Este jueves 7 de junio, el diario El Financiero reveló el discurso íntegro del empresario Alejandro Ramírez Magaña, quien participó en el encuentro privado que el Consejo Mexicano de Negocios mantuvo con Andrés Manuel López Obrador.
A continuación, el discurso íntegro.
Estimado licenciado Andrés Manuel López Obrador,
A nombre del Consejo Mexicano de Negocios quiero agradecerle el haber aceptado nuestra invitación a dialogar esta mañana.
Quisiera iniciar compartiéndole una presentación de quiénes somos y qué hacemos los miembros de este consejo, nuestra misión como organización y los ejes estratégicos en los que enfocamos nuestros esfuerzos.
Presentación
Como puede ver, nuestra organización realiza actividades diversas, todas enfocadas a promover el desarrollo de nuestro país. Este año en particular hemos dedicado una parte importante de nuestros esfuerzos a la defensa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en estrecha coordinación con el gobierno mexicano y con el sector privado de Estados Unidos y de Canadá.
Valoramos la oportunidad de dialogar con usted, no solo para compartirle quienes somos y qué hacemos como organización, sino también para escucharlo con atención y externarle nuestras preocupaciones sobre las diversas y complejas problemáticas que enfrenta nuestro país.
Lo primero que quisiera decirle es que nos preocupa la situación que estamos atravesando. Creo que compartimos con usted la frustración por un país que sufre carencias y problemas antiguos y nuevos, que podría avanzar a mayor velocidad, que podría ser más justo, con más oportunidades, con menos violencia y con menos corrupción.
Esa frustración que compartimos se ha ido convirtiendo en un enojo colectivo, ha ido crispando y polarizando la conversación, nos ha alejado a unos de otros y hemos ido perdiendo el humano interés, la curiosidad natural por comprender lo que piensa el otro. Hemos perdido nuestra capacidad de contar una historia plural donde diferentes visiones se unan con buena fe.
He crecido en la industria del cine y si algo tengo muy claro es que los seres humanos pensamos y nos relacionamos a través de historias. Y las historias son tan diversas como las perspectivas desde donde se narran. Hoy, la mayoría de los empresarios vemos la historia de un mundo en el que los paradigmas están cambiando.
Vemos la historia de un México que a pesar de sus grandes dificultades ha logrado avances importantes en las últimas décadas. Avances sin duda insuficientes, pero en la mayoría de las dimensiones vemos avances, no retrocesos.
La esperanza de vida al nacer aumentó 15 años en las últimas 4 décadas, la mortalidad infantil cayó 84% en el mismo período, los años de escolaridad promedio de la población casi se triplicaron desde 1970 (pasando de 3.4 años de escolaridad en 1970 a 9.2 años en 2016). Nuestra economía también es más sólida y está más diversificada. Llevamos 18 años con tasas de inflación de un dígito. Nuestras exportaciones se han más que triplicado desde 1994, y el 83% de éstas son manufactureras. Además, en los últimos 5 años se han creado más de 3.4 millones de empleos formales, y han ingresado al país 163,157 millones de dólares de inversión extranjera directa.
Inclusive en el tema de la pobreza por carencias sociales hemos avanzado. De acuerdo al CONEVAL, el porcentaje de la población que tiene carencia de servicios de salud, de seguridad social y de servicios básicos en la vivienda ha disminuido en los últimos 20 años.
Sin embargo, también vemos que la pobreza de ingreso, tanto la alimentaria como la de patrimonio, solo han bajado marginalmente en los últimos 25 años. Vemos que el crecimiento del país ha sido desigual y que, aunque ha aumentado la escolaridad, la mitad de los jóvenes mexicanos no logran desarrollar lo suficiente su habilidad matemática y su comprensión lectora. Y vemos con preocupación la historia de constantes actos de corrupción, y padecemos, al igual que el resto de la población, de robos, asaltos y vandalismo. Nos duele la historia de un México donde es asesinada una persona cada 18 minutos 2 y donde la mayoría de esos asesinatos quedan impunes.
Desde esa desgarradora combinación de violencia y corrupción, se ha construido una narrativa de un México sombrío donde se afirma que el país nunca ha estado peor y se señala que la llamada “tragedia nacional” es responsabilidad de un pequeño grupo denominado “la mafia del poder” en la que se incluye o se excluye a empresarios, algunos aquí presentes, dependiendo de si apoyan o no su proyecto político.
Se ha llegado al exceso de decir que ni siquiera somos auténticos empresarios, sino “traficantes de influencias” y “beneficiarios de la corrupción”. Estas descalificaciones nos hieren y nos ofenden profundamente, porque, al igual que usted, amamos a nuestro país, y nos esforzamos cada día para ayudar a sacarlo adelante invirtiendo, generando empleos de calidad, pagando impuestos y proveyendo bienes y servicios competitivos a millones de mexicanos. Al igual que a usted, nos ofende la corrupción y la riqueza mal habida. Pero nos parece injusto que se señale sin fundamento alguno a empresas que llevan décadas invirtiendo y trabajando por este país, respetando las leyes y contribuyendo al bienestar de los mexicanos. Para la gran mayoría de las empresas del Consejo las transacciones con el gobierno son insignificantes, y cuando existen, se hacen con estricto apego a la ley. El respeto es una condición indispensable para la generación de confianza. La confianza se procura, se cultiva.
Estamos conscientes de que quedan muchas cosas por hacer, pero reconocemos que los avances logrados no serían posibles sin las reformas de los últimos 20 años. Reconocemos también que tenemos importantes coincidencias con su proyecto de nación, como el compromiso de combatir a fondo la corrupción. Asumimos que este problema es de tres: gobierno, empresas y ciudadanos. Continuaremos promoviendo que más empresas se adhieran al código de ética del CCE y se propongan cláusulas anticorrupción aún más estrictas. Coincidimos en la importancia de ejercer eficientemente el gasto público, de tener finanzas públicas sanas que mantengan la deuda controlada, de continuar con el régimen de libre flotación así como de contar con instituciones autónomas como el Banco de México y las distintas Comisiones Reguladoras.
Particularmente coincidimos en la urgente necesidad de reducir la pobreza. Solamente podremos detonar nuestro verdadero potencial si generamos igualdad de oportunidades para todos. Creemos que debemos fortalecer el mercado interno, especialmente logrando el desarrollo de las regiones más rezagadas del país. Y lo más importante, coincidimos en la urgencia de pacificar al país. Pongamos en papel las prioridades y los cómos para lograr nuestros propósitos comunes.
Pero también hay temas de su plataforma que nos preocupan, como la eventual cancelación de proyectos y reformas que, desde nuestro punto de vista son muy positivas; no para unos cuantos, sino para todos los mexicanos. Entre estos proyectos están la reforma educativa, la reforma energética, la principal fuente de inversiones actualmente y para los próximos años, y la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Nos preocupa también que se desconfíe de la sociedad civil y que se pretenda someter a referéndums temas complejos de política pública, incluso temas de derechos humanos que no tendrían por qué someterse al voto popular.
Sobre la reforma educativa nos preocupa que a pesar de que su candidatura presenta propuestas de consulta sobre el modelo educativo y de una iniciativa para ajustar la Ley del Servicio Profesional Docente, por otro lado ha creado una expectativa de “cancelación de la reforma”, como la entienden las minorías radicales de viejas y nuevas dirigencias gremiales.
Nos inquieta, honestamente, que se comente reiteradamente que todo el esfuerzo de los últimos años, que involucró a los tres poderes, a los estados y a las organizaciones de la sociedad civil se hubiera hecho para “humillar” a los maestros, cuando lo que nos parece verdaderamente humillante es que las plazas se vendieran o heredaran. Lo punitivo está, como reconoce la Constitución, en que los niños sean castigados con sistemas opacos y corruptos en los nombramientos de docentes. Nos preocupa que se hable de la “calidad de la enseñanza” pero no de verificar la calidad del aprendizaje, de los derechos laborales de los maestros, pero no de los derechos humanos de los niños.
Sabemos que no están contrapuestos, y también estamos a favor de revisar para mejorar, de ajustar los reglamentos y los instrumentos de las evaluaciones, y coincidimos en su propuesta de “impulsar el más grande Acuerdo Nacional para la Capacitación del Magisterio”, con la participación decidida de las universidades, los centros de investigación y todas las mejores alternativas para asumir esa responsabilidad común.
Las fortalezas casi siempre radican en las diferencias, no en las similitudes. Podemos tener historias y visiones diferentes del México que nos toca vivir: usted desde sus recorridos al hacer campaña, nosotros desde el trabajo diario en todas las comunidades en donde operamos con nuestras empresas. Cada uno tenemos una pieza del enorme rompecabezas que conforma a México. Lo que a todos nos une es el dolor por lo que no funciona, y lo que nos mueve es el deseo de transformar ese dolor en un futuro que genere esperanza.
Nos enorgullece ser siempre escrupulosos en el respeto de la ley. Respetaremos a quien resulte ganador de la elección el próximo 1º de julio. Si usted es electo presidente de la República, lo vamos a respetar y lo vamos a apoyar, porque todos los aquí reunidos queremos que le vaya bien a México. El gobierno y el sector productivo se necesitan mutuamente. La colaboración y buena relación entre el gobierno y el sector productivo son indispensables para el crecimiento y desarrollo sostenido de un país. Si usted llega a la Presidencia, México nos necesitará trabajando unidos.
El sector privado requiere que el gobierne propicie un ambiente de confianza para realizar inversiones. Necesitamos un gobierno que facilite el quehacer productivo y garantice condiciones mínimas de legalidad, justicia, paz y oportunidades para incorporar a quienes se han quedado fuera del progreso.
De igual forma, el gobierno necesita del sector privado porque la única forma de superar la pobreza de manera sostenible es generando riqueza. El sector productivo no sólo genera crecimiento económico, sino también participa en la mejora social tanto de las comunidades donde operamos, como de nuestros colaboradores.
Las empresas no solo no somos las causantes de los principales problemas que aquejan al país, sino por el contrario, somos parte importante de la solución. Las empresas de este Consejo competimos exitosamente en el mundo, no sólo en México. Tenemos presencia en más de 80 países y nuestros servicios y productos son embajadores de México en el mundo. La mayoría de las empresas del Consejo son públicas con inversionistas internacionales, que captan ahorro externo que contribuye al desarrollo de nuestro país. Representamos un alto porcentaje de la inversión privada nacional, de los impuestos pagados y de la actividad económica.
Este consejo es apartidista, pero no neutral respecto al modelo de país que queremos, y mucho menos indiferente a las preocupaciones de México. Tenemos una visión que defiende el libre mercado y la libre competencia. Valoramos la cultura del esfuerzo y defendemos el régimen de libertades que con tanto esfuerzo hemos construido los últimos 20 años: la libertad de expresión, de asociación, de prensa, la libertad para pensar diferente y para disentir.
Al igual que usted, conocemos cada rincón del país porque llegamos, a través de nuestros colaboradores y cadenas de distribución, a las poblaciones más remotas. Tenemos equipos profesionales, multidisciplinarios con el mejor talento y participamos en casi todas las industrias.
Usted quiere cambiar a México. Si llega a ser presidente, queremos ayudarlo a cambiarlo con una visión de país compartida. Comencemos a construir un puente que cierre la distancia que hoy nos separa. Un puente que acorte el camino del desarrollo de nuestro país. Que sea una avenida de intercambio fructífero, franco, bien intencionado y propositivo.
Termino con una cita de un filósofo indio que dice: “Nuestra habilidad para alcanzar la unidad en la diversidad será la prueba y la belleza de nuestra civilización”. Confío que tendremos la habilidad para alcanzar la unidad en la diversidad, y que esa diversidad se convertirá en la fortaleza que necesitamos para sacar a México adelante.
Muchas gracias.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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