1 dic 2006

El Padre Roqueñí


Notas y comentarios en la Prensa sobre el deceso de Antonio Roqueñí.La Jornada, 30 de noviembre de 2006
El cardenal Rivera Carrera le quitó cargos en la curia
Murió Antonio Roqueñí, un sacerdote crítico de la IglesiaALMA E. MUÑOZ, reportera.
Ayer por la mañana falleció Antonio Roqueñí, uno de los sacerdotes más críticos de la Iglesia católica y quien, entre otras causas, fue representante legal de los primeros denunciantes del padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, ante el Vaticano.Roqueñí fue apoderado legal de la arquidiócesis de México, bajo la dirección del cardenal Ernesto Corripio Ahumada ­con quien tuvo una cercanía muy estrecha­ además de ser por 20 años juez del tribunal eclesiástico.
Entre sus acciones destaca que el 4 de junio de 1994, junto con el ex rector de la Universidad Iberoamericana, Enrique González Torres, pidió al entonces nuncio apostólico, Girolamo Prigione, su renuncia por considerar que estaba interviniendo de manera indebida en el conflicto de Chiapas. El diplomático quería la renuncia de quien en ese momento era el obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García.

También al lado de González Torres pidió, a finales de 1992, el registro como Asociación Religiosa de la Arquidiócesis de México, después de las reformas constitucionales al artículo 130, que dieron personalidad jurídica a las iglesias. Asimismo, fue el encargado de la primera visita que en 1979 realizó el papa Juan Pablo II a México.Fred Alvarez, especialista en asuntos religiosos, definió a Roqueñí, en entrevista, como un "hombre valiente que se enfrentó a la jerarquía católica. Empezó a morir cuando al llegar Norberto Rivera Carrera a la arquidiócesis de México, le quitaron el trabajo que más había gozado en su vida: ser juez del tribunal eclesiástico".
Su cuerpo es velado en la agencia Gayosso de Félix Cuevas, donde José Barba, una de las víctimas de Maciel, elogió el impulso de Roqueñí, al señalar que "no cualquiera se hubiera enfrentado al poderío de Maciel", pues aunque estaba impedido de llevar el caso a los tribunales, no obstante ser abogado por la Universidad Nacional Autónoma de México, estuvo trabajando con Marta Wegan, canonista austriaca que representa a los denunciantes del fundador de los Legionarios de Cristo.
Después de la llegada del hoy cardenal Rivera Carrera a la arquidiócesis, Antonio Roqueñí perdió cargos o responsabilidad alguna dentro de la curia, dedicándose a ser solamente capellán en un hospital privado.
Ultimamente se desempeñaba como asesor en el Montepío Luz Saviñon.
Falleció a los 72 años de edad a causa de enfisema pulmonar. Hoy, sus restos serán cremados y probablemente trasladados a Pachuca, Hidalgo, de donde era originario.
Una nota de Marugenia Jiménez hace su perfil.
Milenio Diario, 30 de noviembre de 2006
  • El sacerdote fue asesor de los legionarios que denunciaron a Maciel; bautizó al "club de Roma".
  • Fallece Antonio Roqueñí Ornelas
  • Desafió el autoritarismo del ex nuncio apostólico Girolamo Prigione.
  • Era crítico de la jerarquía católica, principalmente de Norberto Rivera.
El sacerdote Antonio Roqueñí Ornelas, quien le solicitó al ex nuncio apostólico Girolamo Prigione se fuera del país a nombre del pueblo mexicano y entregó ante el Vaticano la denuncia de los abusos sexuales cometidos por el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, falleció ayer víctima de un efisema pulmonar a los 72 años.
Crítico del proceder de la jerarquía católica, Roqueñí acuñó en 2000 la frase “club de Roma” para identificar a un grupo de prelados, como los cardenales Juan Sandoval Íñiguez y Norberto Rivera Carrera, y el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, quienes eran protegidos del ex secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano.
Roqueñí nació el 11 de septiembre de 1934 en Tlalpan, Distrito Federal, y fue el mayor de 14 hermanos, de los que sobreviven diez.Uno de ellos, Gabriel, en entrevista con MILENIO, señaló que su hermano realizó estudios en el colegio de la Santa Cruz en Roma, el cual pertenece al Opus Dei, prelatura que posteriormente abandonó.Al concluir su carrera sacerdotal permaneció unos años en España y posteriormente regresó a México, primero a Monterrey y después se integró a la Arquidiócesis de México, bajo el mandato del cardenal Ernesto Corripio Ahumada, quien lo designó encargado de la relación iglesia-gobierno en los 80, integrando el equipo jurídico de la Iglesia durante las reformas constitucionales de 1992 con el ex presidente Carlos Salinas.
Corripio Ahumada lo promovió como presidente del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de México, cargo que ocupó casi dos décadas.
- Claves
Multifacético
• Participó activamente en la ayuda que se brindó a los damnificados del terremoto de 1985 en la Ciudad de México. creando junto con el sacerdote jesuita Enrique González Torres un fideicomiso de ayuda.
• Roqueñí, después de abandonar al Opus Dei, se integró a la Arquidiócesis de México como sacerdote diocesano. Era doctor en Filosofía, Derecho Canónico, estudios que realizó en Roma y Derecho Civil, el cual estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde fue compañero del priista Manuel Bartlett y del magistrado Mariano Azuela.
• Siempre fue considerado pieza clave del clero, aunque no fue obispo; además de las reformas constituciones para otorgarle reconocimiento jurídico a las iglesias, participó en el Grupo San Ángel e integró el grupo sobre religión en la transición del gobierno foxista en 2000.
México • Eugenia Jiménez, reportera.
Agencia APRO-Proceso.
  • Murió el sacerdote Antonio Roqueñí, crítico de la Iglesia católica.
Rodrigo Vera, reportero.
México, D.F., 30 de noviembre (apro).- El sacerdote Antonio Roqueñí Ornelas, uno de los principales especialistas en derecho canónico del país y uno de las voces más críticas de la Iglesia católica, falleció ayer, a los 72 años de edad, víctima de enfisema pulmonar.
Roqueñí siempre puso sus conocimientos de derecho canónico al servicio de las víctimas y perseguidos de la jerarquía eclesiástica, lo cual le creó fuertes enemistades al interior de la Iglesia.
“El principal mérito del padre Roqueñí fue su valentía para señalar los abusos no sólo de la jerarquía mexicana, sino también de la curia vaticana. Fue un verdadero ombudsman eclesiástico”, considera Fred Álvarez, especialista en asuntos religiosos.
Y señala que Roqueñí llegó a enfrentarse inclusive con Joseph Ratzinger, antes de que éste se convirtiera en el Papa Benedicto XVI, cuando todavía estaba a cargo de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe e intentaba sancionar a religiosos mexicanos por cuestiones doctrinales.
“No hay ningún otro sacerdote en el país que haya tenido esa valentía. Fue crítico de la Iglesia, perteneciendo a ella. Siempre vivió al límite”, agrega Fred Álvarez.
Una de las últimas defensas canónicas del padre Roqueñí fue la que hizo a las víctimas del padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
Anteriormente, en los años 90, Roqueñí defendió al entonces obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, quien en ese tiempo tenía serias acusaciones en el Vaticano por supuestos desvíos pastorales y teológicos.
Esas acusaciones contra Samuel Ruiz provenían, sobre todo, del entonces Nuncio apostólico en México, Jerónimo Prigione, quien a toda costa quería removerlo de San Cristóbal de las Casas, durante el conflicto chiapaneco.
En 1994, y a nombre de un sector del clero, Roqueñí acudió a la nunciatura apostólica para decirle personalmente a Prigione que era una persona ´non grata´ y que lo mejor era que abandonara el país.
Roqueñí también jugó un papel clave en las reformas constitucionales que dieron personalidad jurídica a las Iglesias, aunque siempre consideró que dichas reformas -implementadas en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari- “quedaron cortas”.
El sacerdote estudió primero derecho en la UNAM, en los años cincuentas, donde fue compañero de estudios de Manuel Bartlett, exsecretario de Gobernación, y del ministro Mariano Azuela. Se doctoró en derecho en la Universidad de Navarra, España.
El derecho canónico lo estudió en Roma. En esa disciplina obtuvo su doctorado en la Universidad Pontificia de Santo Tomás.
Roqueñí fue presidente del Tribunal Eclesiástico de la arquidiócesis de México cuando el cardenal Ernesto Corripio Ahumada estaba al frente de esa circunscripción eclesiástica.
En sus últimos días, Roqueñí asesoraba a congregaciones religiosas, así como al Montepío Luz Savignon.
Columna Plaza Pública de Miguel Angel Granados Chapa en Reforma, 1 de diciembre de 2006
Cajón de Sastre
Murió don Antonio Roqueñí Ornelas, nacido en Tlalpan, DF, de familia hidalguense, el 11 de septiembre de 1934. Se ordenó sacerdote en Madrid el 11 de agosto de 1963. Antes se había graduado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional y se convirtió en un experto canonista, si bien nunca abandonó su trabajo pastoral. Fue miembro del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de México y su representante legal. Obtuvo el registro de la misma conforme a la Ley de Asociaciones Religiosas. Hombre sabio y justo, humoroso y decidido, no pocas veces combatió abiertamente vicios que lastran a la Iglesia católica de la que jamás se apartó. Se opuso al injerencismo del nuncio Prigione en los asuntos propios de la Iglesia en México y apoyó jurídica y espiritualmente las denuncias de las primeras víctimas de Marcial Maciel que resolvieron descubrir el abuso de que fueron objeto. En fechas recientes era capellán en un hospital y colaboraba con la Fundación y el Montepío Luz Saviñón, instituciones de asistencia privada.
Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com

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