Desinformación/ 'Manuel J. Jáuregui

Manuel J. Jáuregui / ‘Desinformación'
Reforma, 14 de febrbero de 2019
El País entero le debe agradecer al comisionado presidente de la CRE, Guillermo García Alcocer, su franqueza y apertura, diciendo la verdad
Manuel J. Jáuregui
Pues bueno, muchachos, ya por fin se descubrió dónde está la mata de la "desinformación" en México.
Está en la cadena de mando del Gabinete presidencial, en donde los de abajo le transmiten al de arriba puros cuentos chinos y éste se los cree a pie juntillas, sin verificar.
Tenemos dos ejemplos recientes, uno: que en el Conacyt contratan a una diseñadora de modas para dirigir un área técnica para la cual la recién contratada no tiene ni la más mínima experiencia, luego le informan al Presidente puras mentiras y éste apoyándose en el "me informan que" repite la mentira de sus subalternos sin siquiera verificar en primera instancia, aunque después ofrezca reparar el yerro cometido.

Lo anterior no es nada comparado con algo mucho más serio que denunció ayer el comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Guillermo García Alcocer.
Este señor, que sí conoce de energía y que está íntimamente al tanto de los contratos suscritos por la CFE con empresas privadas para transportarle moléculas de gas y así poder generar energía barata en México, asegura que el director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, "está desinformando" al señor Presidente con relación a los contratos.
"Está desinformado el Presidente por el director de la CFE", afirmó sin tapujos el comisionado presidente de la CRE, persona que conoce de energía y que no tiene cola que le pisen.
Mas no sólo eso, sino que adicionalmente García Alcocer revela que los tres contratos previos le representan a la CFE la posibilidad de adquirir energía a un precio SIETE VECES menor (20 dólares por megawatt/hora) del costo de producción de la CFE, que es de 140 dólares el megawatt/hora.
¡Lo cancelado es la energía más barata en todo el sistema CFE!
Claramente, desde el punto de vista económico, las políticas que están en proceso de adopción resultan contrarias al buen sentido y a la buena administración.
El NO ENTENDER los problemas, ni su complejidad y menos sus ramificaciones, está apareciendo como el signo de la casa, y en la CFE la culpa de esto la tiene el propio Manuel Bartlett Díaz, quien por su larga historia en la política priista y como Secretario de Gobernación, educado en Francia, se ganó el mote de "Monsieur Le Porrè" (el Señor Porro), al haber DESBANDADO, anulado, corrido, a un consejo consultivo que le servía al director de la CFE para asesorarlo en cómo mejorar el servicio de la empresa y eficientar su funcionamiento.
Dicho consejo estaba integrado por externos: empresarios, representantes de los obreros, ex directivos, etcétera.
Hizo éste desde que se formó un gran papel, pero nomás llegó "Monsieur Le Porrè" y sin ni siquiera la cortesía de agradecerles sus contribuciones los mandó a volar con un tronido de dedos.
Mayor soberbia no se puede concebir: llegar a un puesto técnico de ese tipo, a su edad (82 años+), y sin NADA de experiencia en la materia, pensando que podrá tomar decisiones más acertadas que sus antecesores, sin asesoría alguna, es como para internos en un manicomio de megalomaniacos.
Claro que el director de la CFE desinforma al Presidente, porque él mismo (Bartlett) no sabe ni qué onda, entonces se gancha de hiperlactancias inventadas de contratos leoninos, le hace "coco wash" al Presidente, y éste desata una serie de peroratas a los inversionistas que golpearon al Peso y amenazan nuestra calificación crediticia.
El País entero le debe agradecer al comisionado presidente de la CRE, Guillermo García Alcocer, su FRANQUEZA y apertura, diciendo la VERDAD, lo que se debe decir, y lo que México está obligado a saber, ya que es SU FUTURO (el de nuestra Nación) el que está en juego.
Desde que entraron los morenistas se han empeñado en CORRER a García Alcocer para sustituirlo con un "yes man" del mismo bando.
Quizá lo logren en el futuro, pero por lo pronto "¡bófonos!", ahí tienen su dosis diaria de lo que es la triste realidad.