en REFORMA, 26 Jul. 2020
Para seres mortales como nosotros, el tiempo es el recurso no renovable por excelencia. Para un Presidente, la administración de su tiempo es crucial y refleja sus prioridades políticas. Cada minuto gastado en algo, es un minuto en el que no atendió otra cosa.
Obama usaba camisas y corbatas similares para no perder el tiempo en esas decisiones. Hasta en eso ahorraba tiempo. AMLO lo desperdicia, como si su sexenio fuera eterno.
En los seis días de esta semana llevamos acumulados 4,190 muertos y 40,812 nuevos casos de Covid-19. Esto según datos oficiales. Sabemos que son muchos más, pero quedémonos con las cifras del gobierno. El coronavirus es ya la principal causa de muerte en el país. 2.4 veces los homicidios dolosos hasta el mes de junio. Argentina, con una población de 44 millones, frente a los 130 millones de México, lleva 2,893 muertos. Nosotros 43,374. Colombia, con una población de 49 millones, lleva 7,975 fallecidos.
Según datos del INEGI, la economía se desplomó en un 21.6 por ciento en mayo de este año, y acumula 13 meses de bajada. Hay 15.7 millones de mexicanos que se quedaron sin trabajo por el impacto de la pandemia. En uno de cada tres hogares mexicanos, alguno de sus integrantes perdió el empleo.
Uno supondría que los muertos y la recesión económica ocuparían el tiempo del jefe del Ejecutivo. No es así. En sus mañaneras de esta semana, AMLO le dedicó más tiempo a la rifa del avión que a la pandemia. Le parece más valiosa la imagen del Ejecutivo volando en vuelo comercial, que el tiempo perdido por no usar el avión presidencial. Los presidentes trabajan, y hasta reuniones de gabinete tienen, mientras vuelan.
AMLO gasta su tiempo haciendo una gira para supervisar obras en un estado como Oaxaca donde la pandemia va empeorando y su presencia estorba para mantener el confinamiento. ¿Por qué no se queda en su oficina a planear la mejor estrategia para contener la pandemia y conducir la economía?
No hay en este gobierno un jefe de oficina que cuide el tiempo del Presidente. AMLO es su propio jefe de oficina, su secretario de Comunicaciones, todo. Decide de acuerdo con su entender, desde militarizar los puertos, hasta si es conveniente un trueque de insumos médicos como parte del pago por el avión presidencial. Los problemas se siguen acumulando porque se atienden de forma superficial y la realidad es más complicada de lo que se imaginaba. El Presidente trata de ir adelante de la ola mediática en su incesante presencia pública. Ahora tendrá el caso Lozoya como eje del debate en los medios de comunicación.
López-Gatell, quien aprende rápido de su jefe, dedica ahora mucho tiempo hablando de la perniciosa alimentación de los mexicanos. Lo debería de gastar tratando de enderezar su fallida estrategia contra la pandemia. Sin negar la importancia de una alimentación más sana, hoy en nada va a ayudar en la trayectoria de la epidemia que los mexicanos consuman menos refrescos. Los datos comparados de muertos por Covid-19 con otros países con incidencia mayor en diabetes que los mexicanos muestran que es un mero distractor. Según datos de la Federación Internacional de Diabetes, Arabia Saudita y Paquistán tienen mayor prevalencia de diabetes que México. Alemania está como México. Los tres tienen muchos menos decesos por Covid-19 por cada millón de habitantes que nosotros.
AMLO, en su eterna fuga de la realidad, dijo este viernes que "la pandemia está perdiendo fuerza poco a poco". Un nuevo error. Hasta algunos de los países que se desconfinaron con una curva de contagios claramente a la baja están teniendo rebrotes. El incremento de contagios y muertos aquí será muy grave.
El gobierno debería estar usando todo su tiempo en evitarlo. Nada le haría más daño a la economía que un nuevo confinamiento. Irónicamente también a su popularidad. Pero AMLO usa su tiempo en lo que es su prioridad hoy: la elección del 2021.
@carloselizondom
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