18 dic 2016

Donald Trump: ¡Se enloqueció del todo!

Revista Semana, ESTADOS UNIDOS | 2016-12-17
Donald Trump: ¡Se enloqueció del todo!
El nuevo presidente de los Estados Unidos ha nombrado en su equipo de gobierno a figuras que oscilan entre la falta de preparación, los conflictos de interés y el deseo de destruir las agencias que van a dirigir. 
Radiografía.

Tres negacionistas del cambio climático. Seis grandes donantes de su campaña. Cuatro generales. Dos ejecutivos de Wall Street. Varios empresarios vinculados a la extracción petrolera. Un productor de Hollywood. Y un neurocirujano. Los 20 políticos que Trump ha elegido hasta la fecha provienen de campos muy diferentes. Sin embargo, la mayoría son primíparos en los cargos que van a ocupar, como la nueva embajadora ante Naciones Unidas, la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley. Otros tienen un carrera dedicada a torpedear las agencias que van a dirigir. Algunos más son republicanos de vieja data, como el futuro jefe de Gabinete, Reince Priebus, la secretaria de Transporte, Elaine Chao, o el consejero de la Casa Blanca, Donald McGahn. Sin embargo, todos coinciden en sus orígenes ultraconservadores, en su deseo de debilitar al gobierno federal y, sobre todo, en su objetivo de desmantelar el legado de Barack Obama. Estos son los más importantes y controversiales.

1. Secretario de Estado: Rex W. Tillerson
El encargado de manejar las relaciones internacionales del gobierno de Trump preside desde 2006 la petrolera Exxon, donde trabaja desde hace cuatro décadas. No tiene experiencia política ni diplomática, pero en cambio mantiene una estrecha relación con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien en 2012 le entregó personalmente la Orden de la Amistad de su país. Esa relación es problemática a la luz del informe de la CIA según el cual esa nación no solo intervino en las elecciones, sino que lo hizo para favorecer al magnate (ver recuadro).
2. Secretario de Interior: Ryan Zinke
El encargado de proteger las reservas forestales, un cazador de toda la vida, ha tenido posturas desastrosas con el medioambiente, lo cual resulta absurdo si se tiene en cuenta que este ministerio maneja las tierras del gobierno federal y los recursos naturales. En su época de congresista votó contra la protección de especies en peligro de extinción y la construcción de nuevos parques naturales. Además, ha priorizado la explotación de crudo y gas sobre las fuentes hídricas. Acerca del cambio climático declaró que “no es una mentira, pero tampoco es ciencia comprobada”.
3. Secretario de Energía: Rick Perry
Como Trump, el actual gobernador de Texas piensa que el cambio climático es un engaño inventado por los chinos para frenar la economía estadounidense. Por eso, es paradójico su nombramiento a la cabeza de una agencia dedicada a buscar nuevas fuentes de energía, a desarrollar los sistemas renovables y a impulsar la educación energética. En buena medida, su cercanía con la industria petrolera explica su hostilidad hacia esa agencia, a la que propuso desmantelar durante las primarias republicanas en 2012.
4. Secretario de Trabajo: Andrew F. Puzder
Este millonario de 66 años, dueño de varias cadenas de comidas rápidas, ha sido un feroz crítico de las prestaciones laborales desarrolladas durante la Administración Obama. Ha dicho que está en contra de aumentar el salario mínimo y se ha declarado a favor de la automatización, que destruye empleos. Entre otras, porque las máquinas no tienen género ni raza, salen más baratas que los humanos y son más fáciles de controlar. A su vez, sus empresas han sido investigadas varias veces por violaciones al Código Laboral, el mismo que él tendrá que hacer respetar desde el 20 de enero.
5. Director de la Agencia de Protección Ambiental (epa): Scott Pruitt
“Nos vamos a deshacer de esa agencia a como dé lugar”, dijo Trump durante su campaña presidencial. El hombre que nombró para dirigirla es también la persona idónea para alcanzar ese fin, pues este fiscal general no solo es un escéptico recalcitrante del cambio climático y un lobista de alto nivel de las petroleras, sino que ha denunciado en varias ocasiones a la EPA. Entre los principales contribuyentes de sus campañas como fiscal general de Oklahoma se encuentran las petroleras Devon Energy y Continental Energy. El senador Bernie Sanders, miembro del comité del Senado que debería aprobar su nominación, dijo que su nombramiento era “triste y peligroso”.
6. Secretario de Defensa: James ‘perro loco’ Mattis
Frases como “sé cortés, sé profesional, pero ten un plan para matar a todos los que te encuentres” o “es divertido matar a algunas personas” explican por qué le pusieron el apodo de Perro Loco en sus 44 años de servicio militar, así como cuál sería su dirección militarista al frente del Pentágono. En especial de su postura con Irán, aún más crítica que la del magnate. Mattis ha dicho que Teherán “es la amenaza más grande y duradera” en Oriente Medio, aún más que Al Qaeda o Estado Islámico. Y la personalidad del hombre que dijo “no se crucen con nosotros. Porque si lo hacen los sobrevivientes escribirán sobre lo que hicimos los próximos 10.000 años” no es la indicada para manejar los conflictos en la región.
7. Secretario del Tesoro: Steven Mnuchin
Trump fustigó a Hillary Clinton durante toda la campaña por sus lazos con Wall Street. Por eso, es sorprendente que haya elegido en el Tesoro a un banquero que trabajó para Goldman Sachs y que no tiene ninguna experiencia política para manejar las finanzas de la nación más rica del planeta. La razón es sencilla y tiene que ver con las grandes sumas que este recogió como tesorero de su campaña. Consecuentemente, el mundo de las finanzas está encantado con su nombramiento, pues no solo se espera que su gestión sea mucho menos severa que la de Obama, sino que incluso desmonte algunos de los mecanismos de control que el presidente les impuso tras la crisis de 2008.
8. Secretario de Salud: Tom Price
Este congresista del Tea Party sería otro de los grandes ‘borradores’ del legado de Obama. En 2015, propuso un programa para sustituir el Obamacare con un sistema de incentivos a privados que dificultaba el ingreso de ancianos y enfermos al seguro médico. Además, Price quiere recortar Medicare y Medicaid, que proporcionan cobertura médica a millones de estadounidenses de la tercera edad y de bajos ingresos. Por otro lado es un enemigo de los derechos reproductivos. En el Congreso intentó pasar una ley que cortaba los fondos de Planned Parenthood para evitar la práctica “bárbara” del aborto y también buscó quitar la cobertura de anticonceptivos del seguro médico.
9. Secretario de Comercio: Wilbur Ross
El ‘rey de la bancarrota’, un empresario buitre por excelencia, Ross es otro multimillonario con fuertes nexos con Wall Street. Es miembro de Kappa Beta Phi, una exclusiva fraternidad de la que hacen parte grandes cabezas del sector empresarial, “el 1 por ciento que está siendo acosado por razones políticas”, según dijo el propio Ross. Cabe esperar que una vez en la Administración, Ross defienda ese selecto grupo. Además ha invertido especialmente en acereras e industrias textiles, negocios que se beneficiarían ampliamente de la política proteccionista de Trump, por lo que no es una voz desinteresada en el asunto.
10. Secretaria de Educación: Betsy DeVos
Esta millonaria es una enemiga acérrima de la educación pública. Según investigó The Washington Post, en los últimos años DeVos ha gastado millones para expandir el programa de escuelas chárter, centros educativos independientes de las juntas escolares locales y de los sindicatos de maestros. También, ha cambiado el panorama educativo en muchos estados con su programa de cheques escolares, bonos gubernamentales que los padres pueden usar para pagar escuelas privadas. Según la directora de la Asociación Nacional de Educación, Lily Eskelsen, “DeVos ha hecho más para socavar la educación pública que para apoyar a los estudiantes”.
11. Secretario de Vivienda: Ben Carson
Es llamativo que un médico sin experiencia en urbanismo y primíparo en el sector público dirija las políticas de vivienda. También, que una persona que afirma que “la pobreza es sobre todo una cuestión de elección” deba gestionar miles de millones de dólares en ayudas sociales para 5 millones de personas que viven en condiciones precarias. O, según sus propias palabras, en un estado de “dependencia”. A su vez, nombrar a un afro a la cabeza de este ministerio de segunda categoría parece curioso si se tiene en cuenta que el propio Trump impidió que los negros pudieran comprar apartamentos en los edificios de sus constructoras a mediados de los años ochenta.
12. Fiscal general: Jeff Sessions
El responsable de aplicar la política de mano dura que Trump prometió durante su campaña es un senador de Alabama con un pasado marcado por el racismo, la islamofobia y el rechazo a la comunidad LGBTI. En 1980, sus bromas sobre el Ku Klux Klan, sus comentarios condescendientes hacia sus colegas negros y sus ataques contra la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color y otras organizaciones de defensa de los derechos civiles le costaron sus posibilidades de ser juez. Sin embargo, su elección es coherente con el discurso xenófobo de Trump, que llegó incluso a considerarlo para vicepresidente.
13. Asesor de Seguridad Nacional: Michael T. Flynn
El hombre que desde el 20 de enero tendrá que lidiar con calamidades como una epidemia de ébola o una crisis con Arabia Saudita es un islamófobo convencido y un fanático de las teorías conspirativas. De hecho, este general de 66 años ha afirmado erróneamente que la sharía (la ley islámica) se está extendiendo por Estados Unidos y considera que el islam es “un cáncer de 1.700 millones de personas” que hay que “extirpar”. A su vez, es un colaborador habitual de Russia Today (la cadena de televisión al servicio del Kremlin) y considera que Vladimir Putin es “astuto y sagaz”. Lo cierto es que para aquellos que aún dudaban sobre cómo va a ser la Administración de Trump, el nombramiento de Flynn es la prueba inapelable de que va a gobernar del mismo modo que hizo campaña.
14. Jefe de Estrategia de la Casa Blanca: Stephen K. Bannon
El cerebro de la estrategia desinformativa de la campaña republicana es ahora el hombre clave de la oficina del presidente de Estados Unidos. Misógino, antisemita y una figura central del nacionalismo blanco, Bannon fue también crucial para conectar al magnate con movimientos racistas tradicionales, como el Ku Klux Klan, pero también con supremacistas de nuevo cuño, como la ‘derecha alternativa’ (alt-right). Desde el 20 de enero, su habilidad para diseminar noticias falsas tendrá el parlante más grande del planeta a su servicio. El gran temor es que desde allí empodere a los populistas de Europa, que en 2017 tienen buenas posibilidades de llegar al poder en Francia, Holanda y Alemania.
15. Director de la CIA: Mike Pompeo
La razón por la que Donald Trump le encargó a este congresista del Tea Party dirigir la agencia de inteligencia tiene nombre y apellido: Hillary Clinton. Durante los cuatro años que lleva en la Cámara, Pompeo no solo impulsó las investigaciones contra la ex secretaria de Estado, sino que hizo todo lo que pudo por extenderlas y al final no aceptó sus conclusiones. Se trata, pues, de un político tendencioso que va a dirigir una agencia que se debe mantener por encima de los conflictos partidistas. Es una situación inédita, que sumada a la intervención del FBI en las elecciones a favor de Donald Trump puede acabar con la neutralidad del aparato de inteligencia más poderoso del mundo.n
China muestra los dientes
Fiel a su personalidad de ‘bully’, Trump busca presionar a China. La crisis por la independencia de Taiwán podría agravarse en cualquier momento.
Por si quedaba alguna duda de que la conversación de Donald Trump con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, no fue ningún error, el domingo, en una entrevista con Fox News, el magnate dijo que no creía que “fuera necesario estar atados a la política de ‘una sola China’”. Se refería a la posición de Beijing, según la cual Taiwán forma parte indivisible del país. El comentario de Trump tocó un tema muy sensible, no solo para Beijing, sino para el pueblo chino, que considera un insulto inaceptable cualquier otra posición.
Por eso, el acercamiento de Trump con Taiwán trasciende el hecho de un incidente diplomático. Beijing ya está tomando medidas contra Estados Unidos y el miércoles advirtió que impondrá sanciones contra una empresa automotriz estadounidense sin especificar. Además, China podría buscar una solución bélica. “Quizás sea el momento de que la China continental reformule su política con Taiwán y se prepare para usar la fuerza”, sostiene el Global Times, periódico controlado por el Partido Comunista. En sintonía con esto, Beijing se está preparando para una posible confrontación y el jueves anunció nuevas maniobras militares en el mar de Bohai. El magnate o no entiende o no le importa que la negación de la política de ‘una sola China’ podría empujar al gigante asiático a solucionar las cosas por la fuerza.
La ficha del Kremlin
Crece la controversia por la injerencia de Moscú en las elecciones. El asunto promete dividir aún más al país.
Según el informe que presentó la CIA al Congreso, el gobierno ruso interfirió en las elecciones presidenciales de Estados Unidos para favorecer a Donald Trump, lo que tiene al gobierno estadounidense parado de cabeza. La situación es tan delicada que el viernes Obama dijo que su gobierno “tomará represalias”. Pero al presidente le queda un mes antes de que se posesione el magnate, quien ya llamó “ridículas” a las conclusiones de la CIA y cuestionó la efectividad de la agencia.

La victoria de Trump no deja de tener algo de revancha para el Kremlin. Mientras la inteligencia rusa festeja un logro con el que ni siquiera se habrían atrevido a soñar en la Guerra Fría, sus colegas estadounidenses se convirtieron en un peón más de la lucha partidista que está consumiendo a Norteamérica.

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