15 abr 2017

Las columnas políticas, a 15 de abril de 2017

Las columnas políticas, a 15 de abril de 2017
Templo Mayor/Reforma

DESDE los más sesudos analistas hasta la vox pópuli de la calle coinciden en que la corrupción forma parte del ADN de la clase política mexicana. Pareciera que el país no se salva, porque no hay político que se salve de ser corrupto.
LO PEOR del asunto es la impunidad: si no fuera por la justicia de otros países, muchas corruptelas de los funcionarios mexicanos quedarían en simples anécdotas.
Y AQUÍ es donde se pone interesante la cosa pues, por primera vez, las acusaciones desde el extranjero son directamente contra alguien que formó parte del primer círculo de Enrique Peña Nieto: el ex director de Pemex Emilio Lozoya.
EN LAS investigaciones que se llevan a cabo en Estados Unidos sobre los sobornos entregados por la brasileña Odebrecht a políticos de varios países del mundo, se dijo que mencionó que ex funcionarios mexicanos recibieron 10 millones de dólares, la mitad de los cuales habrían ido a parar a la cuenta de Lozoya, cosa que él, por supuesto, ya negó.

EL PUNTO está en qué va a hacer ahora el gobierno de Peña: ¿dejar que el caso corra ante la justicia extranjera y esperar a ver hasta dónde salpica? ¿O tomarse en serio las acusaciones y hacer su propia pesquisa? Está por verse que desde Los Pinos ordenen actuar contra los de casa.
Y ES QUE no es lo mismo romper lanzas contra un gobernador de escándalo, que aceptar públicamente que el gobierno duerme con el enemigo.
CON ESO de que su precampaña presidencial parece de asbesto porque nomás no prende, Rafael Moreno Valle anda buscando aliados en los lugares más sorprendentes.
HACE POCO, por ejemplo, anduvo en Guadalajara, donde hizo contacto con personajes de Movimiento Ciudadano, el partido que va que vuela pa' la gubernatura de Jalisco.
DiceN que en la medida en que el poblano ve que se le cierran puertas en el PAN, anda tocando otras para explorar la posibilidad de hacer equipo en 2018 con el grupo del popular alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro.
DONDE la cosa se está poniendo caliente -y no por el buen clima- es en Colima, que pasó de ser uno de los estados más tranquilos del país, a convertirse en ¡el más violento! Y eso lo dice el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
LO PEOR es que mientras los colimenses ya no saben pa' dónde hacerse, al gobernador Ignacio Peralta le critican que derroche el poco dinero del que dispone su estado.
SI BIEN el año pasado el gobierno vendió su avión para "ahorrar", dicen que el mandatario no deja de contratar vuelos privados para trasladarse a la Ciudad de México. ¿Y la congruencia, apá?
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450 formas de separarnos/
Jorge Ramos Ávalos
reforma
Los ingenieros y contratistas más brillantes y ambiciosos de Estados Unidos se han pasado los últimos meses buscando la mejor manera de separarnos. Y encontraron, al menos, 450 formas de hacerlo. Ese es el número de diseños presentados para construir el nuevo muro de Donald Trump en la frontera entre México y Estados Unidos.
Hay propuestas de muros con paneles solares y torres de observación, con inclinaciones imposibles de escalar y todo tipo de materiales para resbalarse. También existen proyectos con cercas infranqueables que permiten observar el lado estadounidense. O sea, se vale ver pero no cruzar.
Una de las condiciones que les pusieron a las empresas que concursaban era que el muro midiera por lo menos 18 pies de altura. Otra, que se viera bonito. Pero no hay manera que el odio se vea bonito.
El muro que Trump quiere construir estará hecho de odio y racismo. Trump cree, equivocadamente, que los inmigrantes mexicanos son criminales, narcotraficantes y violadores (tal y como lo dijo al lanzar su candidatura presidencial en el 2015). Y por lo tanto quiere una pared que separe a Estados Unidos del potencial peligro que, según él, representan.
Pero Trump se equivoca. Déjenme repetirlo una vez más: los inmigrantes indocumentados cometen menos crímenes que los estadounidenses y contribuyen con billones de dólares a la economía de Estados Unidos. Es decir, Trump quiere construir un muro para alejarse de un peligro que está solo en su cabeza.
Además, no hay ninguna invasión a Estados Unidos. La población indocumentada se ha mantenido en 11 millones de personas en la última década y todo parece indicar que seguirá así. Estados Unidos está dejando de ser un país atractivo para los extranjeros. No quieren llegar y ser humillados, detenidos y deportados. Por eso cada vez hay menos que lo intentan.
En diciembre del 2016, todavía con Barack Obama como Presidente, arrestaron a unos 58 mil inmigrantes tratando de entrar ilegalmente a Estados Unidos. En enero ese número bajó a 43 mil. Ya en febrero, el primer mes completo de Trump en la Presidencia, los arrestos cayeron a 24 mil y el pasado marzo bajaron más aún hasta menos de 17 mil.
"Esto no es un accidente", aseguró el secretario de Seguridad Interna, el general John Kelly, ante una audiencia del Senado. Lo que esto significa es que las tácticas de odio y miedo de Trump están funcionando.
Veremos en unos meses si Trump está deportando a más o menos indocumentados que Obama. Pero lo que sí ha cambiado es que el nuevo Presidente le ha dado la autoridad a los agentes migratorios para que detengan, revisen, arresten y deporten a personas que no tienen ningún récord criminal. Eso es lo distinto.
Todos los días, en el noticiero en el que trabajo, reportamos de padres y madres detenidos en sus casas, en taxis, en la Corte y a la salida del colegio de sus hijos. Sus hijos, que en muchos casos son ciudadanos estadounidenses, se convierten en los traumados testigos de abusivas operaciones que separan familias.
Terror hacia dentro y una pared que los proteja de los de fuera. Esa es la filosofía Trump. Lo irónico es que los estadounidenses que lo eligieron para que construyera un muro en la frontera con México ahora no lo quieren pagar. El 58 por ciento de los estadounidenses están en contra de gastar miles de millones de dólares para construir el muro de Trump, según la última encuesta de AP.
Los muros no sirven. Se los saltan y los burlan con túneles. Sí, todo país tiene el derecho a fronteras seguras. Pero un sistema migratorio eficiente -que considere las necesidades económicas de Estados Unidos y las compagine con los trabajadores que quieren venir- es una mejor opción que un muro.
Los países son como las cosas que inventan. Estados Unidos es el país que nos puso a volar, que llevó a un hombre a la luna, y que creó las computadoras y los celulares que nos tienen adictos a sus pantallas. Ahora, en la época de Trump, algunos de sus constructores más creativos están haciendo planes para levantar un muro inútil.
Me los imagino pensando y proponiendo todas las maneras posibles de separarnos. Algo está muy mal cuando el talento y el dinero se usan para dividir.
Hay personas que sacan lo peor de un país.
@jorgeramosnews
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 Todos somos Trump/Jorge Volpi
Reforma
No han pasado ni cinco minutos -acaso ni tres- desde la última vez que entré a mirar y ya me corroe el ansia. Necesito volver allí, víctima de un raudo síndrome de abstinencia. Necesito volver a espiar a los otros, reírme de sus chistes y sus insultos, sumarme a sus bravuconadas y sus descalificaciones, sentirme parte de un grupo aunque no conozca a sus demás miembros, incorporarme por un segundo a ese bando que parece tener siempre la razón -o ser más fuerte, más audaz, más violento que los otros-, imaginarme menos solo o menos débil, repetir como perico sus frases más lacerantes e ingeniosas, descargar mi frustración o mi rabia o mi apatía, averiguar a cada instante lo que mis socios y mis enemigos -a quienes también desconozco- dicen de mí, exaltarme si me festejan o reiteran mis improperios, deprimirme si me machacan o, peor, si me ignoran, y rezar para que, en un golpe de fortuna, un famoso me siga o me promueva y alcance la evanescente celebridad en esta orgía de voces.
Igual que Trump, en Twitter me transformo en un adolescente caprichoso, voluble, inseguro, irascible, irrefrenable. Es algo superior a mis fuerzas. A las fuerzas o la inteligencia de cualquiera. Imagino que, si se pudiese fijar la inteligencia mental que prevalece en esta red social, rondaría los 12 o 13 años. Esa edad en la que, presa de la inseguridad y las hormonas, las minucias nos afectan como catástrofes cósmicas, nuestra sensibilidad se derrama entre el llanto y el alarido, somos incapaces de decir lo que pensamos y nos acomodamos a lo que creemos que los demás quieren oír de nosotros, nos escondemos en la masa -o en una cuenta anónima- para atrevernos a hablar en público, estamos más atentos que nunca a las miradas ajenas, alternamos la vergüenza y la impudicia y, a la postre, nunca podemos ser nosotros mismos.
Un gigantesco salón de escuela. Esa institución que, ya lo recordaba Foucault, tanto se parece a la cárcel o el manicomio. Ese ámbito, casi desprovisto de frenos -los maestros y los padres apenas se enteran de nada-, en el que impera la ley de la selva. Ese mundo que la nueva serie de Netflix, 13 razones para..., tan bien ejemplifica: un infierno en miniatura. En esta secundaria o preparatoria global, todos quedamos fijados en las mismas categorías que tanto daño nos hicieron de jóvenes.
En primer lugar, los populares: los que tienen miles o millones de seguidores y se pasean como aves impolutas por la ciénaga de Twitter. Estrellas del cine y la tele, futbolistas, youtubers, algún político y algún comentarista irredento. Pero también los populares de nuestro pequeño círculo: nuestros conocidos que tienen más seguidores que nosotros y a los que tanto envidiamos. De ellos, a lo único que aspiramos es a que algún día nos vean. Mi reino por un like, mi sumisión absoluta por un retuit.
Luego están, claro, los bullies. Un monstruo cada vez más grande y voraz. Están allí solo para acosar -y, si se puede, destruir- al chivo expiatorio de turno. Poco importa que la causa sea buena o mala, humanitaria o ruin, falsa o cierta (aquí no hay tiempo para las dudas): cada semana, y mejor si cada día, se impone linchar a alguien. Burlarse del infeliz con la mayor saña concebible, sin límites. Desollarlo. Arruinarle la vida. Y si se comprueba que fue un error, ni modo: nadie se disculpa y los bullies simplemente cambian de objetivo.
Hay uno que otro matado -decíamos en mi época-, uno que otro empollón, uno que otro nerd. Esos pocos que aún creen que esta red es un espacio para la discusión sensata o la creación artística. Sobreviven en los márgenes y, si consiguen que nadie los moleste, prosperan en su realidad alternativa. Y en fin, el resto: los fisgones que solo miran y se exhiben con cierta precaución. Esas "personas normales" que, sin embargo, una vez allí, apenas resisten la inercia y apenas tardan en sumarse a la horda de bullies, y de pronto festejan o celebran sus sentencias inquisitoriales sin darse un segundo para la reflexión o el análisis, sin concederse un instante para atisbar sutilezas o matices, sin espacio alguno para la empatía. Al final, todos somos Trump.
@jvolpi
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Frentes Políticos/Excelsior
I. Estrategias erróneas. México logró debilitar a cinco cárteles del narcotráfico, disminuir a un poderío “estable” a tres más y sólo uno tiene un nivel de poder fuerte, el Jalisco Nueva Generación, explicó Antonio Luigi Mazzitelli, jefe para México y Centroamérica de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito. En el análisis ¿Mafias en México?, que presentará en el Senado la próxima semana, muestra la capacidad del crimen organizado para interactuar con los agentes institucionales, políticos, económicos y sociales. Y advierte una revisión de las herramientas y de las estrategias de lucha tanto institucionales como por parte de la sociedad civil. Millones de pesos destinados a combatir el narco; vidas perdidas… y merma mínima. Hace falta ser más efectivos o México perderá esta guerra.
II. El inocente. Es verdad que si un asesino, José “N”, acusado de matar a balazos a Juan Manuel García Bejarano, empresario concesionario de la Feria de Cuernavaca 2017, confiesa que varios sujetos lo contrataron, entre ellos, Cuauhtémoc Blanco, el alcalde de Cuernavaca, y otra persona a quien llama un “güero español”, es un testimonio con debilidades de raíz. El acusado indica haber recibido 200 mil pesos por parte de ellos para asesinar al empresario. Al exfutbolista, quien se dijo inocente, no le importan mucho los escándalos a su alrededor. Lo captaron en Jueves Santo de vacaciones en Estados Unidos, disfrutando de un partido de beisbol en un lugar preferencial del Wrigley Field, la casa de los Cachorros de Chicago. En Cuernavaca, en tanto, se suspendió la feria tradicional por el asesinato de su organizador. Así las cosas.
III. Limpieza. La Secretaría de la Defensa Nacional aseguró armas, estupefacientes y un laboratorio dedicado a la fabricación de drogas sintéticas, en distintos puntos de Sinaloa. Durante un recorrido de vigilancia en la comunidad de Opachi, encontraron seis armas largas, una corta, 29 cargadores y más de 600 cartuchos útiles. En los fraccionamientos Ibérica y Perisur, en Culiacán, aseguraron droga, armas cortas y largas y mil 309 cartuchos útiles. Horas antes, los delincuentes estrenaron una macabra forma de exhibir el narcomúsculo. El Miércoles Santo fue arrojado un cuerpo desde una avioneta en la comunidad de Eldorado, al sur de Culiacán. Los narcomensajes quedaron atrás. La nueva modalidad no es sólo matar, sino que se vea. ¿Y las fuerzas policiacas del estado, dónde andan?
IV. Mal ejemplo. Quienes deberían ir a la vanguardia en las reglas de la buena política, en México son precisamente los que más fallan. Un estudio del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales reveló que los partidos políticos, sindicatos y fideicomisos gubernamentales son los más rezagados en acceso a la información. Explicó que el llamado Índice de Gobierno Abierto en México mide en escala del 0 al 1 dos rubros: transparencia y participación ciudadana. En transparencia, la calificación general fue de 0.50 y en participación ciudadana, de 0.28, por lo que el promedio de ambos rubros fue de 0.39 para todas las instituciones obligadas por la Ley General de Transparencia. ¿De qué sirven las leyes de transparencia si sólo las van a ignorar?
V. Urge control. El Jueves Santo se vio ensombrecido con el trágico accidente que hubo en la carretera Siglo XXI, cuando una pipa que transportaba gasolina chocó contra un camión de pasajeros, causando una explosión que derivó en la muerte de varias personas. Ayer, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán cifró en 26 el número de víctimas mortales del choque ocurrido en los límites del estado de Guerrero con Michoacán. ¿Cuántas vidas más se tienen que perder para que se implemente un protocolo vial, efectivo, para la circulación de ese tipo de transporte? Lamentable.


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