9 dic 2017

Las columnas políticas a 9 de diciembre de 2017..

Se concretó,  el "Por México al Frente "!, Anaya va a la cabeza, pierde Mancera.
PAN, PRD y Movimiento Ciudadano van en coalición,...
 Tras el registro del convenio, los líderes de los tres partidos expresaron en conferencia de prensa su intención de lograr la salida de PRI de la Presidencia y alcanzar la mayoría legislativa en las elecciones de 2018.

 “Con la firma del convenio de coalición, el Frente está dando un paso más para cambiar la historia de México. Estamos avanzando en la construcción de un nuevo régimen, de un nuevo sistema político, y en el camino que debemos seguir para sacar de una vez y por todas al PRI de (la residencia presidencial) Los Pinos”, dijo Dante Delgado, líder del MC.
 La presidenta del PRD, Alejandra Barrales, afirmó que “la situación de emergencia que atraviesa el país plantea dos alternativas a la clase política”.
El presidente del PAN, Ricardo Anaya, argumentó por su parte que “el régimen económico, político y social está agotado; los resultados del PRI en el gobierno han sido francamente desastrosos”.
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Templo Mayor de Reforma
VAYA que el INE que comanda Lorenzo Córdova les ha pegado a los partidos políticos donde más les duele: en la cartera. Primero hicieron público cuánto dinero del presupuesto que manejan es para la operación del instituto y cuánto es de prerrogativas para los partidos.
Y AHORA, a raíz del recorte presupuestal de 800 millones de pesos decidido por la Cámara de Diputados, los consejeros electorales cortaron los 55 millones de pesos anuales que les daban a los representantes del Poder Legislativo ante el INE para que operaran sus oficinas en el instituto.
QUIZÁS lo más increíble es que los legisladores "afectados" dicen sentirse discriminados, por lo que van a impugnar la decisión ante el Trife... ya nada más falta ¡que les den la razón!
QUIEN tiene claro su futuro inmediato es Miguel Ángel Mancera: se queda al frente de la CDMX.
DESPUÉS de recibir el respaldo del PRD, dio la batalla para que el candidato presidencial del Frente Ciudadano por México se definiera en una contienda abierta y, aunque no ganó esa partida, vaya que le ayudó al partido del sol azteca a tener más fichas sobre la mesa a la hora de negociar posiciones.
TANTO ASÍ que a él le ofrecieron ser el coordinador de campaña presidencial del Frente... posición que no aceptó. Ahora, habrá que estar al pendiente de un pronunciamiento que hará hoy en compañía de Cuauhtémoc Cárdenas. ¿Qué será?
DICEN que segundas partes nunca fueron buenas, pero en la contienda por las senadurías del Estado de México habrá un "rematch" de las izquierdas.
SE SABÍA que la ex candidata a la gubernatura por Morena, Delfina Gómez, buscará capitalizar su segundo lugar en esa contienda para acceder a un escaño, y ayer se reveló que el perredista que quedó en tercer puesto, Juan Zepeda, ya no buscará la presidencia de su partido, sino un lugar en el Senado. ¡Fuera seconds, que comienza el segundo round!
AHORA que el Frente Ciudadano por México por fin se está consolidando, cuentan por ahí que bajo su amplio manto busca cobijarse un conocido ex panista.
SEGÚN esto, el ex dirigente nacional Manuel Espino, quien fuera expulsado del PAN por el grupo de Felipe Calderón, coquetea con la idea de sumarse a la coalición que también conforman el PRD y Movimiento Ciudadano.
Y ES QUE, tras la salida de las filas blanquiazules de los calderonistas, considera que el camino está libre para volver. Ya se verá si lo reciben como al hijo pródigo... o si le dicen que gracias, pero no gracias.
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 Frentes Políticos/Excelsior
I. La hora cero. Luis Sánchez, líder del PRD en el Senado, aseguró que ya sea Miguel Mancera o Ricardo Anaya el elegido para competir por la Presidencia, nadie debe “rajarse”. Señaló que es probable que este fin de semana, la unión que representa Por México al Frente se ponga de acuerdo y defina a su gallo para Los Pinos. Aunque, añadió, también es probable que surja el acuerdo de empezar las precampañas. “Si es un proceso democrático, transparente, todos estamos obligados a acatarlo ¿qué valor tendríamos unos u otros de decir que somos democráticos y ante un proceso así alguien se raja?”, expuso. Aún no hay nombres, lo que está nutrido es el reparto de distritos y fórmulas de senadores. Apenas siembran, pero son buenos para cosechar.
II. Berrinches. Justificada es la molestia de Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), quien reclamó a los representantes de los partidos políticos por no acudir a la asamblea extraordinaria, en protesta por los recortes y posible despido de empleados. Además, increpó a los representantes de los institutos acreditados ante el Consejo General por su pasividad en el recorte de 800 mdp, por el cual se verán afectadas las representaciones partidistas. Visiblemente molesto, Córdoba señaló que los diputados nunca defendieron el Presupuesto del INE, aun cuando sabían que ello traería problemas económicos para sus representantes ante el órgano electoral. ¿Con esa madurez política se enfilan hacia las elecciones más importantes de la historia de México? Bah.
III. Con todo. Los escenarios políticos se mueven apresurados este fin de año. Vemos a Mikel Arriola, exdirector del IMSS, a toda velocidad para posicionarse como aspirante a la Jefatura de Gobierno capitalino, como candidato del PRI. Arriola aseguró que buscará mantenerse cercano a la gente. Destacó que tiene la “gran oportunidad” de conocer de viva voz las preocupaciones de la ciudadanía y además hablarles de sus logros en el gobierno federal, los cuales puede replicar en la administración de la capital. No lo pierda de vista: Su mejor carta es haber manejado pulcramente y con eficiencia un organismo que maneja tres veces el presupuesto de la capital del país. ¿La lleva de gane?
IV. Preparados. En el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación concluyeron los foros regionales que se organizaron en cuatro ciudades del país, con la colaboración de la ONU Mujeres. Las participantes coincidieron en señalar que el próximo año demandará tanto a las autoridades electorales como a ellas mismas para contar con liderazgos femeninos sólidos y bien capacitados, y pidieron poner énfasis en las nuevas tecnologías. A pesar del importante papel de las redes sociales en las elecciones de 2018, prevén que las noticias que se compartan por este medio sean revisadas y usadas de forma responsable. Buena noticia: Buscar el empoderamiento de las mujeres que ya participan en política. El mejor camino para un mejor país.
V. Orejones. En el Congreso de Veracruz, los diputados se “balconearon” al buscar poner orden a los faltistas o a quienes llegan a las sesiones, pulsan la lista de asistencia en el tablero electrónico y se van. Presentaron una iniciativa que obligará a que los legisladores asistan puntuales a las sesiones, deberán justificar sus inasistencias y sólo podrán ausentarse del recinto previa autorización. La propuesta fue celebrada por la diputada María Elisa Manterola Sáinz, presidenta del Congreso, quien reconoció que hay un relajamiento entre algunos de sus compañeros. “Me parece por una parte vergonzoso, porque no somos unos niños para tener que estar poniendo castigos”, refirió la legisladora. Ante tal jalón de orejas, a los diputados no les quedó más que adherirse a la inusual iniciativa.
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 #PorMéxicoAlFrente (Historia de un barquito de papel)
Retrovisor/IVONNE MELGAR
Excelsior
Alguna vez comparamos la idea del Frente Ciudadano por México con un barquito de papel que, pese a su ridículo tamaño, ya espantaba a los tripulantes de los buques insignia del puerto. Eran los días de agosto en que la iniciativa de las dirigencias del PAN y del PRD generaba sorna y escepticismo. Pero también morbo, ante el escudriñamiento del patrimonio y posibles cadáveres en el clóset de Ricardo Anaya y Alejandra Barrales.
Desde entonces se estableció la advertencia sobre la inviabilidad de una alianza electoral entre la derecha y la izquierda, “el agua y el aceite”, los libertinos y los mochos, dijeron. Si bien esos argumentos persistirán en la crítica hacia la naciente coalición, hay que decir que las diferencias ideológicas no fueron obstáculo para concretar esta plataforma.
Los tropiezos que marcaron el proceso de conformación del ahora llamado Por México al Frente son mundanos y tienen que ver con el reparto de las candidaturas, es decir, con el ejercicio del poder y su representación.
La buena noticia para los frentistas es que lograron resolver ese reparto en el convenio de coalición registrado anoche ante el INE por Anaya, Barrales y el dirigente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado. La mala noticia es que esos tropiezos mundanos continuarán porque una cosa son los acuerdos expuestos en el papel, y otra muy distinta será su puesta en práctica entre políticos tradicionalmente acostumbrados a la competencia entre sí.
Ahora mismo, por ejemplo, se encuentra en duda cómo se vivirá entre las respectivas burocracias partidistas la definición del candidato presidencial, una vez que los firmantes asumieron que éste debe corresponder al PAN, debido a que su peso electoral triplica al del PRD.
Alejandra Barrales así lo asumió anoche y su declaración fue inmediatamente interpretada como una traición por los cercanos al jefe de Gobierno capitalino, Miguel Mancera. Sin embargo, el pacto electoral se tejió sobre el reconocimiento del peso que cada fuerza partidista tiene.
Y aunque las matemáticas mandan, ahora la incertidumbre gira en torno al desenlace que tendrá la disputa que, a nivel de medios, se visibilizó en los últimos días entre el presidenciable de los perredistas y el aspirante aún no confeso de esta historia, Ricardo Anaya.
La buena noticia es que los presidentes del PAN y del PRD cuentan en esta travesía con un tercer socio, el experimentado líder de Movimiento Ciudadano (MC), Dante Delgado, quien jugó hasta ahora un rol determinante para concretar la negociación e inclinar la balanza a favor del dirigente panista. La mala noticia es que hay un enorme signo de interrogación sobre cómo serán digeridos estos arreglos de las cúpulas partidistas en el ciudadano e incluso entre las militancias.
La buena noticia es que para las dirigencias y los políticos del PAN, PRD y MC ahora existen incentivos suficientes para seguir juntos: la apuesta por gubernaturas, curules, escaños y delegaciones en la CDMX. La mala noticia es que, como bien lo advirtió Dante Delgado anoche en el INE, crecerán “los ofrecimientos, chantajes y amenazas” que, según dijo, se presentaron durante el proceso de conformación del Frente.
Ésa es la prueba mayor para panistas y perredistas, opositores porosos y acostumbrados en la última década a los arreglos cupulares con el gobierno en turno.
La prueba consistirá en tomarse en serio una competencia electoral que se determine en las urnas, con la voluntad ciudadana, después de someter a su consideración proyectos de cambio que trascienden las consignas publicitarias.
A su favor, los frentistas tienen ahora la narrativa de haber hecho posible lo imposible, según palabras de Anaya.
Y es que tanto en la clase política como en los medios de comunicación se instaló la narrativa de que el frente “contra natura” era inviable.
Remontar ese escepticismo que comparte el llamado círculo rojo es un doble desafío: porque, además de construir confianza entre electorado, los frentistas deberán contenerse cuando las dificultades los lleven al riesgo de ruptura o ésta sea azuzada por ofertas externas.
¿Son Anaya, Barrales y Mancera capaces de representar a un relevo generacional que se tome en serio la retórica del cambio de régimen que prometen en sus documentos?
Dante Delgado, viejo lobo de mar, conocedor de las tripas del sistema, dijo anoche que “el PRI y sus aliados seguirán intentando debilitarnos”.
Lo cierto es que todos ellos, en algún momento, han sido aliados del PRI. Y no me refiero al Pacto por México y sus reformas estructurales. Hablo de los silencios cómplices que todas las fuerzas partidistas han compartido en materia de corrupción, opacidad y narco política.  
Pero el reto mayúsculo va más allá de la capacidad de la oposición de comportarse como tal.
Se trata de capitalizar el voto antiPRI y anti Andrés Manuel López Obrador con una oferta de cambio creíble y entendible.
¿Podrá el barquito de papel entusiasmar, convencer, emocionar como ya lo han hecho los buques del puerto?
La buena noticia es que el barquito ya zarpó. Y la mala para sus tripulantes es muy buena para todos: La incertidumbre democrática mexicana está más viva que nunca.
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 El Frente solicita registro, cambia  de nombre, pero falta el candidato
Arsenal/FRANCISCO GARFIAS
Excelsior
El registro del Convenio de Coalición Electoral que registró ayer en el INE es un gran paso adelante hacia en alumbramiento del Frente, diseñado para sacar al PRI del gobierno “de una vez y para siempre”, según palabras de Dante Delgado, dirigente de Movimiento Ciudadano. 
Pero  más allá de la euforia mostrada anoche por Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y el propio Dante, no podemos soslayar que no hay aún acuerdo sobre la candidatura presidencial diseñada para el jefe nacional del PAN.
Los datos que tenemos son contradictorios. Hay camino que recorrer para planchar un acuerdo.
En el equipo de Rafael Moreno Valle, uno de los aspirantes azules, nos dicen que es “falso 100 por ciento” que el exgobernador de Puebla se haya sumado a la candidatura presidencial del llamado Joven maravilla que, por la experiencia que he tenido con él, no es hombre de palabra. 
“No hay pláticas, pero hasta el momento no se ha cerrado un acuerdo. Tuvimos una ayer (el jueves), pero no llegamos a nada”, puntualizaron en el entorno del poblano.
El senador Juan Carlos Romero Hicks, otro de los aspirantes, fue más cauto en su respuesta, pero nos dejó claro que tampoco le ha alzado la mano al llamado Anaya, a quien los porristas que llevó al INE le gritaron a coro “¡Presidente! ¡Presidente!”.
A la pregunta de si ya quedaron fuera de la contienda de la candidatura presidencial los otros aspirantes del PAN —los más mencionados, Ruffo y Derbez—, el exgobernador de Guanajuato respondió: “No lo parece”.
Derbez, rector de la Universidad de las Américas, optó por guardar silencio. No nos tomó la llamada ni respondió mensajes por WhatsApp.
Desde que se iniciaron las negociaciones quedó claro que Acción Nacional nunca aceptaría que el candidato presidencial del Frente no fuese del PAN.
“Los otros aspirantes del PAN pueden decir misa. Por ingenuos o por mentirosos, pero ninguno de ellos es capaz de ganarle a Ricardo en la interna”, señaló una fuente vinculada con las negociaciones. 
El acuerdo que se perfila “por consenso” —o mejor dicho por imposición cupular— es que la candidatura presidencial de Por México al Frente —así se llama ahora la coalición— irá al panista Ricardo Anaya; la de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México a la perredista Alejandra  Barrales. La misma que aseguró que en el Frente no hay un “decididor” que diga quién va a ser.
La pregunta de los 64 mil ¿Y qué van a hacer con Mancera?
Al jefe de Gobierno, Dante le ofreció una senaduría plurinominal.  El alcalde capitalino se ofendió con la propuesta. Lo hizo notar con sarcasmo. Dijo que el líder del MC sería “un buen secretario de Agricultura”. 
La pregunta de los 64 mil ¿Y qué van a hacer con Mancera?
Por cierto que la coalición cambia de nombre. Los dirigentes fueron sensibles a las críticas de que era un Frente Ciudadano —sin ciudadanos, entendidos éstos como sin militancia partidista. Ahora se llamará simplemente Por México al Frente.
Destacados priistas han señalado que José Antonio Meade será “candidato único” a la Presidencia de la República de ese partido. La bronca es que si no tiene un adversario interno durante la precampaña, su imagen no podrá aparecer en los miles de spots que inician el 14 de diciembre próximo. Es lo que dice la Ley. La SCJN y el TEPJF ya establecieron jurisprudencia al respecto. 
En el mismo caso está Andrés Manuel López Obrador.  No tiene adversario enfrente para la candidatura de Morena.
Dudamos mucho que ambos renuncien a promoverse en los miles de spots de radio y televisión que tendremos en la precampaña. Sería dar ventaja a los adversarios de otros partidos. 
El martes podría haber nuevo auditor. Quedan tres en competencia por la sucesión de Juan Manuel Portal: David Colmenares,  Arturo Orci  y Ángel Trinidad Zaldívar. Nos dicen que el nombramiento está entre los dos primeros.
Orci viene de la ASF. Estuvo allí durante los 8 años de Juan Manuel Portal. Funge como auditor federal de Gasto Federalizado. Colmenares lo precedió en ese cargo. Salió de la Auditoria en 2013. El primero trae la bendición del auditor y es cercano a Emilio Gamboa.  David se puso a la moda y se presenta como “candidato independiente”. 
Organismos ciudadanos pidieron a la Comisión de Vigilancia que los integrantes de la terna hagan una presentación pública de sus respectivos proyectos para la Auditoría.
Le preguntamos a la diputada del MC, Claudia Corichi, integrante de la Comisión de Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda, sobre la propuesta de las organizaciones ciudadanas. “Algunos quieren ver a los tres en acción. Podría ser en el pleno, antes de la votación. Sería bueno, pero aún no se ha planteado oficialmente”, puntualizó.
Miguel Alonso Raya no se ha registrado para la presidencia nacional del PRD, que hoy se decide en el Consejo Nacional. Tampoco se ha candidateado, pero su nombre está por todos lados, después de que el mexiquense Juan Zepeda anunciara que buscará una senaduría.
El maestro Raya no polariza con ninguno de los bloques que se disputan la sucesión de Alejandra Barrales. Ésa es su ventaja frente a otros que han levantado la mano: Ángel Ávila, Mary Telma Guajardo y Alejandro Sánchez.
Lo buscamos para conocer su punto de vista. Nos dijo que ha platicado con líderes de las distintas expresiones sobre la posibilidad de buscar la presidencia. Su respuesta ha sido positiva, a condición de que eso ayude a sacar un acuerdo por unanimidad.

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El gobierno del partido
SOBREAVISO / René Delgado
Reforma, 09 Dic. 2017
La ambición electoral ha invertido los términos de la relación del Revolucionario Institucional con el gobierno. Ya no se puede hablar del partido del gobierno, ahora es menester hablar del gobierno del partido.
Si a lo largo del año la administración antepuso el interés electoral al nacional, ahora está resuelta a clausurar su gestión y poner el aparato administrativo -aun a costa de la estabilidad económica y social- al servicio del partido.
No anima el hambre de poder esa aventura, sino el temor al poder si lo gana y lo ejerce una fuerza distinta al tricolor. No es el coraje por conservarlo, es el miedo a perderlo.
El camino recorrido durante el sexenio -con duración apenas de un par de años- fue de la ilusión a la decepción.
Al primer bienio lo marcaron la generación de expectativas, así como la audacia y la osadía para -a partir de una política cupular- darle un marco jurídico a la idea de transformar a México. En ese primer momento no se percibieron dos cuestiones. Una, la pésima elaboración legislativa de las iniciativas que, a la postre, haría patinar a más de una reforma y, dos, la voraz práctica de la corrupción que puso a la administración contra la pared.
Durante el segundo bienio -periodo en el cual debió aparecer el gobierno- vulneraron a la administración el pasmo y el titubeo al descubrirse su pusilanimidad frente a los derechos humanos y la honestidad. Ahí, la administración perdió la iniciativa y el ritmo, trastabilló y transitó de la política proactiva a la reactiva, agravada por el error en el diseño de la comunicación.
Y, hasta ahora, al tercer bienio lo caracterizan ominosos signos políticos. El boicot, la mediatización o el desmantelamiento de las demandas ciudadanas con propuesta, relacionadas con la transparencia, la rendición de cuentas, la seguridad y el combate a la corrupción. La administración ya no quiere "transformar" a México, sino contenerlo y servir de agencia electoral al partido. Por ello, abdica algunas responsabilidades y renuncia a cumplir con deberes y tareas fundamentales en un Estado medianamente de derecho.
Hoy, el interés electoral predomina sobre el nacional aun a costa de las supuestas reformas estructurales y la estabilidad económica y social. El Salón Morelos de Los Pinos se ha convertido, en estos días, en el salón de usos múltiples del Partido Revolucionario Institucional.
El cierre del sexenio es delicado y, en un descuido, peligroso.
El manifiesto abandono de la construcción de una policía profesional en combinación con el desmantelamiento del aparato de procuración de justicia y la delegación de la seguridad pública en las Fuerzas Armadas -a partir de una legislación inadecuada para darle un marco jurídico a la tarea impuesta a soldados y marinos- habla del desinterés por garantizarle a la ciudadanía su derecho a la vida, la integridad y el patrimonio. Puede criticarse la propuesta lopezobradorista de perdonar al crimen, pero tolerarlo a partir de la negligencia, la pusilanimidad o, peor aún, la complicidad, no es una contrapropuesta.
El boicot presupuestal e instrumental al Sistema Nacional Anticorrupción revela el temor de hablar de la soga en la casa del ahorcado. La atención prestada a los grupos de la sociedad interesados en acabar o atemperar esa práctica fue la celada para llevarlos al terreno de la participación y, luego, timarlos en la legislación y la habilitación de ese sistema.
La decisión de impulsar a cuadros simpatizantes como los abanderados de un partido incapaz de construir un cuadro propio sin tacha, revela un fracaso insólito en lo que fue una gran oportunidad. Esa decisión trasluce eso y, a la vez, una enorme irresponsabilidad. Poner en juego el saneamiento de Petróleos Mexicanos, el Seguro Social, así como la reforma educativa y la hacienda pública hace manifiesto el propósito de aferrarse al poder no tanto para continuar una obra, como para escapar del miedo a perderlo y verse obligado a rendir cuentas de lo hecho y lo deshecho.
La paradoja de la decisión de cerrar así el sexenio es el fervor del priismo ante la liturgia que los arrodilla frente al ícono desportillado de un presidencialismo que sólo existe en su imaginación.
Justo cuando la inflación va para arriba como los homicidios, cuando la moneda vuela al ritmo de los desatinos internos y externos, cuando el precio libre de la gasolina es controlado y la desigualdad se profundiza dejando oír el crepitar del malestar social, el priismo venera a la figura presidencial cuando ésta va en declive en su aceptación, calificación y popularidad.
Es evidente que la administración del partido no va tras el voto popular sino del cupular, no va por los votos de a peso sino por los votos de peso y por los pesos para los votos, agitando la bandera del miedo a revisar el modelo económico, la situación social y la estrategia de seguridad. Si al poder arriba un partido distinto al de ellos, las cosas podrían cambiar y siempre es más seguro continuar por la misma senda, aunque no esté muy claro el destino.
Pueden la administración del partido y el partido de la administración intentar, una vez más, ganar a como dé lugar, fragmentar, comprar o presionar el voto, fracturar al régimen electoral y poner en riesgo la estabilidad nacional, pero no podrán explicar por qué echaron al cesto de la corrupción y la pusilanimidad la segunda oportunidad en su historia.
Allá quienes simpatizan con ellos y se enredan en su bandera, siendo que ésta puede terminar por asfixiarlos.
· EL SOCAVÓN GERARDO RUIZ
Con tanto bache y socavón en la capital, el candidato natural a ganarse el gran agujero era el secretario más creativo del sexenio. A saber por qué el PRI no lo postuló.
sobreaviso12@gmail.com 
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Adiós, María Elena/Jorge Ramos Ávalos
Reforma, 09 Dic. 2017
Hay muchas cosas que cambian en la vida. Pero durante casi 30 años yo tuve una certeza: de lunes a viernes, en punto de las 6:30 de la noche, me sentaría junto a María Elena Salinas para conducir, juntos, el Noticiero Univisión. Aunque el mundo se estuviera cayendo, ahí estaría ella.
Y especialmente en esos días en que parecía que el mundo se estaba cayendo, no había nadie más confiable que María Elena para estar a su lado. No exagero al decir que está obsesionada con los datos y con la verdad. Los que trabajamos con ella sabemos perfectamente cuando algo le brinca.
María Elena y yo nos poníamos al día en los comerciales. Quienes nos han escuchado -y estoy seguro que lo han hecho a escondidas en la sala de control porque siempre llevamos los micrófonos puestos en el set de televisión- saben que hablábamos de todo. Vivimos juntos el nacimiento de sus hijas, Julia y Gabriela, y de mis hijos, Paola y Nicolás; la muerte de su mamá y de mi papá, la difícil investigación sobre la vida de su padre (que en un momento dado fue sacerdote), divorcios y nuevas relaciones, varios cambios de dueños de Univisión, y un montón de noticias que han sacudido al planeta. Y a pesar de todo, seguimos juntos.
El secreto de esta convivencia, creo, fue la igualdad y el respeto que siempre nos tuvimos. Desde el primer día en que trabajamos juntos, por ahí de 1988, nos pusimos de acuerdo en lo esencial: ella se sentaría a la derecha de la pantalla y yo a la izquierda, ella comenzaba un día el noticiero y yo el siguiente y, en la medida de lo posible, nos repartiríamos las entrevistas, los viajes y los reportajes más importantes. La fórmula funcionó.
A pesar de todo, algo nos faltó: tiempo.
María Elena, sobra decirlo, es una gran reportera. Igual entrevistó al dictador Augusto Pinochet cuando ejercía todo su brutal poder en Chile, que se metió hasta Bagdad en el momento más peligroso de la guerra en Iraq. Pero creo que no violo ningún secreto al decir que ella siempre quiso pasar más tiempo con sus hijas (al igual que yo con los míos). El periodismo es una maravillosa profesión que te permite vivir muy intensamente, ser testigo de la historia y ayudar a otros. Pero te lo cobra en grande al perderte aniversarios, cumpleaños, vacaciones, horas de sueño, fines de semana y tiempo con los que más quieres. Esta no es una profesión para gente normal.
Si algo la caracteriza es esa convicción de que puede hacer cualquier cosa. Nadie le regaló nada. Está hecha de puro esfuerzo. Es latina y mexicana, las dos cosas; nació en Los Ángeles pero nunca se olvidó de inmigrantes como sus padres. María Elena siempre ha evitado ser noticia y protege al máximo su vida privada. Por eso pocos saben que medio centenar de estudiantes ha podido ir a la universidad gracias a una beca que lleva su nombre. Ahora que tiene un poco más, lo reparte.
Llevamos tantos años como pareja al aire que algunas veces la gente se confunde y me llama Jorge Salinas. Eso me divierte. Pero ella siempre fue más fiestera que yo. Le gusta gritar al aire "It's Friday!" cuando llega el fin de la semana y maneja su auto mucho más rápido de lo que yo jamás me atrevería.
Sabía que, tarde o temprano, tendría que escribir esta columna. Pero me resistí hasta el último momento.
Una larga noche en Filadelfia, a finales de julio del 2016, me dijo al llegar al hotel: "Esta va a ser nuestra última convención juntos". Hablamos sin reservas en uno de los pasillos y pensé que, quizás, estaba muy cansada, que extrañaba a sus hijas universitarias y reconsideraría la decisión. Pero no fue así. Tras la elección de Donald Trump, me volvió a decir: "Esta es nuestra última elección presidencial". Y luego lo repitió el pasado 20 de enero: "Esta será nuestra última cobertura de una inauguración de un Presidente". Y así fue.
María Elena, ahora lo entiendo, se estaba despidiendo. Poco a poco. Hoy tengo que agradecerle que me haya aguantado todos estos años. Nadie, nunca, lo ha hecho como ella y por tanto tiempo.
María Elena se va como una ganadora. Con ella en la pantalla, el Noticiero Univisión siempre ha sido el más visto de la televisión en español de Estados Unidos. Y se va a su manera y en sus propios tiempos. Típico, María Elena.
@jorgeramosnews
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De derechas/Jorge Volpi
Reforma, 09 Dic. 2017
No es el PRI el que ha hecho suyo a Meade, sino Meade quien se ha apoderado del PRI y lo ha convertido en nuestro gran partido de derechas.
Un camaleón. O un pulpo: un organismo capaz de mudar de color, o incluso de forma, con tal de acoplarse mejor al medio ambiente para sobrevivir y escapar de los peligros. Desde 1929, éste ha sido el ADN del PRI: un producto de la Revolución que aspiró a terminar con ella; un hato de caudillos enemistados dispuestos a pactar para repartirse el poder -y sus beneficios económicos-; una empresa vendida como encarnación del alma nacional. Si el estilo personal de gobernar del jefe máximo en turno oscilaba hacia la derecha (Calles, Ávila Camacho, Díaz Ordaz, De la Madrid, Salinas), el partido se camuflaba hasta parecérsele como una gota de agua a otra. Si viraba hacia la izquierda (Cárdenas, Echeverría), los militantes torcían el cuello en el mismo ángulo de su líder. Mejor, claro, si se mantenía cierta ambigüedad (López Mateos, Ruiz Cortines, López Portillo, Zedillo, incluso Peña Nieto). Como Groucho Marx: tenemos principios muy sólidos pero, si a ustedes no les gustan, podemos cambiarlos.
Ayudaba, en cualquier caso, tener enfrente un partido más a la derecha, creado por resentidos de la Revolución, liberales, conservadores y católicos: el PAN. Y luego, con la Corriente Democrática y el PRD, otro más a la izquierda. El PRI quedaba entonces en posición inmejorable: una suerte de centro, sin posiciones demasiado obvias, dispuesto a ganar elecciones a cualquier costo y a servir eficazmente a su base clientelar. Quedaba por allí, sin embargo, un mínimo sustrato de sus orígenes revolucionarios: una huella o impronta nacionalista, laica y socialmente abierta que separaba al partido de la "derecha reaccionaria". En su último y más reciente viraje, el PRI ha decidido renunciar definitivamente a los últimos rastros de esta tradición. Aunque Peña Nieto y los suyos se jactan de haber adoptado a un "independiente", en realidad le han entregado el partido de Calles y de Cárdenas a la figura más a la derecha de cuantas han encabezado la plantilla electoral del partido en décadas.
José Antonio Meade se presenta como "simpatizante" del PRI, pero tendríamos que preguntarle (o preguntarnos) con qué simpatiza. Con una larga carrera como tecnócrata apartidista -en el más puro estilo ITAM- y autodefinido como conservador y católico, es difícil suponer que su simpatía sea hacia los orígenes ideológicos del Partido de la Revolución. Que haya trabajado con idéntico celo -y eficacia- para Calderón y Peña Nieto prueba que podría haber sido candidato de un partido u otro. En su primera entrevista con un medio internacional, hizo malabares con tal de no decir nada. Es decir: por no mostrar una sola posición ideológica que pudiese comprometerlo en ningún sentido. El grado cero del discurso.
Ello no lo hace, sin embargo, menos ideológico. Uno de los grandes triunfos del neoliberalismo -la derecha por antonomasia de nuestra época- consiste en convencernos de que los políticos son perniciosos o perversos y en cambio los técnicos, impolutos y serenos, son quienes pueden salvarnos de la catástrofe. Meade es su prototipo: alguien que no parece querer tomar posiciones fuertes sobre nada para mejor ocultar su simpatía hacia la derecha. Su silencio en El País es muy elocuente: encarna la continuidad del mismo modelo económico implantado en México desde los noventa y de la política de seguridad de Calderón y Peña, sus exjefes. Ni una sola palabra sobre la legalización de las drogas -nuestro mayor desafío-, diversidad o inequidad.
Lo hemos visto al revés: no es el PRI el que ha hecho suyo a Meade, sino Meade quien se ha apoderado del PRI y lo ha convertido en nuestro gran partido de derechas. PAN y PRD, aliados de pronto, se vuelven de la noche a la mañana un frente de centro-derecha. Morena, cuyos militantes por lo general sí son de izquierda, en realidad es propiedad de un candidato profundamente conservador. Y los dos independientes que llegarán a la boleta, Margarita y El Bronco, pertenecen asimismo a la derecha católica. Tristes alternativas, todas conservadoras, para un México que se desangra. Difícil, como nunca, insisto, elegir el menor de los males.
@jvolpi
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Honduras: ¿chavismo de derecha?/Andrés Oppenheimer
Reforma, 09 Dic. 2017
El Gobierno del Presidente Trump ha hecho lo correcto al denunciar duramente el autoritarismo de los presidentes izquierdistas de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, pero debería hacer lo mismo con el Mandatario derechista de Honduras.
Desafortunadamente, Estados Unidos se ha demorado mucho en responder, y lo ha hecho muy débilmente, a las irregularidades generalizadas en las elecciones del 26 de noviembre en Honduras, que tanto el Presidente Juan Orlando Hernández como su rival Salvador Nasralla -líder de una coalición de izquierda- afirman haber ganado.
Peor aún, Estados Unidos no ha denunciado las maniobras anteriores de Hernández para postularse para la reelección, cuando la constitución hondureña se lo prohibía.
¿Por qué debería Trump criticar a un autócrata que es amigo de Estados Unidos?, se preguntarán algunos. La respuesta es que, haciendo la vista gorda a un autócrata de derecha, Estados Unidos pierde autoridad moral para denunciar a los autócratas de izquierda.
"El silencio y la pasividad de la Administración Trump al pasar por alto estas irregularidades generan todo tipo de sospechas de que Estados Unidos tiene una doble moral en cuestiones de democracia y derechos humanos", dice José Miguel Vivanco, director para las Américas de la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
"Es un cáncer que destruye la credibilidad de Estados Unidos... Permite a los gobernantes autoritarios decir que Washington toma sus decisiones en forma selectiva, según sus intereses políticos".
Hernández tiene una relación cercana con el jefe de gabinete de Trump, el General John Kelly, desde los días en que éste era el comandante del Comando Sur de Estados Unidos en Miami.
El Presidente hondureño es visto por los funcionarios del Gobierno de Trump como una especie de dictador benigno, un líder de un país pobre que ha logrado reducir la tasa de homicidios del país, que es una de las más altas del mundo.
Hernández también es visto entre los asesores de Trump como uno de los pocos aliados sólidos de Estados Unidos en América Central, donde Nicaragua y El Salvador son gobernados por ex guerrilleros marxistas que son aliados de Venezuela.
Pero no se puede negar que Hernández ha acaparado prácticamente todos los poderes en Honduras, en forma parecida a la que lo han hecho los gobernantes izquierdistas de Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Puso a allegados suyos en la Corte Suprema y el Tribunal Supremo Electoral, y cambió las leyes para poder postularse para un nuevo mandato de cuatro años, en contra de lo que permitía la constitucion.
Las recientes elecciones hondureñas supervisadas por el Tribunal Supremo Electoral, controlado por Hernández, fueron tan turbias que la misión de observación electoral de la OEA se fue sin emitir un veredicto.
En un informe del 6 de diciembre, la misión de la OEA dijo que las elecciones se vieron empañadas por una "falta de garantías y transparencia" y una "acumulación de irregularidades, errores y fallas sistémicas".
El TSE misteriosamente interrumpió el conteo de votos cuando Nasralla ganaba por 5 puntos porcentuales, con el 57 por ciento de los votos contados. Luego, varias horas después, los resultados del TSE empezaron a mostrar a Hernández achicando la diferencia. Más tarde, Hernández ganaba por el 1.5 por ciento de los votos.
Nasralla, un ex conductor de televisión cuyo principal apoyo político es el ex Presidente Manuel Zelaya, un aliado del régimen venezolano que también trató de perpetuarse en el poder, calificó los resultados electorales como un fraude. Hubo violentas protestas en las calles que dejaron al menos cuatro muertos, incluida una adolescente.
¿Que dijo Estados Unidos a todo esto? Muy poco. Después de varias declaraciones llamando a la calma, la portavoz del Departamento de Estado Heather Neuert dijo más de una semana y media después de las elecciones que estaban "trabajando con autoridades y líderes políticos hondureños para aumentar la transparencia y la rendición de cuentas allí".
Fue una declaración sumamente blanda, especialmente comparada con las justificadamente duras denuncias del Departamento de Estado contra los abusos electorales de regímenes izquierdistas.
Para ser creíble, el Gobierno de Trump debe entender que no hay tal cosa como un dictador bueno. Aliarse con autócratas de derecha es moralmente incorrecto, socava las acertadas críticas a los dictadores de izquierda y, tarde o temprano, repercute en contra de Estados Unidos.
Twitter: @oppenheimera



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