Se lanza Ricardo muy duro con Creel y Castañeda....
¿Qué le pueden aportar a la campaña de Ricardo Anaya dos burócratas profesionales como Jorge Castañeda y Santiago Creel?.., pregunta.
¡Anaya, peor que Fox!/Ricardo Alemán...
Milenio, 26 de marzo de 2018
Durante meses, en los previos al proceso electoral del año 2000, aquí cuestionamos con severidad la precampaña y luego la campaña de Vicente Fox.
Documentamos que por la vía de la popularidad —que no de las ideas y las propuestas— Fox se impuso como candidato del PAN.
Aún así, la dirigencia de los azules llevó la designación del candidato a una convención donde los adversarios del guanajuatense tuvieron “derecho de pataleo”. En el caso de Anaya la imposición fue vulgar y al peor estilo del viejo PRI.
La crítica que hicimos a Fox en su momento fue de tal severidad que —igual que ahora— los malquerientes dijeron que nos pagaba la izquierda o el PRI.
Y es que en esos años lo políticamente correcto era impulsar la propaganda de “el bulto”, el “alto vacío”, y “el hablantín sin propuestas”, como motejamos a Fox.
Y sin duda Fox era un buen candidato pero —como también lo dijimos— de ganar la elección presidencial terminaría como un gobierno fracasado. ¿Por qué un gobierno fracasado?
Por su probada inexperiencia —a pesar de que fue diputado, gobernador y que se decía empresario exitoso— y porque no contaba con grupo político y menos un proyecto de gobierno. Lo suyo eran un puñado de ocurrencias.
En el caso de Ricardo Anaya su experiencia se limita a una diputación federal y a dos cargos de segundón. Claro, además de efímero jefe del PAN, partido que manejaba a distancia, desde Atlanta.
Como recuerdan, en el año 2000 Fox ganó una elección pactada con Ernesto Zedillo y a los pocos meses de estar en Los Pinos fue evidente el fracaso anunciado.
¿Y por qué resultó un fracaso el gobierno de Fox? Porque no había un proyecto de nada. Más aún, con Santiago Creel y Jorge Castañeda como estrategas del guanajuatense naufragó en las aguas turbulentas de la restauración del viejo PRI.
Y es que si la de Fox fue una campaña de ocurrencias y chistoretes —como “sacar al buey de la barranca”, “acabar con las víboras y las tepocatas”— el gobierno fue más de lo mismo.
En el fondo Fox protagonizó una gestión de “quítate tú para ponerme yo”, donde la única diferencia con el PRI fueron las siglas del gobierno. Y nada más.
Lo curioso es que dos de los artífices del fracasado gobierno de Fox —Creel y Castañeda— hoy son pilares de la campaña de Ricardo Anaya, quien en materia de experiencia no le llega ni a los talones al de Guanajuato. Fox fue gobernador y diputado federal, además de empresario. Anaya fue diputado y… nada más.
Por eso las preguntas. ¿Qué le pueden aportar a la campaña de Ricardo Anaya dos burócratas profesionales como Jorge Castañeda y Santiago Creel?
¿Recuerda el electorado que Creel y Castañeda nunca han ganado ni la presidencia de su colonia, que no saben nada de elecciones, que se han equivocado en todos sus pronósticos y que, por si hiciera falta, en el gobierno de Fox protagonizaron una guerra civil?
Peor aún, el pasado 24 de enero, Ricardo Anaya dijo que el gobierno de Vicente Fox “fue un fracaso”. ¿Por qué? Porque según Anaya, cometió el error de no desmontar la estructura del viejo régimen y a su partido, el PRI.
Y por supuesto que le asiste la razón a Ricardo Anaya.
Sin embargo, lo que no dijo el candidato del PAN, PRD y MC es que los artífices del fracaso de Fox son sus dos principales estrategas; Santiago Creel —hoy el jefe de campaña de Anaya— y Jorge Castañeda —hoy jefe de estrategia del queretano—, a quienes “la muchachada” de la campaña de Anaya bautizó como “los nuevos soplanucas” del candidato.
Pero si hacemos un ejercicio memorioso elemental vamos a recordar que buena parte del trabajo para desmantelar al régimen en el año 2000, le debió corresponder a los jefes de la gobernación y la diplomacia en la gestión del guanajuatense. Es decir, Santiago Creel y Jorge Castañeda.
¿Pero qué creen? Que debido a la inexperiencia, la guerra civil emprendida entre Creel y Castañeda y las ambiciones presidenciales de la sucesión, Santiago y Jorge solo jugaron su juego personalísimo.
¿Por qué debemos creer los ciudadanos que esos dos burócratas, sin más experiencia que sus correrías de “padrotes de la política”, hoy serán capaces de ofrecer algo nuevo para un país al que hicieron fracasar en el primer sexenio del siglo?
¿Qué elección han ganado Castañeda y Creel? ¿Qué aporte han hecho a la democracia, a las libertades, la cultura, además de sus escándalos personales?
¿Esa es la brillante propuesta de Ricardo Anaya? ¿Una mala copia del gobierno de Fox, con sus “percherones” incluidos?
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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