Periódico Noroeste, 14 de Octubre de 2018
Señor Gobernador, ¿a qué le tira en la SEPyC?/
Ernesto Hernández Norzagaray
Juan Alfonso Mejía López, recién nombrado Secretario de Educación Pública y Cultura en sustitución de Enrique Villa, es un politólogo mazatleco y para algunos miembros de la clase política talentoso, sin embargo, es un personaje de claroscuros en materia educativa.
Egresado de la licenciatura en Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey y también de la Universidad de París 1, Panthéon-Sorbonne, donde estudió una maestría y un doctorado en políticas públicas y ciencia política donde, dice, salió con honores.
Regresó a México durante el gobierno de Felipe Calderón y probablemente es cuando se afilia al PAN donde se vincula al grupo del ilustre politólogo Alonso Lujambio, quien por su trabajo el 6 de abril de 2009 relevó a Josefina Vázquez en la Secretaria de Educación Pública y, gracias a sus relaciones, nos dicen, el mazatleco alcanzó la titularidad de la Unidad de la Coordinación Ejecutiva y fungió también como Coordinador General de la Oficina de Servicios Federales de Apoyo a la Educación o sea dos cargos, dos cheques.
Los dos cargos estratégicos, sobre todo cuando Calderón mencionó que tenía a Lujambio como candidato presidencial del PAN y si había suerte, sucederlo en la Presidencia de la República. Sin embargo, Lujambio fue desechado en favor de Josefina Vázquez, pese a tener mejores credenciales políticas, académicas, y desempeño en la función pública, no obstante, se le otorga un premio de consolación, sería candidato pluri al Senado de la República.
Así, el 6 de abril de 2012, se separa del cargo de Estado y asume el de Senador el 1 de septiembre, hay cercanos que afirman que Lujambio estaba “tocado” al no ser el candidato presidencial panista y esa debilidad terminó agudizándole sus problemas hasta su muerte el 25 de septiembre. ¿Será?
En ese ínterin adverso Mejía López hace maletas y regresa a Sinaloa. Se rumoró en aquel entonces que Lujambio promovió su ingreso en la UAS durante la gestión de Víctor Antonio Corrales Burgueño y en 2011, cuando Alejandro Higuera Osuna, ocupa por tercera vez la Alcaldía de Mazatlán, quizá también por sugerencia del Secretario de Educación y también por cálculo político de Higuera, este llama a Mejía López para que se desempeñe como secretario del gobierno municipal rompiendo la tradición de que fuese un abogado.
En la Facultad de Ciencias Sociales sorprendió que el recién llegado haya aceptado sin rubor detentar dos cargos de tiempo completo y tener, por supuesto, dos salarios nada despreciables. Estaba visto tenía que quedar mal con alguno de ellos y no fue precisamente con el Ayuntamiento de Mazatlán, sino con la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde se le veía poco, y las autoridades no dijeron ni pío, al contrario, vieron en él un aliado.
Por aquellos días Arturo Santamaría publicó en Noroeste un artículo donde daba cuenta del ausentismo e irresponsabilidad del Secretario del Ayuntamiento, del abandono de sus estudiantes, del fraude que cometía contra la UAS, aquel no respondió a los señalamientos expresos y, por el contrario, agregó a su ambición, dos nuevos objetivos en su agenda política, quiso fallidamente ser dirigente estatal del PAN y también diputado local.
En diciembre de 2013 terminó la gestión de Alejandro Higuera y le quedó aparentemente solo la responsabilidad de la UAS, pero las cosas ahí no cambiaron, siguió con las consideraciones de las autoridades cuenistas y nunca reclamó un cubículo para realizar investigación incluso de ello da cuenta su mínima producción académica.
No obstante, publicó su tesis doctoral, y con esa obra solicitó su ingreso en el Sistema Nacional de Investigadores, logrando entrar de panzazo como candidato a investigador nacional de donde nunca salió y peor, en 2016 perdió la distinción al no lograr refrendar su candidatura por falta de méritos de investigación.
Y, es que paradójicamente a Mejía López, a quien le gusta hablar de educación, nunca le ha llenado ser sólo profesor de tiempo completo y siempre ha buscado asideros burocráticos y políticos- sin renunciar, claro, a la comodidad de la UAS donde se le tolera y donde, ¿cómo?, nunca ha chistado contra el autoritarismo cuenista.
Los nuevos asideros los encontró en la organización empresarial Mexicanos Primero haciéndose cargo del capítulo Sinaloa, y más tarde, hábilmente escaló hasta llegar a la Dirección General donde todos los días escribía y hablaba doctoralmente de calidad educativa, contra López Obrador o las organizaciones gremiales -aun, teniendo esta responsabilidad en la ciudad de México, siguió cobrando en la UAS, total venía a la Facultad unas horas a la semana.
En abril de este año fue separado del cargo directivo, cuando Claudio X. González Guajardo, su antecesor había estado 10 años, y hoy aparece designado como nuevo Secretario de Educación en el estado, atípico el nombramiento luego de que el Gobernador ha cambiado a un sinnúmero de funcionarios de primero y segundo nivel para entregárselo a los candidatos perdedores del PRI en la pasada elección estatal y federal.
El argumento de la pluralidad en el gabinete no se sostiene y menos se ajusta a los cánones tradicionales. Pluralidad sería que fuera alguien con un enfoque menos administrativo y más heterodoxo y, es que es evidente que a ojos visto, la jugada es vincular al gobierno a Mexicanos Primero, interesado no sólo en los temas de educación, sino más recientemente en los de corrupción e impunidad, que no está mal, pero tampoco hay que pecar de ingenuos, detrás hay grandes intereses y están entre otros los de Televisa que no se caracteriza por ser ejemplo de amor a la educación y la lucha contra la corrupción -Reyes Heroles, cuando era Secretario de Educación, dijo que lo que se ganaba en la escuela por la mañana, se perdía lamentablemente por la tarde frente a la televisión. No ha cambiado mucho.
Finalmente, Mejía López publicó el pasado 20 de febrero un artículo en El Heraldo con una pregunta inquietante: López Obrador, ¿miente a las y los maestros en México?, de donde extraemos los siguientes párrafos:
“La Reforma Educativa no será cancelada como un mero acto de voluntarismo, ni por decreto. Así lo afirma AMLO. Durante la firma del “Acuerdo para la defensa de los derechos laborales de los maestros y para la transformación de la educación” en la ciudad de Zacatecas el pasado 9 de febrero, el ahora candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia se limita a enviar una iniciativa al Congreso de la Unión. Precisión (una iniciativa de ley) y limitación (sólo menciona la Ley General de Servicio Profesional Docente, LGSPD), dos características (sic) que fortalecen nuestras instituciones (sic), al tiempo que le dan realismo y sustancia al debate.
Sin pretender ser ingenuos, no nos va, y con el historial que antecede al personaje, su reconocimiento ante la imposibilidad de cancelar un proceso que nos pertenece y compete a todos los mexicanos, como es la educación, es en cierta medida un logro, así estemos en desacuerdo con su propuesta.
AMLO dice querer modificar la LGSPD; según él y sus aliados de las Redes Sociales Progresistas Magisteriales, es la forma de: “garantizar los derechos laborales y gremiales, las plazas de base del magisterio, que dé certidumbre al empleo y reconozca la carrera sindical como atributo de la gestión”. Este regreso al acuerdo corporativo con las cúpulas sindicales del siglo pasado no beneficia a las niñas, niños y jóvenes (...)
En definitiva, termina diciendo Mejía López, “la ambigüedad no debe dar lugar al oportunismo electorero de nadie. La alianza de AMLO con quienes encarnan la parte más oscura del derecho a aprender de los maestros es indefendible. Es el caso de Elba Esther Gordillo y “su resto”... (http://www.mexicanosprimero.org/index.php/educacion-en-mexico/nuestra-opinion/item/lopez-obrador-miente-a-las-y-los-maestros-en-mexico).
Entonces, mi pregunta es ¿a qué juega Quirino Ordaz al nombrar a Mejía López?, quien en lugar de tender puentes sin prejuicios con la nueva administración federal pareciera estar empeñado a dar continuidad a un modelo inercial en materia de educación, donde nada parece cambiar para la desgracia de los niños y niñas sinaloenses.
Villa se fue sin rendir cuentas de su desempeño, mientras Mejía llega con su mochila Sorbona, pero sin buenas cuentas por donde ha pasado. Especialmente en la UAS, donde es de esperar no siga cobrando, mientras dura su nuevo encargo.
Entonces, señor Gobernador, ¿a qué le tira en la SEPyC?
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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