7 ago 2022

Revela Castañón su 'fábrica de libros'

Revela Castañón su 'fábrica de libros'

Adolfo Castañón abrió a los lectores de REFORMA las puertas de su estudio, que él llama la "fábrica de libros". Foto: Elizabeth Ruiz

Francisco Morales V.


Reforma, Cd. de México (07 agosto 2022).- Se trata de un departamento modesto en una unidad habitacional al sur de la Ciudad de México, pero Adolfo Castañón lo llama, con gran tino, "la fábrica de libros".

La materia prima de un libro, como sabe el poeta y editor mejor que la mayoría, son otros libros anteriores. Por eso ahí, en ese reducido -pero bien aprovechado- espacio, cientos de ellos pueblan el lugar.

El suelo de una habitación, por ejemplo, está ocupado por la obra completa de Pedro Henríquez Ureña. Un mueble entero en otro cuarto, retacado y con volúmenes en doble fila, lo habitan Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Jorge Cuesta y las iconografías del Fondo de Cultura Económica (FCE).

Ningún otro librero, sin embargo, se mira tan pletórico de ejemplares como el que fue situado, intencionalmente, en el mero centro de la sala, y está dedicado a un autor que Castañón, como ha escrito en varios sitios, considera una literatura completa por sí mismo.

"Aquí está todo Alfonso Reyes. Y cuando digo 'todo', es todo, ¿eh?", explica en un tour guiado por su fábrica que, tan sólo con poner un pie adentro, se antoja inevitable.

Un 'hacendado' literario

Este lunes, 8 de agosto, Castañón llega a los 70 años como uno de los más entrañables hacedores de libros que han nacido en México.

Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor icónico del FCE y Siglo XXI Editores, además de productor de la serie Los maestros detrás de las ideas para TV UNAM, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y ganador del Premio Nacional de Artes y Literatura 2020, Castañón pareciera no haber dejado intocada ningún área del quehacer literario.

Con su infaltable saco de pana, corbata y chaleco, la melena blanca y la barba despreocupadamente arregladas, el autor y editor de más de un centenar de volúmenes habla sobre sus libros con un humor espléndido y la amabilidad por la que es reconocido.

En ese departamento en Copilco, una de las tres bibliotecas que resguarda con esmero -"soy una suerte de terrateniente urbano", dice sobre su hacienda librera-, quedan cifrados los empeños de una vida.

"Tengo el privilegio de ser una especie de 'francotirador de la investigación', que ha andado cruzando fronteras y ha andado explorando territorios con una gran libertad", explica, siempre con una metáfora a la mano.

Con jiribilla alfonsina

Cuando Castañón pone el ojo en un libro que se le ocurre, ahí mismo pone la bala, con la paciencia de quien entiende bien que, del manuscrito a la imprenta, pueden pasar varios años.

"Uno sale a la calle y no sabe si va a regresar, y uno escribe un libro, se lo da al editor, pero tampoco sabe cuándo va a salir el libro", pondera.

Así pasó, por ejemplo, con Alfonso Reyes en una nuez (El Colegio Nacional), el libro que presume antes que cualquier otro y en el que, con una minuciosidad producto del cariño genuino, presenta el índice consolidado de nombres propios, personajes y títulos de la obra completa del titán regiomontano.

"Yo los llamo 'libros abrelatas', porque yo le doy a usted este libro y ya usted podrá hacer su propia cocina", explica.

Actualmente, en su fábrica, prepara un nuevo volumen con el mismo tipo de índice, pero ahora para los diarios de Reyes, en una labor inagotable de fidelidad hacia el escritor.

Que en todo el departamento no se exhiba en un sitio protagónico ningún libro firmado por Castañón dice mucho sobre su vocación. En este año, cuando cumple 70, su propio libro abrelatas, el que presenta su producción completa, hace un guiño a uno de sus escritores tutelares.

"Yo como que me he dilapidado la herencia de Alfonso Reyes, incluso este libro hasta en el título trae la jiribilla de Reyes, la jiribilla alfonsina'", expone.

En una nuez: guía de mis libros (1977-2022) reúne en 270 páginas los títulos e índices de todos los libros que ha escrito y editado.

Publicado por Bonilla Artigas, el volumen da cuenta de sus libros de poesía, narración y aforismos, de ensayos, sus traducciones, antologías y ediciones, y algunos de los cientos de artículos que ha escrito para publicaciones de diversos países.

"Por una parte, me da un poco de asombro la energía que se fue aplicando en distintos momentos, en distintos lados, que pudo hacer una construcción como ésta. Y no sólo eso, sino la idea de que hay que organizar esta construcción y darle forma", apunta.

Catálogo de autor

En ese libro, Castañón ha podido utilizar su conocimiento de organización bibliográfica hacia su propia obra, en un título que juzga un tanto inédito en la tradición cultural mexicana.

"Hasta donde sé, sólo los historiadores como Silvio Zavala o Eduardo Matos (Moctezuma) hicieron un intento de bibliografía propia, y este gesto de, digamos, audacia, es un gesto que también tiene una carga didáctica, de 'miren todo lo que yo he hecho', pero no sólo lo que yo he hecho, sino cómo lo voy presentando", reflexiona.

Ahí aparecen desde su primer libro de narración y poesía, Fuera del aire (1977), hasta un libro inédito de ensayos sobre uno de sus autores de cabecera, George Steiner: Lectura y catarsis. Doce papeles y una bibliografía.

También, desde luego, libros emblemáticos de su producción literaria, como Viaje a México. Ensayos, crónicas y retratos, por el que ganó el Premio Xavier Villaurrutia 2008, o Grano de sal y otros cristales (2017), donde vierte su amor por la gastronomía.

"Eso también habla de la riqueza de una vida, que yo he tenido la fortuna de ser disperso, pero, de alguna manera, organizado", cavila, con un enunciado que adquiere su forma material en el desorden organizado del estudio desde el que habla.

"Eso tiene que ver también con un valor, que es el del equilibrio, que uno tiene que tener equilibrio para poder no pasarse de la raya. Creo que eso es muy importante y en México a veces somos muy desmesurados; creo que En una nuez... es un ejercicio de mesura, desde mi punto de vista", abunda.

Eco entre colegas

Este lunes, a las 18:00 horas, en la Librería Bonilla (Miguel Ángel de Quevedo 477, Coyoacán) será presentado un nuevo título, 14 voces para saludar los 70 años de Adolfo Castañón, que acompaña la travesía literaria que se despliega en el libro catálogo de su autor.

"Es, en cierto modo, un testimonio de que este libro (En una nuez...) ha tenido también consecuencias hacia afuera", celebra.

Autores y editores que han acompañado a Castañón, como Malva Flores, Sebastián Pineda, Cristina Villa, Mirna del Carmen Martínez y David Noria muestran el magisterio del bibliófilo sobre su grupo de amigos y colaboradores.

"Me dan idea de que el catálogo de una guía no es un catálogo solipsista, sino que es un catálogo que produce una suerte de ciudad de la conversación. El libro de las 14 voces para mí es una cosa muy conmovedora porque resulta que yo me veo al espejo y, de pronto, la imagen que está en el espejo empieza a cobrar forma y a caminar ella misma y a tener vida propia", apunta.

Desde su fábrica de libros, Castañón no para de trabajar, como lo hace actualmente con el índice consolidado de nombres propios en la obra completa de Octavio Paz -a quien también le destinó un librero completo del estudio- y con el volumen Corrientes alternas, Antología de verso y prosa, que la Real Academia Española y la AML publicarán sobre el Nobel mexicano.

Bromista y de buenas, el poeta de 70 años no da señales de detenerse nunca.

Congelar el tiempo

Entre los estantes llenos y los montículos de libros de su departamento, Castañón conserva también un emblema del paso del tiempo: un robusto refrigerador café, de la marca IEM Westinghouse, fabricado en 1951, que todavía opera de maravilla.

Mayor que Castañón por un año, el refrigerador ha guardado en su interior champaña para amigos poetas, comida de bebé y, según explica el escritor, libros y revistas que ha considerado infecciosos.

El aparato es, también, objeto de un texto reciente, titulado "IEM Westinghouse, 1951" que aparecerá este año en una nueva edición de la poesía completa del autor, La campana del tiempo.

De este poema dedicado a su "hermano mayor", Castañón comparte un fragmento a los lectores de REFORMA.

IEM sigue ahí impasible

como un centinela

que ve pasar glaciaciones.

Tiene casi setenta años.

Nunca se ha descompuesto

Hielos y más

hielos.

Alguna vez

he llegado a guardar

en sus frígidos

adentros

libros y revistas.

considerados infecciosos

Otras veces ha servido

para enterrar libros ardientes

de poemas que sólo podían

ser leídos bañados en

Champágne-

o bien

verdes pasteles sospechosos

o comida para bebés

Ha llegado la hora

de hacer el testamento

No sé a quien dejarle

ese refrigerador

IEM Westinghouse

1951

coetáneo de las Naciones Unidas

y de la explosión atómica

seguramente

seguirá enfriando

después de que me enfríe.

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