mensaje —y proponía limpiar la casa—, los infaltables ocurrentes espetaron un socarrón: “¡Lo que faltaba… llegó el Maestro Limpio al PRI!”, seguido de una carcajada contenida.
 Y es que, en efecto, por momentos Ochoa Reza pareció atrapado por el síndrome de La Chacha, al invitar al priismo a dejar el partido “rechinando de limpio”, a “reaccionar” y “no tapar el sol con un dedo” frente a la corrupción que inunda al PRI. La limpieza, transparencia y combate al cochinero parecen la obsesión del nuevo PRI
 Acaso por eso —y contra la negativa previa de no pocos priistas—, el ex director de la CFE anunció que una de sus primeras acciones al frente del PRI será presentar su declaración 3de3, como ejemplo de transparencia y rendición de cuentas.
 Pero no fue todo; en una suerte de déjàvu —con el mítico discurso de Colosio—, Ochoa Reza dijo que el PRI “tiene que ser garante de la honestidad de sus gobiernos” y capaz de señalar “la corrupción de los gobiernos emanados de nuestras filas”; capaz de exigir “su fiscalización e incluso su destitución”.
 La alusión fue directa a los corruptos gobiernos de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua, entre otros, que no solo costaron al tricolor severas derrotas, sino un mayor descrédito y, sobre todo, regalaron a los opositores misiles para combatir al tricolor y al gobierno federal.
 También por eso, Ochoa Reza anunció diques —las mejores prácticas— “para impedir el acceso a candidaturas, en todos los niveles de gobierno, de personas que tengan algún antecedente de corrupción”.
 Tampoco se quedó en eso. El nuevo jefe del PRI anunció que su partido será vigilante —a través del Sistema Nacional Anticorrupción— para “señalar y promover el castigo de los actos de corrupción de los otros partidos políticos, sea ese el caso de sus gobernadores en funciones, ex gobernadores, candidatos electos o candidatos en competencia… vigilaremos a los otros partidos por igual”, sentenció el Maestro Limpio.
 De igual manera, Ochoa Reza prometió el “apapacho”. Dijo que si bien “hay que tener un PRI que denuncie actos de corrupción… también debe defender la buena reputación de los militantes y de su partido… porque lo peor es el silencio y la omisión”.
 Pero la casa llamada PRI no solo requiere una limpieza a fondo, sino que también abrirá sus puertas “a la crítica y la autocrítica; abrirá el espacio de la política partidista a toda la sociedad”, según dijo Ochoa Reza. Y prometió analizar “los errores” cometidos por el PRI el 5 de junio y que lo llevaron a escandalosas derrotas.
 También prometió cambiar los tiempos de la cultura de “avestruz, en los que el PRI escondía la cabeza para escapar del debate público y la confrontación”. Y es que hoy, según su nuevo líder, “el PRI encabezará el debate, dialogará de frente… para demostrar que nuestras ideas son claras, son buenas y son convincentes”.
 Por último, prometió “una nueva y moderna relación entre el gobierno y el partido, en la que el gobierno venga a rendirle cuentas al partido y sea éste el defensor de la ciudadanía frente al gobierno… donde funcionarios del gobierno vayan a los estados de la República a reunirse con el partido a informar y a explicar los logros alcanzados y donde el gobierno esté presente para escuchar las demandas del partido que reflejen los intereses de la sociedad”.
 Sin duda un buen discurso, sin duda buenas intenciones. Pero tampoco hay duda que es casi el mismo mensaje de los últimos cinco o seis presidentes del PRI. ¿Será el bueno?
 Por lo pronto, llegó tarde el Maestro Limpio.
 Al tiempo.
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EL UJIER DEL PRESIDENTE ENRIQUE PEÑA NIETO/ Ciro Gómez Leyva
El Universal
¡Qué lío se traen en el PRI!, le digo a don Manuel El Meme Garza. “Yo creo que el lío lo hacen tantas opiniones, muchas de las cuales vienen encarreradas desde hace rato, pretendiendo provocar encontronazos entre priístas”, me responde el hombre que, en sí mismo, simboliza y encarna al PRI-PRI. “Ven lío los que no entienden lo que pasa en el partido, que, además, no tienen por qué entenderlo. Como a ellos les resulta confuso, en consecuencia debe ser confuso para todos. ¿Por qué no recuerdan nuestros usos y costumbres?”
 —¿A qué no le entendemos, Manuel?.
 —A lo que es un relevo terso, cuando el Presidente de la República define su mando de jefe de Estado, de gobierno y de partido. Ese es un relevo tranquilo. ¿Pero qué te parece el relevo de Jorge de la Vega Domínguez por Adolfo Lugo Verduzco? ¿O cuando llega Jesús Reyes Heroles y no asiste el relevado, que era Sánchez Vite? O no te acuerdas de cuando García Paniagua fue electo en un espléndido acto en el Teatro del Ferrocarrilero y unos días después solicitaba licencia para retirarse del cargo.
 —¡Ah, la normalidad democrática priísta!
 —¡La normalidad de la política! ¡Tenemos que entender la política como una cosa que sucede en razón de las circunstancias! A la política no le puedes poner camisas de fuerza.
 El gran Meme Garza, también durante años un sabio de la praxis y el bien hacer político para una larga lista de priístas del Estado de México, que dos veces tocaron el cielo: con Adolfo López Mateos en 1964 y Enrique Peña Nieto en 2012.
 Recupero ese diálogo de marzo de 1999 con el Meme porque recordaba vagamente lo que me había respondido y pensé que tendría actualidad para ayudar a comprender lo que ocurrió con la designación de Enrique Ochoa, ungido con los usos y costumbres históricos, las porras y las matracas. Y una ausencia notable, como la de Sánchez Vite: la del relevado Manlio Fabio Beltrones.
 En efecto, como tantas veces, la clave del Meme es muy útil para comprender: ven lío los que no entienden que el Presidente de la República definió su mando de jefe de Estado, de gobierno y de partido.
 El presidente Peña Nieto aceptó designar a Beltrones en 2015 asumiendo que el sonorense funcionaría con un alto margen de independencia en decisiones estratégicas. Por la manera en que se le destapó e impuso, por el descuido de las formas y lo atropellado que arriba a la presidencia del PRI, todo indicaría que ese margen de independencia no existirá con Enrique Ochoa.
 ¿Quién inventó a Enrique Ochoa-presidente del PRI?, pregunté aquí el lunes. Por supuesto que el jefe de Estado, gobierno y partido. ¿Para qué lo inventó? Creo que para tener un ujier. Ya no un presidente del PRI, un ujier.
 Un ujier de armas, si se quiere, pero ujier al fin.
 MENOS DE 140. En donde esté convaleciendo, un fuerte y muy cariñoso abrazo a mi querido Meme Garza.
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Alhajero /Martha Anaya
24 Horas
Osorio, buena cara al mal tiempo
En el equipo de Miguel Ángel Osorio Chong hay desánimo y caras largas.
Y es que para quienes colaboran de cerca con el secretario de Gobernación, la designación de Enrique Ochoa Reza al frente del PRI lleva el mensaje claro de que el candidato a la Presidencia de la República no será su jefe.
 “Ya perdimos…”, reconocen en charlas privadas.
Unos de mejor talante que otros –aludiendo a una frase de Enrique Peña Nieto hace unas semanas– apuntan con sarcasmo: “Van a hacer candidato al del 1%…”.
 La “lectura” de los seguidores de Osorio Chong sobre el nombramiento de Ochoa Reza no es descabellada. Más bien, era inevitable que la hicieran ante lo contundente del hecho.
 Porque se sabe –y él lo ha divulgado a los cuatro vientos– que el ex director de la Comisión Federal de Electricidad forma parte del equipo de Luis Videgaray, el contrincante directo de Osorio por la candidatura presidencial.
 Y con Ochoa al frente del partido, el secretario de Hacienda se hace de las riendas de la sucesión rumbo a 2018.
 Una postal del futuro que ya llegó nos obsequió la ceremonia en la que rindió protesta el nuevo dirigente nacional: las figuras del momento no fueron ya ni Emilio Gamboa ni los líderes de los sectores –a ellos sólo los usaron–, sino José Antonio Meade, Aurelio Nuño y Claudia Ruiz Massieu.
De todo ello tomaron nota los escribientes en Bucareli. Sin olvidar, por supuesto, el tono del discurso con que se les ganó el juego: las loas interminables al Presidente de la República.
¿Cómo reaccionó a todo esto el propio Osorio Chong?
Lo describe así uno de sus colaboradores: “Guardó silencio y puso buena cara al mal tiempo”.
 “Migración hormiga” en el PRI.- En esta nueva etapa del partido, la que se rehízo luego de perder la Presidencia de la República en 2000 se ha vuelto a dar un nuevo éxodo.
Sólo que esta vez no ha sido de golpe. Es más bien una “migración hormiga”.
Según han detectado los propios priistas, muchos militantes –la mayoría de ellos operadores de tierra– comenzaron a irse del partido en 2015, bajo la presidencia de César Camacho, descontentos por la selección de candidatos.
Nadie se ocupó de curar heridas y la desbandada se dio en prácticamente todos los estados: “La mayoría –desencantados ante un PRI cerrado a la militancia y dadivoso con los mexiquenses y los amigos del Presidente– se fueron al PAN, y donde no había PAN se fueron a Morena”.
Con Manlio Fabio Beltrones muchos pensaron que se abriría el ostión. No ocurrió. Y con las derrotas en siete entidades, en junio pasado, la frustración en las bases se agudizó. Siguió el éxodo.
Falta ver ahora lo que harán los priistas de base ante la imposición de Enrique Ochoa –alguien al que no consideran uno de los suyos– como presidente del partido.

Gemas: obsequio del comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, en el 88 aniversario de la Policía Federal: “No hay ni habrá tolerancia a actos que se encuentren al margen de la ley. Nuestro deber es sancionar aquellas conductas distintas a las que exigen leyes, reglamentos y protocolos. Su estricta observancia es nuestra protección, es nuestro resguardo”.

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