Fidel Castro esta enfermo. Padece un tumor gástrico maligno, además del mal de parkinson y su situación es peor de la que oficialmente se dice.
Así lo confirmo el sábado 5 de julio el periodista Kennedy Alencar en el diario brasileño Folha de Sao Paulo citando a autoridades cubanas que se pusieron en contacto con el gobierno de Brasilia.
Y claro el gobierno brasileño ha desmentido la información publicada, sin embargo el periodista mantiene su versión en una carta enviada al diario el domingo 6. (véase http://www1.folha.uol.com.br/folha/mundo/ult94u98657.shtml y http://www1.folha.uol.com.br/folha/mundo/ult94u98668.shtml)
Y es realmente su verdadero estado de salud y su paradero son una incógnita Y es que desde el segundo comunicado del día 1 de agosto, no se ha emitido ningún parte médico ni se ha divulgado ninguna información oficial sobre el estado de salud.
Por lo que la era Fidel termino, y si regresa será en un papel testimonial. Muy parecido por cierto al que tuvo el Papa Juan Pablo II, cuando el que gobernó realmente fue su secretario de Estado Ángelo Sodano.
Para Álvaro Vargas Llosa la cuestión fundamental en Cuba es sí Raúl Castro está en condiciones de perpetuar al régimen comunista, o sí los políticos, los ideólogos del Partido Comunista y los militares – y las facciones dentro de cada grupo – iniciarán una lucha de poder.
El comunicado mediante el cual le traspasó el poder a su hermano, Fidel Castro puso tres instituciones bajo el control de Raúl; el Partido Comunista, el Consejo de Estado y las fuerzas armadas son las que, en el vacío que probablemente sobrevendrá al ocaso del mesiánico liderazgo de cinco décadas de Castro, podrían librar un conflicto abierto.
William Rattliff, Investigador Asociado en la Hoover Institution de la universidad de Stanford escribió el año pasado un ensayo de lo que probablemente haga la élite gobernante en la época posterior a Fidel Castro.
La primera pregunta que se hace es ¿cómo actuarán los líderes después de Fidel? Y Rattliff responde que el actual autoritarismo unipersonal terminará ya que simplemente no hay "sustituto de él". Por lo que el sucesor -en este caso Raúl- tendrá necesariamente que hacer de inmediato dos tareas urgentes, a saber: asegurar la estabilidad y mejorar la situación económica. Sino lo hace, se enfrentará inmediatamente dos amenazas: la inquietud social y un golpe militar.
Pero, la ventaja de Raúl es que tiene el control de las FARC y al parecer le son leales. Y es que el hermano menor ha sido con mucho el ministro de defensa que se ha mantenido en el puesto durante más tiempo que nadie en el mundo. Además de que las FARC a diferencia del Partido comunista, ha hecho pocas purgas.
¡Y no es poca cosa! Hasta antes del 321 de julio Raúl y cinco generales más se contaban entre los 23 miembros del Politburó del Partido Comunista.
Y por más críticas que hagan a Raúl su gobierno será más pragmático que el régimen de Fidel, pero -dice Rattliff- no se moverá inmediata y decisivamente en la dirección de la democracia liberal como muchos quisiéramos y por más que la mayoría de cubanos en el extranjero (y muchos en la isla) querrían ver ese avance.
Pero finalmente, por su escasa salud, edad y falta de carisma, un gobierno dirigido por él solo podría ser transicional. Que dure poco tiempo.
Brian Latell ex responsable del área de América Latina de 1990 a 1994 en la Agencia Central de Inteligencia e investigador de la trayectoria de Fidel desde principios de la década de los sesenta, expone los pros y contras de Raúl Castro como heredero del poder en Cuba después de Fidel.
Dice Latell que la permanencia de Raúl al frente del gobierno de Cuba, no tiene que ver con una falta de apoyo dentro del régimen, ya que el hermano de Fidel cuenta con el respaldo incondicional de “sus amigos”, los jefes militares de las fuerzas armadas. El problema, dice, es su personalidad.
En entrevista con la revista Proceso explica: que “a Raúl le falta experiencia en el manejo de crisis, crisis internas, crisis internacionales y políticas. Raúl lo entiende perfectamente bien; también entiende que no tiene el carisma de Fidel; no es muy simpático, pero él lo entiende”. Y añade: “La gente cubana se siente incómoda con Raúl, le tiene miedo; la mayoría de los cubanos percibe a Raúl como Raúl El Terrible”.
Además que esta presente su problema de alcoholismo. El académico describe a Raúl como un “estalinista”, y un “no reformista.
Pero quien sabe: una cosa es Raúl el II de abordó y otra el número uno. La gente cambia.
Jorge castañeda en un articulo para el periódico Reforma (¿El padrino en Cuba?) dice, citando a Latell, que Raúl tiene varios defectos, entre ellos el alcoholismo, pero puede “cambiar también radicalmente: en lugar de ser Raúl el "terrible", puede surgir Raúl el compasivo, de los contactos de las FAR con militares de EE UU, de la eficiencia económica en las empresas del Ejército, con una actitud más tolerante frente a las alternativas de Cuba, en una palabra, el reformador, aunque nada democrático, del postfidelismo.”
El kibro de Brian Latell; After Fidel: The Inside Story of Castro's Regime and Cuba's Next Leader, Ed. Palgrave MacMillan, Nueva York, 2005 (Después de Fidel: la historia íntima del régimen de Castro y el próximo líder) ha generado una profunda polémica.
En una entrevista a la agencia Efe Latell, preguntado si es posible que, tras la muerte de Castro, se produzca un aumento de la represión en Cuba y se declare la ley marcial, responde: "Es muy posible que se sucedan manifestaciones populares a favor de un cambio". "La generación más joven - argumenta- está especialmente alienada y marginada", y se encuentra "ansiosa de un cambio liberador" que ponga punto final a un "gobierno de características dictatoriales".
Muchos cubanos "podría echarse a la calle en demanda de una vida mejor", y, en el caso de que esto suceda, el "régimen sucesor podría utilizar a la policía civil y a los agentes encubiertos" para disolver las protestas, o incluso recurrir a "la fuerza militar".
A su juicio, "es imposible prever cuánto tiempo Raúl Castro preservará el poder", además de que "no ha sido probado todavía como máximo dirigente".
¿Qué sucedería -se pregunta Latell- si se halla borracho en el momento de tener que enfrentarse a su primera crisis interna?" No obstante, dijo, el "régimen sucesor" iniciará un "proceso gradual de transformación", dado que Raúl discrepa de "muchas de las políticas y prioridades" desarrolladas por Fidel.
Latell sostiene al igual que Rattliff que la clave de la permanencia del gobierno de Raúl será su relación con los generales y la gran prueba de fuego para un gobierno cubano en manos de Raúl sería sobrevivir a una etapa de crisis de corto tiempo para canalizar las reacciones tanto del pueblo cubano como de la comunidad internacional, en especial del exilio cubano en EE UU y del gobierno de ese país.
Por lo que -reitero-, es poco probable que Fidel Castro vuelva a tomar la presidencia.
¡La transición cubana ha comenzado ya!
En tanto, Washington esta pendiente y listo para la "transición hacia una Cuba libre".
El estado de salud de Fidel Castro es "un secreto de Estado". Pero el hermetismo eficaz de las autoridades cubanas lleva precisamente a la proliferación de rumores tanto en Cuba como en el extranjero.
Y bueno, en los regímenes totalitarios, la salud del líder supremo, más que un secreto de Estado, es un instrumento de dominio. Históricamente, los gobernantes comunistas gozaron siempre de una excelente salud hasta el mismo día de su muerte.
Y bueno todos sabemos que los festejos de cumpleaños de Fidel fueron cancelados... más bien pospuestos.
El Comandante en Jefe cumple 80 años de edad este domingo 13 de agosto. Y lástima, porque el presidente de Bolivia, Evo Morales, había anunciado que entregaría a Fidel un pastel de harina de hoja de coca.
Será para otra ocasión.
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