Despiden a Benjamín Wong, uno de los mejores periodistas del siglo XX..
nota de Andrea Becerril La Jornada, | domingo, 26 may 2019 09:53 ...
Benjamín Wong Castañeda deja su ejemplo de periodismo objetivo en el México moderno. Foto Pedro Valtierra / Archivo
Ciudad de México. Familiares, amigos y ex colaboradores que lo acompañaron en su larga vida periodística despidieron ayer a Benjamín Wong Castañeda, fallecido la víspera. De entre los múltiples recuerdos de los presentes en el funeral emergió la figura de un joven reportero en sus primeros años se enfrentó al cacique de San Luis Potosí, Gonzalo Santos; del corresponsal de guerra que supo plasmar el sufrimiento del pueblo vietnamita y del directivo solidario que abrió las puertas de la entonces poderosa Cadena García Valseca a algunos periodistas que salieron del diario Excélsior, durante el conflicto en 1976.
“Junto con Julio Sherer, Benjamín Wong es uno de los grandes periodistas del siglo XX”, consideró Roberto Rock, ex director de El Universal y columnista. Heriberto Galindo, político y diplomático, lo calificó de “hombre honrado a carta cabal, comprometido con las mejores causas, que dejan huellas trascendentes en el periodismo”.
Para los muchos profesionistas que se formaron con él, Benjamín Wong Castañeda elevó la calidad del diarismo, apoyó a los reporteros y cambió el periodismo de gacetilla por el de investigación, lo que le llevó a confrontarse con el poder.
Bajo su dirección, la cadena de Los Soles vivió su época más brillante. Roberto Rock recordó que el también fallecido Óscar Hinojosa comentaba que los reporteros de esa época solían decir: “el coronel sí tiene quién le escriba”, cuando Wong Castañeda asumió la dirección de El Sol de México y lo modernizó.
En 1977 el entonces presidente Luis Echeverría consideró insostenible un contrapeso de esa naturaleza. Le quitó la cadena al coronel José García Valseca para entregarla a un aliado político, Mario Moya Palencia, quien la derivó a Mario Vázquez Raña, y Benjamín Wong fue despedido.
No salió solo, lo acompañó su equipo de trabajo, un grupo de periodistas formados con él, a los que permitió desarrollarse y crecer, y decidieron dejar también El Sol de México. Entre ellos la directora general de La Jornada, Carmen Lira Saade. Ambos mantuvieron una amistad a toda prueba durante más de 50 años.
Wong Castañeda fundó después, en 1983, la revista Punto, que albergó también a los periodistas que dejaron Unomásuno y crearon otras publicaciones como La Jornada y Proceso. Y dirigió unos meses El Universal, lapso en el que intentó innovar y practicar un periodismo de avanzada. Roberto Rock recordó que le tocó el sismo de 1985 y Wong se presentó ese día en la redacción, con cámara fotográfica y libreta y durante el día escribió historias para los varios suplementos que ese día editaron.
Decidió, además, publicar como nota principal el hallazgo de cadáveres de torturados en las cajuelas de vehículos de judiciales encontrados en las ruinas del edificio de la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, que se desplomó durante el terremoto. Publicar esa nota, en esa época del periodismo mexicano, fue complicado.
Le impresionó mucho, agrega Rock, el caballeroso estilo oriental de Wong Castañeda, que a pesar de su época luminosa como directivo y editor, contra lo que ocurre en nuestro gremio, jamás lo escuché alzar la voz a ningún reportero.
Aníbal Silva da cuenta también de ello al recordar que colaboró con Wong en un proyecto que les encargó, durante el sexenio de López Portillo, su responsable de comunicación, Luis Javier Solana. Se trataba de salvar Notimex y durante tres meses, junto con El Chino, viajaron por varios países hasta presentar una propuesta, que nunca se aplicó para la agencia de noticias. Pero, lo importante, dijo, es que pudo tratar con el gran periodista, con el que años después se encontraba en las asambleas del Consejo de Administración de La Jornada, del que ambos eran socios fundadores.
Heriberto Galindo resaltó que van a extrañar mucho a Wong en La Peña, un grupo formado por él donde cada semana se reunían intelectuales y periodistas a discutir, desde hace 36 años, acerca del acontecer nacional.
Además de periodista valiente y comprometido, Benjamín Wong fue un hombre cálido que amó y protegió a su familia, coinciden su esposa Rosalva Aguilar y su hermano Alfredo.
Lo unía un gran respeto y admiración por su padre, un migrante chino que llegó por Manzanillo a México y trabajó con ahínco, estableciéndose en varios puntos, uno de ellos Concepción del Oro, Zacatecas, donde nació Benjamín, quién residió posteriormente en San Luis Potosí.
En 1987 y 1988 se desempeñó como asesor político y de prensa y pudo cumplir uno de los sueños de su padre, el migrante que nunca pudo volver a China.
Wong localizó a la hermana menor de su papá, quien, entre lágrimas, le acarició el rostro y le dijo que Wong Shiu le había prometido volver, que ella sabía que no lo haría, pero su presencia era como recobrar al añorado ausente.
Alfredo Wong relata esa historia entre sollozos, pero sonríe después cuando recuerda cómo Benjamín protegió a sus padres y a sus siete hermanos, sobre todo a las cinco mujeres, ahora abuelas, que estuvieron en la sala funeraria para acompañar hasta el final al gran periodista.
Sus restos fueron cremados ayer, y tal vez, como fue su último deseo, la mitad de sus cenizas se esparzan en el Puerto de Manzanillo, por donde llegó su padre a México.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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