Falleció el cardenal Law; renunció por encubrimientos de sacerdotes pederastas
Pubblicato il 20/12/2017/Vatican Insider...
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
Estaba mal, muy mal desde hace tiempo. Falleció este 20 de diciembre de 2017 al alba en la clínica romana en donde se encontraba hospitalizado el cardenal Bernard Francis Law, para los amigos “Bernie”, a los 86 años. Fue arzobispo de Boston y arcipreste de la Basílica de Santa María Mayor. Nació el 4 de noviembre de 1931 en Torreón, México, en donde su padre trabajaba como oficial de la aeronáutica. Fue ordenado sacerdote por la diócesis de Natchez-Jackson en 1961; experto en ecumenismo y diálogo con el hebraísmo, Pablo VI lo nombró obispo de Springfield-Cape Girardeau en 1973.
Once años más tarde, en enero de 1984, Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Boston, sucediendo al difunto cardenal Humberto Medeiros. Un año más tarde, en mayo de 1985, recibió el nombramiento cardenalicio y se convirtió en uno de los religiosos estadounidenses más influyentes. No solamente gracias a la confianza que le dio el Pontífice polaco, sino también por la amistad y la colaboración con el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger.
Law colaboró en la preparación del nuevo Catecismo de la Iglesia católica, fue el primer redactor del documento sobre la guerra publicado por la Conferencia Episcopal estadounidense, era considerado un guerrero de los derechos civiles. En Roma lo consideraban un punto de referencia seguro en el episcopado de las barras y las estrellas. Después del 11 de septiembre de 2001 fue invitado por el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, a pronunciar una conferencia en la Basílica de San Juan de Letrán y, si no hubiera explotado el escándalo de los sacerdotes pederastas, se daba por cierto un nombramiento en la Curia romana, acaso guiando una importante Congregación.
Su suerte se invirtió vertiginosamente en pocos meses. El equipo de periodistas del “Boston Globe”, llamado “Spotlight”, reconstruyó detalladamente la historia de 87 sacerdotes pederastas cuyas perversiones sexuales fueron ocultadas por los superiores de la diócesis que, en lugar de intervenir para poner a salvo a los niños, se limitaban a cambiar a los sacerdotes acusados de una parroquia a otra, permitiéndole que abusara nuevamente. La primera parte de la investigación fue publicada en enero de 2002. Law dejó su puesto algunos meses después.
A la primera serie de artículos, el cardenal Law respondió el 9 de enero de 2002, con una primera declaración en la que admitía hacer cometido errores y en la que prometía, a partir de entonces, la tolerancia cero y la aplicación de un programa de protección de menores denominado “Keeping Children Safe”. El caso más dramático de todos los que contó el “Globe” fue el del padre John Geoghan, culpable de haber abusado de más de 130 niños en veinte años de mudanzas de parroquia en parroquia. Law dijo que lo había reducido al estado laico en 1998, acelerando y forzando el consenso del Vaticano y los procedimientos canónicos, que todavía en esa época no podían afrontar correctamente el problema.
Después de la publicación de nuevos artículos con la descripción de nuevos casos, con lo que quedaba clara una actitud por lo menos de omisión y de menosprecio del fenómeno, el arzobispo Law, el 26 de enero de 2002, se dirigió directamente a los fieles de su diócesis con una carta abierta que fue leída durante las misas dominicales, en la que reconocía «el fracaso de la arquidiócesis en la protección de uno de los más grandes dones que Dios nos ha dado, nuestros niños, ha sido devastador». Pedía que todos (sacerdotes, religiosos, monjas y fieles laicos) le refirieran personalmente cualquier caso de abuso sexual que conocieran. Y que lo hicieran de cualquier manera, menos mediante el sacramento de la confesión. Se comprometió a denunciar a las autoridades civiles a los curas acusados de abusos, Anunció la creación de un equipo de especialistas para afrontar el problema y una mayor atención a la hora de evaluar las vocaciones sacerdotales. Y prometió también atención a las víctimas y a sus familias.
Pero esa carta no incluía la palabra “renuncia”. «Como arzobispo, era y es mi responsabilidad asegurar que las parroquias sean un puerto seguro para nuestros niños… Reconozco que, aunque sea de manera no intencional, he fracasado en esta responsabilidad. Los juicios que he dado, aunque los haya dado en buena fe, han sido trágicamente equivocados. Por ello algunos han pedido mi renuncia. No creo que presentar mi renuncia al Santo Padre sea la respuesta al terrible dolor del abuso sexual de niños por parte de sacerdotes. Más bien, pretendo poner en marcha un eficaz programa de largo alcance para proteger a los niños, con el objetivo de descubrir mejor y prevenir el abuso sexual».
Pero la investigación de “Spotlight” no había concluido, y el 31 de enero el “Boston Globe” indicó que «bajo una extraordinaria cortina de secreto, la arquidiócesis de Boston en los últimos diez años ha negociado acusaciones de molestias sexuales de menores en contra de por lo menos 70 sacerdotes». Días más tarde se llevó a cabo un sondeo que reveló que el 48 % de los católicos de la diócesis ya no confiaba en Law. En abril de ese mismo año, el cardenal fue a Roma y se reunió no solo con el Papa, sino también con los encargados de diferentes dicasterios de la Curia. En el comunicado dijo que se sentía consolado y animado. Pero la situación ya se había vuelto insostenible. A pesar de que a Juan Pablo II, por su historia personal y su origen, no le gustaba aceptar la renuncia forzada de un obispo siguiendo la opinión pública y a las autoridades públicas (en la Polonia comunista se fabicaban informes con acusaciones a menudo falsas contra el clero), al final se llegó a la conclusión de que Law debía irse.
El13 de diciembre de 2002, con una declaración publicada por la Sala de Prensa vaticana, Law agradeció al Papa Wojtyla por haber aceptado su renuncia como guía de la arquidiócesis de Boston y pidió perdón por todos los que sufrieron debido a sus errores. Dejó Estados Unidos y se retiró en Roma. Después de la tormenta, al final de su Pontificado, el 27 de mayo de 2004 Juan Pablo II lo nombró arcipreste de la patriarcal Basílica Liberiana de Santa María Mayor. Un puesto que Law tuvo hasta 2011, es decir hasta que cumplió 80 años, es decir durante todo el Pontificado de Benedicto XVI.
El cardenal no dejó de ser, durante años, un personaje influyente a la hora de nombrar a los obispos de Estados Unidos. Después de haber dejado Santa María Mayor, vivió en el Palacio de la Cancillería, entre Corso Vittorio Emanuela II y Campo de’ Fiori.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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