1 sept 2016

Donald Trump: “México no lo sabe aún, pero pagará el muro al 100%”

Donald Trump: “México no lo sabe aún, pero pagará el muro al 100%”
El candidato republicano acaba con las dudas y se ciñe a la versión más dura de su discurso antiinmigración horas después de ver a Peña Nieto
Nota de Pablo Ximénez de Sandoval, Corresponsal en California
El País, Phoenix 1 SEP 2016 
Se acabaron las dudas. La versión más dura del discurso antiinmigrantes de Donald Trump cayó este miércoles como una profecía sobre Estados Unidos y, de paso, sobre México, a cuyo presidente había visitado el candidato solo unas horas antes. El candidato republicano a la Casa Blanca desgranó sus promesas con detalle: habrá un muro, logrará que México pague por él, echará a todos los indocumentados del país y les obligará a volver legalmente. Lo importante en política migratoria no es lo que conviene a los inmigrantes, resumió, sino lo que conviene a los ciudadanos norteamericanos. "México pagará el muro. Al 100%. Todavía no lo saben, pero pagarán por el muro".

La campaña de Trump había prometido que el de este miércoles en Phoenix era el “gran discurso” sobre inmigración del candidato. La expectación no podía ser más alta, después de dos semanas en las que había enviado mensajes contradictorios, en medio de cambios radicales en su organización de campaña. Las prometidas deportaciones masivas ya no estaban tan claras. La pregunta de si Trump estaba finalmente suavizando un discurso ampliamente considerado como racista y xenófobo desde el día uno estaba legítimamente encima de la mesa.
 El otro factor que daba cierto carácter definitorio a la actuación de Trump era la insólita invitación por parte del presidente de México, Enrique Peña Nieto, a una reunión en la capital mexicana. Trump aterrizó por la mañana en Ciudad de México y después dieron una rueda de prensa conjunta. En los discursos previos de la campaña de Trump, como el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, el sheriff Paul Babeu o el candidato a vicepresidente, Mike Pence, quedó evidente que van a aprovechar el encuentro con Peña Nieto para lavar la imagen poco presidenciable de su candidato. Trump fue presentado como un líder que puede llevar su estilo sin peligro fuera de las fronteras, un líder que va a México y le dice las cosas a la cara al presidente de ese país. Esa es la conclusión del encuentro para Trump.
 La rueda de prensa fue en realidad dos discursos paralelos en los que cada uno dio su visión de la inmigración. Al ser preguntado por el muro, Trump dijo que lo habían hablado, pero no quién lo pagaría. Peña Nieto le desmintió más tarde y aseguró en Twitter: “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”.
 Cuatro horas después, ante un público entregado y muy sensible al tema de la inmigración como el del sur de Arizona, Trump empezó así su plan sobre inmigración:
 - "¿Estáis preparados?"
 - "¡Sí!"
 Número uno: vamos a construir un muro. El público de Phoenix se volvió loco con este número de Trump. Será “impenetrable” y “maravilloso”, dijo. Después de una larga pausa dramática en la que se dejó envolver por los aplausos, añadió: “Y lo va a pagar México”. Y todavía quedaba una coletilla: “Aún no lo saben”. Esto último no estaba, como muchas otras salidas de guion, en el discurso escrito que fue enviado al terminar la alocución. “México colaborará con nosotros, así lo creo. Después de reunirme con su maravilloso, maravilloso presidente, estoy convencido de que quieren solucionar este problema”.
 El resto de su plan de inmigración, coreado con gritos de "USA, USA, USA" por el público de Arizona fue lo más duro que podían escuchar aquellos que tienen como familiar, amigo, vecino o compañero de trabajo a alguno de los 11 millones de inmigrantes en situación irregular en Estados Unidos. Habrá una deportación masiva de todo aquel que entrara en el país ilegalmente o que haya sobrepasado su visado temporal. Todos los cuerpos de seguridad del país, especialmente las policías locales, serán puestos a disposición de esta política migratoria. Ningún inmigrante detenido al cruzar ilegalmente la frontera será puesto en libertad. Permanecerá detenido hasta que sea deportado. Y serán deportados a sus países de origen, donde quiera que estén y los acepten de vuelta o no. Además, los que quieran emigrar a Estados Unidos pasarán por un "examen ideológico" para "asegurar que todos los que entran en nuestro país comparten nuestros valores y aman a nuestra gente".
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