24 Horas, 12 de agosto de 2016
Cuidando a Videgaray
¿Por qué no asistió el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, a la reunión a la que lo convocaron diputados y senadores de la Comisión Permanente para que –junto con los titulares de Energía, Pemex y CFE- explicaran los aumentos en la luz y la gasolina?
Algunos legisladores hicieron notar su ausencia –en su lugar fue el subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher- durante la sesión en cuestión. Aunque, a decir verdad, lo hicieron de manera timorata.
Apenas una reconvención “a los que decidieron ausentarse” por parte de los senadores perredistas Zoé Robledo y Angélica de la Peña, pero sin ni siquiera atreverse a mencionar el nombre del gran ausente: Videgaray.
Y es que, “el miedo no anda en burro…”
Los legisladores saben que Videgaray es el hombre más poderoso del gobierno. Y claro es que no se atreven a tocarlo, ni mucho menos a citarlo por su nombre. Eso, por lo que toca a ellos.
En cuanto a por qué Videgaray prefirió no ir, nos dicen que el coordinador de los priistas, Emilio Gamboa, habló con los coordinadores de los distintos partidos para que aceptaran que en lugar del titular de Hacienda fuese un representante de él en su lugar.
¿La razón? A decir de la oposición: “Porque a él no le gusta de dar explicaciones cuando las cosas van mal” y “Porque lo están cuidando…”
¿Qué se comió Murrieta?- En distintos círculos siguen preguntándose qué pasó realmente con Raúl Murrieta Cummings para que haya renunciado –¿le pidieron la renuncia?- a la subsecretaría de Infraestructura de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Porque de que ostentaba un cargo poderosísimo, ¡ni duda cabe! Por su escritorio pasaron las principales obras de infraestructura del gobierno y, por supuesto, contratos multimillonarios.
Murrieta, además, es –¿era?- muy cercano a Luis Videgaray. Fue su segundo de abordo en el Estado de México y su sucesor en la Secretaría de Finanzas cuando Videgaray se convirtió en diputado de la LXI Legislatura.
Y eso de que se va “contento” y “emocionado”, difícilmente lo creen.
El “mayor activo del PRI” sigue cayendo.- La encuesta publicada ayer por el diario Reforma muestra a Enrique Peña Nieto como el mandatario mexicano peor evaluado desde el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000).
Valga la comparación porque aún y cuando hacia el final de su gestión Zedillo se recuperó un poco, el PRI terminó perdiendo –o entregándole al PAN, como prefieran- la elección presidencial por vez primera en su historia.
El apoyo al Presidente de la República apenas alcanza el 23% y la calificación que le otorgan los ciudadanos, en una escala de diez, es de 3.9. O sea, reprobado.
Otro dato más para documentar el pesimismo entre los priistas –con excepción de su dirigente nacional, Enrique Ochoa, que considera a Peña Nieto “el mayor activo del PRI”, verdad-, la gestión del mexiquense registra la tasa de rechazo más alta desde que inició la serie en 1995. Nomás…
Gemas: Desde Río 2016, regalito del titular de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE), Alfredo Castillo: “La CONADE es una agencia de viajes”.
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