Revista Proceso # 2183, 2 de septiembre de 2018...
Inminente "guerra civil" en el PAN/
ÁLVARO DELGADO, reportero...
Severamente cuestionado porque aspira a dirigir el PAN cuando forma parte del grupo de Ricardo Anaya, responsable de la reciente derrota electoral, Marko Cortés dice que no pretende mantener la hegemonía del excandidato presidencial, sino cambiar las reglas internas a fin de que mejore la representación democrática e incluya a todos los líderes. En todo caso, sus pretensiones lo pusieron en medio de lo que ya se percibe como una inminente “guerra civil” en el que deberá enfrentar a enemigos como el expresidente Felipe Calderón y Gustavo Madero.
En la “guerra civil” que se gesta en el PAN, Marko Cortés es consciente del estigma de ser el “candidato oficial” a la presidencia, de la falta de democracia interna y del desastre electoral con Ricardo Anaya, jefe del grupo hegemónico que lo apoya, pero reconoce:
“Si no corregimos todas las fallas, en las que todos tenemos responsabilidad en cierta proporción, el partido va a seguir hacia abajo. ¡Podemos llegar a un dígito!”
Detalla el sostenido derrumbe electoral del PAN, que de 42% con Vicente Fox, en 2000, cayó a 17% en julio pasado, con Anaya. “Son 18 años de caída”, justifica.
–Hay responsables: Anaya como candidato, Creel como coordinador y estratega electoral…
–Es un proceso de pérdida de confianza de muchos años. Hay una caída constante del PAN. Antes de llegar al gobierno con Fox era un partido que proponía y poco había que señalar ante acciones del PAN, porque habíamos sido gobierno. Lo que evitó en esta última elección que pudiéramos crecer con fuerza es toda esta historia.
“La gente decía: ‘El PRI ha gobernado muchos años y este último gobierno fue espantoso, pero el PAN también ya me gobernó 12 años, no cumplieron todo lo que ofrecieron y hubo cosas que de plano no me gustaron’. Entonces, en esa lógica, es que decidieron votar mejor por quien lleva 18 años intentándolo.”
Aclara: “Eso no quiere decir que no se hayan cometido errores de ultimo momento, pero yo veo que lo más importante es la falta de una fuerza discursiva que generara la convicción que Acción Nacional en el gobierno federal sí iba poder hacer lo que no hicimos antes. La sociedad decidió por quien no había estado, conocer un nuevo proyecto y jugársela.
“Yo creo que de fondo ahí estuvo la gran fortaleza de Andrés Manuel y la debilidad para nosotros para poder crecer. Súmale problemas internos, conflictos diversos, desilusión, brazos caídos por diversas razones.”
–¿Traiciones?
–Súmale todo lo que quieras. Pero la razón principal por la que no logramos emerger con fuerza en este momento es que la gente ya quería otra opción que no hubiera gobernado.
En entrevista con Proceso, el viernes 24, el excoordinador de los diputados federales designado por Anaya, exsenador y jefe de la campaña de relección de Madero ante Ernesto Cordero en 2013, insiste en que sólo esas son las razones de la derrota.
–¿Por qué el grupo derrotado, al que usted pertenece, quiere continuar al frente del PAN?
–El PAN necesita ser dirigido por quien pueda tender puentes con todos, y yo lo puedo hacer; quien pueda construir, y yo lo puedo hacer; quien realmente quiera al PAN y represente al panismo, y yo creo que lo puedo representar.
Por eso ofrece el diálogo e inclusión para reactivar la vida democrática del PAN, e incluso cambiar las reglas internas en una asamblea nacional extraordinaria el próximo año, cuando cumple su 80 aniversario.
“Lo que requerimos es que se reconozcan muchos errores que se han cometido por muchos años y un cambio de fondo en las reglas –dice Cortés–. En el PAN antes creíamos en la generosidad y funcionaba muy bien. Ahora ya no funciona. Sigue siendo una idea, pero no aterrizada. Falló la generosidad, falló la inclusión. Yo lo que estoy pensando es impulsar un cambio de reglas: que en el PAN, quien gane no se quede con todo y quien pierda siga participando en el proyecto. Que la inclusión se institucionalice.”
Por ejemplo, dice, un aspirante a candidato a presidente municipal que perdió con el 40% de los votos internos, debe ser incluido por el ganador de manera proporcional, lo mismo el perdedor de una elección de dirigencias:
“Es tipo representación proporcional para que se genere inclusión… Eso va a permitir que retomemos la democracia interna”.
La confrontación
El lunes 27, justo el día en que se instaló la comisión organizadora de la elección interna, que preside Cecilia Romero, irrumpió la fórmula que enfrentará a la de Cortés Mendoza. La integran el exsenador Héctor Larios, presidente, y el exgobernador Rafael Moreno Valle, secretario general.
Moreno Valle había advertido una semana antes que no integrar una dirigencia de consenso, en la que se integraran los gobernadores, los alcaldes de los municipios más importantes y los diferentes liderazgos políticos sólo conduciría a una “guerra civil”, lo que no se logró.
Dos veces senador y diputado federal, Larios es un integrante de la organización secreta de extrema derecha El Yunque, por cuya filiación fue secuestrado y torturado, en 1980, por un comando de Los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) para hacerle confesar la identidad de sus jefes en Jalisco (Proceso 1794).
Tras ese secuestro fueron asesinados, en 1981, el jefe de El Yunque en Jalisco, Jorge Kalfópoulos y sus hijo Kristos, de 10 años, un doble homicidio que no ha terminado de investigar la PGR, ante la que Larios Córdova denunció y declaró ministerialmente:
“Que al respecto le quiero manifestar a usted que los hechos que se refieren a mi persona, respecto a que fui privado de la libertad dentro de la Universidad Autónoma de Guadalajara y fui sometido a golpes y actos de tortura durante todo un día y posteriormente fui expulsado de la Universidad Autónoma de Guadalajara, sí son ciertos.”
El abogado de Larios Córdova es José Antonio Ortega Sánchez, quien lo es también de la familia del poblano Ramón Plata Moreno, fundador de El Yunque asesinado el 24 de diciembre de 1979, presuntamente por órdenes de Los Tecos, otra organización de extrema derecha de la que surgió El Yunque, en 1966, tras un violento rompimiento.
Es la segunda vez que Moreno Valle hace un pacto con El Yunque: la primera fue en 2010, cuando recibió el respaldo de esta organización para ser candidato a gobernador de Puebla a cambio de compromisos que no cumplió ya en el gobierno (Proceso 2119).
“Uno de los acuerdos era respetar la vida interna del partido, no meterse desde el gobierno, y a cambio no nos meteríamos en el gobierno. Él había dicho que iba a gobernar con panistas, pero no se exigió una sola cartera. Se pidió que fuera un gobierno sin corrupción, abierto a la transparencia y al desarrollo democrático y con separación de poderes”, reveló Juan Carlos Mondragón, expresidente del PAN.
–¿Y Moreno Valle cumplió?
–¡No, de ninguna manera, en absoluto! No hay un solo punto que se haya cumplido: ni en el tema de la corrupción ni en el de transparencia, mucho menos la división de poderes. Incluso la conformación de su gobierno no fue de verdadera transición.
Ahora Moreno Valle, cuya esposa es gobernadora electa y sobre ella pesa el riesgo de que se declare nula la elección, ofrece “rescatar” al PAN del grupo de Anaya, del que él fue uno de los impulsores en la elección de 2015 y del que se desengañó como Madero.
En efecto, Madero confesó en su cuenta de Twitter, el lunes 27, que se equivocó con el excandidato presidencial: “Es triste reconocer que quienes más criticaron a Ricardo Anaya acabaron teniendo razón… Y que quienes lo apoyamos, perdimos y nos equivocamos”.
En este contexto de reagrupamiento de los enemigos de Anaya emergió también Felipe Calderón, quien publicó en su cuenta de Twitter, el sábado 25: “Hoy me llamaron de parte de Marko Cortés. Además de las mentiras que dicen, ¿por qué este corrupto tiene el padrón del PAN con domicilio, correo y teléfonos, y ningún otro aspirante lo tiene? Una prueba más de la inequidad y falta de democracia interna que está matando al PAN”.
Cortés enfrentó a Calderón cuando éste impuso como candidata a gobernadora de Michoacán a su hermana Luisa María en 2011, cuando era presidente de la República.
“Sin lugar a dudas se está usando el poder del gobierno federal para influir y decidir el proceso de elección del PAN”, acusó en ese entonces Cortés (Proceso 1807). Y en enero de 2015, cuando Calderón amenazó con renunciar al PAN, Cortés le contestó: “Con mucho respeto, pero también con mucha claridad, el expresidente Felipe Calderón es un cínico y desmemoriado; el expresidente Felipe Calderón ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.”
Calderón sí, pero…
Ante un panorama adverso, Cortés insiste en su oferta de diálogo e inclusión con todos los panistas, siempre y cuando se sujeten a las reglas: “En el partido tiene que haber orden, cumplimiento de las reglas, pero también tiene que haber un reencuentro y conciliación”.
–¿Buscaría a Calderón?
–Lo repito: el PAN requiere un reencuentro entre todos los panistas que queremos que el partido siga sirviendo y que creemos en un ideal y en ciertas reglas. Con todos.
–¿A Margarita Zavala le pediría que vuelva al PAN?
–Hay reglas muy claras para que Margarita pudiera regresar. La acabo de ver en Nuevo León. Fue a apoyar una causa, la defensa del voto, nos saludamos bastante bien y si Margarita ve su deseo de contribuir con México puede seguir siendo por el PAN. El PAN debe seguir siendo una institución abierta para todos los ciudadanos, incluida Margarita, con las reglas que tenemos.
–Insisto: ¿incluyendo a Calderón?
–Calderón sigue militando en el partido. Cuando hablo de un reencuentro es buscar asumirnos todos necesarios. En el partido que creemos, con la idea que creemos, pero con las reglas que tenemos. No puede ser una sin la otra. Hay reglas. Si algo hay que cambiar, cambiémoslo, peros siempre apegado a nuestras reglas.
A sus 40 años, Cortés se dice producto neto del PAN por su militancia que, informalmente, inició a los 11 años, cuando asistió a un mitin de Manuel Clouthier en 1988, en Zamora, Michoacán, su tierra natal.
Luego, en 2000, como dirigente juvenil de Michoacán, apoyó a Fox. En 2005 apoyó a Carlos Medina Plascencia, que fue derrotado por Manuel Espino, y en 2010 se sumó a Francisco Ramírez Acuña, cuando Madero ganó. Ha sido senador y dos veces diputado federal.
“Esa ha sido mi formación panista. Me tocó botear, cuando todavía pedíamos cooperación y la gente nos daba. Me tocó pegar con engrudo. Después vinieron los gallardetes y las lonas.”
–Ahora tiene la etiqueta de “candidato oficial”.
–Yo quiero ser el candidato de los militantes, porque de ahí provengo: de una militancia verdaderamente activa, con una carrera larga, con un esfuerzo permanente, de años, en donde me toca, ganando o perdiendo. He tenido buenas y he tenido malas, y he aguantado las malas con institucionalidad siempre.
Reivindica a su generación, a la que pertenecen Anaya, Zepeda, Jorge Romero y muchos otros que conoció como dirigente juvenil y cree que lo apoyarán: “Es una generación que ya creció en el PAN. Es una fortaleza importante”.
–¿Llegarás con el respaldo de Anaya?
–Yo llegaré con el respaldo de muchos panistas del país y con un peso importante en todas las regiones y con mi propio trabajo. Lo que no se puede decir es que no hay trabajo propio, un esfuerzo permanente de toda una vida partidaria. En ese camino he hecho muchos amigos. Y yo jamás niego a mis amigos.
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Un partido de agandalles/
ÁLVARO DELGADO
“Candidato oficial”, “cargada”, autoridades facciosas y uso corporativo del padrón electoral son, igual que en la elección de Ricardo Anaya como precandidato presidencial único, las características de factura priista en la contienda interna para integrar la nueva dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN).
“Hay un candidato oficial y tenemos un uso corporativo del padrón. ¡Es el lenguaje del PRI y lo estamos viviendo en el PAN! ¡Esa es una derrota cultural del PAN!”, exclama Carlos Castillo López, director editorial y de Cooperación Institucional de la panista Fundación Rafael Preciado.
Como si el PAN no hubiera padecido una contundente derrota en julio, la peor en un cuarto de siglo, el grupo de Anaya en el poder ha vuelto a actuar de manera arbitraria al “autodesignarse” Damián Zepeda como coordinador de los senadores de su partido y ahora se perfila a Marko Cortés como el sustituto en la presidencia.
“Es otro agandalle de la cúpula la autodesignación de Damián Zepeda, en eso son congruentes”, enfatiza el director de la revista Bien Común, quien evoca a su padre, Carlos Castillo Peraza, para recordar lo que éste llamó la victoria cultural del PAN y lo contrasta con lo que ahora acontece en este partido.
“Nuestra victoria cultural fue que pusimos en la agenda pública nuestro vocabulario, nuestros conceptos y nuestros términos. Hoy todos hablan de padrón, de credencial de elector, de instituciones. Ese fue nuestro lenguaje desde 1939 y esa fue una victoria cultural. ¡Bueno, aquí está la victoria cultural del PRI! Hoy todos replicando sus prácticas.”
Autor del libro Nuevas cartas a un joven panista. ¿El PAN en crisis?, lamenta, en entrevista con Proceso, que el grupo de Anaya, que controla la estructura partidaria, en vez de llamar a la inclusión, perfile la expulsión de militantes que apoyaron a otros candidatos presidenciales, como José Antonio Meade y Margarita Zavala.
“Si el PAN va a empezar una noche de cuchillos largos, de ajuste de cuentas, de señalar culpables y empezar a expulsar gente, no ha entendido nada. Es exactamente al revés: no se puede generar un proceso de transición democrática, como el que internamente necesita el PAN, con la guillotina en la mesa”, subraya.
La dirigencia del PAN a cargo de Marcelo Torres, quien sustituyó a Zepeda en la presidencia, no puede llamar a la liquidación de los disidentes, sino convocar a la unidad.
“¿Cómo se realizaron las transiciones a la democracia afortunadas? Con conciliación. Ni a Augusto Pinochet lo juzgaron, porque no se podía partir un proceso de transición con el machete”, insiste.
Y ubica el principal problema en ese partido, que supuestamente está en un proceso de “reflexión” que durará hasta fin de año, según Zepeda: “El PAN necesita vivir un proceso de transición interna hacia la democracia real. Si va a empezar con el machete en la mano, es una falsedad el proceso de reflexión”.
Pura simulación
Luego de que se formalizó la alianza de Héctor Larios y Rafael Moreno Valle, quienes encabezan la fórmula para presidente y secretario general del PAN, Castillo López celebra que se haya alcanzado un acuerdo para enfrentar al grupo de Anaya, con Marko Cortés como el “candidato oficial”.
“Ante las señales de no hay disposición a cambiar nada, surge una oposición al establishment. Celebro que haya ese acuerdo, porque hacía falta unir lo que estaba disperso”, dice el panista que fue “rasurado” del padrón oficial.
Interrogado sobre si es democrático que nueve gobernadores hayan respaldado en un acto público, en horario laboral, a la fórmula del exsenador Larios con el exgobernador Moreno Valle, acusado por panistas en Puebla de ser un autócrata, Castillo responde:
“La lógica de este grupo es recuperar el partido. Uno puede estar de acuerdo o no, pero son los personajes que tiene el partido. Ni modo. Somos lo que somos. Lo que hay que hacer es abrir opciones a los panistas y evitar que haya más agandalles.”
–¿Larios-Moreno Valle es una fórmula capaz de ganar?
–Sí, tiene capacidad de sumar voluntades e inconformidades.
Lo que sigue, dice, es que se definan los términos de la convocatoria y que la comisión organizadora de la elección, que preside Cecilia Romero, y la dirigencia de Torres garanticen las condiciones de equidad.
Aunque desea que la contienda se desarrolle de manera constructiva y que al final el ganador sea generoso con el derrotado, “para hacer del PAN una oposición a la altura del reto actual”, el problema es serio por las condiciones actuales.
Primero, la presidenta de la Comisión Nacional Organizadora, Cecilia Romero, expresó que el padrón está “manoseado” y hay quienes no son panistas y todos los panistas no están incluidos en él.
Enfatiza Castillo: “Si la propia organizadora de ese proceso interno descalifica el proceso a priori, entonces, ¿a qué vamos a ir a un proceso interno? ¡Es una simulación!”.
Apenas el 25 de agosto, Felipe Calderón, uno de los panistas más críticos de Anaya, se lanzó contra Marko Cortés por el uso del padrón para anticipar su campaña.
“Hoy me llamaron de parte de Marko Cortés. Además de las mentiras que dicen, ¿por qué este corrupto tiene el padrón del PAN con domicilio, correo y teléfonos, y ningún otro aspirante lo tiene? Una prueba más de la inequidad y falta de democracia interna que está matando al PAN”, subrayó.
El PAN tiene un grave problema de simulación interna que, en parte, explica la derrota, pero que prevalece a pesar de ésta: “Es la búsqueda de espacios de poder estando en espacios de poder”.
Y esto, dice, pervierte el propio proceso porque, igual que quiere ser candidato internamente a un puesto de elección popular, quien busca la dirigencia enfrenta toda la estructura del partido.
“Vuelvo a lo mismo: Es la batalla histórica del PAN, que todos tengamos acceso a los medios, al padrón, a cierto financiamiento. Es lo que buscamos afuera y no lo podemos hacer adentro.”
Castillo López afirma que todos en el PAN están conscientes de que el arreglo institucional no funciona, porque no genera condiciones de equidad. Y si eso no se repara, se podrá tener los mejores perfiles, pero seguirá lo mismo que pervierte el proceso por sí mismo.
–Si el grupo hegemónico continúa al frente del PAN, ¿qué puede esperarse?
–Si el grupo hegemónico se compromete a un cambio de reglas, puede empezar a corregirse. Si el grupo hegemónico lo que asegura es continuidad, es decir, el reparto de lo que quedó, que es cada vez menos, lo que veo es no la extinción del partido, pero sí un desangramiento lento, doloroso que va a llevar al partido a su mínima expresión. No veo cómo se pueda reparar eso sin un cambio profundo.
Sería algo semejante a lo que les pasó a partidos como el Copei en Venezuela o a la Democracia Cristiana de Chile, que además del proceso de desgaste por el ejercicio del poder, hubo una incapacidad de procesar las razones de ese desgaste y poca disposición a corregir lo que estaba mal, además de la marginación de la disidencia.
Si no se corrige institucionalmente lo que se requiere, también se seguirán yendo los panistas a otras opciones de participación política, como la que recién creó Margarita Zavala, o partidos locales.
“A ver: Esto se llama participación política y si uno no puede ejercer su derecho a participar políticamente en un partido, hay opciones. Y si ni con eso el PAN va a entender, es otra palada a su tumba…”
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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